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Euskal Herria :: 16/01/2010

¡Aurrera euskotarrak!

Jon Kerejeta
Fueron palabras pronunciadas por Jesús Larrañaga , un grito de guerra lanzado a los compañeros de lucha lejos de su Euskal Herria

¡Aurrera euskotarrak! Hil arte. ¡aurrera! gure etsaiak zapaldu arte.

Fueron palabras pronunciadas por Jesús Larrañaga , un grito de guerra lanzado a los compañeros de lucha lejos de su Euskal Herria. Era la grabación real de aquel pensamiento que unió a aquellos revolucionarios vascos que vivieron para liberar su patria, para crear un mundo nuevo de hombres, mujeres y pueblos libres sin fronteras.

Jesús Larrañaga Churruca, Imanol Asarta Imaz, Jesús Karrera Olaskoaga, José Isasa Olaizola, Jesús Monzon Reparaz, Sebastian Zapirain, Luis Zapirain, Clemente Ruiz, Celestino Uriarte Bedia, Asensio Arriolabengoa Ibabe, Cristóbal Errandonea Marcelo Usabiaga, Victorio Vicuña (Oria) Jesús Lekunberri (Otzabiña), Tatxo y Miguel Amilibia.. y así miles de gudaris comunistas, caídos en combate , exilados y vueltos del exilio a la lucha clandestina del interior, detenidos y torturados salvajemente, unos desaparecidos, otros muertos en vida en las cárceles de exterminio , y muchos fusilados.

En el maquis, en la Francia invadida por los nazis, muchos comunistas vascos como J Etxeberria, G. Urquiza, Arrondo, Echats Alonso,…procedentes del Campo de Gurs se integraron en las brigadas 10 y 35 del makis en la zona pirenaica occidental, posiblemente el guipuzcoano Vicuña fue su comandante más conocido. Aquellos hombres habían sido de los primeros en iniciar la resistencia armada contra los nazis.

Entre los héroes reconocidos por la URSS, aparecen nombres, como Juanito Goikoetxea (“AKULLU”), que luchó heroicamente en Ucrania pilotando un Mig-3 contra los nazis, Manuel Zarauza, caído en Bakú, Aguirregoikoa y Rubén Ibarruri héroes de Stalingrado junto con Uribe, Jose Luis Larrañaga, Duarte, Lekunberri,, Mukalla…comunistas y héroes, todavía no conocidos en su querida Euskadi (Euskal Herria).

Todos fueron los mejores. Y de muchos de aquellos héroes no conocemos ni los nombres. Hubiéramos querido saber detalles de sus vidas y costumbres, sacrificios y sueños, de sus ilusiones quemadas. Si sabemos, que lo dieron todo. Sabemos poco de la lucha en la clandestinidad, de la existencia de aquellos batallones de gudaris comunistas, de aquellos guerrilleros vascos que en los campos de batalla primero en Euskadi (E.H.) y en España, después por toda Europa luchando contra el nazismo; para volver a seguir luchando por la libertad, junto a la casa del padre haciendo Historia.

Todos ellos asesinados, por un estado que aún arrastra la ignorancia fascista que olvida a quienes quemaron su vida para dar luz al camino de la libertad. Pero en la memoria de sus pueblos.

Aquella fuerte y organizada clase trabajadora forjada en sus orígenes en la Bizkaia de finales del XIX en las huelgas de 1890, 1903, 1917… en la cuenca minera, en los enfrentamientos con la patronal organizada en la “Liga Vizcaína de productores”, de los Chavarri y Cia, los mismos que gestionaban la “Liga Monárquica” con los que en 1918 pactaría Indalecio Prieto para alcanzar su escaño de diputado por Bilbao, para defender la unidad española frente a un pujante aunque dividido nacionalismo vasco.

Ya entonces el “fantasma de la independencia” era vergonzoso motivo para unir la cúpula del socialismo españolista con la “Liga Monárquica”. De aquella clase trabajadora rompieron los primeros comunistas vascos encabezados por Perezagua fundador del socialismo vasco y Bullejos indiscutible dirigente del Sindicato Minero y pronto secretario general de la sección española de la Internacional Comunista.

