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Estado español :: 05/12/2019

Declaración de Izquierda Castellana

Izquierda Castellana
Apoyamos el derecho de Cataluña a la independencia, pero nos oponemos a que se compre su permanencia en el Estado español con dinero público

Apoyamos plenamente el derecho de Cataluña a la independencia, pero en la misma medida nos oponemos a que se compre su permanencia en el Estado español con dinero público

Entre los años 2020 y 2022 se desarrollará el V Centenario de la Revolución Comunera. Será una gran ocasión para recuperar no solo la “maravillosa experiencia” que fue aquel proceso popular, calificado como la primera revolución seria de Europa por Karl Marx, sino para recuperar la historia de Castilla, ocultada de forma intencionada por parte del poder imperial y posteriormente, a partir del siglo XIX, por el Estado centralista español. En el mismo momento histórico en que el Imperio Habsbúrgico colonizaba Mesoamérica, también colonizaba a Castilla. La resistencia de los pueblos originarios de América a la colonización imperial se producía simultáneamente a la resistencia del pueblo castellano, en su sentido más amplio, a la misma colonización Habsbúrgica. Este fue un aspecto principal de la Revolución Comunera.

La Revolución Comunera fue derrotada por las fuerzas imperiales encabezadas por Carlos V, y con ello el proceso de colonización se puso en marcha en toda su amplitud. Ese primer imperialismo global del capitalismo en su fase mercantil dirigido por Carlos V supone el momento en que bajo ese nuevo modelo imperial se pone en marcha la interacción, de una forma global y por supuesto desigual, de todos los territorios conocidos del mundo; Europa, América y África juegan un papel principal diferenciado: América como continente a expoliar en lo que se refiere a sus recursos en metales y piedras preciosas (oro, plata, esmeraldas, perlas…) sin despreciar por supuesto otros recursos procedentes de la agricultura, que progresivamente irán ganando importancia económica; África como fuente de mano de obra, lo que supone el inicio del nuevo esclavismo, y a gran escala, para trabajar en minas y plantaciones; y Europa como receptora de esos bienes expoliados y organizadora de la expoliación. En este plano hay que destacar la clara diferencia que se da en el papel que juega Castilla y otras tierras del Imperio, como Flandes y otros territorios de Europa Central.

En la Península Ibérica se acababa de derrotar, en 1492, al último Reino musulmán de la Península, el reino nazarí de Granada; es el mismo año en que ocurre el llamado descubrimiento de América. Los cronistas de la época relatan cómo la opinión pública consideraba que la conquista de Granada era un hecho de mucha mayor significación histórica que el propio “descubrimiento”.

Castilla tenía una gran capacidad militar y una importante cohesión ideológica-religiosa, en buena parte fruto de la lucha secular contra los territorios peninsulares bajo control musulmán. Esa capacidad y entrenamiento militar es uno de los factores que explican la relativa rapidez con que se conquistan amplios territorios, especialmente en Mesoamérica, bajo la hegemonía de civilizaciones/imperios en ciertos aspectos más sofisticados que el Imperio invasor. Se podría decir que de alguna manera la llamada conquista de América fue la continuación de la también llamada “Reconquista” en la Península, una vez finiquitada esta última. La incorporación forzada de Castilla al proyecto imperial de los Habsburgo, que le dio una dimensión completamente nueva a esta, supuso el final de la prosperidad de nuestra tierra y el inicio de ese proceso de colonización interior. Castilla fue forzada a poner los recursos económicos para la elección como emperador de Carlos V, así como los recursos humanos y económicos para la conquista de América y el mantenimiento de los territorios europeos del Imperio Habsburgo, pero los frutos de ese proceso imperial global se iban a Centroeuropa. Se esquilmaba a América, pero simultáneamente se esquilmaba a Castilla.

La Castilla comunera se opuso a que Carlos V se convirtiera en Emperador, porque era evidente que ese proyecto imperial iba a ser un desastre para esta tierra, y si así fue con Carlos V; bajo el reinado de Felipe II las cosas fueron aún mucho peor, lo cual llevaría a nuevos levantamientos que siempre tuvieron como referencia la Revolución comunera y la recuperación de la soberanía de Castilla.

Durante el Siglo XIX se dieron nuevos pasos en la colonización interior de Castilla, ya sin Imperio Ultramarino español, o reducido este a su mínima expresión.

La llamada Transición y el Régimen del 78 supusieron una nueva agresión política y socioeconómica a nuestra tierra, negando la existencia de Castilla como un pueblo y reforzando los instrumentos para ese proceso de colonización. Los recursos de Castilla en los siglos XIX y XX, desde los financieros a los humanos, pasando por los energéticos, se transfirieron a Barcelona, Bilbao y Madrid, especialmente vía instituciones privadas -las entidades financieras entre otros-, descapitalizando nuestra tierra. Madrid, desde el siglo XVI se convirtió en una ciudad dual: como capital metropolitana pasó a jugar un papel esencial en ese proceso de colonización interior de Castilla, papel que ha sido reforzado en las últimas décadas, y que ha contribuido en una gran medida a ese proceso de vaciamiento demográfico, social y económico del conjunto de Castilla. Por supuesto que existe también un Madrid republicano, popular y comunero, y es tarea de l@s revolucionari@s del siglo XXI reforzar tal cuestión.

El Pujolismo en la Transición jugó un papel significativo para impulsar ese proceso de pérdida de peso político, económico y social de Castilla. En su momento Jordi Pujol puso como condición para apoyar al Estado de las Autonomías y al Régimen del 78 que Madrid no fuera incorporada a ninguna de las comunidades castellanas. Hoy, dentro de ese proyecto de estabilización del Régimen del 78, cosa francamente difícil por otro lado, se está impulsando una especie de neo-pujolismo a través de una parte, al menos, de la dirección de ERC. Desde IzCa queremos dejar clara nuestra posición: apoyamos plenamente el derecho de Cataluña a la independencia, pero de la misma manera nos oponemos a que se compre su permanencia en el Estado español con dinero público, porque ello iría muy especialmente en detrimento de Castilla y de otros pueblos del Estado.

Izquierda Castellana, 5 de diciembre de 2019

 

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