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Pensamiento :: 17/03/2009

Trabajo de luto

Ricardo Antunes
El informe sobre América Latina de la OIT y las noticias de despidos en EE.UU., en Europa y en Japón indican la liquidación de los niveles de empleo a escala global

Comienzan a quedar más claros los contornos y las primeras consecuencias de la crisis que viene licuando al sistema del capital a escala global. El Foro de Davos (Suiza) "empieza con ejecutivos presos del pánico" (Dinheiro, 28/1/09). Allá, donde estaban reunidos representantes de las "clases verdaderamente peligrosas", los ejecutivos globales contabilizan los que es ya incontable y se hunden en en una crisis de proporciones alarmantes.

Mientras tanto, en el otro extremo del mundo, en Belén, el Foro Social Mundial ganaba un nuevo impulso.

Y esto es así porque desde el 2001 viene denunciando la lógica destructiva dominante. Y si bien aún no fue capaz de ofrecer un proyecto societario alternativo global para el mundo, opuesto a los imperativos del capital, muchos de sus participantes saben que el capitalismo es el responsable de la (des) sociabilidad vigente y sus cadenas. Éste sistema podrá incluso llegar a ser más viejo, pero estará siempre empujado hacia el atascamiento.

Ya sea reduciendo el Estado a lo mínimo (en lo que hace a su dimensión pública), ya sea con accesos intervencionistas, como el que cayó sobre el gobierno de George W. Bush y sus epígonos.

Pero la crisis vive un ciclo largo, que viene desde comienzo de los años 1970. Comenzó destrozando a los países del Tercer Mundo. Uno tras otro, Brasil, Argentina, México, Uruguay, Colombia, limitándonos sólo a algunos ejemplos de América Latina, fueron hundidos en el estancamiento y la recesión, desmoronando lo poco que esos países habían construido en el capítulo de los derechos sociales del trabajo.

Pero eso sólo fue el comienzo: después llegó el turno, a fines de los años 1980, de llevar a la bancarrota al llamado "socialismo real" (la Unión Soviética y el resto del Este europeo). Ese hecho no expresó tanto él "fin del socialismo", como el anticipo de una nueva etapa de crisis del mismo capital.

En el ojo del huracán

Actualmente, después de que su epicentro pasara por los principales países capitalistas (Japón, Alemania, Inglaterra y Francia), llegó al corazón del sistema: los Estados Unidos de Norteamérica están ahora en el ojo del huracán.

Y así, una vez más se acentúa el carácter pendular del trabajo. En los países que vivieron rasgos del Estado de Bienestar Social, especialmente en la Europa social-demócrata, el dilema se planteó (aunque sin llegar a la raíz del problema) entre trabajar menos y vivir las bondades del ocio, aprovechando del "tiempo libre" (cabe la pregunta: ¿era realmente tiempo libre, sin comillas?

Trabajar menos, para vivir todos una vida mejor, se convirtió en una consigna fuerte.

Pero en América Latina (y lo mismo vale para Asia y África) la disyuntiva tiene una profundidad todavía mayor.

En este verdadero continente del trabajo, el péndulo es más ingrato aún en los dos polos opuestos: oscila entre trabajar o no trabajar, entre encontrar trabajo o zozobrar en el desempleo.

Más precisamente, entre sobrevivir o experimentar la barbarie, porque el Estado de Bienestar Social siempre estuvo muy lejos de aquí.

Migajas

Y a mitad del camino, una masa monumental de asalariados vivencia una precarización estructural del trabajo a escala continental: niños, negros, indios, hombres y mujeres trabajando al filo de la navaja.

Tal y como recordó Mike Davis en su Planeta Favela (Ed. Boitempo), "no es raro encontrar [en América Central] empleadas domésticas de siete u ocho años con semanas laborales de 90 horas y un día de descanso por mes" ("Child Domestics”, niñas domésticas, informe del Human Rigths Watch de 10/6/2004).

El cuadro se agrava con la crisis: en el muy reciente Panorama Laboral para América Latina y el Caribe - 2008 (OIT, 27/1/09), el escenario social que se presenta es de tal gravedad que linda con la devastación. Si el desempleo disminuyó en los últimos cinco años, el informe de la OIT anticipa que "debido a la crisis, hasta 2, 4 millones de personas podrán entrar a las filas del desempleo regional en el 2009", sumándose a los casi 16 millones ya desempleados (sin hablar de él "desempleo oculto", no siempre registrado por las estadísticas oficiales).

Si en el centro del sistema se tienen las mayores tasas de desempleo de las últimas décadas, en el continente latinoamericano el cuadro se agudiza. En la mayoría de los países hubo retraso salarial, las mujeres trabajadoras han sido más afectadas, con tasas de desempleo 1,6 veces mayores que los hombres, y en nueve países el desempleo juvenil en 2008 fue 2,2 veces mayor que la tasa de desempleo total. La informalidad, que en el pasado era excepción, pasó a ser la regla.

Flexibilidad

En el Brasil, la “marolinha” [expresión utilizada por Lula para indicar que la crisis desatada en las economías centrales apenas provocaria molestias leves en su país] ya desempleó a millares de trabajadores en la industria, los servicios y la agroindustria (acanzando incluso al etanol con trabajo semi esclavo).

El país que, según afirmó el gobierno Lula, tenía una economía estable y refractaria a la crisis, está viendo la corrosión cotidiana de los niveles de empleo. El empresariado presiona una vez más para aumentar la "flexibilidad" de la legislación laboral, con la falacia de que así se conservan empleos. En los Estados Unidos de Norteamérica, en Inglaterra, en España y en Argentina, entre tantos otros ejemplos, se flexibilizó mucho. Queda la pregunta: ¿por qué entonces se viene ampliando tanto el desempleo en esos países?

Para concluir, vale agregar otra contradicción vital más en la que el mundo se hundió, llevando la mirada va más allá del escenario televisivo que nos ofrece el contagiante "big brother” global: cuando caen las tasas de empleo, aumentan los niveles de degradación y barbarie a escala global. Si, por otro lado, el mundo productivo retomara los altos niveles de crecimiento, devolviendo calor a la producción y al modo de vida fundado en la superfluidad y el desperdicio, se calentará aún más el universo, lo que es otro seguro paso hacia una tragedia ya bastante anunciada.

Articulo traducido por Aldo Casas

arío Vive

 

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