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Pensamiento :: 11/03/2006

Plusvalía, ciclos económicos y distribución del ingreso

Cristóbal Navarro
Más del 80% de la población mundial vive en sociedades en que durante los últimos 10 años ha empeorado la distribución del ingreso. Chile, finalizado el gobierno de Ricardo Lagos, que prometía "Crecer con igualdad?, no es la excepción. Por el contario, es una de las manifestaciones más claras de esto.

El último informe de Desarrollo Humano del Banco Mundial muestra cómo la desigualdad en el mundo ha aumentado. En un contexto de estabilidad macroeconómica, crecimiento sostenido y aplicación "exitosa" (a opinión de los pensadores neoclásicos) del consenso de Washington, la desigualdad no deja de aumentar (el índice de Gini supera el 0,57 y la diferencia entre el 10% más rico y el 10% más pobre supera las 41 veces). A continuación publicamos un ensayo que intenta analizar las razones estructurales de esta siuación.

1.-La teoría del valor y la extracción de plusvalía

La teoría de la plusvalía es una de las principales contribuciones de la teoría marxista para el entendimiento de la economía capitalista. Esta teoría va al corazón de entender porqué la riqueza tanto mundial como nacional se ha quedado concentrada en manos de unos pocos durante toda la historia del capitalismo. En términos simples, la teoría de la plusvalía nos dice que los trabajadores aportan más valor a la producción que lo que se les retribuye mediante el salario y este diferencial queda en manos de los capitalistas, obteniendo así ganancias "gratis", "robando" a los trabajadores de parte del producto de su trabajo. Esto tiene como fundamento dos supuestos esenciales que son el cumplimiento de la ley del valor para el intercambio de mercancías y que en el mercado laboral la fuerza de trabajo se transa como una mercancía, entendiendo por mercancía cualquier bien o servicio que se produce para ser intercambiado.

La teoría del valor tendría sus orígenes en la génesis de la economía clásica. Esta génesis se remonta a Adam Smith, Escocés, profesor de teología (moral philosophy) de la universidad de Glasgow, quien en 1776 publica su obra más conocida "Inquiry into the nature and causes of the wealth of nations". Esta obra es considerada por los neoclásicos como el inicio de la teoría económica moderna. En ella se explicita la noción de que todo el valor que existe en el mundo es producto de trabajo humano. Por ende el valor de una mercancía estaría dado por la cuantificación de la cantidad de trabajo humano que esa mercancía encierra (1). Así, Smith concluye que es la cantidad de trabajo que contienen las mercancías lo que les da la equivalencia requerida para que dos mercancías se intercambien (2). Pero al seguir con su análisis Smith se confunde en su definición. Lo que Smith estaba buscando era una medida del valor, no su origen, por lo que cae en la siguiente imprecisión: Por un lado define la medida del valor como la cantidad de trabajo contenido por la mercancía, es decir cuanto trabajo humano tiene incorporada, y por otro como la cantidad de trabajo comandado, es decir cuanto trabajo puedo obtener(comandar) en el mercado al intercambiar esa mercancía, parecido a lo que hoy conocemos como valor de cambio. Sin darse cuenta de la ambigüedad, ya que ambas medidas no tienen por qué coincidir, opta por la segunda (3).

David Ricardo, hijo de un banquero Holandés, se involucra en la economía política (nombre con que los economistas clásicos denominaban su campo de estudio) en gran parte por la influencia que tuvo sobre él la "Riqueza de las naciones". En 1817 publica su obra cumbre llamada "Principles of Political Economy and Taxation". Uno de sus aportes centrales fue el de establecer una ley del valor consistente. Ricardo consideraba que la economía política era "el estudio de cómo se reparte el producto entre las distintas clases sociales" por lo que la teoría del valor ocupará un lugar fundamental en sus escritos y reflexiones.

Siguiendo con la idea central de que el trabajo humano es la única fuente de valor, zanja la ambigüedad smithiana afirmando categóricamente que el valor de una mercancía está dado por la cantidad de trabajo comúnmente necesario para producirlo. Es decir, por la cantidad de trabajo que en promedio se necesita, dadas las características del proceso productivo, para producirlo(4). Además, hace la diferenciación entre trabajo actual (vivo) y trabajo pasado. El primero se refiere al trabajo que es capaz de crear valor, el trabajo humano, mientras que el segundo se refiere a los medios de producción, como la maquinaria, los cuales no crean nuevo valor, sólo traspasan el que poseen. Esto es muy importante en su teoría y más aún por sus consecuencias: una vez materializado el trabajo humano en una mercancía, lo que puede ocurrir es que esa mercancía sea capaz sólo de transferir o de volcar su valor en otra mercancía, pero nunca crea nuevo valor. Siguiendo este razonamiento cabría preguntarse porqué correspondería un pago a los factores productivos si estos no crean valor o bien, si es justo que los dueños del capital, por el sólo hecho de ser dueños, se lleven un excedente.

