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Estado español :: 20/02/2010

Una comida muy cara

Arturo del Villar
Su majestad el rey nuestro señor, que dios guarde, ha ido a comer a Washington, invitado por el emperador Obama I.

Como el viaje lo hemos pagado sus resignados súbditos, al rey católico y su séquito les ha salido muy barata la comida, pero nuestros debilitados bolsillos se vacían un poco más. Esperamos y deseamos que no le invite más veces. Por cierto: la comida fue servida por camareros negros; parece que el hecho de ocupar la Casa Blanca un mulato no ha mejorado la condición social de los negros en Estados Unidos.

Los cronistas reales han enfatizado que su majestad el rey de España es el primer jefe de Estado europeo al que ha recibido el emperador en su residencia oficial. Pues claro, como que los jefes de Estado europeos no tienen necesidad de ir a rendir pleitesía al emperador, con el que discrepan en todas sus actuaciones belicistas y económicas.

También han resaltado esos cronistas que su majestad el rey católico se ha entrevistado con ocho emperadores de Estados Unidos. Eso significa que los ciudadanos de Estados Unidos pueden elegir a su jefe del Estado, y que cuando termina su mandato se retira. En cambio, el rey de España lo es vitalicio, por designación directa del dictadorísimo, el genocida mayor de la historia de España, que por sus poderes omnímodos derivados de una sublevación militar lo eligió para que continuase su régimen ilegal.

Siguen contando los cronistas que el emperador agradeció al rey el nuevo envío de quinientos soldados más a combatir por el Imperio en Afganistán. Otro despropósito del errático jefe del Gobierno español, el presunto socialista Rodríguez Zapatero, que hizo regresar a las tropas españolas de Irak, mientras aumenta el contingente en Afganistán, aunque ambas guerras son igualmente imperialistas. Por cierto: los sudamericanos que integran el ejército español debieran pensar que están mejor pagados sus compatriotas en el de los Estados Unidos. Allí también envían a las guerras coloniales a los inmigrantes sudamericanos, pero con mejores sueldos, y les hacen unos funerales más coloristas. Pero el emperador recibe el premio Nobel de la Paz por sostener guerras en cualquier lugar de su imperio en el que no se pone el Sol, mientras al pobre Rodríguez no le dan ni una limosna por servirle de lacayo.

Asimismo, los cronistas escriben que el rey nuestro señor ha invitado al emperador a visitar la colonia española. Con ello sirve a los intereses del titubeante jefe del Gobierno, que necesita fotografiarse junto al emperador, aunque sea limpiándole las botas, para hacerse perdonar su actitud culoprotestante ante la bandera de las barras y estrellas. Su majestad no se ha dignado tener en cuenta la opinión de sus resignados súbditos, muchos de los cuales no queremos que nos venga a bendecir el emperador. Claro que tampoco queremos la monarquía, y tenemos que aguantarnos.

Kaos en la Red

 

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