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Argentina, Argentina :: 19/05/2018

"Marielle era negra, lesbiana, favelada, madre soltera"

Mario Hernández
La derecha política de Brasil no podía permitir que la figura de Marielle creciera

A dos meses del asesinato de Marielle Franco entrevistamos a Silvio Schachter

Escribiste un texto sobre Marielle Franco, amiga de tu hija.

La verdad es que todavía estamos en un nivel de incredulidad ante la magnitud de la pérdida. La noticia llegó de manera violenta, un golpe frío, algo inesperado. Sabíamos que ella corría riesgos, sabíamos que su militancia significaba la posibilidad de que sufriera algún tipo de agresión, pero la manera brutal en la que fue asesinada, en un ajusticiamiento mafioso, terrorista, de parte de sectores vinculados a los instrumentos represivos del Estado, era impensada.

Recibimos la noticia a poco tiempo de su asesinato, cuando ella salía de una actividad de mujeres en defensa de los derechos de género, en el popular barrio de Lapa. Cuando se estaba subiendo al auto fue acribillada. Poco tiempo después se descubrió que las balas que la mataron pertenecían a una partida que había comprado la policía municipal y militar.

Ella venía trabajando desde su lugar de militancia actual, básicamente la Legislatura de la ciudad de Río en defensa de los más humildes, favelados, de las mujeres negras, de las víctimas del gatillo fácil y la represión creciente que se está viviendo en Brasil y particularmente en Río de Janeiro que ya ha sido militarizada. Es un problema de muchos años, porque arrancó con las Olimpíadas y esa idea de una limpieza étnica de la ciudad nunca retrocedió, por el contrario, se fue agudizando. Sumado a la crisis económica social que ha hecho también que las formas delictivas, de narcotráfico tomen a la ciudad.

Marielle estaba en medio de esa lucha hace muchos años. Ella fue criada en la favela Maré, muy famosa por la canción de Los Paralamas, “Inundados”, ahí se conocieron con mi hija, militando juntas a favor de los chicos más pobres de la favela en tareas educativas, formándolos, preparándolos para el ingreso a la universidad y a partir de ahí, hace 13 años, nació una amistad que se mantuvo durante todo este tiempo y que tenía que ver con empatías en relación a la forma de mirar el mundo, a la forma de vivir, a la alegría de vivir y de luchar pero al mismo tiempo una empatía contra la injusticia, por los derechos de los más humildes. Por eso fue ella la que nos transmitió la noticia, ella estuvo en el lugar a pocos minutos de sucedido el hecho. Llegó a verla muerta antes de que se la llevaran.

El impacto en el núcleo más cercano ha sido tremendo, pero no solamente allí, también en miles y miles de personas que la conocieron en estos años de militancia. Militancia que nació en la base, en el llano, en los lugares más golpeados, enfrentando a la represión, las desapariciones, las torturas, los secuestros, y que llevó después a otro escenario como es la Legislatura de la ciudad de Río, con un perfil inédito porque ella construyó un colectivo horizontal de muchos militantes y de muchas mujeres que expresaban distintas reivindicaciones.

En la carta yo comentaba que una de las personas que trabaja con ella es la sobrina de Amarildo, que fue un caso paradigmático de la represión en Río hace 4 o 5 años atrás en el 2013, que fue secuestrado por un grupo de la Policía Militar y luego apareció asesinado. Toda la lucha por la aparición de Amarildo y el castigo a los responsables de su asesinato fue un proceso emblemático de la lucha por los Derechos Humanos y los habitantes de la favela.

Ahí Marielle Franco tuvo un papel muy importante, ella siempre estuvo muy vinculada al tema de Derechos Humanos. Y la sobrina de Amarildo ahora se convirtió en un cuadro político que trabajaba al lado de Marielle en la Legislatura. Así como muchas otras en defensa de los derechos de los homosexuales, etc. Ella era madre soltera y había sido varias veces amenazada, colaboró en la campaña de Marcelo Freixo, dirigente del PSOL, que se tuvo que ir del país por las amenazas, otro luchador por los DD HH en Río.

No fue una masacre genérica contra una militante. Ella era una figura muy significativa. Cuando se presenta como candidata las expectativas eran que sacara 5 a 6.000 votos, era su primer experiencia como candidata, y sacó casi 60.000. Era la militante femenina con mayor proyección de Río de Janeiro e inclusive a nivel nacional.

