lahaine.org
Estado español :: 13/06/2005

La refundación comunista: una necesidad

Miembros de Corriente Roja en el PCE (Carlos Gutiérrez, Oscar Gallego, Ángeles Maestro, Pilar García, Miguel Cruz, y 20 firmas más)
No se puede desde el comunismo seguir con una política de entreguismo irredento y de adulación acrítica hacia las cúpulas burocráticas de los sindicatos mayoritarios.

"Los partidos políticos son el reflejo y la nomenclatura de las clases sociales. Surgen, se desarrollan, se descomponen y se renuevan según el modo como los diversos estratos de las clases sociales en lucha experimentan desplazamientos, de alcance histórico real, perciben el cambio radical de sus condiciones de existencia y desarrollo y toman mayor y más clara consciencia de sí mismos y de sus intereses vitales". (Antonio Gramsci. Cuadernos de la cárcel)

En un momento en el que está muy próxima la celebración del XVII Congreso del Partido Comunista de España, si realmente se pretendiese relanzar el partido, parecería lógico y más necesario que nunca para el futuro del proyecto comunista en nuestro país que todas las voces fuesen oídas y que todas las opiniones fuesen tenidas en cuenta. Pese a esto, nos encontramos con que la dirección del PCE censura, al peor estilo de tiempos que dice aborrecer, las opiniones y las aportaciones presentadas por miembros destacados de este partido, en concreto un documento firmado por cuatro componentes de su Comité Federal. ¿Cuál es su delito para ser tan injustamente censurados?. Bien, fundamentalmente, la respuesta es que estos camaradas son miembros de Corriente Roja y suscriben un documento en el que se propugna sin ningún tipo de ambages la necesidad de la ruptura de los comunistas con el proyecto de IU.

¿Por que es este un argumento inadmisible y que es censurado por la actual dirección del PCE?

La respuesta a esta pregunta y la clave del enigma es respondida, posiblemente de modo involuntario, en la aportación recientemente publicada por la Juventud Comunista de Asturias: "La apuesta por IU es importante porque da presencia institucional". En nuestra opinión la clave del análisis es la siguiente: Ambos grupos dirigentes, IU (Llamazares) y PCE (Frutos), saben que no existe espacio institucional para dos proyectos personales distintos que no tienen, si es que hay alguna, apenas diferencias de contenido político. El grupo que no dirige el proyecto que tiene representación institucional, Frutos, se plantea este Congreso como un modo de cohesionar y disciplinar férreamente sus huestes para prepararse para el asalto de la dirección de IU. Así de sencillo, no nos dejemos engañar. Un secretario general que tiene la rara habilidad de haber escrito un libro sobre el comunismo en el que lo único que tiene algo que ver con esta ideología es el título; en el que se apuntan meras consignas sin una definición clara de un programa útil para los trabajadores y en el que se asumen sin más falacias del pensamiento liberal-burgués como es su concepto de lo que es la democracia, no puede estar capacitado para dirigir ninguna renovación y mucho menos la refundación de algo que desconoce: el comunismo.

Nos encontramos, también, con una aportación que ha levantado polémica, que es valiosa en el campo de lo teórico, que sí ha sido tolerada y difundida por la dirección del PCE y que viene firmada por alguien que continúa siendo referente intelectual y moral para muchos comunistas honestos: Julio Anguita. Esta aportación tiene, como digo, interesantes reflexiones , entre ellas "ignora" a IU cuando se plantea qué hacer para abordar la refundación comunista. De todos modos hay algunas cosas que faltan y que consituyen, a nuestro juicio, clamorosos olvidos, con todos los respetos para Julio: hacer aportaciones ex-novo parece un poco chocante, su responsablidad en la actual situación debería haber merecido al menos algunas líneas. Decía Anguita con respecto a su gestión en IU: "responsabilidad; toda, culpa ninguna. La culpa es una estafa, es darse golpes de pecho para continuar haciendo lo mismo". Pues de acuerdo, lo mismo puede aplicarse a la situación del PCE: la dejación de funciones con respecto a IU, la falta de política propia, la falta de debate político, la inactividad de los órganos de dirección fueron lacras que se desarrollaron y cristalizaron también durante la época en que Anguita dirigía el partido. Todo esto aparte de la devastación orgánica, ha creado una serie de dinámicas internas a la propia estructura del partido imposibles de revertir, aunque hubiera intención de hacerlo, que no la hay.

Leyendo esta aportación tenemos la sensación de que esta elaborada por alguien que no conoce la situación real de la organización. Se plantean una serie de debates y unas propuestas que parecen ignorar la real situación de destrucción organizativa del PCE. La cancelación, llevada a cabo de modo científico y programado por parte de la dirección, del concepto de militancia comunista es su principal manifestación. La mayoría de los afiliados al partido mantiene un grado de compromiso asimilable con cualquier otro del arco institucional, PSOE p.ej. No nos parece serio volver a plantear, como ya se hizo en IU con rotundo fracaso, un cuestionario dirigido a toda la militancia que luego sería "estudiado" por el sanedrín de expertos de siempre que arrimará el ascua a su sardina y redactará unas conclusiones a mayor gloria de su "olímpica" altura intelectual. El partido comunista necesita una profunda refundación cultural y organizativa que no se soluciona con una encuesta a sus militantes. El partido debe ser expresión de la clase a la que representa, no solo de los que piensa un grupito de elegidos. Solo si conseguimos artícular un amplio bloque social que reconozca el comunismo como elemento emancipador, como algo que va a mejorar sus vidas, podremos decir que hemos comenzado a abordar la refundación del proyecto comunista en nuestro país con garantías de éxito.