La teoría del valor Ricardiana es la piedra angular sobre la cual se basa la teoría de la plusvalía del alemán Karl Marx. No es casualidad, por ende, que Ricardo sea el único economista político clásico que Marx trató como a un maestro. Si se extrapola la teoría del valor al mercado del trabajo -lo que tiene sentido ya que el trabajo humano se transa en el capitalismo como una mercancía más- el valor del trabajo humano estaría dado por la cantidad de trabajo humano que a su vez este tiene incorporado. En otras palabras, el valor de un trabajador equivaldría a la cantidad de bienes y servicios necesarios para que ese trabajador exista. Si el trabajo humano se transa en el mercado como una mercancía, el salario que se le paga a cada trabajador sería el equivalente monetario a todos esos bienes y servicios.

En general se asocia esta idea a la de salarios de subsistencia pero es el propio Ricardo quien explicita que no necesariamente los salarios iban a ser de subsistencia, sino que iban a ser equivalentes a un mínimo cultural social (esta expresión es de Marx), que podía variar entre tipos de personas y sociedades. Es decir, este mínimo cultural social sería más alto en sociedades con estándares de vida superiores, e incluiría no sólo la comida y el abrigo, sino también necesidades que podían cambiar en el tiempo, entre personas y sociedades como la educación necesaria para llevar a cabo algún trabajo más complejo, la cultura, etc. Es decir, el salario va a depender "esencialmente de los hábitos y costumbres de la gente" de una sociedad dada.

Es aquí donde comienza el aporte de Marx y quizás la parte más polémica de su teoría. Fiel a la dialéctica Hegeliana, Marx descubre que en el mercado del trabajo se produce una contradicción entre lo que era el trabajo y lo que él llamaría fuerza de trabajo. La primera se refiere al esfuerzo tanto físico y mental que realiza un trabajador. La segunda al trabajador en si, a la humanidad de ese trabajador. Aparentemente bajo una plena libertad concurren al mercado laboral tanto los oferentes como los demandantes de trabajo. Ambas partes realizarían un contrato que establece las condiciones del trabajo y el respectivo salario. Bajo nuestras dos premisas, trabajo como mercancía y cumplimiento de la ley del valor, el salario acordado para un trabajador será aquel que equivale al valor de la fuerza de trabajo que, como ya vimos, será equivalente al valor de los bienes y servicios que permiten que ese trabajador exista y pueda desempeñar el trabajo establecido, según los estándares de su época y sociedad. Como vemos, el valor de la fuerza de trabajo, y por ende el salario, no estaría determinado por cuanto produce el trabajador, es decir por cuanto valor aporta a la producción ese trabajador. Esto se produciría porque lo que el capitalista está comprando no es el trabajo, es decir, no compra unidades de esfuerzo físico o mental, sino que arrienda al trabajador, su fuerza de trabajo, y por ende el uso que puede darle a esa mercancía no está limitado por cuanto valor aporta el trabajador a la producción.

Si bien el trabajo se está transando como una mercancía, se trata de una mercancía especial ya que es la única mercancía que al ser "consumida" crea valor nuevo. Es por esto que mientras más se usa, más valor genera. Así, mientras más extensa o intensa sea la jornada laboral (5), más valor se crea. Supongamos, para simplificar, que un capitalista ha arrendado la fuerza de trabajo de un trabajador por un día. El capitalista puede hacer el uso que quiera de esa fuerza de trabajo dadas las restricciones legales y las del contrato. No hay nada en este intercambio que faculte al trabajador u obligue al capitalista a utilizar la fuerza de trabajo sólo hasta que el trabajador haya creado el valor que equivale a su salario. Muy por el contrario, siempre el capitalista intentará que el uso de la fuerza de trabajo sea lo más extensiva e intensiva posible. Siguiendo con el ejemplo, si la jornada laboral legal es de 8 horas, y el trabajador produce el valor equivalente a su salario en 5, las 3 últimas horas serán ganancias exclusivas para el capitalista. Una ganancia "gratis" para el capitalista que se origina exclusivamente por la existencia de personas que no tienen otra opción que vender su fuerza de trabajo, no poseen medios de producción, y otras, los capitalistas, que concentran la propiedad de los medios de producción. Esta ganancia "gratis" es lo que Marx bautizó como plusvalía (6), y el proceso explicado anteriormente como extracción de plusvalía (7).

