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Andalucía :: 19/02/2006

Nos quieren tomar el pelo

Juan Manuel Sánchez Gordillo
El imperialismo económico en esta fase a la que llaman globalización está repartiendo las cartas y a Andalucía el papel que le tiene reservado es el de la marginalidad con desaparición de la agricultura, el desmantelamiento del sector pesquero, la reconversión del sector público, como Astilleros, la reducción drástico de la escasa industria que poseemos... para convertirnos en sirvienta dócil y amable, en residencia para los pensionistas europeos, en gran hotel y en Base Militar soleada desde la que despegar los aviones para agredir a los pueblos hermanos que el militarismo determine en cada momento.

No nos podemos engañar por más tiempo, porque ese papel dependiente y sumiso de Andalucía ya lo venimos jugando desde que el PSOE llegó a la Junta de Andalucía, practicó un neoliberalismo sonriente pero cruel y se sometió una y otra vez a lo que el aparato del partido en Madrid disponía para alcanzar o no perder la Moncloa.

Por eso, que no debería extrañarnos que Andalucía tenga un millón de parados y dos millones de pobres, la vivienda sea cada vez más cara y menos al alcance de los trabajadores, los pequeños campesinos se arruinen, a los jornaleros se les trate con limosna humillante, la PAC fusile nuestra agricultura o se produzca el sarcasmo de que estamos importando el 53,4% de los productos agroalimentarios o que ocupemos el penúltimo lugar desde el punto de vista socioeconómico en Europa a pesar de tantas modernizaciones.

Esta realidad no ha sucedido por casualidad sino que es consecuencia fundamentalmente de las políticas seguidas por los distintos gobiernos andaluces incapaces de poner a Andalucía en el contexto internacional y en el Estado Español en el sitio de dignidad que le corresponde.

Ahora una vez más Andalucía va a ser víctima de quienes más la niegan y usan la bandera verde y blanca para cazar ingenuos.

Porque si durante los veintisiete últimos años los presidentes de la Junta y sus gobiernos han ido desmantelando el enorme potencial que significó el 4 de diciembre y el 28 de febrero de manera sistemática e irreversible, hasta convertirnos en comparsa y en granero de votos, en un papel de vasallaje y dependencia, nunca lo bastante ponderado ahora después de la negociación Zapatero - Mas se quiere legalizar y hacer estructural esta situación de manifiesta inferioridad.

Cuando el gobierno de Zapatero cede el 50% del IRPF, el 50% del IVA y el 58% de los impuestos especiales y blinda una inversión estatal igual al PIB de Cataluña del 18,5% en la parte visible del iceberg, y tal vez la Opa Gas Natural - Endesa en la parte invisible, está dando carta de legalidad en cualquier caso, a que las naciones ricas del Estado sean cada vez más ricas y tengan más poder político y las pobres sean cada vez más pobres y tengan cada menos poder político.

Y lo tremendo es que Chaves le da su santa bendición siendo como es Presidente de los andaluces a los que de hecho se margina y se discrimina con este acuerdo de insolidaridad.

Repartir los fondos del Estado en función del IVA o del IRPF es consagrar la desigualdad actual y acrecentarla porque estas variables van a crecer más en los territorios ricos, por eso que entienda todavía menos que gente como Zapatero o Chaves que se llaman socialistas, permitan de hecho un bandolerismo al revés donde los ricos roban a los pobres.

La explicación no debería darla una coyuntura política de un gobierno débil que necesita del apoyo de CIU o Esquerra Republicana para mantenerse en el poder en Cataluña y en Madrid.

Hay algo además que no debe pasarnos desapercibido y es que el PSOE en Cataluña y en su Parlamento define a Cataluña como una nación y ese mismo partido niega esa condición a Andalucía, que por Historia y por el papel que debe jugar en el futuro es tan nación como la que más además de necesitar más que nadie de un mayor poder político para sacar a nuestro pueblo del subdesarrollo y de las agresiones de las que va a ser víctima.

Que Andalucía no se defina como nación es aquí y ahora dejarla en segunda división en el Estado de las Autonomías y negarle la soberanía que necesita para ocupar el papel en el Estado y en Europa que por sus recursos y su población necesita para poder avanzar.

No entiendo tampoco como IU no exige ahora mismo que se pague la Deuda Histórica que tanto reclamó. Sería muy cruel firmar un nuevo Estatuto si antes no se paga el diferencial que en servicio y desarrollo le negaron a nuestro pueblo y le siguen negando con cien mil regates de última hora y un montón de risa.

No entiendo que la izquierda, si es izquierda, pueda dar el visto bueno a un Estatuto que no contenga la Soberanía Alimentaria entendida como el derecho de Andalucía a definir y decidir su propia política agraria y agroindustrial, cuando desde la OMC y desde la PAC deciden por nosotros y en contra de nosotros y contra un mundo rural con muerte a plazo fijo

O que se quiera olvidar la Reforma Agraria que si acaso la pondrán en el rincón de algún papel para engrasar mentiras, cuando la Reforma Agraria en el siglo XXI con la concentración mundial de la propiedad de la tierra, el agua, la semilla y el control de los canales de comercialización por las grandes multinacionales, es más necesario y urgente que nunca, sobretodo después de saber que el modelo agrícola capitalista ha fracasado estrepitosamente y produce hambre y emigración por todos los rincones del planeta.

¿Cómo la izquierda se podrá seguir llamando ecologista si no figura en el nuevo estatuto que Andalucía es territorio libre de transgénicos que es una aberración y un fundamentalismo neoliberal que pone en peligro nuestra salud y nuestros ecosistemas o como no nos declaramos zona no nuclear?

¿Cómo la izquierda podrá hablar de paz sin que se le caiga la cara de vergüenza si no hay ninguna referencia real a que los andaluces y nuestras Instituciones puedan decir algo sobre las bases de Morón y de Rota que, al menos que yo sepa, no fueron instaladas por Dios?

Ya sé que tal vez la explicación se quiera dar en la extrema debilidad en que está la izquierda, pero a mí me parece una pésima razón ya que, todavía seremos más débiles si renunciamos a principios irrenunciables y abrazamos al primer oso que pase por la puerta a ver si así nos da un poco de calor.

El oso no nos dará calor, ni voto, ni fotografía para que el pueblo vea lo "útiles y responsables que somos", sino que lo más seguro es que nos abrace con tanta fuerza que desaparezcamos.

En esta hora la única esperanza sigue estando en que el pueblo andaluz se dé cuenta que de nuevo le van a tomar el pelo, y se eche pacífica pero vigorosamente a la calle.

www.cut-bai.org

 

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