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Estado español :: 23/08/2018

Quítate tú, que me pongo yo

Red Roja Vallecas
La sustitución del PP por el PSOE, y viceversa, ha venido sucediendo cada dos legislaturas ( más o menos 8 años ) desde 1996

Una vez más la alternancia entre el PP y el PSOE en el Gobierno ha venido a sustituir a un Ejecutivo en un callejón sin salida. El gobierno de Rajoy se hundía tras el esperpento del 155 en Cataluña – con tintes cada vez más fascistas y crecientemente desacreditado ante la UE - y se ahogaba entre denuncias de corrupción – a su vez expresión de una salvaje pelea interna en el PP. Todo ello en el marco de una crisis general del capitalismo y de la propia UE, que se perpetúa y genera cada vez mayor inestabilidad política.

La sustitución del PP por el PSOE, y viceversa, ha venido sucediendo cada dos legislaturas ( más o menos 8 años ) desde 1996, cuando Aznar ganó sin mayoría absoluta a un PSOE enlodado hasta las orejas por el GAL, las contrarreformas laborales, la corrupción, las privatizaciones, la liquidación del tejido industrial y agropecuario, etc. Después llegó Zapatero, encaramado sobre el movimiento contra la guerra de Iraq y se dispararon las ilusiones; hasta que el mirlo blanco implantó con puño de hierro una nueva contrarreforma laboral y el más salvaje ataque a las pensiones públicas: retraso en la edad de jubilación hasta los 67 años y el aumento del número de años para el cómputo de la pensión. Además, con el apoyo del PP, reformó del artículo 135 de la Constitución para sacralizar el Pago de la Deuda y convertirnos en un Estado intervenido, al tiempo que se intensificaba la represión obrera y de la juventud. Y tras el descrédito del PSOE, llegó el gobierno de Rajoy a empeorar lo que parecía imposible.

¿Hay alguien – que no padezca una amnesia profunda – que pueda esperar de buena fe que “las cosas cambien”, cuando no cambian más que las caras de quienes se sientan en los gobiernos?

Pero no son movimientos circulares, o de péndulo, los que reflejan la situación. Ni mucho menos. Estos intercambios de sillones de las élites políticas – que efectivamente dejan sillones de Gobiernos para sentar sus posaderas en Consejos de Administración de las grandes empresas privatizadas por ellos y ellas y a las que han favorecido – tienen lugar en un marco de mayor inestabilidad y debilidad.

La Moción de Censura ha sido posible “in extremis”, con un PSOE en clamorosa minoría con el apoyo de partidos nacionalistas que reclaman abiertamente el Derecho de Autodeterminación, además de Unidos Podemos. La inestabilidad política está servida y con ella la debilidad en el ejercicio del poder por parte de las clases dominantes a las que igualmente representan, no nos equivoquemos, las actuales mayorías parlamentarias. Porque si esto no fuera así, si hubiera el menor atisbo de riesgo para los grandes poderes económicos, la sustitución no hubiera sido pacífica; estaríamos como en Venezuela o como en Nicaragua.

Uno de los elementos más destacados de esta jugada de póker que ha sentado a Pedro Sánchez en la Moncloa es que ha desbaratado de un plumazo los relatos de cambio -con minúscula y sin contenidos - que representaba, desde la supuesta izquierda, Unidos Podemos.

Como es evidente para todo el mundo – excepto para quienes han conseguido o esperan conseguir un puestecito en las instituciones en las que gobiernan – esta nueva/vieja izquierda ha ido deshaciéndose de todos los contenidos que tuvieran un mínimo contenido de ruptura: desde la República, a la OTAN (incluido el esperpento de tener al JEMAD que dirigió los bombardeos de Libia como secretario general de Madrid), a No Pagar la Deuda y salir de la UE y el Euro, pasando por el lodazal de haber legitimado con su silencio el Estado de Excepción del 155 en Cataluña.

De esta cáscara vacía es de la que se ha apropiado de un plumazo Sánchez, incorporando todo aquello que es solamente imagen: poner muchas mujeres y homosexuales en los Ministerios, acoger a unos cientos de inmigrantes mientras se mantienen las cárceles de los CIEs o hacer que la religión no contabilice en la escuela. Es decir, aplicando el lampedusiano: “Si queremos que todo siga como está es preciso que todo cambie”.

Permanecen las contrarreformas laborales, las de las pensiones, la Ley 15/97 y las privatizaciones de la sanidad, la universidad al servicio exclusivo de la empresa mediante el Plan Bolonia, la Ley Mordaza y todas las leyes antirrepresivas, la Monarquía y la coraza de hierro de la Deuda, del Euro y de la UE para impedir el aumento del gasto social.