2.-Los ciclos Económicos y sus efectos sobre la distribución del ingreso

La teoría de la plusvalía nos explicaría porqué en forma consistente durante todo el capitalismo quienes han sido dueños de los medios producción acumulan más riqueza y porqué, en general, los trabajadores son pobres o al menos más pobres que los capitalistas. En otras palabras, estaría dando cuenta de porqué en todos los países capitalistas, en mayor o menor medida, la distribución del ingreso es tan desigual. En general la teoría económica neoclásica parte de la base de que la distribución es desigual y focaliza sus esfuerzos en ver como mejorarla, que efectos tiene esto sobre el resto de la economía y en justificarla, pero nunca en entender porqué se produce(8).

La explicación que se da generalmente de porqué se justifica la riqueza de los capitalistas es que ellos asumen riesgos. Son ellos los que invierten y no hay certeza de que van a tener utilidades, en cambio los trabajadores tienen su salario asegurado, al menos mientras el capitalista no quiebre. Este argumento hace sentido aún cuando se concuerde con que la riqueza de ellos proviene del "robo" del esfuerzo de los trabajadores. Aquí uno caería en un debate ético de si es o no correcto que esto suceda, que por lo demás no tiene salida teórica ya que cada posición se sustenta en una serie de creencias éticas, cosmovisiones de mundo, definiciones políticas, etc. Si aceptamos la idea de que la clase capitalista se hace consistentemente más rica, o que al menos las diferencias entre ricos y pobres (siendo los más ricos los capitalistas), tanto a nivel de países como dentro de los países, se han ido acrecentando, o cuando menos no han disminuido como norma general, y si aceptamos que lo que sustenta esto es la extracción de plusvalía, cabría preguntarse que es lo que da a ciertas personas esta posición de privilegio.

Según Carlos Pérez Soto "los capitales iniciales desde los que partió el ciclo de reproducción ampliada fueron obtenidos por la vía del saqueo colonial, el robo, la guerra de conquista, la barbarie armada. Esto no sólo es cierto, y ampliamente documentable desde un punto de vista histórico, sino que también lo es en principio, y de manera esencial. No es pensable en absoluto que una clase de innovadores tecnológicos haya hecho progresar a la humanidad, y a sus propios bolsillos, armados meramente de sus ingenios y el poder de sus palabras. La implementación de tales ingenios en aparatos productivos eficaces y a gran escala requirió necesariamente de enormes capitales que, históricamente, no se tenían, ni se habían tenido en ninguna sociedad anterior. Los estados, usados en su beneficio, y a través del saqueo colonial, o el saqueo directo y la piratería, aportaron el capital que puso en marcha todos los pomposos orgullos de la modernidad."(9). Esto es lo que se conoce con el nombre de "acumulación primitiva del capital".

Aunque esto fuese cierto, y yo creo que si lo es (ver capítulo XXIV, tomo primero de "El Capital"), no tendría mucho sentido culpar a los capitalistas actuales por los crímenes de sus antepasados. Se podría argumentar que las barbaries de entonces se justifican por los enormes avances que la sociedad ha conseguido a partir de ellos. Además, cabe resaltarse que no hay ninguna razón teórica que impida que los salarios lleguen a niveles bastante aceptables, que permitan a los trabajadores vivir de manera bastante decente, lo cual es constatable en diversas ramas de la producción más avanzadas y productivas. Si bien estamos muy lejos de que esto sea generalizado, con dos tercios de la población mundial sumidos en la pobreza, el suponer que algún día subirán los estándares de vida de todos no es teóricamente descabellado, y cada vez menos a medida que aumenta la riqueza mundial (10). En otras palabras, no sería necesariamente cierto que el capitalismo estructuralmente produce pobreza absoluta (personas viviendo bajo la línea de pobreza, por ejemplo), pero si relativa (desigualdad en la distribución del ingreso, por ejemplo).

