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Pensamiento :: 18/08/2006

La historia: arma de los pueblos

Diego Farpón
No basta con no abandonar y darle un carácter clasista a la lucha por la República, sino que se hace necesario ahondar y conocer más profundamente las luchas de los pueblos del Estado español y sus reivindicaciones, así como la revolución social truncada por una República que vaciló y adoptó una posición burguesa.

En Cuba pueden estar orgullosos de su historia. Cuentan que en 1959 hicieron una Revolución que, entre otras muchas cosas, acabó con el esclavismo y expulsó a un dictador que hacia de la isla una colonia estadounidense. Cuentan que, fruto de esa Revolución, la sanidad, la educación o la esperanza de vida están a la altura de los países que matan y masacran al tercer mundo. Cuentan, también, que ellos se sostienen solamente con su fuerza y su sudor, sin que nadie se ahogue en la miseria para mantener su calidad de vida.

Sin embargo, podría ser mejor y faltan recursos: es el precio que los cubanos pagan por no bombardear Iraq o Afganistán, o por no implantar multinacionales que asesinen sindicalistas en Colombia, o porque ellos mismos, los propios cubanos, sean personas antes que máquinas de generar riqueza. Más que faltar recursos sobran dignidad y valentía, y se aprende a disfrutar de la vida antes que a enfrentarse a ella.

En Cuba, la historia es necesaria. Es un bien común que les enseña el enorme valor que tiene la Revolución que sostienen día a día. La historia pura, simple, desnuda, legitima la Revolución cubana.

En el Estado español nos encontramos otro tipo de historia, tejida con mentiras, además de incompleta. Mientras en Cuba la historia es del pueblo y se puede contar de forma sincera, en el Estado español la historia es de la oligarquía.

El actual régimen pide, día tras día, que olvidemos nuestra historia, nuestra memoria. Nos pide que dejemos atrás el golpe de estado, la guerra civil, la represión y la dictadura: los pilares sobre los cuales se construyó el actual Estado. Para ellos, que no encuentran legitimación en nuestra historia, ésta comienza con la transición, o, mejor aún: la transición que ellos cuentan y que en nada se parece a lo ocurrido. Se excusan en el conflicto, en las heridas de una guerra entre hermanos que deben cicatrizar. Parece que ignoran que sabemos que fue una guerra entre un pueblo y un montón de sicarios y amantes de la muerte. Sin embargo, lo que se está pidiendo no es sólo que olvidemos nuestra dignidad y la de quienes lucharon en el bando republicano, lo que se está pidiendo es que olvidemos nuestra experiencia revolucionaria histórica y, así, nos integremos en el sistema y aceptemos el capitalismo y la democracia, ésta su democracia, como el mejor de los mundos posibles.

Lo que se nos está pidiendo es que no estemos listos para el futuro, que olvidemos que la guerra social y el enfrentamiento, directo y violento, con la monarquía y aquellos que hoy tienen al país en sus manos, y se enriquecen y viven a nuestra costa, es un hecho que tendrá que llegar.

Frente a la propuesta del régimen de Zapatero, no basta con no abandonar y darle un carácter clasista a la lucha por la República, sino que se hace necesario ahondar y conocer más profundamente las luchas de los pueblos del Estado español y sus reivindicaciones, así como la revolución social truncada por una República que vaciló y adoptó una posición burguesa. Frente a la propuesta del olvido, organicemos la resistencia en base a la propuesta histórica emancipatoria de los pueblos del Estado español.

Fuente: La Haine

 

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