Pablo Iglesias repitió incansable, en los días de la Moción de Censura, su oferta de entrar en el gobierno de Sánchez para que éste fuera "fuerte, estable y que dé garantías a la Unión Europea"1. Efectivamente, cuando la piedra de toque es: ¿se garantizan los derechos y las necesidades de la gente o se garantizan los intereses de los banqueros y multinacionales a quienes representa la UE?, Unidos Podemos sabe lo que hacer, qué intereses hay que garantizar. Exactamente lo mismo que su homóloga Syriza en Grecia.

Pillados en esta trampa, que ellos mismos han construido intentando hacer de aprendices de brujo con el pueblo, Unidos Podemos se debate a la desesperada frente a unas expectativas de voto en caída libre e intentan una vez más encaramarse sobre la movilización social.

Al más viejo estilo de la Cumbre Social de 2013 (PSOE, IU, CC.OO. UGT y satélites) pretenden convocar una movilización en octubre cargada de palabras altisonantes y vacías de contenidos concretos. Bajo el lema: “Si nos movemos, cambiamos todo”, generalidades como redistribuir la riqueza, conquistar derechos, recuperar el planeta o por una vida digna. Nada sobre el Régimen del 78 y la Monarquía – con la que está cayendo -, ni sobre las reformas laborales o contra el Pacto de Toledo, instrumento privilegiado de la privatización de las Pensiones.

Sobre todo no dicen nada de la Deuda, ni del Euro, ni de la UE. Silencio clamoroso después de que las Marchas de la Dignidad, con toda coherencia, lo situaran en el frontispicio de la movilización para expresar que cualquier otra reivindicación social, incluidas las pensiones, son papel mojado ante la dictadura del capital que con mano de hierro dirige la Zona Euro y la UE.

Pero la clase obrera y los pueblos vamos sabiendo desenmascarar a embaucadores que, disfrazados con ropajes de izquierda, colaboran con el capital para implantar las agresiones más duras (para ello siempre hablan, rimbombantes, de Pactos de Estado), para escamotear la identidad de la clase obrera y para diluir o confundir los objetivos de la lucha.

Los más recientes ejemplos de lucha obrera marcan el camino:

La espléndida huelga general del metal de Cádiz, que paralizó la Bahía, al margen de CC.OO. y UGT en un sector considerado “su feudo”. Pero lo más importante no fue el cambio de siglas. Lo más trascendente fue el espacio unitario de confluencia que apunta hacia el objetivo prioritario: la reconstrucción de la unidad de clase, sobre la memoria del histórico UHP (Uníos hermanos Proletarios)

Las dos duras y exitosas huelgas de Amazon – símbolo de la multinacional del precariado -

Titanlux – en la que por primera vez en décadas se consigue la readmisión de despedidos solamente mediante la presión obrera, también dirigidas por sindicatos alternativos y, sobre todo, enraizadas en el poder de decisión de la Asamblea.

Con todo el bocado principal para quienes pretenden llevar el movimiento popular al callejón sin salida electoral, como decíamos en el número anterior de Pim Pam Pum, es el movimiento de pensionistas. La batalla es dura. El objetivo electoralista es escamotear la denuncia del Pacto de Toledo – inscrita desde el principio en las movilizaciones – y ocultar las presiones de la UE para impedir cualquier aumento de las pensiones de la Seguridad Social, que supere a las migajas previstas y que exceda la Regla de Gastoestablecida por el Tratado de Estabilidad de la Zona Euro y la Ley 2/2012 de Estabilidad Presupuestaria. Así pues, no hay mejora de las Pensiones posible si no se pulveriza la Regla de Gasto.

Una Regla de Gasto que no afecta al gasto militar. Tras el esperpento de los submarinos que no flotan y luego que no caben en el muelle de Cartagena, el presupuesto para los submarinos S-80 llegará a los 4.000 millones de euros2. A esto hay que añadir los 32.000 millones de euros destinados a gasto militar y control social en 2018, camuflados en diferentes ministerios3.

No hay otro camino que avanzar en la organización popular en torno a objetivos concretos, desde la lucha por la vivienda o por un convenio, o poniendo en marcha la Consulta Popular – Monarquía o República – que se prepara para finales de este otoño. Todo ello preservando de oportunismos electorales a la movilización e inscribiendo en ella el horizonte de enfrentar y destruir el poder real del capital que nos vampiriza la vida y que se ejerce a través del Pago de la Deuda, de la UE y de la OTAN.

Agosto de 2018

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1. http://www.rtve.es/noticias/20180601/dudas-quedan-responder-tras-exito-mocion-censura/1743532.shtml

2. https://www.infodefensa.com/es/2018/07/25/noticia-gobierno-elevara-viernes-techo-gasto.html

3. https://www.elsaltodiario.com/gasto-militar/pge-32000-millones-defensa-control-social-2018

 

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