Otras conclusiones se extraerían si uno supusiese que la "acumulación primitiva de capital" se reitera en el tiempo. Si bien los estándares de vida de mucha gente han aumentado en los últimos siglos, no es menos cierto que durante este tiempo nos hemos visto golpeados por numerosas crisis económicas, tanto a nivel global como a nivel local, siendo potencialmente cada vez más generalizadas como consecuencia de la profundización del intercambio mundial y de la globalización financiera. Cada vez que nos vemos enfrentados a una crisis económica, caen radicalmente los estándares de vida de la gente más pobre y menos calificada. Aumenta el desempleo, tienden a caer los salarios, se pauperiza la condición de los asalariados, con el consiguiente efecto sobre la distribución del ingreso.

Cada vez que los capitalistas se enfrentan a una crisis y tienen una caída en sus ganancias, se sucede un nuevo período de acumulación, con la consiguiente degradación de la condición de los asalariados. Si suponemos que las crisis son estructurales al sistema, como lo han sido hasta ahora y como lo indica el hecho de que no son fácilmente predecibles ni hay recetas para evitarlas o superarlas sin ajustes extremadamente duros para la mayoría de la población, tenemos que concluir que las fases de acumulación capitalista son estructurales al sistema. Así, el "saqueo" se estaría produciendo recurrentemente, lo cual cambia radicalmente la perspectiva del análisis. Habría que separar entonces entre la extracción de plusvalía absoluta y la extracción de plusvalía relativa.

La primera es la que genera como consecuencia pobreza absoluta, es decir miseria, y es la que ha sido atacada en mayor medida por las fuerzas de izquierda tradicionales (11). Por otro lado, la plusvalía relativa es la que genera pobreza relativa, es decir grandes diferencias en los ingresos, pero no necesariamente miseria. Esta si que sería estructural al sistema, pero es mucho más difícil de identificar y de criticar. Lo que estoy diciendo es que durante los períodos de auge económico del capitalismo, los cuales no tienen precedentes en la historia mundial, es posible y probable que se dé el proceso de extracción de plusvalía relativa de la mano de aumentos en los estándares de vida de gran parte de la población, pero cada vez que tenemos una crisis pasamos a la extracción de plusvalía absoluta, la cual genera una y otra vez condiciones de creciente miseria entre los más pobres.

Además, el mismo sistema ha necesitado aumentar los estándares de vida de la población (12) por diversos motivos. Primero, en un sistema de alta productividad, y por ende de altas tasas de plusvalía, se pueden pagar salarios relativamente altos sin riesgo de que disminuyan mucho las ganancias. Segundo, se requieren niveles cada vez más elevados de capacitación y destrezas, dada la complejización creciente de la producción, debido al vertiginoso proceso de avance tecnológico, así como trabajadores medianamente motivados y sanos. Tercero, se requiere que se consuman cada vez más bienes. Sólo mediante un aumento sostenido del consumo agregado es posible el crecimiento de las ganancias capitalistas. Es este aumento del consumo el que permite realizar las ganancias a los productores aumentando la acumulación de capital, y por ende estos requieren que los ingresos de las personas (13), y por ende su consumo, aumente.

Efectivamente, se pueden encontrar diversos casos en los cuales la extrema pobreza, la miseria, se ha reducido como consecuencia estructural del crecimiento económico, sin mayor intervención de los estados. Aún cuando la llamada pobreza dura no es superable sólo con el crecimiento, es teóricamente posible y pensable que con adecuadas medidas de focalización, inversión consistente y creciente en capital humano, políticas redistributivas eficientes y por sobre todo con una voluntad política para dirigir fondos hacia los más pobres, en un futuro no demasiado lejano esta pueda ser erradicada. Si fuese así, la crítica al capitalismo de que genera miseria carecería de fortaleza, ya que se podría argumentar que son fallas superables de este sistema (14). Personalmente creo que es totalmente pensable un capitalismo medularmente igual al que existe hoy sin que haya miseria. Dada la riqueza mundial, con un poco más de organización de la "sociedad civil" y menos egoísmo e individualismo de la misma, con medidas efectivas de redistribución y con un estado con mayor poder de regulación interna, podrían existir las mismas estructuras de mercado, de competencia, de actividad orientada hacia las ganancias, de una sociedad basada en el trabajo asalariado, de hegemonía de la lógica de acumulación de capital, pero sin miseria material (15).

