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Pensamiento :: 16/04/2001

La mundialización de las resistencias y de las luchas contra el neoliberalismo

Francois Houtart

Asistimos hoy en todos los continentes a un florecimiento de movimientos sociales, de numerosas iniciativas en los ámbitos económico y social, de reacciones culturales a la desintegración social que se manifiestan a través de corrientes nacionalistas, regionalistas, religiosas. A nivel mundial, el campo social se encuentra atravesado por una serie de sacudones, que parecieran no tener un vínculo entre ellos.

Es llamativo constatar que de forma cada vez más recurrente los fenómenos sociales desembocan en una deslegitimación del sistema económico; ya que el capitalismo afecta visiblemente no sólo los intereses de los trabajadores incluidos directamente en la relación capital/trabajo sino, también, de diversos sectores de la población mundial afectados indirectamente por la lógica del sistema económico; es decir, por intermedio de los mecanismos financieros (fijación de precios de materias primas, servicio de la deuda, tasas de interés, fuga de capitales, etc.). No todos tienen el mismo nivel de conciencia pero el fenómeno se encuentra en progresión, tal cual pudo observarse en Seattle, Washington, Ginebra, Praga, etc.

Sin embargo, la deslegitimación no alcanza. Hay que formular alternativas y es preciso decir que, en este ámbito, el florecimiento de resistencias y de luchas no ha producido aún grandes propuestas que superen la dimensión micro. La caída del socialismo del Este europeo y la integración pro g re s i va de la mayoría de los regímenes socialistas a la economía de mercado no contribuyen a aclarar los espíritus. Los nuevos análisis que comienzan a elaborarse en los ámbitos intelectuales no han encarnado aún en la acción.

Para comprender mejor la dinámica contemporánea de las resistencias y de las luchas es preciso recordar de manera sucinta de qué modo la actual mundialización de la economía capitalista, bajo su forma neoliberal, afecta la situación de las clases populares de todo el mundo, aún de amplios segmentos de las clases medias.

EL PROCESO CONTEMPORÁNEO DE MUNDIALIZACIóN CAPITALISTA Y SUS EFECTOS SOCIALES

Muchos medios de comunicación social hablan de los movimientos anti-mundialización, lo que significa de forma consciente o inconsciente, una forma de desplazar la significación del problema. La mayoría de las reacciones que se observan, salvo las de los fundamentalistas nacionalistas o las de los religiosos, o aún la efervescencia pentecostal o carismática despolitizante, no se oponen en absoluto a la universalización de las relaciones humanas, sino a la apropiación del fenómeno por parte de los poderes económicos.

CARACTERÍSTICAS SOCIALES DE LA MUNDIALIZACIóN CONTEMPORÁNEA

La mundialización del capital y de las decisiones económicas afecta a numero s o s aspectos de la vida humana. Sabemos bien lo que esto significa en el plano estrictamente económico, pero es preciso subrayar la penetración de la lógica del mercado en ámbitos cada vez más numerosos de la vida humana como la educación, la salud, la seguridad social, la cultura. Cuando la lógica mercantil penetra en estos ámbitos, debilita el carácter de los mismos en tanto derechos humanos pro g re s i vamente conquistados a través de luchas sociales, dejándolos así librados a la solvencia de los individuos.

Esta lógica conlleva en sí misma la exclusión de los pobres o, en el mejor de los casos, su reducción a un objeto de asistencia. No es por lo tanto llamativo que, medios de comunicación mediante, cada vez más gente reaccione frente a esta situación.

Las conquistas que los trabajadores habían logrado al menos parcialmente en su beneficio a través de las luchas sociales, son hoy objeto de una reconquista por parte del capital. En primer lugar, se trata del Estado, atacado por un lado en sus funciones económicas y sociales y reorientado al servicio de los intereses de los capitalistas; y por el otro, de las organizaciones internacionales y de la ONU, crecientemente gobernadas por los organismos financieros y comerciales (Banco Mundial, FMI, OMC) y colonizadas por las empresas multinacionales.