Aquellos primeros comunistas aprendieron en su lucha frente a la patronal vasca que se había convertido en la fuerza dinamizadora de la España de la Restauración y frente a las desviaciones reformistas de un PSOE ya respetuoso con razones de estado y el nacionalismo de tenderos posibilistas (Comunión Nacionalista) de los Sota, Engracio Aranzadi…conforme con un bucólico país con peculiaridades respetadas dentro de la unidad de España. Aquellos primeros comunistas vivieron en la Euskal Herria de principios del XX tras la pérdida de bienes comunales y viejas leyes nacidas de la costumbre, vestigio anacrónico de un pasado ancestral. Aquellos baserritarras expulsados de sus tierras por la violencia del ejército “giri” y aquellos emigrantes expulsados también por la crueldad e ignorancia de los terratenientes españoles hicieron realidad aquella frase de k. Marx en el Manifiesto Comunista “Los proletarios no tienen patria” .

Así comenzaron a luchar; para sobrevivir de la miseria y brutales condiciones de vida bajo los capataces cipayos que controlaban militarmente el trabajo el consumo y las vidas, a través de los ranchos mineros. Y todo ello frente a un ejército español que desde el comienzo obedeció a sus dueños frente a las reivindicaciones obreras. Así es como aquel primer proletariado vasco nacido del campesinado pobre y de emigrantes riojanos, leoneses, castellanos…empezaron a creer en la necesidad de una Euskal Herria de los trabajadores. Muy posiblemente nadie, aquí y entonces, conocía la propuesta de Marx (Crítica al Programa de Ghota) de 1875 sobre la necesidad que tiene el proletariado en su lucha de constituirse en clase nacional. Es todo un fundamento para entender que la solidaridad internacionalista se realiza a partir de la liberación del espacio propio. El internacionalismo empieza con la autodeterminación,

Desde los años veinte se van produciendo acciones conjuntas entre los primeros comunistas y el nacionalismo radical de la “Juventud Vasca”, más tarde yagi-yagi, que se inician a partir de la solidaridad de los jóvenes independentistas ante detenciones de obreros comunistas , se concita la reivindicación independentista de los nacionalistas radicales con la estrategia leninista de la liberación de los pueblos. No es extraño que el 14 de Abril del 31 los comunistas salieran a la calle con el grito de ¿muera la República vivan los soviets! Hasta 1935 las posición de los comunistas vascos frente al Estatuto fue “¡No al estatuto de la claudicación, por no ser expresión jurídica de la soberanía del pueblo vasco”

No eran muy diferentes aquellas consignas de la Internacional Comunista que en carta de su portavoz Manuilsky en Mayo de 1931 plantea “el objetivo del Partido Comunista es el de crear sobre las ruinas del estado español la libre federación ibérica de repúblicas obreras y campesinas de Cataluña, Vasconia, España, Galicia y Portugal”.

En 1933 la “Plataforma Vasco-Navarra” que organiza a los comunistas vascos; formula literalmente la estrategia de “Liberación nacional y social de Euzkadi”.

Y en Junio de 1935 nace la organización “Partido Comunista de Euzkadi”.

El Acta Fundacional (1935) de aquella primera organización comunista vasca, que inicia protocolariamente “La constitución del Partido Comunista de Euskadi, es pues la confirmación de la política de liberación nacional y social de nuestro Partido hermano de España y de la Internacional Comunista”.

Continuando “El Congreso Nacional del Partido Comunista de Euskadi reconoce plenamente la existencia de la nacionalidad vasca, expresada en la comunidad de idioma, territorio, homogeneidad étnica, cultura y sobre todo, en la voluntad decidida de la mayoría del país, que lucha por sus derechos nacionales frente al imperialismo español que lo sojuzga en combinación con la burguesía vasca y los grandes propietarios de Euskadi”.

Y aclarando”El Partido fundamenta su existencia en la lucha por la Autodeterminación de Euskadi y muestra su “apoyo y solidaridad con la lucha por la independencia de Cataluña Galicia y Marruecos, pueblos oprimidos por el imperialismo español”.

Mucho sabemos por el testimonio oral de quienes vivieron o vieron sin olvidar aquellos momentos. Y por otro lado algo nos quedó de aquella prensa clandestina como:

La Internacional Comunista (1919-1938), El Comunista (1920…), Comunismo (11 números) Bandera Roja (1930-1931), Mundo Proletario (1931) Bolchevismo (1932…)

Boletín int. P.C. (Fed. Vasc.Na.) (1934-1935 ) Boletín int. P.C. Vizc. (1935)

Euskadi Roja (1933-1937) ( 1946-1948) (1952-1956) Mundo Obrero (1930..) Erri (1937) N. Bandera (1937...), Alkartu (1944-1947), Aurrera (1947), Arragoa(1947...