A mí parecer es este el tipo de organización social que propuso y continúa proponiendo la social-democracia, en su postulado teórico de la tercera vía, bajo las consignas de un capitalismo más humanizado, más regulado, de crecimiento con igualdad. Es más, estas visiones han llegado al gobierno en numerosos países y la única forma de legitimarse es realizando algo superior a la doctrina imperante en los últimos 20 o 30 años, la del neoliberalismo. Y este salto cualitativo pasa principalmente por la superación de la miseria. Obviamente estos son procesos de transición que demoran años, incluso décadas, pero mí impresión es que esa es su apuesta.

3.-Las reformas del Poder Burocrático y su disputa por la hegemonía

Como veíamos anteriormente, las economías mundiales podrían converger hacia un aumento en los estándares de vida de la mayoría de la población, a una disminución de la pobreza absoluta, pero sigue quedando la cuestión de la pobreza relativa, que se exacerba con las crisis económicas. Una de las tesis de este ensayo es que las crisis económicas, que serían estructurales al sistema tal cual está, generarían una y otra vez un aumento de la pobreza absoluta, derivada de un aumento de la extracción de la plusvalía absoluta. Esto se contrapondría a la tendencia del sistema a aumentar las condiciones materiales de vida de los habitantes de la tierra, pauperizando cíclicamente la condición de una gran parte de la población. Si bien esto puede ser cierto, también es cierto que es, al menos teóricamente, posible regular la actividad económica mundial para prever y hacer frente a estas vicisitudes. Propuestas como el impuesto Tobin, tasas de encaje más altas, restricciones al movimiento de capitales como los requisitos de permanencia más extensos, etc, de seguro regularizarían e impedirían fluctuaciones tan violentas de los mercados de capitales, que como sabemos son altamente desestabilizadores y causantes de crisis económicas severas.

Por otro lado, seguros de desempleo eficaces y que aseguren ingresos dignos a todos los trabajadores del país en cualquier circunstancia, ingresos mínimos para todos los ciudadanos sin importar su rol social, restricciones a la flexibilidad laboral, seguridad social, etc, ayudarían a que el proceso de pauperización derivado de las crisis fuese menos severo, y, en el extremo asegurarían condiciones materiales de vida digna a todos. Como anteriormente, la pregunta que surge es si estas modificaciones se generalizan, se podría seguir hablando de capitalismo propiamente tal. Si la respuesta es afirmativa, criticar al capitalismo con la argumentación de que las crisis generan pobreza absoluta pasa a ser efímera, ya que con reformas, eso si que bastante radicales, esa situación se supera. Si por el contrario se postula que con los cambios enunciados anteriormente cambia parte de la esencia del modelo la crítica si sería estructural. Es decir, se estaría sosteniendo que la única forma de superar el dilema que nos presentan las crisis es variando algunos componentes estructurales del modelo. O dicho de otra forma, se le disputaría hegemonía a la lógica de acumulación capitalista, como principal reguladora de las relaciones socioeconómicas.

Pienso que, en contraposición a la situación anterior, la tendencia del capitalismo neoliberal, y ya no solo en la periferia, va en dirección opuesta a las reformas que serían necesarias para atenuar el efecto de las crisis. No es coincidencia que la respuesta de los países como Chile que se vieron fuertemente sacudidos por la última gran crisis, la crisis Asiática, sea abrir aún más la cuenta de capitales, así como las reformas laborales y el seguro de desempleo apuntan hacia flexibilizar el mercado laboral y abaratar el costo de los despidos. Además, la tendencia a que las fronteras sean cada vez menos relevantes y que los estados nacionales tengan cada vez menos control sobre los flujos de capital y el comercio internacional son innegables.

Las regulaciones que se nombraron anteriormente y que serían las que protegerían a los países de las crisis económicas atentan directamente contra la tendencia estructural del capitalismo moderno, el neoliberalismo, a aumentar el poder de los mercados en la toma de todas las decisiones tanto nacionales como internacionales, así como económicas y sociales. De esta forma mi parecer es que los cambios o reformas necesarias para evitar las consecuencias nefastas de los ciclos económicos sí cambiarían partes medulares, aunque quizás no lo más central, del capitalismo actual. Seguiría siendo una sociedad centrada en la explotación del trabajo, en la acumulación de capital y seguiría habiendo extracción de plusvalía, aún cuando podría ser un modelo socio-económico preferible al propuesto por el Consenso de Washington.