Era negra, lesbiana, favelada, madre soltera, esa figura la derecha política de Brasil no la podía permitir, no quería que esa figura creciera. El atentado responde a eso. A una señal mafiosa. Que no van a permitir que figuras de esa calidad se proyecten en la política. En una sociedad que está harta de políticos corruptos, de la descomposición de las formas tradicionales de la política burguesa, de los negociados, de la impunidad, de la violación de los Derechos Humanos.

En Río el porcentaje de crímenes por parte de las fuerzas del Estado es enorme y de todo ese universo que son más de 4.000 por año que mueren a manos de la Policía Militar o el Ejército, solo el 5% se investigan y la mayoría de ese porcentaje no tiene causa.

Hace unos años atrás también en el Estado de Río, en Niteroi, mataron a una jueza que estaba investigando un caso policial, de la misma manera que mataron a Marielle. Son señales para el conjunto de la sociedad, para generar miedo. La respuesta ha sido muy importante, en la zona del barrio donde está ubicada la Legislatura se realizaron inmediatamente enormes actos que recorrieron todo el país y lo interesante es que ha llegado a todo el mundo. Ha habido eventos en estos días en México donde un conjunto de intelectuales ha reclamado al gobierno repudiando el hecho, ha habido actos en España, Francia y en muchísimas ciudades de Brasil, tratando que esto no pase como un hecho más y que no quede en el olvido. Por supuesto la gente que más la lloró es la que la conoció de chica, la gente a la que defendía, la gente de todas las favelas, la más pobre de Río.

¿Te parece que hablemos del nuevo Código de planeamiento urbano de Buenos Aires?

En realidad todavía no es el nuevo Código sino el Proyecto de nuevo código. Pero en la última sesión de la Asamblea legislativa de la Ciudad de Buenos Aires el Jefe de gobierno, Rodríguez Larreta, planteó la urgencia de que esto se apruebe perentoriamente.

Son muchísimas las sinergias de fenómenos que se cruzan para un Proyecto de código de planeamiento. Lo primero que surge es para qué un código nuevo, el argumento formal es que pasaron 40 años desde que se aprobó el anterior, que fue en la época de la dictadura, con la gestión de Cacciatore en Buenos Aires, el intendente que demolió más de 3.000 viviendas y expulsó a más de 150.000 habitantes de la Ciudad. Uno podría agregar que además de ser un gran demoledor fue un gran gentrificador, porque sacó a la mayor parte de los pobres de la Ciudad de Buenos Aires, para cambiarle el contenido socio espacial.

Pasaron 40 años y el argumento es que había que aggiornar el código, lo cual en sí mismo no suena mal, el problema es el proceso que se genera, primero para debatir una pieza tan importante para el futuro de la Ciudad y, en segundo lugar, a qué intereses va a beneficiar.

En realidad todo el proceso ha sido sumamente desprolijo, prácticamente no ha habido consultas, la mayor parte de la Ciudad no sabe de qué se trata el Código, ni siquiera los profesionales que están involucrados, arquitectos e ingenieros, que tienen una visión muy superficial de lo que el Código involucra y muy atado a intereses sectoriales, como cuántos metros le van a dejar construir a cada uno, qué proyectos se van a poder presentar, etc. Los que sí están enterados, que fueron los gestores, son los grandes operadores inmobiliarios financieros que actúan en la Ciudad de Buenos Aires, la mayoría de origen local pero también muy entrelazados con los grandes grupos financieros internacionales que ven en este sistema de ciudades una manera de licuar gigantescos activos de sobreacumulación del capital.

Entonces uno se explica porqué los precios de los lotes, las propiedades, los terrenos y los predios en las principales ciudades del mundo se han multiplicado por 20 y eso lo puede ver en Manhattan, en Londres, en París, en Roma, lotes que valen 200/100/150 millones de dólares y que todas esas ciudades han sufrido la consecuencia de estos procesos gentrificadores.

Buenos Aires forma parte de una segunda escala de esta red, no está en la cúspide pero, sin embargo, quiere ponerse en carrera para ofrecerse como una ciudad atractiva para los grandes inversores. El objetivo principal es que a lo largo de estos últimos años, muchos predios importantes de la ciudad de Buenos Aires a raíz de que la tierra, como en todos lados, no se puede fabricar, no se puede trasladar y cuanto más se construye menos recursos de tierra para construir quedan, por lo cual genera un aumento en su precio, sobre todo cuando le incorporás las plusvalías colectivas que le va generando el Estado y la sociedad en esos predios.

