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Estado español, Estado español :: 06/12/2017

6D, Arrojemos la pantomima monárquica al basurero de la historia

Iniciativa Comunista
Digamos basta a la pantomima monárquica, digamos basta al imbécil nacionalismo español

6 de diciembre de 2017: 

Más de cuatro millones de personas en paro. Los trabajos cada vez más precarios y peor retribuidos. Feminización absoluta del desempleo y la pobreza. Más de diecisiete mil desahucios durante el primer trimestre del año. Tercer país europeo en pobreza infantil. Más de un millón y medio de hogares bajo la llamada "pobreza energética" mientras las eléctricas aumentan sus beneficios. Desmantelamiento progresivo de todos los servicios públicos. Deterioro de la sanidad pública, hospitales que se caen a pedazos, meses de espera para una simple ecografía.
Estudiantes que abandonan sus carreras por no poder pagar las tasas universitarias. Paupérrimas pensiones. Doscientas cincuenta mil personas en las colas de la beneficencia. Trescientas cincuenta mil personas dependientes que no reciben ninguna ayuda. Encarecimiento general de la vida. Corrupción galopante institucionalizada. Manipulación constante de la información. Ausencia total de voluntad democrática para enfrentar los conflictos políticos y territoriales. Represión. Persecución ideológica. Jóvenes procesadas/os en la Audiencia Nacional por delitos de opinión. Presas/os políticos en todo el Estado e impunidad total para los grupos fascistas que campan a sus anchas...  

¿Dónde están nuestros derechos constitucionales?  

Han pasado treinta y nueve años. La mayoría de la población que actualmente tiene derecho a voto no participó en el referendum que ratificó la aprobación de la Carta Magna, y que se realizó en un contexto de pura coacción, a través de la represión, el terror fascista y el constante ruido de sables que amenazaba con una regresión a los peores tiempos de la dictadura. En esas condiciones, los llamados padres de la Constitución redactaron el ordenamiento constitucional bajo el dictado de la vieja oligarquía, que con el nuevo modelo político no hacía sino blindar sus propios intereses.

Hoy nos siguen vendiendo el relato de una transición modélica y de una Constitución ejemplar que debemos abrazar con fe ciega. Se apela a su sacralidad, incuestionable, monolítica y eterna. Pero, pese a los inquisidores constitucionalistas, la realidad es tozuda y la rueda de la historia no se detiene. Es un hecho innegable; Los mandamientos constitucionales son de piedra y se aplican con exquisito rigor cuando se trata de proteger los intereses de los ricos y sus empresas, pero son papel mojado cuando se trata de defender los intereses del pueblo y de la clase trabajadora. Ya nadie cuestiona esta realidad.

El paternalismo de los padres fundadores ha llegado a su fin. La autocomplacencia de quienes "corrieron delante de los grises" e hicieron "lo mejor que se podía hacer" confronta con las necesidades objetivas de cambio que hoy reclaman los pueblos, el conjunto de la clase trabajadora y en particular su juventud.

Digamos basta a la pantomima monárquica, digamos basta al imbécil nacionalismo español, digamos basta a la oligarquía parasitaria, digamos basta a la constitución de los ricos.

¡La clase trabajadora debe escribir sus propias leyes y hacerlas cumplir!

¡Arrojemos la pantomima monárquica al basurero de la historia!

 

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