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Andalucía :: 21/02/2008

La tragedia del New Flame sigue su curso

Grupo de Acción Social (GAS)
Tras seis meses de continuos avisos, el New Flame sigue estando encallado en la bahía de Algeciras.

Por séptima vez desde el mes de agosto, el buque chatarrero ha causado un nuevo vertido de hidrocarburos, contaminando más de un kilómetro de la costa gaditana.

El pasado domingo 10 de febrero, se puso en marcha el despliegue del Plan Territorial de Emergencias en Algeciras por parte de la Subdelegación del Gobierno en el Campo de Gibraltar, ante el nuevo caso de vertido de fuel del New Flame. Esto conllevó el envío de casi medio centenar de operarios de diferentes empresas públicas para comenzar con las operaciones de limpieza de las costas afectadas.

Debido al temporal de levante que ha azotado el estrecho de Gibraltar en los primeros días de febrero, el buque chatarrero, encallado desde hace más de 6 meses a una milla al sur del peñón de Gibraltar, se ha hundido hasta tocar el fondo marino, quedando a la vista sólo la chimenea y el mástil de popa. El hundimiento ha devenido por la inundación de la bodega número cinco del carguero, que desestabilizó al buque. Portavoces de organismos ecologistas han denunciado que la compañía encargada de sujetar al buque, la empresa “Titan Salvage”, sólo hubiera colocado un remolcador, que se ha demostrado insuficiente ante los fuertes vientos de levante, que han terminado de hundir al barco.

Este hecho ha provocado la expulsión del New Flame de dos manchas de hidrocarburos a aguas algecireñas, provenientes de la sala de máquinas. Estas dos manchas, han aparecido en las playas del Rinconcillo y La Concha, por un lado, y en el espacio comprendido entre el río Pícaro, en la playa de Getares, y el puerto de Algeciras. Los operarios han tenido que trabajar en más de un kilómetro de playa contaminada, llegando a sacar hasta 24 toneladas de hidrocarburos mezclados con arena y agua. Aparte de esta oleada de hidrocarburos, esta vez, han llegado hasta las costas otros objetos provenientes del barco, como cartas de navegación, neumáticos o chalecos salvavidas.

El conflicto diplomático se abre. Casi todas las manifestaciones públicas han vertido críticas hacia el gobierno de Gibraltar, ya que eran los encargados de vigilar que no se volviera a dar otro caso de contaminación. Estas críticas han señalado diferentes fallos. Desde la poca previsión al poner sólo un remolcador a cargo del chatarrero, hasta la poca diligencia para reflotar el buque de bandera panameña, labor que tenía la misma empresa Titan Salvage, y que en la situación actual en la que se encuentra el barco, es imposible de terminar. Por ello, el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía ha decidido denunciar a las autoridades de Gibraltar ante la Unión Europea por el incumplimiento de sus obligaciones en relación con la colisión y posterior hundimiento del 'New Flame', al tiempo que se emprenderán acciones legales contra el armador de este navío y su compañía aseguradora, por los daños económicos causados a la comunidad autónoma.

Este hecho ha abierto una crisis diplomática, con la convocación por parte del Ministerio de Exteriores de la Embajadora británica, y el estudio de emprender acciones legales por parte del Gobierno central contra Gibraltar y, por ende, Gran Bretaña. Por su parte, el gobierno gibraltareño, de la mano de su primer ministro, Peter Caruana, anunciaba que este vertido era el menor de todos los acaecidos hasta la fecha y que sólo se trataba de un poco de aceite, hecho que se ha desmentido por las pruebas fehacientes existentes. Caruana ha insistido en la labor que llevaban a cabo de protección medioambiental, afirmando que los hidrocarburos llegados a la costa provenían de otro buque.

Por otro lado, aún está el debate si el barco se hundió en aguas españolas o gibraltareñas. En el primer caso, tendría que haber sido la Junta de Andalucía o el Gobierno los encargados de dirigir las tareas de reflotamiento y de protección del buque ante posibles vertidos. Sin embargo, desde el primer momento, la Junta de Andalucía afirmo que la autoridad competente en el caso de este chatarrero es Gibraltar, afirmación que choca frontalmente con el hecho de que esta localidad no tenga aguas continentales más allá de su puerto. Esta premisa, formulada en el Tratado de Utrecht, en 1713, que, sin embargo, no ha sido expuesta por los gobiernos de Gibraltar ni Inglaterra para excusarse de la mala protección dada al New Flame, podría salir a la luz en el juicio que ha emprendido la Junta de Andalucía contra Gibraltar por pasividad e incumplimiento de sus obligaciones en los Tribunales Europeos, encargados de estudiar el caso.

Este conflicto con Gibraltar empezó en agosto de 2007, cuando el chatarrero de bandera panameña, el New Flame, colisionó el día 12 con el buque danés Torm Gertrud, que transportaba 37.000 toneladas de gasolina sin plomo. Esta colisión provocó el encallamiento del buque, conteniendo en su interior 27.000 toneladas de chatarra. A partir de esta fecha, se han producido hasta 7 vertidos de hidrocarburos, aumentando la tensión entre los gobiernos españoles y gibraltareños. Las amenazas de denuncia, las declaraciones de culpabilidad y las pretensiones de ganarse la opinión pública, ha dado como resultado el que el New Flame continúe encallado en las aguas del estrecho, sin que haya una voluntad real por acabar con esta situación tan perjudicial para el ecosistema marino y terrestre del estrecho.

Por su parte, la misma situación de irresponsabilidad mantienen las fuerzas políticas andaluzas y estatales, quienes, por tal de ganar un puñado de votos, continúan sin intentar solucionar el problema. Así, las visitas a las playas contaminadas en busca de fotos comprometedoras y las alusiones al Prestige, se han continuado en los últimos días por parte de los políticos del PP. Mientras tanto, las acciones encaradas a mejorar la imagen de la Junta de Andalucía, como puede ser el envío de trabajadores a las playas o el inicio de acciones legales contra Gibraltar y Gran Bretaña, siguen sin atacar de frente al problema algecireño: el intensísimo tráfico marítimo del estrecho que envía barcos a la bahía a practicar bunkering (recarga de combustible en pleno mar) o a limpiar los depósitos en sus aguas, actividades que pasan desapercibidas por las autoridades competentes. De esta manera, seguirán pasando tragedias y “accidentes”, mientras el mar sigue sufriendo.

Las consecuencias de los vertidos de hidrocarburos y aceite al medio, se materializa en el impacto sobre la flora y fauna marina, con la consecuente desaparición de riqueza biológica y la debilitación de este espacio tan peculiar por su importancia para flujos migratorios de especies como los delfines o los cetáceos; imposibilita la práctica de la actividad pesquera por parte de los trabajadores locales del entorno algecireño, o realizar su práctica con unos costes altísimos debido a la revisión de los pescados para controlar su calidad. Además, coexiste otra consecuencia que las autoridades parecen ocultar, y es que el New Flame contenía 27.000 toneladas de chatarra, material muy perjudicial para los ecosistemas, siendo, además, elementos que derivan por los fondos marinos y van contaminando todo lo que toca.


GAS
 

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