Hoy en día el único que posee predios importantes para hacer grandes negocios inmobiliarios es el Estado, por lo cual se ha convertido en el principal proveedor de tierras para los grandes grupos, sobre todo cuando se termina Puerto Madero, 132 hectáreas que a lo largo de más de 20 años concentraron gran parte de la inversión de estos grupos hegemónicos tanto de estudios de arquitectura, emprendedores, negocios financieros, con todo el fracaso desde el punto de vista socio espacial que ha tenido Puerto Madero y todo lo exitoso que ha sido para aquéllos que jugaron la plata allí.

Un negocio de renta pura con pésimo impacto para la vida de la Ciudad, donde se violaron inclusive las propias pautas negativas que se habían fijado cuando se lanzó el proyecto. Se termina Puerto Madero y esos grandes grupos necesitan tierras, y los que poseen esas enormes tierras para hacer 40/50.000 metros cuadrados, en zonas privilegiadas, solamente se pueden hacer en zonas que posee el Estado, ya sea terrenos de ferrocarriles, del Ejército, de Vialidad, etc.

Entonces, muchos de estos lotes tenían zonificaciones determinadas, uso parque, uso ferroviario, uso especial, etc. Por algunos negociados que se hacen dentro de la Legislatura se modificaron algunas de estas zonificaciones y permisos de construcción. Antes en una zona parque no se podía construir una torre, por ejemplo. La Legislatura para favorecer a determinado grupo inmobiliario aprueba que ahí se puedan hacer torres. Eso tiene una estructura legal endeble, porque el Código dice otra cosa, el ejemplo más notorio ha sido con la quinta Roccatagliata que está en Coghlan, en Balbín y Blanco Encalada, que era patrimonio histórico; el estudio Aisenson consiguió que le cambiaran las características de patrimonio histórico y de zonificación y construyó dos enormes torres alrededor del casco de la quinta, una joya arquitectónica de principio de siglo XX. Los vecinos indignados presentaron un recurso de amparo y lo ganaron, ahora la obra está paralizada.

Estos sectores que están dispuestos a invertir mucho dinero no quieren que eso vuelva a pasar, entonces necesitan un Código donde se le dé legalidad a la apropiación de estos bienes públicos, es decir, que si yo voy a invertir 30 millones de dólares en un emprendimiento quiero tener la garantía de que voy a poder hacer un buen negocio y no que un grupo de vecinos lo pueda bloquear.

Cuando eso se incorpora al Código ya es una Ley, porque inclusive el Código anterior es una Ordenanza que después se transforma en Ley, ahora esto es una Ley acordada ya por la Legislatura, modificar eso es casi imposible. Es decir, que si yo construyo porque modifiqué la zonificación, desde el punto de vista legal mi negocio es inexpugnable.

El Proyecto real de nuevo código lo que ha cambiado son todas las zonas que eran bienes públicos y terrenos importantes del ferrocarril, el Tiro Federal, etc. Las han transformado en zonas posibles de construcción que van a ser vendidas con el respaldo jurídico de un nuevo Código, por eso el apuro de este Gobierno de la Ciudad para que se apruebe, porque hay mucho dinero dando vueltas. Además van a incorporar otras zonas que no aparecían en el Código en el comienzo del debate como, por ejemplo, toda la Costanera.

Te propongo que nos hablés de tu mamá, la actriz Mara Lasio (Marta Latzis), quien falleció en diciembre.

Es difícil hablar de mamá porque en un sentido emocional para mí todavía es una herida en la piel y, al mismo tiempo, es difícil porque su vida, durante sus 85 años ha sido realmente llena de vivencias, historias, algunas fantásticas, de militancia consecuente, regular, insólita inclusive.