Todo esto debe situarse en la lógica del proceso de acumulación y no es necesario recurrir a ninguna teoría del complot para explicarlo. El neoliberalismo no es más que una nueva estrategia del capital para recuperar su capacidad de acumulación, que es consecutiva a la disminución relativa de la productividad que condujo al agotamiento del modelo keynesiano y a las nuevas posibilidades de las que éste dispone para recolonizar las economías de la periferia. Esto permitió aumentar las presiones contra toda tentativa de organizar la economía sobre bases diferentes. La aceleración del proceso de acumulación significó una doble ofensiva: por un lado contra el trabajo, y por otro contra el Estado. Para ello se recurre a todos los medios disponibles: económicos, culturales, políticos y militares.

LA MULTIPLICACIóN, LA AMPLIACIóN Y LA FRAGMENTACIóN DE LAS RESISTENCIAS Y DE LAS LUCHAS

Su multiplicación se explica por el aumento del número de las víctimas colectivas, que no son solamente aquellas que se encuentran involucradas directamente en la relación capital/trabajo. Las relaciones indirectas que hemos evocado conciernen a centenas de millones de personas que, aunque están lejos de ser conscientes de la relación que les une al sistema económico mundial, no dejan de padecer los efectos desastrosos que éste tiene sobre su cotidianeidad. Las relaciones de causa-efecto son poco visibles y requieren de un análisis y de la aplicación de la abstracción a las realidades concretas para poder establecer la relación, por ejemplo, entre el monetarismo y la pérdida de poder adquisitivo de las masas populares; entre los paraísos fiscales y el subempleo.

La ampliación de las resistencias resulta de la difusión de las consecuencias de la mundialización de la economía capitalista. La feminización de la pobreza implica la radicalización de los movimientos feministas; la destrucción y la privatización de las riquezas ecológicas promueve la creación de grupos de defensa del medio ambiente; las destrucciones culturales suscitan reacciones defensivas a menudo retrógradas cuando éstas no están acompañadas de un adecuado análisis.

La fragmentación es el fruto de las divisiones geográficas y sectoriales. Mientras que las bases materiales de la reproducción del capital, sobre todo del financiero (que dominó la fase neoliberal de la acumulación capitalista contemporánea), reposan cada vez más en el plano mundial, las resistencias son aún esencialmente locales. Los últimos sucesos han revelado sin embargo una tendencia a las confluencias, aún si éstas son todavía difíciles por falta de recursos, aunque Internet brinda hoy la oportunidad de nuevas posibilidades de comunicación.

El problema de la fragmentación por sectores constituye una de las consecuencias de la lógica del capitalismo. En efecto, existe un punto de ruptura entre aquellos que se inscriben socialmente en la relación directa entre capital y trabajo y aquellos que no están inscriptos sino indirectamente en esta relación. Si bien los intereses par ticulares de unos y otros parecen muy diferentes, y hasta opuestos en algunos casos, se encuentran sin embargo en la misma vereda. Al capital le conviene hacer aparecer como antagónicas las acciones de los sectores organizados del trabajo (sindicatos) y de aquellas realizadas por el sector informal o de la economía subterránea. Efectivamente, es fácil hablar de privilegios de los primeros en relación con la situación de los segundos (la famosa aristocracia obrera). Los otros sectores, las mujeres, los pueblos autóctonos, los pequeños productores agrícolas o comerciantes, los movimientos ecologistas, las asociaciones culturales, etc., parecen ajenos a las luchas que se sitúan a nivel de las relaciones sociales de producción. El mutuo hermetismo es funcional a la hegemonía del mercado y a sus expresiones políticas, ya que es más fácil para cada uno de ellos desarrollar una estrategia de respuestas/represión, que afrontar el desafío de construir un conjunto coherente.

Comúnmente se dice que todas estas resistencias son la expresión de la sociedad civil; pero es preciso señalar que se trata de la sociedad civil "de abajo". Si bien este concepto fue valorizado por Antonio Gramsci y hace referencia al lugar de las luchas sociales, éste ha sido recuperado, ya sea con el objetivo de identificar a los actores del campo económico en oposición al Estado o bien para limitar la sociedad civil a todo aquello que es bueno y loable, es decir, las ONGs, las asociaciones voluntarias, las organizaciones religiosas, etc. Es preciso restablecer este concepto en su sentido analítico para hacer un uso útil del mismo.