Lo que se está diciendo es que es posible superar las críticas expresadas en este ensayo, pero no sin alterar, al menos en parte, el rumbo de la economía mundial. Claramente esta superación pasa por mermar los privilegios de la burguesía capitalista actual por lo que la pregunta relevante es si hay alguna posibilidad de que eso pase. La misma tendencia histórica del capitalismo, que se caracteriza por ser altamente revolucionario en cuanto al progreso técnico, nos ha llevado a un estadio en el cual es muy posible que las decisiones más relevantes sobre la producción de la economía mundial (qué se produce, cuanto se produce, como se produce, quien lo produce, para quien lo produce, etc) no la estén realizando directamente los capitalista sino lo que algunos autores han llamado "el poder burocrático". Este estaría compuesto por ejecutivos, gerentes generales, funcionarios de organismos internacionales, directores de ONG's, e incluso personeros gubernamentales de las naciones más poderosas.

Todos los nombrados anteriormente no poseen necesariamente medios de producción ni grandes cantidades de acumulación capital, pero sí afectan fuertemente las decisiones de la producción internacional. Más importantemente, influyen en la división social del trabajo (quien produce que cosa y como lo producen), la cual era, a mí parecer, una de las preocupaciones centrales de Marx. Él estimaba que la clase que pudiese determinar esa división del trabajo podría constituirse en la clase dominante (16). En su tiempo era bastante claro que los dueños del capital eran los que tomaban esas decisiones, pero aparentemente desde hace varias décadas esto ya no sería tan cierto (17).

Siguiendo este razonamiento, y sin perder de vista la mirada del materialismo histórico y la lucha de clases como motor de la historia, estaríamos en presencia de una nueva clase que tendría la capacidad para ser la clase dominante. Es evidente que hasta ahora estas dos clases, la burocracia y los capitalistas, han coexistido, siendo en gran parte aliados políticos y económicos, así como coexistieron durante siglos los señores Feudales y los Burgueses, hasta que la contradicción de sus intereses se hizo insostenible. Pero podría estar llegando el recambio dada la pérdida de poder de los capitalistas como clase y el aumento del poder, tanto político como de dominio sobre el proceso productivo actual, de esta nueva clase. Notemos que el discurso de la Social Democracia está cada vez más en voga y las necesidades de regulación para evitar las contradicciones dramáticas que ha generado el neoliberalismo son clamadas cada vez por más personas. No sería casual entonces la preocupación por la pobreza, las crisis económicas, la marginalidad, el desarrollo desigual, etc. de organismo como el el FMI y del Banco Mundial, así como de diversos líderes políticos de las potencias económicas, al menos hasta antes de que la preocupación central de su agenda fuese la lucha contra el terrorismo (18).

Como comentábamos antes, cualquier clase que quiera permanecer en una posición hegemónica derrocando a la actual debe, para legitimarse, ofrecer algo mejor. La bandera de lucha del poder burocrático (cuya ideología política estaría encarnada por la Social Democracia) sería la superación de la pobreza, el aumento de la educación y la regulación de las crisis económicas. Si las conjeturas anteriormente presentadas en este ensayo son relativamente certeras, estaríamos entrando en una nueva fase de organización de las clases sociales con sus respectivas consecuencias a nivel político y social. Mí parecer es que esta nueva fase, aunque superior a la actual, no superaría el tema central que aqueja a nuestra esquizofrénica sociedad, el de la alienación que produce el trabajo asalariado y la pérdida de trascendencia derivada de vivir en una sociedad organizada en torno a este trabajo, pero esa es harina de otro costal... costal que podría ser un campo propicio para el avance y consolidación de un subsector de Economía Social y Solidaria.