En aquella constitución del partido de los comunistas vascos, en los debates de los años 30 y en sus pasos definitivos; mucho tuvieron que ver Jesús Larrañaga Churruca, Juan Astigarrabia Andonegui y los tres hermanos Zapirain. Los primeros debates teóricos del colectivo guipuzcoano se conocen en aquellas publicaciones Euskadi Roja será el órgano oficial de los comunistas vascos.

Para nosotros todos fueron Jesús Larrañaga. Aquel que cayó atravesado por las balas del pelotón fascista un 21 de Enero de 1942. El grito de ¡Gora Euskadi Askatuta! Sonó con la fuerza de aquel que al frente de su batallón lanzó en las calles de Bilbao frente al lendakari Aguirre, al retorno victorioso de su primera intervención en el frente de Asturias. Junto a él Imanol Asarta, el donostiarra que le acompañó desde la batalla de Donosti. Cumplió con lo prometido al capellán que le había visitado el día anterior. “mañana al amanecer le enseñaré como muere un comunista”. Murió como vivió.

Habían sido 39 años, desde su nacimiento en Urretxu hasta el momento final en las paredes del cementerio del Este, en la vida de Jesús Larrañaga reflejan, reflexión hasta la duda sistemática y audacia sin límite, en un hombre multifacético de actividad inagotable, que llenaba el entorno de alegría, con una sencilla humildad que imprimía naturalidad a las mayores dificultades, hasta la propia muerte.

Había sido implacable en la lucha y magnánimo en la victoria, amigo de sus rivales políticos. Fue un revolucionario que vivió todos los frentes de lucha. Su talante libertario le impulsó a sumar fuerzas, fue abertzale y comunista de una pieza. Su identidad es ejemplo de aquel pasado roto, que hoy reaparece para construir la Euskal Herria y el mundo que aún no es.

Atrás quedaban aquellos años de primera militancia en “Juventud Vasca” y más tarde en “jagi jagi” donde junto a Eli Gaiastegi (Gudari) comenzó a luchar por la “independencia de Euzkadi”, por la que fue leal hasta el final de su vida. Se había iniciado sindicalmente en SOV (solidarios vascos, hoy ELA) iniciándose en la CAF de BEASAIN, su pueblo, siendo expulsado al participar en una de las primeras huelgas.

Con motivo de un artículo en solidaridad con los patriotas irlandeses que la Dictadura de Primo Rivera interpretó lucidamente como apología del independentismo vasco tuvo que huir y exilarse en Bokale (junto a Baiona) trabajando en la “fundición del Adur”.

El contacto con los comunistas como Rafael Marin a partir de la coincidencia en las simpatías con la causa irlandesa y a lucha antiimperialista con las aportaciones científicas de Lenin le decide a militar con los comunistas. En 1927 llega junto a Margarita, su madre, para vivir en Donostia entrando en la organización comunista donostiarra junto con Marin, Urondo, Asti y los hermanos Zapirain. La “Conferencia de Pamplona” celebrada en Bilbao en 1930 asume bajo la dirección de Bullejos las posiciones marcadas en el VI Congreso de la Internacional celebrado en 1927señalando a los socialistas “socialfascistas” como primer enemigo a combatir. La política de “clase contra clase” y la actividad sindical marcan los primeros años de militancia comunista.

La dura militancia de los pocos comunistas donostiarras era compatible con su actividad en fiestas de pueblos y sidrerías donde ”Larra” muestra cualidades de bertsolari utilizando su popularidad para la improvisación del mitin político. Su actividad sindical al frente de la Federación Local de Sociedades Obreras (FLSO) y su intervención en piquetes de huelga le lleva por primera vez a la cárcel.

Por aquellos años las contradicciones en el seno de la clase obrera, en parte motivadas por el dirigismo a distancia de la Internacional, crea serios problemas a los militantes vascos arraigados en el sindicalismo unitario, y que son resueltos gracias a su estrecha relación con el movimiento obrero.

