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Estado español :: 09/10/2006

Más presos en huelga de hambre

Francesc Arnau i Arias
Y mientras la gente del pueblo sale a la calle a reclamar justicia, los políticos parlamentarios íque se limitan a ejercer solamente aquellas funciones hipócritas que el sistema adjudica a los políticos parlamentariosí esperan el momento oportuno para poder jugar el papel de policía bueno... después de que el preso ya está muerto, como en la película que están estrenando estos días sobre Salvador Puig Antich...

Desde Euskal Herria me avisaron el pasado día 18, por teléfono, que mi defendido Zigor Larredonda Muñoz, preso político catalán desde enero del 2001, se había declarado en huelga de hambre, en la cárcel de Albacete. El motivo está claro: solidaridad con el preso político vasco Iñaki de Juana Chaos, que lo es desde 1987, actualmente en huelga de hambre por su libertad.

En pocas semanas, ésta es la segunda vez que me he de referir a los presos en huelga de hambre. La otra vez fue en una revista que hacemos en Barcelona ("Directa"), en referencia a los presos del 04-02-06, detenidos en la calle St Pere Més Baix y víctimas de uno de los montajes policiales más descarados e infames que se han realizado en esta ciudad, después que en 1978 el «Caso Scala» fuera manipulado por el gobernador civil Martín Villa contra la CNT y contra los anarquistas y libertarios en general.

Cuando los presos se declaran en huelga de hambre, están haciendo uso del último instrumento de rebelión que les queda. Para un abogado mínimamente sensible, cuando un preso decide empezar una huelga de hambre, se le crea una de las situaciones más inquietantes y difíciles de todas las que son imaginables en el marco de nuestra tarea profesional, en un país donde la pena de muerte no está formalmente en vigor.

Los presos del IRA

Por muchos años que yo viva, siempre recordaré la primera vez que comprendí el significado de la huelga de hambre de unos presos. Era muy a principios de la década de los años ochenta del siglo pasado, dentro de las tenebrosas cárceles de Su Majestad Británica, y concretamente dentro del Bloque H de la cárcel de alta seguridad de Longkesh. Los presos irlandeses del IRA también dijeron basta. Tal como explicaba De Juana en su carta del 11 de setiembre, los irlandeses sintieron la necesidad de dar un puñetazo simbólico sobre la mesa y decir ¡basta!

Y entre los irlandeses del bloque H había un chico de los más jóvenes que se llamaba Bobby Sands. Dejó muchas cosas escritas desde dentro de la cárcel, la publicación de las cuales fue rigurosamente prohibida en Inglaterra por orden de la primera ministra de la época, Margaret Thatcher, la misma que ha pasado vergonzosamente a la historia como responsable máxima de aquellas muertes por obra del hambre.

Pocos meses después de aquella ejemplar lucha por los derechos de los presos políticos, hubo una modesta editorial italiana que se atrevió a publicar alguna cosa. Salió un librito que contenía escritos muy significativos de Bobby Sands y entre ellos un fragmento de prosa poética, que comparaba la lucha de los guerrilleros encarcelados con la de una alondra encerrada en una jaula. Las alondras son unos pájaros que cantan muy bien, pero que, como todo el mundo sabe, no hay forma de que canten si están privadas de libertad.

Bobby Sands explica que su abuelo, una vez, conoció a un hombre tan malvado que un día salió especialmente para cazar alondras. Y cazó una viva. Y la encerró en una jaula. Y se obcecó en hacerla cantar, tanto si quieres como si no... Le hizo de todo. La torturó de todas las maneras que son posibles imaginar para hacerle la vida imposible a un pájaro. Le hizo pasar frío y calor. Le privó de la comida y más tarde de la bebida, pero la alondra no cantaba.

Después cubrió la jaula con un trapo negro y la dejó a oscuras en una habitación sin ventilación. Pero la alondra no cantaba. Y finalmente la alondra se murió.

Bobby Sands explica que esta pequeña alondra resistió hasta el final. Y murió luchando, sin dar ninguna satisfacción a su torturador. Así como ella, Bobby murió íigual que otros presos políticos y prisioneros de guerra irlandesesí resistiendo a la opresión y escupiendo a la cara de sus verdugos.

El verdugo Múgica Herzog

En el Estado español, a mediados de los mismos ochenta, estalló en las cárceles la lucha de las personas presas de los GRAPO y del PC(r). Era la época del PSOE-GAL, la época álgida del terrorismo de Estado. Y el ministro de Justicia se llamaba Enrique Múgica Herzog, el mismo que ahora es «Defensor del Pueblo» y que está en contra del tímido Estatut d’Autonomia de Catalunya.

Este también pasará a la historia como responsable de aquellas muertes por obra del hambre: Crespo Galende, Sevillano...

Los presos tienen razón

¿Y alguien duda de que, cuando los presos se declaran en huelga de hambre, tienen toda la razón? Iñaki de Juana tiene razón. Debería de estar en libertad desde octubre de 2004, con la condena cumplida. Pero no le escuchan. Y aunque lo escucharan, no le reconocerían que tiene razón. Y aunque se lo reconocieran, no dictarían una resolución judicial que materializara esta razón. El sistema es así y Zigor Larredonda también lo sabe. ¿Y las leyes? Ya hace tiempo que me he dado cuenta de que todas aquellas leyes que nos enseñaban en la Facultad de Derecho son una gran mentira. Con la ley sola, con la teoría sola, no vamos a ningún sitio. Por eso los presos se declaran en huelga de hambre. Para hacer entender a todo el mundo algo tan elemental como el significado de lo que se lee en la cara del padre del preso Sagardui (26 años preso) en la primera de GARA del pasado día 18.

Y mientras la gente del pueblo sale a la calle a reclamar justicia, los políticos parlamentarios íque se limitan a ejercer solamente aquellas funciones hipócritas que el sistema adjudica a los políticos parlamentariosí esperan el momento oportuno para poder jugar el papel de policía bueno... después de que el preso ya está muerto, como en la película que están estrenando estos días sobre Salvador Puig Antich...

 

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