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Estado español :: 28/05/2020

La Covid 19 también acelera la cisis del régimen del 78

Izquierda Castellana
Las colas del hambre aumentan por miles cada día, l@s trabajadores/as se van al paro por decenas de miles, y la gestión de la pandemia se convierte en un desastre mayor

Estamos asistiendo a la puesta en escena de una auténtica farsa correspondiente al final de ciclo de la II Restauración Borbónica, comparable por su irracionalidad con lo ocurrido durante la breve existencia de la República de Saló.(*)

Parece que los diferentes grupos parlamentarios del Régimen y sus medios afines hubieran entrado en un concurso para ver quien dice y/o hace mayores insensateces. La conversación tabernaria del miércoles 27 entre el excelentísimo Sr. Vicepresidente Segundo del Gobierno y su Señoría la Portavoz del Partido Popular, es difícil de superar por la demagogia y el absurdo de sus contenidos.

El señorito de Galapagar afeando a la señora Álvarez de Toledo por su marquesado, cosa que seguramente envidia viendo su trayectoria; y la señora marquesa invocando el pasado “terrorista” del padre del vicepresidente, cosa que por cierto nadie conocía ni ha demostrado.

Mientras tanto, las colas del hambre aumentan por miles cada día, l@s trabajadores/as se van al paro por decenas de miles, y la gestión de la pandemia cada día que pasa se convierte en un desastre mayor. Todo vale con tal de no hablar de lo importante, de lo que realmente está ocurriendo, que no es ni más ni menos que la liquidación de lo poco que quedaba de este país.

¿Si estamos en un Estado de Derecho por qué están tan preocupados por el procesamiento del Delegado del Gobierno en Madrid?

Nos resulta sorprendente la histeria que le ha entrado al Ministro del Interior y al Gobierno porque hayan iniciado un proceso judicial contra el actual Delegado del Gobierno en Madrid, que posiblemente en las próximas semanas se extienda a otros representantes institucionales por su gestión en la pandemia. ¿Pero no vivíamos en un Estado de Derecho con todas las garantías? ¿A qué temen entonces? Esas afirmaciones las han hecho siempre ante los diferentes juicios políticos que ha habido durante todos los años que lleva en vigor el actual Régimen; se cansaron de repetirlo durante el juicio del Procés. ¿Por qué no repiten ahora la misma reflexión y se van tranquilamente a dormir? ¿No será que quizás saben perfectamente, empezando por el Sr. Grande-Marlaska, antiguo juez de la Audiencia Nacional, que lo del Estado de Derecho con todas las garantías es pura palabrería y por eso están de los nervios? Ya era hora de que fueran probando de su propia medicina. En cualquier caso estamos seguros de que nada grave les va a ocurrir a los procesados del Gobierno.

La pandemia de la covid-19 es un drama y la crisis socio-económica en que se enmarca un autentifica tragedia.

El Gobierno, para justificar su cadena de errores con un alto coste en vidas humanas y en repercusiones sociales y económicas, aduce que nadie sabía nada de lo que se venía encima. Eso es una auténtica falsedad. Desde enero China y la OMS venían avisando de la gravedad de lo que se había iniciado, pero no quisieron escuchar, estaban aferrados a la expectativa de que la nueva epidemia iba a afectar sustancialmente a China y que de ello se iba a derivar un significativo debilitamiento de su régimen, incluso hasta hacerlo caer.

En enero de 2020 IzCa publicó su primera editorial sobre la Covid-19, a las que siguieron al menos otras siete, en las que se reflexionaba sobre el gran riesgo que supondría la extensión, casi segura, de la pandemia y algunas de las líneas de trabajo para limitarla.

Actualmente estamos en una nueva fase de la pandemia, pero todos los indicios nos indican que se van a cometer similares errores a los cometidos en la primera etapa. Nos referimos especialmente a dos campos que van a tener especial importancia: el de la posibilidad de una nueva oleada de la epidemia y el de la vacuna.