Larra fue elegido como presidente de la FLSO en 1931 y Asti como representante de “La Unión” sindicato de marineros y obreros portuarios de Pasaia, en su mayoría procedentes de CNT. Fueron momentos de profunda actividad Sindical y revolucionaria.

En Mayo del 31 , era la ”democracia republicana” ,rotas las conversaciones entre trabajadores y patrones del puerto de Pasaia reunidos el dia 12 con el Director General de Navegación ; los trabajadores organizados en el sindicato “La Unión” se lanzan a la calle el 27 de Mayo en manifestación. Fueron 2000 personas. Allí estarán Zapirain, Astigarrabía y Larrañaga. Al pasar del Alto de Miracruz la guardia civil disparó sobre trabajadores y familiares causando numerosas bajas. Hubo 6 muertos: José Carnés, Manuel Pérez, José Novo, Antonio Barro, Julián Zurro y Jesús Camposoto.

El comité de Huelga formado por representantes de los pescadores de Donostia y Pasajes, el PC y la CNT, convocó huelga general. El Gobierno decretó el estado de guerra en Guipúzcoa.

La reivindicación económica se convierte en política. Se había producido un salto cualitativo. Las 300 pts. de salario mensual reivindicadas por arrantzales y obreros portuarios habían movilizado toda la comarca portuaria. Los poderes fácticos habían enseñado su verdadera cara. Se había llegado al estado de guerra.

Aquel pequeño grupo de comunistas empezaron a estar en el punto de mira de todo el país. Los nombres de Zapirain Astigarrabia y Larrañaga sonaron hasta en los púlpitos.

Cuando la ola de la crisis de 1928 alcanza nuestro país, se produce a partir de 1930 la caída en picado de la economía vasca. El número de parados se dispara. En esos momentos Larrañaga empezando con los parados de la CAF inicia el primer movimiento de parados que se extiende por todo el herrialde. Se inician formas nuevas de protesta haciéndose detener numerosas veces. Se consigue victorias parciales consiguiendo utilizar los poderes municipales para contrataciones de trabajo públicas.

El peso de los comunistas en Guipúzcoa, Bizkaia así como en Nafarroa empezaba a ser cualitativamente muy superior al marcado en aquellas elecciones de 1933 en cuyas candidaturas figuraban Bullejos, Larrañaga, Asti, Zapirain y Aranaga entre otros.

El programa de aquellas elecciones planteaba” instaurar el Gobierno Obrero y Campesino sobre la base de los Soviets, confiscación de tierras de la Iglesia y terratenientes, nacionalización de gran industria, banca, transporte y comunicación, jornada laboral de 7 horas, supresión de ejercito permanente y fuerzas de orden público y liberación nacional de los pueblos oprimidos de Vasconia, Cataluña, Galicia y Marruecos…”

En Octubre del 34 se dan fuertes movilizaciones gran parte de Guipúzcoa y Bizkaia produciéndose 1500 detenciones, se proclamó el estado de guerra, y muchos militantes obreros se ven obligados a escapar. Los comunistas vascos inician los primeros grupos insurreccionales que concluirán en las MAOC. Larrañaga interviene como mugalari junto con Cristóbal Errandonea pasando a numerosos huidos de la represión. Poco antes se le había escuchado dando mítines con André Moine al otro lado del Pirineo.

Aquellos comunistas se habían hecho en las huelgas, manifestaciones, debates, mítines, fiestas populares…pero fundamentalmente en el trabajo y lucha común con el movimiento popular junto con anarquistas y nacionalistas radicales. Aprendieron a luchar sumando.

Y cuando se producen las condiciones para avanzar en un proceso unitario tras la represión del 34, que se da con la progresiva radicalización de los socialistas en Asturias es cuando aquellos hombres asumen definitivamente la creación del Frente Único, en Guipúzcoa surgen en el movimiento obrero las Alianzas Obreras, a partir de la unidad en las luchas del 34 . Los comunistas amplían su política unitaria con nacionalistas progresistas, Jagi Jagi , ANV además de anarquistas y socialistas.

La nueva situación conduce a los cambios en el PCE que inicia con su IV Congreso liderado por Pepe Díaz la nueva época de unidad popular llamando a todos los partidos antifascistas a la unidad siendo reivindicaciones básicas; amnistía, autodeterminación de pueblos oprimidos , reparto de tierras…

Y en 1935 nace el Partido de los comunistas vascos. Se plantea la autodeterminación como reivindicación primera y entendida como independencia pero se asume definitivamente el estatuto de autonomía, que será plataforma común con los futuros partidos del frente popular. Junto a ello se pide la “expulsión de Euzkadi de las fuerzas de ocupación española”.

