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Estado español :: 18/02/2013

La verdadera corrupción se escribe en el BOE y es legal. 10 ejemplos

Montesquieu
¿Cuántos observatorios, comites de expertos y asesores trabajan para ministerios, comunidades, ayuntamientos y partidos políticos a cargo del presupuesto?

Nos tienen muy entretenidos con algunos casos de corrupción muy escandalosos pero que no llegan a ser ni la punta del iceberg de lo que hay. La verdadera corrupción la padecen los españoles a diario en su cuenta corriente, si es que ya tienen.

La corrupción perfecta es aquella que nos pasa desapercibida pero se publica en el BOE o en algún otro boletín oficial. Es la que favorece a algunos intereses en detrimento de todos, la que sangra a los españoles en su vida diaria y la que ni se puede denunciar en los tribunales ni jamás llevará a nadie a la cárcel. Es la corrupción de un sistema pensado para los grandes intereses económicos y no para los ciudadanos, en el que lo que realmente importan son las cuentas de resultados de algunas grandes empresas, que no son precisamente las que más empleo crean, y que en la práctica, manejan los hilos de nuestra Política, sí, la que se escribe con mayúsculas.

Veamos los siguientes ejemplos:

El recibo de la luz para la clase media se ha duplicado en los últimos 5 años, bajo la excusa de un déficit tarifario que nadie entiende, y que carga de impuestos la electricidad. Alguien se está forrando. Curiosamente, muchos políticos acaban acomodados en los consejos de administración de esas empresas.
La aparente y engañosa competencia en la gasolina que hace que cuando el precio del petróleo baja, no baje, pero cuando sube, suba al instante. El precio de los combustibles es una forma de sangrar a los ciudadanos en impuestos y céntimos sanitarios y enfermizos, del que apenas se puede librar nadie.
Los impuestos han subido, pero el número de políticos subvencionados no disminuye.
Algunos bancos y cajas han quebrado, pero eso ni siquiera ha despeinado a los grandes banqueros de este país, que cada vez acumulan más riqueza y van a disfrutar de un oligopolio cada vez más monopolístico.
Los 22 millones de Bárcenas, con ser una gran cantidad de dinero, nada tienen que ver con los cientos de millones que tenía algún banquero y su familia, pero nadie habla de eso. Además, curiosamente, regularizan justo antes de ser acusados de delito fiscal.
Algún medio de comunicación que tanto brama contra unos, recibió de los otros una televisión, miles de suscripciones en organismos públicos y su grupo infinidad de créditos oficiales para exportar libros, a cargo de todos los contribuyentes. Aunque están en la ruina, ahí siguen, y en un añito se embolsan sus jefes decenas de millones de euros. Es obvio que atacan a quien no les favorece, pero otros medios hacen igual a la inversa.
Determinadas subcontrataciones son entregadas sistemáticamente a los mismos, gobierne quien gobierne, y curiosamente los presupuestos inicialmente aprobados se suelen superar constantemente, pero curiosamente eso no es óbice para que sigan recibiendo contrataciones.
Si un banquero entra en los supuestos de inhabilitación por falta de honorabilidad, el Gobierno se apresta a cambiar los criterios, en lugar de inhabilitar al banquero, como se ve en un caso muy reciente.
Hay familias en ciertas regiones de España que actúan como verdaderos caciques, reparten los contratos públicos, recogen mordidas varias y para lo importante hay que pasar por sus horcas caudinas, pero nadie hace nada para evitarlo. Sigue el caciquismo instalado en España, pero ese caciquismo es el que maneja los boletines oficiales, porque se ha convertido en el poder autonómico.
Los políticos reparten dinero público a espuertas bajo apariencia de legalidad, como en el caso de Urdangarin. Se ha descubierto ese caso, pero cuántas consultoras y otro tipo de empresas no habrán sido favorecidas millonariamente sin que lo sepamos para hacer trabajos de dudosa o nula utilidad. ¿Cuántos observatorios, comites de expertos y asesores trabajan para ministerios, comunidades, ayuntamientos y partidos políticos a cargo del presupuesto?

Y no sigo, porque los ejemplos son tantos y tan variados, que seguramente el lector acabará tan cansado como yo.

Lo que sabemos no es sino lo que quieren que sepamos, en el entorno de la lucha de partidos e intereses. Nos utilizan en una guerra que no es la nuestra, mientras nos suben el recibo de la luz, los consumos básicos, las tasas por hacer cualquier cosa y todo tipo de impuestos. Pagamos más comisiones en el banco, recibimos menos por nuestros ahorros, nos suben los peajes, pagamos más por el gas y recibimos menos sueldo, porque el trabajo es un bien escaso, cuya escasez viene impuesta por un sistema sindical, económico y político que, además de obsoleto, pretende proteger a ultranza los intereses creados.

Seguramente al lector se le ocurriran otras legalidades corruptas, así que le invitamos a dejarnoslas en los comentarios o en nuestra página de Facebook.

Escrito por Montesquieu
en 4uPress

 

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