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Estado español, Madrid :: 15/05/2010

Moncloa barajó el «copago» antes que congelar pensiones

CAS-Madrid
Apenas media docena de personas sabía los detalles y el alcance del recorte social que Zapatero iba a anunciar en el Congreso.

Los tres vicepresidentes (De la Vega, Salgado, Chaves) el ministro de Fomento y hombre fuerte del Gobierno, José Blanco; la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín, y el portavoz en el Congreso, José Antonio Alonso. El «sanedrín» del presidente cumplió a rajatabla las instrucciones de que no podía leerse en la prensa ni escucharse en ninguna radio el más mínimo detalle del plan de ajuste hasta que el presidente no subiera el miércoles a la tribuna del Parlamento. Así fue. Pero ya el lunes en la habitual reunión de maitines en La Moncloa se sabían algunos de los capítulos del presupuesto que era necesario recortar para reducir el déficit público al 6 por ciento en dos ejercicios.

Entre el lunes y el martes por la noche aún había dudas sobre algunas cuestiones y flecos por cerrar, pues tanto el presidente como sus más estrechos colaboradores eran conscientes de que las medidas afectaban a la médula espinal de la política social que tantas veces Zapatero juró no tocar. A nadie se le escapaba que meter la tijera a las pensiones o a la dependencia haría mella en la ya de por sí mermada credibilidad del presidente. Aun así, la Oficina Económica de La Moncloa tuvo claro cuáles eran las partidas de gasto en las que había margen para el recorte (pensiones, desempleo y gastos de personal).

El «no» a la rebaja

Desde el primer momento el presidente dijo «no» a la rebaja en las prestaciones por desempleo. Y tuvo dudas sobre si congelar las pensiones o aplicar el copago sanitario (un euro por visita médica) o la revisión de los porcentajes que el paciente paga por medicamento recetado desde la Seguridad Social en función de los tramos salariales. En principio, el recorte sanitario parecía más llevadero que el de las pensiones, pues con una buena campaña de pedagogía y una aplicación progresiva en función de los ingresos del paciente pudiera haber sido mejor entendido por la ciudadanía.

Pero el modelo autonómico tiene ventajas y desventajas y para aplicar el «copago» es necesario el acuerdo con el PP en aquellas comunidades donde gobierna, algo con lo que el Ejecutivo sabía que no contaría en este momento. «El PP lo ha dicho en no pocas ocasiones –aseguran fuentes del Ejecutivo– que no contemos con ellos. No están por la labor de pactar ni un sólo escenario por muy necesario que sea y mucho que lo requiera el sentido de Estado».

Así las cosas, no hubo más remedio que aplicar, con resignación, la cirugía más dolorosa para Zapatero . Cuando la decisión se tomó se diseñó además una estrategia de comunicación para que los miembros del Gobierno y del partido que había colaborado, de un modo u otro, en la decisión de los recortes recorrieran televisiones, radios y lo que hiciera falta.

El primero en dar la cara fue el titular de Fomento, quien la misma noche del miércoles ya estaba en TVE haciendo pedagogía. Blanco siguió ayer la ruta de medios y estuvo también en T5, RNE, Cope y Cuatro. De la Vega, en Efe; Salgado, en A3; Pajín, en Telemadrid; Alonso, en CNN y Chaves y Sebastián, en los pasilllos del Congreso para atender todas las peticiones de los periodistas. El resto del Gobierno, salvo Rubalcaba (que entrará en breve en el campo de juego) ni está ni se le espera en esta campaña de explicación de dudoso éxito dado el alcance del tijeretazo social y del malestar en la opinión pública.

 

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