Con respecto a la primera cuestión, se está trasladando a la opinión pública la alta improbabilidad de que haya una segunda onda epidémica, y eso es una auténtica barbaridad. Nadie está en condiciones de afirmar hoy por hoy ni una cosa ni la contraria, pero por una simple cuestión de prudencia hay que estar preparad@s para que tal eventualidad (la de la una segunda ola epidémica) ocurra.

En cuanto a la segunda cuestión, la de la vacuna contra la Covid-19, los pasos que está dando el Gobierno español son simplemente demenciales. En estos momentos a nivel mundial hay ocho proyectos de vacuna contra la Covid-19 en situación de ensayos clínicos en Fase II, en su mayoría chinos o estadounidenses. Probablemente China y EEUU sean los primeros en tener una vacuna en condiciones de ser distribuida de forma masiva, pero la filosofía que inspira a los proyectos de cada uno de esos dos países son muy diferentes. Los chinos, al menos eso es lo que dicen, conciben sus vacunas como una aportación a la salud de la humanidad sin pretensiones mercantiles. Los EEUU, por su parte, ponen claramente el acento en las ganancias que la vacuna puede traer consigo para sus multinacionales farmacéuticas. Los chinos tienen una fundamentación doctrinal similar en lo científico, en todos sus proyectos en fase II. Los de los EEUU son diversos.

El proyecto de vacuna que hasta ahora ha tenido una notoriedad mediática mayor y por la que el Gobierno está optando de una forma poco transparente pero clara, es la del Laboratorio Moderna (EEUU), por cierto también apoyada por Trump, que la plantea de forma indisimulada como un negocio. La revaloración en bolsa de la empresa Moderna ha aumentado en un 173% en lo que va de año; y algunos de sus dirigentes han hecho auténticas fortunas comprando y vendiendo en el plazo de 48 horas acciones por valor de millones de dólares, con una finalidad exclusivamente especulativa. Moderna, fundada en septiembre de 2010, tiene la reputación de ser un laboratorio poco transparente; pocos de sus trabajos fueron publicados en la literatura científica y ninguno fue revisado o validado científicamente. En 2016 Nature criticó a Moderna por no publicar ningún artículo revisado sobre su tecnología. En marzo de 2020 en una reunión en la Casa Blanca con la Administración Trump, recibieron 483 millones de dólares de subvención a cambio del compromiso de tener la vacuna lista en unos pocos meses. El Gobierno español negocia traer a España los ensayos de las fases II y III de la vacuna contra la Covid-19 a cambio del compromiso de adquirir un alto número de dosis. En el único ensayo clínico publicado sobre los resultados de la fase I de esa vacuna, solo 8 de las 45 personas que participaron en el ensayo desarrollaron anticuerpos.

Breve descripción del proceso que se sigue para la aprobación de una vacuna

Se podrían distinguir dos grandes etapas en el desarrollo y pruebas de una vacuna antes de ser utilizada en la población en general: la que se llama preclínica, que tiene a su vez dos fases, y la clínica, que tiene cuatro fases.

En la etapa preclínica, la I fase es de exploración: en ella se identifica los antígenos naturales o sintéticos, creados en laboratorio, que pueden servir de base a la vacuna que se pretende construir. La II fase, llamada propiamente preclínica, es en la que se investiga el comportamiento de ese antígeno seleccionado en tejidos vivos o en animales de laboratorio.

Una vez superadas esas dos fases preclínicas, se hace una solicitud de registro al organismo correspondiente para pasar a las fases clínicas, que son las siguientes, descritas de forma sintética:

– Fase I: involucra a un pequeño grupo de adultos, de 20 a 80. Sus metas son evaluar la seguridad de la vacuna, que no haya afectos adversos significativos y determinar la respuesta inmunológica. En esta primera fase la población del ensayo no se tiene que seleccionar de forma aleatoria, ni el ensayo tiene que ser ciego.

– Fase II: se involucra a un grupo más grande de personas, al menos varios cientos. Algunas pueden pertenecer a grupos de riesgo para la enfermedad de la que se trata de conseguir la vacuna. La población que participa en el ensayo ha de ser seleccionada de forma aleatoria y se debe de incluir a un grupo placebo (es decir, que a una parte de las personas que participan en el estudio no se le aplica la vacuna en ensayo sino un producto neutro, como por ejemplo suero). Las metas son evaluar su seguridad, capacidad inmunogénica, ajuste de dosis, programas de vacunación y métodos de planificación.

