Ministerio y universitarios siguen su pulso

Mea culpa. La ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, ha entonado esta frase varias veces en las últimas semanas para reconocer los errores cometidos en la adaptación española a la convergencia europea. Eso sí, para hacer referencia a las etapas de sus predecesoras como responsables de la cartera de Universidad: “No se ha hecho nada desde 1999 hasta 2005 para adaptar los títulos universitarios”. El proceso debe terminar en 2010 y de los cerca de 1,3 millones de universitarios se han adaptado sólo 16.000. “En nueve años no se han preocupado por explicar nada del proceso y ahora quieren convencernos con márketing tanto desde la Universidad como desde el Ministerio”, denuncia José A. López, de la Asamblea Contra la Privatización de la Universidad de Zaragoza, uno de los pocos centros donde se han mantenido los encierros en navidades y en el mes de enero. El otro campo donde reconoce que las cosas no están funcionando es en la comunicación. Y Garmendia también ha encontrado culpable, el polémico Gustavo Rachid (ver Diagonal, nº 92). El hasta ahora máximo responsable de comunicación del Ministerio fue destituido días antes de que el Consejo de Ministros anunciara el desarrollo de “una estrategia de comunicación y publicidad con la que se explicará” Bolonia a la sociedad. Una campaña que habría tenido su prolegómeno a finales de noviembre, cuando El Mundo, El País y ABC publicaban similares reportajes para desprestigiar las reivindicaciones antibolonia.

La tranquilidad de los primeros exámenes oficiales del año no quiere ser desaprovechado por Garmendia. Un buen momento para dar la cara en el Congreso, donde ha pedido comparecer, e incluso en Facebook y Tuenti, donde el Ministerio quiere reflejar su mensaje. Así como para anunciar el acuerdo con algunas de las asociaciones estudiantiles que menos han mostrado su oposición a Bolonia para la creación del Consejo del Estudiante Universitario. Próximo objetivo, 12 de marzo Mientras las asambleas de estudiantes, que como suele pasar en todas las épocas de protestas, durante los exámenes rebajan su nivel de movilización, preparan nuevas manifestaciones. La principal cita será el 12 de marzo, como se consensuó en el encuentro de diciembre en Valencia de asambleas de todo el Estado. A pesar de las fechas, las movilizaciones no han desaparecido absolutamente y han resurgido en los últimos días de enero. En la Universidad Autónoma de Madrid los encierros no han parado durante los días lectivos, en Alicante ya han cumplido más de dos meses de encierros y lo celebraron celebraron incrementando el número de espacios ocupados. El 29 de enero, en Valencia, intentaron boicotear la aprobación de los nuevos grados, una universidad en la que no han cesado las movilizaciones en ningún momento, como en Barcelona, donde los estudiantes tampoco han abandonado su encierro en el rectorado de la Universitat.

Periódico Diagonal