Sudán: África pide justicia y solidaridad

Un reciente seminario web titulado "Apoyemos a Sudán: un llamado urgente a la acción y la solidaridad", convocado la semana pasada por Pan-African Today y la Asamblea Internacional de los Pueblos, reunió a destacados activistas e intelectuales sudaneses para discutir lo que está sucediendo en Sudán y amplificar su llamado a la solidaridad.

Durante casi dos horas, los oradores Salih Mohammed Osman (Partido Comunista Sudanés, Comité Central), Mosaad Mohmed Ali (director del Centro Africano de Estudios de Justicia y Paz) y el Dr. Amal Sidahmed (Partido Comunista Sudanés, Comité Central) esbozaron un análisis sombrío pero necesario, que atraviesa las cuestiones humanitarias para iluminar la arquitectura política de la violencia que asola a Sudán.

Advirtieron que el conflicto está siendo alimentado por actores regionales y globales decididos a fracturar Sudán, apoderarse de sus recursos y debilitar el impulso de la lucha de África por la soberanía en un momento en que la agresión imperialista se está intensificando en todo el mundo.

La guerra en Sudán

Al abrir el debate, Salih Mohammed Osman afirmó que hoy Sudán está presenciando "crímenes horribles, graves y atroces, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra que exigen la intervención inmediata de la UA, la IGAD y las Naciones Unidas".

Osman destacó cuatro prioridades urgentes que deben adoptarse: Protección de los civiles. Detener la guerra y todas las hostilidades. Abordar la grave crisis humanitaria. Implementar la justicia y la rendición de cuentas

Recordando a la gente que el genocidio, que comenzó en Darfur en 2003, no solo fue ignorado, sino olvidado intencionalmente. Hoy, la historia se repite con mayor ferocidad: 1,6 millones de sudaneses se han visto obligados a desplazarse. 2,6 millones de personas se enfrentan a una hambruna severa y a la inanición; drones y armamento pesado están bombardeando barrios enteros mientras imágenes satelitales de El-Fasher muestran pilas de cuerpos humanos.

Osman también señala que más que las Fuerzas Armadas del Sudán, las Fuerzas de Seguridad Revolucionarias de Siria (RSF, organización terrorista apoyada por EEUU y los EAU) son responsables de atrocidades masivas. Sin embargo, no son la causa principal.

"Son herramientas", dijo, "utilizadas por fuerzas geopolíticas que ven la tierra fértil, los minerales y especialmente el oro de Sudán como premios estratégicos".

La tragedia de Sudán, continuó, no puede entenderse al margen de su pasado colonial. La independencia de 1956 fue incompleta, y el pueblo sudanés ha seguido enfrentándose a dictaduras e injerencias externas, derrotándolas en 1964, 1985 y de nuevo en 2019.

"Las antiguas potencias coloniales y sus contrapartes modernas son responsables de alimentar esta guerra".

Lo que Sudán necesita, concluyó, es solidaridad internacionalista, especialmente de los movimientos progresistas africanos, para derrotar la alianza interna y externa que desgarra al país y restaurar una autoridad democrática dirigida por el pueblo.

Una guerra contra las mujeres

La Dra. Amal Sidahmed habló sobre la arquitectura de género de la guerra. Su intervención coincidió con los 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género, y argumentó que las mujeres y las niñas se enfrentan a las peores condiciones del mundo. Su mensaje fue contundente: la guerra no es solo una lucha de clases, sino también una lucha de género.

Lo que distingue a la violencia de género en Sudán, señaló, es que la violación y el embarazo forzado se utilizan deliberadamente como herramientas de genocidio, no simplemente como armas de guerra.

Las unidades de RSF y otros grupos armados creen que la eliminación de ciertas etnias se puede lograr mediante la reproducción forzada y el terror sexual.

"Esto refleja ignorancia, sí", dijo, "pero también es un proyecto político consciente de destrucción étnica".

Las mujeres están siendo asesinadas, torturadas, esclavizadas y desaparecidas; sometidas a embarazos forzados destinados a "eliminar" ciertas tribus ; amenazadas para que guarden silencio junto con sus familias; agobiadas por duros trabajos, cuidado de niños y roles de supervivencia mientras los hombres son asesinados, atacados o desaparecidos; y aún más devastadas por el colapso de los sistemas de salud y la hambruna generalizada.

Sidahmed insistió: No hay otra solución que el alto el fuego y la justicia. Reciclar a los perpetradores en el gobierno es reciclar la guerra.

Advirtió que África está entrando en una nueva fase de extracción imperial; no el colonialismo clásico a través de ejércitos, sino una colonización corporativa con compañías internacionales que toman recursos mientras dejan a los africanos sólo con materias primas y sin desarrollo.

La verdadera liberación, concluyó, exige independencia política y económica, organización desde las bases, movilización de base liderada por mujeres y una lucha continental unida contra el imperialismo.

Violaciones de los DDHH

Mosaad Mohmed Ali situó la catástrofe actual de Sudán en un largo patrón histórico de autoritarismo, golpes militares y represión sistémica. Sudán, señaló, nunca ha tenido un gobierno democrático sostenido; la libertad de asociación, expresión y organización política se ha negado sistemáticamente; la tortura, el encarcelamiento prolongado de activistas y la prohibición de partidos políticos han sido rutinarios; y las atrocidades masivas que antes se limitaban a regiones como Darfur ahora los terroristas lo han extendido por todo el país.

Añadió que lo más importante es que se están atacando deliberadamente infraestructuras civiles, incluidos hospitales y escuelas, lo que derrumba el tejido social y provoca un trauma social a largo plazo.

También destacó la dimensión regional, señalando que EEUU, Israel, Kenia, los Emiratos Árabes Unidos y otros estados africanos y del Golfo han desempeñado papeles preocupantes en el apoyo al RSF.

A lo largo del seminario web, ponentes y participantes vincularon la crisis de Sudán con un contexto global más amplio, en el que las potencias imperialistas están acelerando la agresión militar y la extracción de recursos. Ya sea en Palestina, el Congo o Venezuela, destacando el despliegue de personal estadounidense en el Caribe Sur, el afán de Washington por asegurar recursos estratégicos y las crecientes amenazas de una desestabilización artificial. Sudán, argumentaron, es otro frente en esta misma disputa geopolítica. «La maldición de los recursos», sin embargo, «no es una maldición creada por África; es la maldición de la avaricia occidental, impuesta mediante la guerra, el saqueo y la inestabilidad artificial».

Un llamado a una renovada solidaridad en el continente africano

Los ponentes y participantes concluyeron reiterando que el proyecto de liberación nacional de África sigue dolorosamente incompleto. En todo el continente, desde Sudán hasta el Sahel y la República Democrática del Congo, los conflictos se ven exacerbados por potencias extranjeras, mientras que las mujeres y los niños siguen soportando la mayor carga de sufrimiento. El mensaje del seminario web fue inequívoco:

La guerra en Sudán es una contrarrevolución organizada. Los crímenes en curso son genocidas. Los perpetradores incluyen facciones armadas internas y fuerzas imperialistas externas. Las mujeres están en el centro tanto del sufrimiento como de la resistencia.

África debe unirse para exigir un alto el fuego, protección civil, rendición de cuentas y una transición política democrática. Sobre todo, los oradores insistieron en que el mundo, y en especial las fuerzas progresistas del continente africano, deben apoyar a Sudán con claridad política, comprensión histórica y solidaridad revolucionaria.

Peoples Dispacht / Resumen Latinoamericano / La Haine