Vinculado al aniversario del golpe de 1976, te puedo contar que mamá trabajó en la película “Los traidores” de Raimundo Gleyzer, a quien desaparecieron en mayo de ese año. Su papel era la mujer del protagonista. Raimundo vuelve a buscar los rollos de la película a la Argentina, él estaba en EE UU, vuelve igual a pesar de estar amenazado por la Triple A. La película es toda una historia en sí misma, que muestra la decadencia y la degradación de la burocracia sindical, muy en el perfil del cine de pensamiento crítico que hacía Raymundo, que hacía poco había filmado “México la revolución congelada” donde criticaba toda la burocracia del PRI, etc. Lo interesante son las condiciones en las que se filmó la película, de semiclandestinidad, donde muchas de las escenas estaban filmadas en lugares fraguados, por ejemplo, la escena del entierro del dirigente sindical a donde llevan un caballo, porque era el primer sindicalista que tenía caballos en el Jockey Club. Tienen que armar toda una ficción diciendo que estaban haciendo un documental publicitario que no tenía nada que ver con la película, para que los dejaran entrar a las bóvedas del cementerio de Chacarita. Los actores no sabían casi nunca cuáles iban a ser las locaciones, se filmaba con urgencia porque Raymundo quería terminarla antes de que se viniera lo que después se vino.

Decenas de anécdotas sobre eso, muchos de los que trabajaron en esa película se tuvieron que exiliar. Raymundo estaba exiliado y lamentablemente decidió volver y eso le costó la vida. Pero mamá no decidió exiliarse, pasó a la clandestinidad en Buenos Aires, con lo cual se le cerraron todas las posibilidades para actuar en teatro, radio, televisión, fueron momentos muy duros, muy ingratos, de una vida de mucha pobreza, a pesar de lo cual logró armar un grupo de teatro en Villa Ortuzar/Urquiza, en una asociación que se llama “Saber” donde se encuentra con un viejo amigo y empieza a dar clases a los jóvenes del barrio. Terminaron armando algo muy interesante y querido por la gente del barrio.

Su vocación por el teatro era enorme y así como apareció y decidió actuar en esa película se comprometió con infinidad de temas e historias. Ella militó de chica en la Juventud Comunista, le tocó un período de solidaridad con los republicanos españoles, más tarde ingresa al movimiento del teatro independiente, en el teatro IFT estrenaron la obra “Nosotros no usamos frac”, una obra de un brasilero que cuenta la historia de una favelada donde el padre es el dirigente sindical que dirige la huelga de la fábrica y tiene que enfrentarse al hijo que se convierte en un rompehuelgas. Mi mamá hacía el papel de la mujer, de “la Romana”. Esa obra salió del teatro IFT y empezó a recorrer los barrios populares y villas de la Ciudad e inclusive del interior.

¿De qué año estamos hablando?

De los 60. Yo era muy chico, me colgaba de las polleras de mi mamá, iba a todas las representaciones. Mamá se maquillaba de negra, porque el personaje así lo requería y la escenografía se adaptaba al lugar donde llegaban, porque era en villas, era lo mismo que las favelas, a lo sumo colgaban un poco de ropa. El impacto que tenía el papel en la gente era tan importante, que cuando terminaba la obra, que era muy dura, costumbrista, pero con un mensaje muy fuerte de confrontación popular y de lucha social y política, ambientada en Brasil pero trasladada a la realidad argentina; esa obra había sido presentada en Brasil por Augusto Boal, que había sido muy amigo de mamá, el director que había fundado el Teatro Arena que estuvo varias veces en Argentina y parando en la casa de mamá. Terminaba la obra y ella empezaba a sacarse el maquillaje y todas las mujeres de la villa la rodeaban y la trataban como si fuera el personaje, hasta la llamaban “Romana”. Era muy joven, a mí me tuvo a los 20 años, así que en ese momento debería tener 27.

¿Por qué Mara Lasio?

Marta Latzis era el nombre de nacimiento, pero como había muchas Martas en el teatro la bautizaron Mara. Y como Latzis es un apellido de origen griego un poco difícil, le dijeron Lasio. Así que le quedó Mara Lasio.

Fue una de las fundadoras de la Lista Blanca de actores, que puso a la Asociación de Actores en un rol político diferente. La llevó a recorrer todo un repertorio que pasó por Gorki, Rozenmacher, Germán era muy amigo de ella, con Pedro Aleandro hicieron toda una secuencia de Florencio Sánchez, Juancito de la Ribera, en un conventillo de La Boca, que después se quemó, pero en ese momento la gente del lugar era amiga de mamá, que consiguió el conventillo para que la obra se diera en el patio.