Resulta significativa la intervención de Jesús Larrañaga en el mitin organizado por el Frente Popular en Diciembre de 1935 en el frontón Urumea de Donosti. El diputado y dirigente derechista (Renovación española) Calvo Sotelo había afirmado en el Parlamento español: “Prefiero una España roja que una España rota “alentando el fantasma del nacionalismo periférico. La respuesta de Jesús es inmediata “Se equivoca el Sr. Calvo Sotelo….porque una España roja será una España rota. Y Cataluña será libre. Y Galicia será libre. Y Euzkadi será libre”. Coincidía plenamente con la propuesta de la Internacional comunista enviada por su portavoz Manuilski en Mayo del 31, con motivo del advenimiento de la República española.

Cuando llega el 36 aquel reducido núcleo de comunistas vascos ha crecido exponencialmente, por su lucha consecuente y por su capacidad unitaria y por su inmediata puesta a punto que le supone la anexión de sectores nacionalistas de izquierda, anarquistas y de toda la juventud socialista. En los momentos iniciales de “Eusko gudarostea” es la fuerza que pone en pie de guerra más militantes (cerca de 100.000).

En el transcurso de la guerra conformarán los comunistas 17 batallones de gudaris; uno de ellos será el “batallón Larrañaga” Ya en las primeras horas nos encontramos a Jesús con los comunistas donostiarras en el asalto a las posiciones tomadas por la guardia de asalto en el Cristina, donde caerá el hermano de Imanol Asarta, en el Casino en donde morirá Carro al lanzarse con un camión de gasolina contra las puertas, y en la toma de los Cuarteles de Loyola. Tomados los cuarteles y el Gobierno Militar las fuerzas populares eligen a Larrañaga como comisario de Guipúzcoa. En los primeros momentos de Donostia anarquistas y comunistas habían sido los protagonistas de la iniciativa.

Jesús, una vez normalizada la liberación de Donosti es nombrado por consenso de todas las fuerzas como Comisario Jefe de Guipúzcoa. En la caída de Irún Jesús intervendrá con fuerzas similares y con una participación novedosa de voluntarios internacionales (belgas y franceses) junto das Erandonea, Gerendiain y Usabiaga en pasar el puente de Endarlaza.

A partir de estos momentos formados los primeros batallones , Columna Tahelman, Rosa Luxenburgo, MAOC…, Jesús al frente de su batallón que, contra su voluntad se llamará “Larrañaga” intervendrá en todos los puntos estratégicos Arrasate, los Intxortas, defensa feroz del Bizkargi junto con los comunistas de Arrasate ( batallón Dragones ) Otxandio, Elorrio, Durango, Asturias (1ª fase) y Bilbao. El “Larrañaga”, junto con el R. Luxenburgo y otros batallones, fueron fuerzas de élite que continuarán la guerra hasta el final, más allá de la traición de Santoña, más allá de Asturias. Y posteriormente organizando las milicias vascas en Barcelona, Madrid y Valencia. Jesús a partir de la formación de Eusko Gudarostea , con recelos del PNV, será Comisario Jefe del Ejército del Norte hasta su destitución por Indalecio Prieto. El motivo fue la posición crítica de Larra, que tras intentar volar los Altos Hornos con su batallón, llegando al enfrentamiento armado con batallones nacionalistas (Gordexola), que obedecían la consigna de mantener intacta la maquinaria industrial de Bizkaia.

Despidió Bizkaia en el último momento con su discurso de Trucios, en el que se criticaba el abandonismo del Gobierno Vasco. Posiblemente tenía información de las negociaciones unilaterales de paz entre el PNV y los fascistas italianos, la trágica traición de Santoña. Resulta extraña la desaparición de los archivos de la FIM (PCE) del Informe de Jesús Larrañaga al Comité Central.

En pocos días las tropas franquistas habían conseguido quedarse con toda la industria de guerra localizada en Bizkaia. Y la rendición de los batallones nacionalistas en Santoña dio al traste con la mitad del ejército vasco. Es posible que Aguirre y un sector del nacionalismo jelkide se sintieran engañados por los burócratas pactistas (Ajuriaguerra , Onaindia…) de su partido. Los realmente engañados fueron los miles de encarcelados y los fusilados. Los italianos no cumplieron lo pactado.