– Fase III: las vacunas que tienen éxito en la fase II se pasan a ensayos más grandes que involucran a miles o decenas de miles de personas. La selección de las personas que entran en esa fase de ensayo tiene que ser obligatoriamente de forma aleatoria y ha de ser a doble ciego, es decir, estas personas no saben si se les está poniendo la vacuna experimental o un producto neutro. Siempre hay que utilizar un placebo para comparar. Es muy importante esta fase por un conjunto de razones, pero una fundamental es que los efectos secundarios poco frecuentes, aunque sean graves, solo se observan cuando se desarrolla esta parte del ensayo. En su conjunto la fase III sirve para evaluar la eficacia de la vacuna experimental.

Una vez superada la fase III se puede ya autorizar oficialmente la producción y distribución de la vacuna, pero es fundamental que se mantenga el control de la fabricación, así como la vigilancia posterior una vez emitida la autorización oficial (VAERS). Estos procedimientos se enmarcan en lo que sería la fase IV del ensayo.

El movimiento antivacunas ha aumentado durante los últimos años y la OMS lo considera una de las principales amenazas a nuestra salud global. Los pediatras encuentran especial rechazo a las vacunaciones. La aparición de brotes de sarampión y tosferina en el mundo occidental tienen que ver con esa corriente de pensamiento que se enmarca en el incremento de la “filosofía de la irracionalidad”, por cierto tan asociada al ascenso del fascismo en lo político.

En 1955 la vacuna de la polio inactivada desarrollada por Jonas Salk fue un gran logro para la humanidad, especialmente para las niñas y niños. Fue declarada segura, potente y eficaz después de un ensayo, el mayor en EEUU en salud pública. La polio era una autentica tragedia. El éxito del ensayo presionó para que su uso se generalizara de forma inmediata. Cinco farmacéuticas recibieron la fórmula Salk y se les dejó fabricar la vacuna sin una supervisión adecuada. Una de las empresas, Cutter Laboratories, distribuyó una vacuna tan contaminada con poliovirus vivos que en 70.000 niños que la recibieron apareció un síndrome de debilidad muscular; 174 quedaron paralizados permanentemente y 10 fallecieron. Esa experiencia implicó una regulación más estricta del proceso de elaboración y distribución de las vacunas.

En 1976 apareció una cepa de gripe que recordaba a la de 1918. En aquel entonces era Presidente Gerald Ford, quien convocó a un grupo de “expertos“ que recomendó un programa de vacunaciones masivo apoyado por el Gobierno, programa mal concebido. El intento de vacunar a la población a gran velocidad fracasó en casi todos los aspectos. Las normas de seguridad se deterioraron y un fabricante produjo una cepa incorrecta. La vacuna se probó de forma no correcta en niños, que desarrollaron reacciones adversas en porcentajes inaceptables. En general, la respuesta inmune a la vacuna fue nula. Una vez más la presión, en ese caso política, condujo al desastre.

Estamos asistiendo a la “Guerra de las Vacunas” contra la Covid-19. Los yanquis, que tienen una gran tradición científica, han visto cómo en los últimos tiempos esta se ha deteriorado de forma más que significativa, en paralelo asistimos al ascenso de la capacidad de China. Por otro lado, los valores morales y humanos de China son muy superiores actualmente a los de la administración Trump.

Todo apunta a que el Gobierno español está cometiendo de nuevo un gravísimo error en la línea de trabajo con respecto a la pandemia, inclinándose por el peor de los bandos en esta “Guerra de las Vacunas”. Solamente la implicación sin complejos de la sociedad civil y de los profesionales de la Sanidad Pública podrá revertir esta cuestión. Simplemente hemos de estar a favor de la verdad científica, con ello el avance en el progreso está asegurado.

 Izquierda Castellana 28 de mayo de 2020

 

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