Es cierto que hoy asistimos al inicio de una coordinación multisectorial entre las "sociedades de abajo". Como ya hemos señalado, esto se manifestó a través de diversas reuniones. Entre las iniciativas destinadas a promover esta idea y a profundizarla teóricamente, podemos señalar la reunión llamada "El otro Davos", que reunió en 1999 a cinco movimientos sociales importantes de cinco continentes y a otros sectores: el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra del Brasil, los sindicatos obreros de Corea del Sur, las cooperativas agrícolas de Burkina Faso, el Movimiento de Mujeres de Quebec y el de desocupados de Francia. Organizada a instancias del Foro Mundial de las Alternativas, de ATTAC y del Comité contra el AMI, con el apoyo de Le Monde Diplomatique, en la misma participaron analistas como Samir Amin, Francois Chesnais, Riccardo Petrella, Susan George, Bernard Cassen. Como resultado de la misma fue publicado un libro que ha sido traducido a diferentes idiomas.(1)

LAS ESTRATEGIAS DE LAS CONVERGENCIAS

Hablamos de convergencias en plural, de manera intencional, dado que es el proceso que mejor parece corresponder a las necesidades actuales de las resistencias y de las luchas a escala mundial. Abordaremos primero los tipos de convergencia y, posteriormente, la necesidad de una estrategia.

LOS TIPOS DE CONVERGENCIA

La propia multiplicidad de sectores afectados por la mundialización contemporánea de la economía capitalista, que corresponde a una nueva fase de su proceso de acumulación, exige una articulación entre las diversas formas de resistencia. De esta situación se deriva la necesidad de una convergencia estratégica con el objetivo de pesar en la toma de decisiones colectivas, principalmente en los ámbitos institucionales.

Esto es lo que sucedió de forma embrionaria en las reuniones de la OMC en Seattle, del Banco Mundial en Washington, de la Cumbre Social de las Naciones Unidas en Ginebra, etc. Aún queda un largo camino por recorrer antes de lograr una verdadera convergencia estratégica y, a estos efectos, será necesario construir los instrumentos indispensables para una acción de este tipo, como por ejemplo un inventario permanente de los movimientos y sus redes que permita, gracias a Internet, un conocimiento mutuo sistemático y la organización de los contactos necesarios.

Un segundo tipo de convergencia es el que surge de la diversidad de los puntos de vista y que se manifiesta a través de la creación de alianzas, en base a puntos precisos. En este caso se trata de convergencias tácticas, destinadas a obtener objetivos concretos, partiendo de puntos de vista diferentes. Son por lo tanto temporarias y pueden reunir a organizaciones cuyo nivel de conciencia es muy diverso. Pensemos por ejemplo en la cuestión de la deuda del Tercer Mundo, en torno a la cual se movilizaron tanto agrupamientos políticos de izquierda como diferentes iglesias a veces muy conservadoras.

Estas constataciones nos llevan a pensar que la idea de un solo partido de vanguardia que sería el depositario de la verdad carece de actualidad. Pero esto no significa un relativismo completo, que pondría a todo el mundo en el mismo nivel y daría razón a las corrientes posmodernas para las cuales sólo la historia inmediata de los individuos y la particularidad de las situaciones tiene importancia. Es por ello que debe ser elaborada y puesta a punto de forma permanente una estrategia en función de la definición de objetivos precisos.

UNA ESTRATEGIA EN FUNCIóN DE OBJETIVOS CLAROS

Hoy se corre el riesgo de una folklorización de lo que se ha dado en llamar "a n t i m u n d i a l i z a c i ó n", fácilmente ridiculizable y por lo tanto recuperable y divisible. Es preciso darse cuenta de que una actitud de este tipo no es para nada inocente y de que sería grave que los movimientos sociales se dejasen arrastrar en esta dirección. Es cierto que todo movimiento popular es portador de su cultura y que los jóvenes que hoy se movilizan escapan a los arquetipos de las movilizaciones de períodos anteriores, pero las formas expre s i vas no pueden reemplazar el sentido de estas mov i l i z a c i o n e s .