La necesidad de la refundación

Si estamos de acuerdo con la definición de partido como expresión de las necesidades de una clase o de un bloque social alternativo, debemos sacar la conclusión de que no se puede abordar la refundación desde bases que tengan que ver con la nostalgia. Los cambios efectuados por una "revolución capitalista" que se ha desarrollado en el fecundo caldo de cultivo del hundimiento del llamado "socialismo real" y que ha sorprendido "cautivos y desarmados" ideológica y organizativamente a los PCs de Europa Occidental, han producido una auténtico proceso de deconstrucción de la clase. Esto anuncia un largo y concienzudo trabajo si realmente queremos levantar una propuesta comunista para el nuevo siglo, si queremos que el Partido Comunista vuelva a ser, como decia Gramsci, el instrumento y la forma histórica del proceso de liberación íntima por el cual el obrero pasa de ser ejecutor a ser iniciador, de ser masa a ser jefe y guía, de ser brazo a ser cerebro y voluntad.

La tarea presenta tintes prometéicos, este era el mito más querido por Marx: la historia de un titán que arrebata el fuego a los dioses y se lo entrega a los hombres, pero debemos de abordarla si queremos ser minimamente respetuosos y consecuentes con los miles de luchadores, traicionados hoy por direcciones cooptadas o conformistas, que durante la historia han dado lo mejor de sí mismos, incluídas sus vidas, por la emancipación de la humanidad, o lo que es para nosotros su sinónimo: el comunismo.

Solo la salida de la inmediatez institucional en la que viven encerradas las organizaciones que se reclaman del comunismo y que tiene su antecedente directo en varias interpretaciones aberrantes del unitarismo que tuvieron como sublimación el llamado eurocomunismo, teoría ajena al marxismo donde las haya, que olvida cual es la utilización, meramente instrumental, que para los comunistas debe tener la participación en las instituciones, puede ser el punto de partida para una recuperación de un proyecto comunista de futuro, a través de la implicación de los comunistas, de igual a igual, en el trabajo en la sociedad. Un claro ejemplo de institucionalismo pernicioso lo representa el caso IU-PCE, la expresión institucional, IU, tiene atenazado al partido comunista para el que representa un límite estructural e insalvable. Los que ahora dicen defender la recuperación del partido se encontrarán siempre con esta barrera infranqueable para ellos.

Elemento clave en el proceso de refundación, que llevaremos a cabo entre todos, pese a quién pese, será sin duda la recomposición de la clase y del movimiento obrero. Para abordar esa tarea es necesario seguir una línea absolutamente contraria a la que expresan los documentos oficiales para el próximo Congreso. No se puede desde el comunismo seguir con una política de entreguismo irredento y de adulación acrítica hacia las cúpulas burocráticas de unos sindicatos mayoritarios que cada vez representan, y negocian a la baja, los intereses de capas más reducidas numéricamente de la clase trabajadora. No se puede tampoco depositar una confianza ciega en supuestos sectores críticos, que en el caso de buena parte de su dirección, solo pretenden convertirse en el respetable ala izquierda de la burocracia.

Frente a esto, denuncia implacable e incansable de la burocracia y sus traiciones en cada momento en el que sea posible, apuesta por todas las experiencias, por modestas que sean, para construir un sindicalismo alternativo, democrático, combativo y de clase, respeto por aquellos sindicalistas honestos que quieren continuar dando la batalla en los sindicatos mayoritarios y estudio, en el sentido militante del término, de cuales son las condiciones actuales de los trabajadores, con especial incidencia en el fenómeno de la precariedad. Sólo conociendo cuales son los problemas y las aspiraciones de esta nueva clase obrera será posible dar un paso de gigante para que ella misma elabore, a través de la experiencia, su programa de emancipación social y que en este proceso de toma de conciencia, sea posible la reconstrucción de la herramienta, partido, que sirva para la aplicación del citado programa.

Los comunistas necesitamos una organización que haga de la praxis su bandera principal de actuación, una organización en la que la dinámica acción-reflexión adquiera un carácter verdaderamente dialéctico, una organización, en definitiva, que luche y trabaje para transformar la sociedad. Afirmamos esto desde la convicción de que la aspiración comunista permanece latente en amplias capas de la sociedad, lo hacemos también desde el convencimiento de que la forma de los PCs que conocimos durante el siglo XX es simplemente historia. Este es uno de los motivos principales por lo que estamos convencidos de que la actual dirección del PCE está incapacitada para llevar a cabo un proceso de refundación. Su proyecto ha caducado.

El momento es tan crítico que no podemos permitirnos reflexiones basadas en el idealismo o en las falsas esperanzas: "el Congreso del PCE debiera iniciar un proceso y elegir a una dirección más adecuada....". El movimiento se demuestra andando, la refundación comunista se ha iniciado ya, no basta con proclamarla, está implícita en todos los procesos de resistencia y de lucha que de un modo más o menos microfundado se desarrollan en nuestro Estado y en el resto del mundo. Algunos se verán arrollados por él, otros, esperemos, sabrán comprender y trabajar en el proceso. La lucha merece la pena, todos y todas estamos llamados a ella. Ser comunistas continua siendo lo más honesto en los inicios del siglo XXI.

www.corrienteroja.org


Con pedido de publicación en La Haine.
 

Este sitio web utiliza 'cookies'. Si continúas navegando estás dando tu consentimiento para la aceptación de las mencionadas 'cookies' y la aceptación de nuestra política de 'cookies'.
o

La Haine - Proyecto de desobediencia informativa, acción directa y revolución social

::  [ Acerca de La Haine ]    [ Nota legal ]    Creative Commons License ::

Principal