Pedro Aleandro, el padre de Norma Aleandro y marido de María Luisa Robledo que también trabajaba en la obra. Trabajó en más de 100 obras diferentes, tuvo un momento de mucha comunidad con el teatro “El galpón” de Montevideo, donde estaba el director Atahualpa del Cioppo; se había logrado una comunidad sudamericana en Chile con el “Victus”, así que viajaba a distintos lugares, siempre con este repertorio de compromiso político.

Además, mantuvo una militancia que en determinado momento le hizo soportar balazos de los grupos fascistas que atacaban el teatro IFT que tenía una raíz histórica judía y además estaba muy identificado con la izquierda, como le pasó a los teatros Fray Mocho y al Payró al que después le metieron una bomba.

De hecho, el director de la pieza “Nosotros no usamos frac” era Jaime Kohan, fundador del teatro Payró. Además de la militancia teatral tuvo una militancia en marchas, actos, con muchísima gente que se acercó a confrontar con la dictadura en distintos espacios, por ejemplo, ella fue una de las protagonistas del Encuentro nacional de artistas y escritores contra la dictadura, ahí se hizo muy amiga de un conjunto de gente. Después, más recientemente se hizo amiga del grupo de artistas del Frenapo, el Frente contra la pobreza, donde se hizo muy cercana a Doris Carpani, la mujer de Ricardo Carpani, de la cual siguió siendo gran amiga. Como representante de la cultura viajó a Cuba en la década del ´60, ahí además de conocer a la mujer del Che, estuvo en la casa del Che, todavía conservo algunos regalitos que el Che le hizo a mamá, unas botellitas de ron forradas en cáñamo. La vuelta fue muy azarosa, tardó tres meses en regresar, originalmente iba a regresar vía México que era el único país que mantenía contacto con Cuba, pero como los servicios de inteligencia se habían apostado en México no pudo volver, así que tuvo que hacer todo un periplo por Europa y luego entrar clandestinamente por Uruguay y llegar a Buenos Aires por vía náutica.

Estuvo en las listas negras durante mucho tiempo, su documento estuvo marcado, cada vez que quería salir del país le negaban el pasaporte porque tenía un prontuario gigantesco. En 1973, con amigos que en ese momento estaban en tareas de gobierno, pedí acceder al prontuario y la persona que me lo trae me dijo “esto es más pesado que la guía telefónica”. Para un artista es una cosa rara. Cuando termina la dictadura tomó la decisión de no actuar más en teatro, a pesar de hacer algunas presentaciones y apariciones en películas, pero básicamente decide transformarse en formadora de actores y profesores de teatro e inaugura algo que fue único en América, que fueron los talleres de teatro en los sindicatos.

Creó una Intersindical teatral que empezó en Foetra de la mano del que en ese momento era el secretario del sindicato, Millán, pero después se amplió a un montón de sindicatos más. Con una metodología que ella desarrolló mucho que generó mucha teoría también, que es el mecanismo de talleres teatrales aplicando todos los conocimientos que había adquirido a lo largo de su carrera.
Mientras hacía eso, para vivir, trabajaba en la Secretaría de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires donde realizó otro tipo de talleres, en los centros culturales, en algunos casos con adultos mayores y en otros con chicos. Con esa experiencia atravesó el gobierno de De la Rúa, el de Ibarra y llegó hasta el gobierno de Macri inclusive, constituyéndose una especie de institución sobre ese tema.

Hay miles de anécdotas, por ejemplo, ella iba a los lugares con los más jóvenes, donde los ñoquis políticos no se animaban a ir; fue docente muchos años en el barrio Ramón Carrillo, se tomaba el colectivo, el subte y después el Premetro, sola con casi 70 años, se llevaba su radio grabador, que se lo robaron dos veces en el camino, y no faltaba nunca porque los chicos la estaban esperando. Nunca tuvo un auto a disposición, el sueldo era miserable pero ella iba. Una de las características de ella fue vivir siempre en un estado casi de anarquía respecto a los bienes materiales, nunca se preocupó por el dinero, armó grupos de preparación de guiones de radio y televisión y prácticamente no cobraba por hacerlo, simplemente por el placer de que otra gente aprenda.

En esta historia cosechó cientos de amigos, muchos de los cuales yo no conocí y realmente me impactó porque cuando falleció y di a conocer en algunos foros el impacto que a mí me producía su muerte, me empezaron a llover mails de distintas partes del mundo. Ayer, por ejemplo, una gran actriz argentina que recién había descubierto que mamá había fallecido me mandó un mail desesperada por no haberme podido acompañar. Y cada uno tiene anécdotas, inclusive que yo desconocía, de vivencias con ella en ensayos y funciones.