Por otro lado, no todas las resistencias son necesariamente anti-sistémicas, es decir, destinadas a combatir el sistema capitalista bajo una forma u otra. Ya hemos he cho alusión a los fundamentalistas de diferentes pelajes que constituyen a menudo reacciones a los efectos culturales de las relaciones sociales del mercado capitalista, pero que buscan soluciones a sus problemas a través de una restauración cultural. Sucede lo mismo con numerosas luchas que, en la periferia, refieren a relaciones pre-capitalistas como las castas, las etnias, las estructuras patriarcales. Estas luchas involucran a poblaciones que no han sido integradas directamente en las relaciones capitalistas y que, empujadas a procesos de empobrecimiento debidos en gran medida a la mundialización de la economía (programas de ajuste estructural, supresión de medidas de protección social, producción agrícola destinada a la exportación y caída de precios, etc.), reaccionan en función de su imaginario social. En las sociedades del Norte es la atomización de la vida social, fruto de la predominancia del mercado y de su influencia individualizante, reforzada por la cultura del consumo, lo que lleva a ciertas iniciativas a centrarse en objetivos particulares, ciertamente válidos, pero aislados del conjunto.

Es, por lo tanto, necesario clarificar los objetivos y, para esto, analizar las situaciones.

UN ANÁLISIS PERMANENTE

La mundialización de la economía capitalista, bajo su forma neoliberal actual, no puede comprenderse sin el estudio de las relaciones sociales que la caracterizan. De allí la necesidad de contar con un "Estado del mundo visto desde abajo", que es el actual proyecto del Foro Mundial de las Alternativas. También es necesario tener un buen conocimiento de los movimientos sociales y de sus redes, con el objetivo de poder analizar sus estrategias.

LA DEFINICIóN DE LAS ALTERNATIVAS

Es en este sentido que utilizamos el plural para hablar de las alternativas. Ya no es posible hablar de un único modelo rígido y portador de todas las soluciones. La transición de la organización capitalista de la economía hacia el post-capitalismo es un proceso de largo plazo. Es preciso construir las alternativas colectivamente y de forma permanente en función de un hilo conductor que podríamos llamar, en el sentido positivo del término, la utopía, ya que, contrariamente a lo que postula la ideología neoliberal, existen alternativas.

Se trata pues de construir las alternativas a diferentes niveles, siendo el primero de ellos el de la utopía, es decir, ¿qué sociedad queremos? Este es el proyecto movilizador que refiere a una definición global y colectiva. Incluye una dimensión ética y posee una base plural. No se trata de hacer tabula rasa del pasado e ignorar los aportes del pensamiento y de las experiencias del socialismo. Pero no podemos desconocer todos los aportes realizados por las tradiciones filosóficas y religiosas a lo largo de la historia según las culturas. Sin embargo, para poder ser realizada a largo plazo, la utopía sólo puede ser post-capitalista. La misma no puede contentarse con un simple arreglo humanista de las relaciones sociales existentes o de las regulaciones propuestas por el neoclacisismo económico o por el liberalismo social.

Sin embargo, para poder concretarse, la utopía precisa de objetivos a mediano y a corto plazo. Estos se sitúan en los campos concretos de la acción colectiva: económica, política, ecológica, social, cultural. No entraremos en detalles en el marco de este artículo. Esta precisión no puede evitar un doble principio ya expresado: un análisis de las relaciones sociales concretas y de sus efectos, y un objetivo post-capitalista.

En función de esto muchas de las propuestas concretas serán similares a las regulaciones propuestas por aquellos que quieren dar al capitalismo un rostro más humano, pero inscriptas en una filosofía bien diferente. Es la diferencia entre un neo-keynesianismo y un post-capitalismo.

Es en esta perspectiva que la mundialización de las resistencias y de las luchas será algo más que la simple suma de las iniciativas existentes en el mundo que ponen de manifiesto la insatisfacción de millones de seres humanos, para revestir un carácter orgánico. Sin duda, éstas surgen en todos lados, pero no será cualquier tipo de mundialización la que las transformará en eficaces a largo plazo. El camino será largo, pero es posible.

CLACSO

NOTA

1 F. Houtart y F. Polet (ed), L’autre Davos. Mondialisation des résistences et des luttes, París, L’Harmattan, 1999.

* Director del Centre Tricontinental, Louvain-la-Neuve (Bélgica).
Traducción: Emilio Taddei.

 

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