NOTAS

1. "Labour alone, therefore, never varying in it's own value, is the ultimate and real standard value by wich the value of all commodities can at all times and places be estimated and compared. It is their real price, money is their nominal price" Wealth of nations, capítulo 5, Colección Everyman's Library, 1910.
2. "They contain of a certain quantity of labour which we exchange for what is supposed at the time to contain the values of an equal quantity" Wealth of nations, capítulo 5, Colección Everyman's Library, 1910.
3. "The value of any commodity, therefore, to the person who posseses it, and who means not to use or consume it himself, but to exchange it for other commodities, is equal to the quantity it enables him to purchase or command’ (Wealth of nations, capítulo 5, Colección Everyman's Library, 1910.
4. "The value of a commodity, or the quantity of any other commodity for which it will exchange, depends on the relative quantity of labour which is necessary for it's produccion, not on grater or less compensation which is paid for that labour" Principles of political economy and taxation, capítulo 1, Prometheus Books, 1996.
5. Notemos que para generar más valor uno puede hacer que el trabajo dure más horas (jornadas laborales más extensas, trabajo extensivo) o bien hacer que en cada hora de trabajo se cree más valor (mayor productividad, trabajo intensivo).
6. Notemos que no necesariamente la reducción de la jornada laboral durante la historia ha hecho que disminuyan los montos de la extracción de plusvalía (la explotación capitalista), ya que los aumentos en la productividad, los modos de producción que disciplinan a los trabajadores, la especialización, la tecnología, etc, han hecho que en cada minuto de trabajo se está creando más valor y por lo tanto la fuerza de trabajo se ha utilizado cada vez en forma más intensiva, generando así más plusvalía en cada minuto de trabajo.
7. Notemos que sólo estamos refiriéndonos a la parte monetaria cuantificable de la extracción de plusvalía, la cual no es necesariamente la más importante para Marx, ni la que tiene los efectos más nefastos sobre la clase trabajadora, pero el análisis de la alienación y la enajenación derivadas de este mismo proceso escapan el alcance de este ensayo.
8. El porqué de esto da para otro ensayo aparte, pero no puedo dejar de notar la conveniencia para quienes creen, o quieren creer, que vivimos en el mejor de los mundos de no adentrarse en las causas estructurales de este fenómeno.
9. "Comunistas otra vez, para una crítica del poder burocrático", Universidad Arcis-Lom Ediciones, 1999.
10. Extrapolando el argumento, uno podría concluir que la riqueza de unos pocos se justificaría por el bienestar de la mayoría, idea que durante los 30 años dorados del capitalismo (1945-1975) no parecía inverosímil, al menos en las economías centrales.
11. Según mi parecer, acá estaría una de las principales razones de porqué la crítica marxista ha ido perdiendo validez. Si uno se dedica a criticar al sistema porque estructuralmente genera miseria, a medida que la miseria disminuye la crítica va perdiendo validez.
12. De manera más (fordismo) o menos (complejo electrónico) generalizada.
13. Al menos de las personas integradas al proceso productivo.
14. Cabría preguntarse si una organización económica que tuviese como una de sus prioridades erradicar la pobreza seguiría siendo el mismo tipo de capitalismo. En otras palabras, cuanto cambiarían las estructuras económicas y sociales de llevarse a cabo en forma real esta transformación.
15. La cuestión de la miseria espiritual y psicológica que conlleva un sistema con las características anteriores serán dejadas de lado en este ensayo, pero sin duda afectan en gran medida la calidad de vida de las personas en el mundo capitalista.
16. Este sería el énfasis de Marx en la "La Ideología Alemana", en particular primeras 80 páginas.
17. Para ilustrar algunos ejemplos de poder burocrático, basta mencionar a los consultores del FMI o del Banco Mundial, a los directivos de los Bancos Centrales de los países más desarrollados como Alan Greenspan, a los altos ejecutivos de Microsoft o la General Motors, todos quienes no son necesariamente dueños de medios de producción o, de otra forma, no es la propiedad de estos medios la que les sustenta esta facultad, pero su ingerencia en la división social del trabajo es innegable.
18. A modo de ejemplo, en el 2001 en Inglaterra más de 100 diputados de todas las tendencias políticas incluido el ex ministro del tesoro Geoffrey Robinson habían apoyado la tasa Tobin. El parlamento Canadiense también la respaldaba formalmente. El gobierno Finlandés la apoyaba y su ministro de asuntos extranjeros manifestó en la conferencia de Bruselas que la tasa Tobin debería ser prioritaria en la conferencia de la ONU sobre financiamiento del desarrollo prevista para Junio del 2001 en Nueva York. Si esta tasa fuese de un 0,25%, lo cual no penalizaría en forma importante a las inversiones, pero si desalentaría el movimiento del capital especulativo, el más desestabilizador y que realiza el 80% de las transacciones sobre divisas extranjeras en lapsos de 7 días o menos, esta generaría unos 250 billones de dólares anuales. Se estima, según la ONU, que con 225 millones de dólares anuales se podrían resolver las peores formas de pobreza y degradación ambiental. A su vez "The Guardian" comentaba en esa época que sólo 8 millones de dólares al año bastan para asegurar la educación primaria universal.

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Enviado por La Peña del Bronx

 

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