Era muy conocedora del teatro griego, daba clases sobre eso, en los últimos años le interesó mucho la Historia argentina, hizo una obrita sobre la vida de Moreno. Era infatigable, de cada período de su vida uno podría estar contando cosas. Y es de esas personas que no tuvo el brillo del mundo del espectáculo, no lo hizo nunca, no tuvo esa cosa de aparecer en las marquesinas, disputar el lugar en el cartel, pensar en el caché o en ese tipo de cosas, sino de hacer teatro, hacer lo que le gustaba. Ella consideraba que el teatro era una de las maneras de redimir las miserias del capitalismo, formar conciencia y mirar desde otro lugar. Hay experiencias muy interesantes y muy lindas de personas que ni siquiera sabían leer y escribir que terminaron leyendo y hasta escribiendo teatro. Organizaba con esta gente viajes a funciones de teatro, gente que en su vida había visto una obra de teatro y después salían y organizaban una charla. Gente muy humilde que quedaba muy impactada con esas experiencias. Y con un lenguaje y un mecanismo que ella ayudaba a traducir, a hacer entendible. Mucha de la gente que pasó por sus talleres da clases de teatro ahora, ha formado su propio grupo, en toda Latinoamérica. Ella escribió libretos para Colombia, para España, muchos de sus radioteatros fueron reproducidos en radios del interior.

Como te comentaba antes, trabajó con Ricardo Jordan, ella lo respetaba mucho como hombre de teatro íntegro, y él la quería mucho y le dio un espacio que se llamaba “En la mesa de café” de pequeños micros de teatro. Ella había sido una partícipe muy activa del radioteatro, en Radio Belgrano, en Radio El Mundo, inclusive fue una de las primeras en llevar títeres a la televisión, fue discípula de Sara Bianchi y Mané Bernardo, fundadora de la historia del títere en la Argentina. Armó su propio retablo y en Canal 7 cuando empieza, había un programa para chicos los sábados de un sacerdote que se llamaba el padre Cardela y ella hacía títeres allí. Fue la primera experiencia de títeres en la televisión y con ese retablo recorrió muchísimos lugares. Hacía sus propios títeres y tenía una escuela donde formaba a los chicos para crear títeres. Tradujo para los títeres muchos cuentos clásicos de Europa, adaptó los guiones, creó los personajes y después inclusive hizo obras infantiles basadas en algunos de esos personajes.

Dirigió una sala de teatro, la Sala Larrañaga. Es muy raro porque esa sala estaba en la Casa del Boxeador, que era dirigida por Raúl Landini que había sido campeón mundial de boxeo pero amateur y luchaba contra el boxeo profesional. En la Casa del Boxeador le ofrecía refugio a aquellos boxeadores maltratados por el deporte y la vida que no tenían dónde estar y atrás tenía una salita de teatro, un día mamá se la fue a alquilar para dar una serie de obras y ahí entablaron una amistad que siguió hasta que Landini murió. Él le dijo “acá tiene la sala Mara, quédesela”. Ahí hicieron funciones, reuniones políticas de todo tipo, en un lado estaba el afiche de la obra que se presentaba y del otro la estatua del boxeador que era Pedrito Quartucci, otro actor que había sido boxeador y campeón olímpico de boxeo.

Estas son algunas de las historias de mamá. Feminista, sin saberlo demasiado, vivió mucho tiempo sola, tuvo dos parejas, mi padre y el padre de mi hermana, otro actor, José María Gutiérrez y después como no pudo volver a amar, decidió vivir sola porque no quería una pareja simplemente de compañía. Si no había amor, no había pareja. Entonces vivió 40 años sin pareja. Reivindicando el derecho de la mujer al amor y no a la mujer sometida, que acepta condiciones para no estar sola.

Vivía en el barrio de Once, donde se crió, en una casa muy especial que está en la calle Perón frente al paso de Jean Juarés, casa que debe tener más de 100 años, donde vivió con una cantidad de gente que después fueron actrices, escritores, Marta Gam, Cipe Lincovsky. Era una casa tipo PH de la colectividad judía en el barrio de Once, de artistas judíos, violinistas, músicos y siempre quiso vivir en Once.

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