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Estado español :: 17/01/2020

La estrategia de Pedro Sánchez y las resistencias en el propio Régimen del 78 a esta

Izquierda Castellana
La clave está en ser capaces de construir una agenda política propia del movimiento popular castellano y confluir con otros movimientos populares del Estado y del mundo

Siempre hemos reconocido la habilidad de Pedro Sánchez y su equipo para la acción política. La conformación del nuevo Gobierno ha puesto otra vez de manifiesto esa capacidad de él y/o de su equipo. La configuración del nuevo Gobierno de coalición ha conseguido en buena medida diluir esa circunstancia -la de coalición-. El aspecto cuantitativo, 4 ministerios de 22 y una vicepresidencia de cuatro para UP contribuyen a tal cuestión, pero el aspecto cualitativo la refuerza aún más. Los ministerios adjudicados a Unidas Podemos se corresponden a desgloses menores de los 17 existentes en el Gobierno anterior: Universidades, del anterior Ministerio de Ciencia y Universidades; Consumo, del antiguo Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social; Trabajo, del antiguo Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social; Igualdad, del antiguo Ministerio de Presidencia, Cortes e Igualdad, con un añadido de importancia en este caso: la tensión con el movimiento feminista que ya se ha iniciado por la desconfianza que Podemos genera en el feminismo, cuestión esta que se ha visto reforzada por algunos de los primeros nombramientos realizados, como el de Boti García, con unas concepciones y prácticas más que cuestionadas en amplios sectores de los movimientos de mujeres. Es decir, lo que habitualmente se llama un caramelo envenenado. Solo la Vicepresidencia Segunda de Pablo Iglesias contará a priori con una estructura orgánica de cierta solidez, que incluirá dos Secretarías de Estado, Derechos Sociales y Agenda 2030. Desde luego no estamos ante un “bipartito”, sino ante un Gobierno de Pedro Sánchez/PSOE con la inevitable incorporación de algunos “pececillos de colores” que tendrán el “juego” que las circunstancias aconsejen. De momento a Pablo Iglesias le ha tocado ser el ariete en la confrontación con el bunker de la Administración de Justicia. El Gobierno se ha puesto a trabajar ya con intensidad y la tarea principal que tienen entre manos es intentar conseguir darle “nueva vida” al Régimen del 78. En esa dirección van los cambios realizados o anunciados en el ministerio de Defensa o Interior. Pero esa operación de tuneado/adaptación del Régimen del 78 a la realidad político-normativa de la UE tiene una pieza clave, que es la que además ha tenido más trascendencia mediática, y también resistencia por parte de la derechona: nos referimos como es obvio al nombramiento de la hasta ahora Ministra de Justicia Dolores Delgado como Fiscal General del Estado.Dolores Delgado ha demostrado ser una mujer con una fuerte personalidad política y que no se amilana en la confrontación con la derechona ni con otros sectores del Régimen. Parece conocer muy bien las interioridades de la alta Administración de Justicia del Régimen, incluyendo sus más bajas miserias, tal como se puso de manifiesto en la publicación de sus conversaciones en la famosa cena con Villarejo. Ese tipo de “informaciones”, en manos de alguien que parece no tener problemas en utilizarlas llegado el caso, es de una fortísima potencialidad. Está claro que la Sra. Delgado, como nueva Fiscal General del Estado, tiene como misión neutralizar las sistemáticas maniobras de cortocircuitar la acción política del Gobierno por parte de los altos tribunales españoles en una estrategia acordada con la derechona. Ese es ni más ni menos el alcance de la cuestión. Que nadie se engañe, no se trata de abordar un auténtico proceso de democratización de la Administración de la Justicia, sino de neutralizar sus aspectos más fascistas, que han sido -y lo serán aún más en el futuro- dejados en evidencia por los tribunales europeos. Es decir, conseguir tener la apariencia de una Administración de Justicia a la que no se le note demasiado su distanciamiento de cualquier planteamiento democrático. Aun así, con esas metas tan cortas no será tarea fácil, pero a primera vista la señora Delgado parece la más capacitada de entre las personas posibles para realizar esta labor.

Tampoco será tarea nada fácil, por no decir imposible, que el proyecto global del entramado de poder institucional que va construyendo Pedro Sánchez y su equipo puedan darle nueva vida al Régimen del 78, porque aun reconociendo sus capacidades, lo que es imposible no puede ser, aunque inicialmente parezca tal cosa.Algunas fuerzas políticas que hasta hace bien poco se situaban en el campo de la ruptura democrática ahora apuestan por esta nueva operación de remozamiento de la Segunda Restauración Borbónica. Pero más allá de las filas de esas organizaciones que han cambiado de bando, ¿qué va a ocurrir con sus bases sociales? En donde no hay alternativas actualmente esas bases pasarán por una fase de sentimiento de orfandad; en el caso de Euskal Herria de una gran importancia social y política, muy especialmente por el papel jugado desde el inicio de la Transición en contra de la reforma política del franquismo. Su pueblo trabajador ha demostrado una gran capacidad para generar/regenerar proyectos revolucionarios de cambio. En el caso de Cataluña, por poner otro ejemplo, hay una amplísimo movimiento social y organizaciones populares que no comparten la estrategia encabezada por ERC.

En cualquier caso, la clave está en ser capaces -y estamos convencidos de ello- de construir una agenda política propia del movimiento popular castellano y confluir con otros movimientos populares del Estado y del mundo. El proceso de las consultas republicanas organizadas a nivel barrial, sectorial o local, en base a la construcción de asambleas de base propias e iniciado en junio de 2018 en Vallekas es una pieza esencial en la construcción de esa agenda política. La asamblea de Valladolid Decide y la consulta programada para el 21 de marzo de 2020, coincidiendo con el inicio de la primavera y el primer año del trienio de las celebraciones del quinto centenario de la revolución comunera, es un eslabón clave en el proceso de construcción del movimiento republicano; es por ello la brutal beligerancia que desde diversos sectores de los aledaños del Régimen está recibiendo Valladolid Decide, y que ha tenido hasta ahora su máxima expresión en el intento de que este proyecto serio y real se incorporase a la fantasmal “Plataforma estatal por el referéndum republicano para el 9 de mayo”, proyecto a todas luces inviable desde el punto de vista material; pero es que realmente su objetivo no es el de realizar tal consulta con un mínimo de solvencia, sino el de liquidar el movimiento republicano en Castilla y en la medida de lo posible en el conjunto de pueblos del Estado Español, bien si se llega a materializar en alguna medida (porque los resultados serán tan mínimos que dará pie a los medios y a los organizadores de este tongo a decir que la República no interesa a la sociedad) o bien porque simplemente hayan conseguido enredar lo más posible sin que tan siquiera se llegue a realizar. No han conseguido su objetivo en el caso de Valladolid Decide ni lo van a conseguir, aunque por supuesto lo van a seguir intentando con todo tipo de maniobras del estilo al que están acostumbrados, en una ya larga trayectoria de tales prácticas. Podrán enredar un poco, pero el debate ideológico-político refuerza al movimiento popular.

Izquierda Castellana, 16 de enero de 2020.

 

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