Larrañaga siguió luchando con su batallón junto con batallones comunistas, anarquistas, socialistas, de ANV, y algunos nacionalistas siguieron luchando en Santander, donde cayó herido Jesús. En Asturias estando herido acudió parando el avance enemigo, haciéndolo heroicamente en el Mazuco al mando de 2 batallones vascos que fueron condecorados, el uno comunista y el otro anarquista.

Todo ello no impidió que aquella marea de burocratismo dirigista; nacida tras el XVII Congreso del PCUS en 1937, contagiase a los mandos comunistas españoles que, tras la expulsión de Asti, acusado de plegarse a las posiciones de Aguirre; acusaron a Larrañaga de haber sido contemporizador con Bullejos en los primeros años 30, así como de degeneración nacionalista.

La dirección de los comunistas españoles no había aprendido aquella lección de Lenin que en plena guerra contra el ejército blanco, había conseguido el apoyo internacionalistas de aquellas repúblicas que consiguieron su independencia con la Revolución de Octubre. Tampoco se acordaban de las últimas recomendaciones de la Internacional a través del portavoz Dimitri Manuilski. La dirección del PCE confundió la unidad en la lucha; con aquel dirigismo político e ideológico que más tarde se convertiría en la liquidación política y física de muchos de sus mejores militantes, entre ellos la dirección clandestina de los comunistas vascos. Fue el reverso de la moneda La generosidad de miles de luchadores tuvo su maldita sombra, en la mediocridad e ignorancia de burócratas que llegaron a destrozar, pasados los años, aquellas organizaciones que quedaron vacías de contenido.

En los últimos momentos de la guerra “una vez más” los socialistas, apoyados por anarquistas, respaldan el golpe del coronel Casado, atacando a los comunistas para conseguir una favorable negociación con Franco. Un paso más de los históricos social-reformistas (PSOE), que ya en 1918 vendían sus ideas para comprar razones de estado, que les dieron la primera acta de diputado en persona de Indalecio Prieto. Años más tarde en plena guerra fría y tras la 1ª Huelga General contra la dictadura de Franco; convocada por el gobierno vasco en 1947, fueron los representantes del PSOE quienes solicitaron y decidieron, apoyados por el PNV, la expulsión de los comunistas del gobierno vasco en el exilio. El anticomunismo USA unía a socialistas y jelkides. La historia deja fluir a través de los tiempos lo mejor, y también lo peor de las corrientes que la protagonizan.

Hablamos de “Larra” seguramente la mejor foto que hemos tenido de todos aquellos comunistas vascos fieles a su identidad de trabajadores y vascos, de hombres libres, que superaron luchando las miserias del mundo, las de su clase , las de su pueblo y las de su partido . Aquella identidad ha permanecido; en quienes han seguido luchando por Euskal Herria, en el pueblo trabajador vasco que quiere un mundo nuevo para sus hijos.

Hablamos de Larra como también lo hicieron con cariño compañeros y rivales como Chiapuso y Likiniano, Aguirre e Irujo, Ciutat, Gorief, Ormazabal ,Errandonea, Vicuña y quienes vivieron en la lucha; y junto al cariño de los suyos ,la admiración de rivales y enemigos. Y cuando recordamos a Larrañaga lo hacemos con todos aquellos luchadores, trabajadores y vascos, los leales de ayer y quienes como Xabi, Txiki, Argala, Arriaran y muchos más, han cogido el relevo de comunistas y patriotas consecuentes.

Larra y sus camaradas primero aprendieron a luchar con todas las armas y aprendieron a sumar sin sectarismo con todos quienes se acercaron a la lucha, aprendieron a seguir luchando solos, cuando los mediocres abandonaron. Nunca aprendieron a ser víctimas. Hubiera sido llorar sentados en la cuneta del pasado, renunciando a la dura lucha por un mundo nuevo sin dominantes y dominados, una tierra de hombres y mujeres libres.
Salieron de cada derrota aprendiendo y luchando con aquel espíritu de Rosa la Roja (de Luxenburgo), a quien Jesús quiso recordar con el nombre de su querida hija

 

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