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Estado español :: 20/09/2005

Olvido

Diego Farpón
Dijeron que no sabían nada. Aunque ayudaban a quienes perseguían, dijeron que no sabían nada. Dijeron que no sabían nada, aunque colaboraron y fueron cómplices. Y el resto del mundo les creyó, y olvidó. Se asumió como si no hubiera otra posibilidad, como si no hubiera otro camino posible.

Hoy, nosotros miramos a otro lado, y fingimos no saber qué ocurre. Como los alemanes mediado el siglo XX, nos ponemos al lado de los poderosos, de aquellos que tienen la fuerza y nos hablan de crecimiento y progreso, palabras sinónimas, para ellos, de economía. Vivimos amparados por su fuerza, por su poder militar, y olvidamos que sabemos, que somos cómplices. Olvidamos que para vivir del modo que lo hacemos tres cuartas partes del mundo están sometidas constantemente a las balas, la pobreza y la muerte.

Así, miramos a otro lado cuando las fuerzas militares de Israel responden con balas a las piedras que piden justicia y se resignan a morir en silencio; miramos a otro lado cuando bombardean ciudades en Iraq, ciudades de un pueblo que se niega a convivir pacíficamente con quien les mata y les roba las riquezas naturales; miramos a otro lado cuando nuestro ejército parte a Kosovo, Bosnia-Herzegovina, Afganistán o Haití, aliado con otros países igualmente imperialistas; miramos a otro lado cuando mueren sindicalistas en América Latina, por oponerse a los intereses de las empresas españolas que saquean las riquezas de aquellas tierras y someten a sus ciudadanos a la esclavitud.

Miramos a otro lado cuando en Euskal Herria miles de personas ven como se les niega el derecho a la autodeterminación, a ser libres; miramos a otro lado cuando ilegalizan cualquier opción política que denuncie el sistema capitalista, la monarquía o la Constitución de 1978; miramos a otro lado y negamos la realidad cuando miles de personas acuden a las manifestaciones convocadas por la izquierda abertzale; miramos a otro lado cuando cientos de jóvenes que no están dispuestos a claudicar responden con el odio y la violencia que les ha inculcado esta democracia franquista.

Y miramos a otro lado cuando aquellos que se saltan sus propias leyes, cuando aquellos que hacen que voten los muertos o cambian el signo de la victoria porque tienen más medios de información que sus enemigos, hablan de llevar la democracia a otros lugares del mundo.

Siempre, siempre, siempre miramos a otro lado y asentimos, incapaces de decirles que la democracia no es violencia ni terror, incapaces de exigir otra forma de vida. Incapaces de desobedecer el discurso único y gritarles que la democracia sólo tiene lugar en Venezuela y en Cuba, aunque los poderosos la nieguen y la censuren, aunque la tilden de dictadura porque no es una democracia en la que ganan los más ricos, sino los más pobres.

Olvidamos que sabemos. Aunque ayudamos a quienes persiguen, olvidamos. Olvidamos, aunque colaboramos y somos cómplices. Asumimos el camino marcado como si no hubiera otro, y olvidamos. Olvidamos que fue posible, que fue real, que en los años treinta anarquistas, comunistas y socialistas murieron construyendo un camino al socialismo. A poco menos de 75 años de la proclamación popular de la II República necesitamos construir una izquierda que recupere el pasado para construir el futuro. Es hora de dejar de mirar a otro lado y recordar.


Fuente: La Haine.
 

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