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Medio Oriente, Andalucía :: 15/11/2017

Arabia Saudí: El 'Juego de tronos' de Mohammed Bin Salman

Jamal Elshayyal
El ataque balístico a Riad podría empujar al joven príncipe a ser aún más imprudente y destructivo en su agresión despiadada a Yemen

¿Fue el pasado 4 de noviembre el equivalente de la "boda roja" para el Reino [eufemismo usado en los medios para no decir dictadura] de Arabia Saudí? A medida que la trama se complica en Riad, he aquí un resumen de lo que se dice en las calles.

Todo comenzó con la "renuncia" del primer ministro libanés, Saad Hariri, un movimiento claramente orquestado, producido y ejecutado por quienes le financian en Riad.

Hariri anunció en un canal de propiedad saudí, desde la capital de Arabia Saudí, que renunciaba a su cargo en protesta por la intervención extranjera en los asuntos internos del Líbano. Y lo hizo sin la menor ironía.

La razón aparente que dio, invocando el nombre de su difunto padre, era que también él está amenazado de muerte y corría peligro de ser asesinado.

A medida que transcurría el día, hubo informes de explosiones cerca del Aeropuerto Internacional Rey Khalid de Riad. Se supo que los rebeldes yemeníes Houthis (con lazos con Irán y aliados con el ex presidente de Yemen Ali Abdullah Saleh, que está parcialmente vinculada a los Emiratos Árabes Unidos) habían disparado al menos un misil balístico desde Yemen hacia Riad. Lo que volvió a recordar, y cómo, que la guerra en Yemen está lejos de acabar: más de dos años después de que Arabia Saudí lanzase la operación "Tormenta decisiva".

A medida que el reloj avanzó hacia medianoche se dejó caer otra bomba; esta vez por los saudíes: un real decreto ordenando la detención de varios príncipes, millonarios y figuras notables , así como el despido de altos funcionarios del gobierno. Algunos eran los hijos del difunto rey Abdullah. Uno de ellos era el jefe de la Guardia Nacional de Arabia Saudí.

Los tres acontecimientos tendrán consecuencias sísmicas, no sólo en Arabia Saudí, sino en la región y más allá.

La renuncia de Hariri, o su cese por sus patrocinadores saudíes, deben hacer sonar las campanas de alarma de todos los gobierno que no quieren que estalle otra guerra en la región.

Muchos de los rumores involucran a Israel. No es ningún secreto que Israel ha estado llevando a cabo ejercicios militares en su frente norte desde hace varios meses. Mientras Hezbolá estaba ocupada ayudando a apuntalar el Gobierno de Assad en Damasco, Tel Aviv ha estado desarrollando sus sistemas de defensa antimisiles. Tarde o temprano, va a querer ponerlos a prueba en un escenario real, como apunta toda lógica.

Obligar a Hariri a salir del gobierno libanés ayudará a Israel a vender cualquier agresión contra el Líbano como un ataque a los aliados de Iran en el país. Con Gaza políticamente neutralizada por ahora, tras el traspaso del poder de Hamas a la Autoridad Palestina, Israel podría considerar que es el momento óptimo para atacar. Un ataque así también proporcionaría una oportunidad perfecta a Occidente para poner a prueba las credenciales "moderadas" del nuevo liderazgo saudí: ¿animará a Israel a actuar?

En Yemen la guerra ha costado a la economía saudí cientos de millones de dólares. La guerra lanzada por el príncipe heredero y ministro de defensa Mohammed Bin Salman para restablecer al gobierno de Saná y poner en jaque a Irán [y sobre todo evitar que Irán se haga con el control del acceso al Canal de Suez] ha proporcionado pocos resultados. Sin embargo, ha dejado un saldo de miles de personas inocentes muertas, millones de desplazados, y reforzado la posición de Teherán como defensor de los oprimidos en el Próximo Oriente.

El ataque balístico a Riad podría empujar al joven príncipe a ser aún más imprudente y destructivo en su operación militar en Yemen.

Lo que no es tan evidente es el motivo de las detenciones masivas y ceses que tuvieron lugar en las primeras horas de la mañana del domingo 5 de noviembre. La destitución del jefe de la Guardia Nacional y antiguo competidor por el trono es un movimiento obvio para consolidar el poder de Bin Salman.

Sin embargo lo más desconcertante es la detención del multimillonario príncipe Alwaleed Bin Talal. Sobre el papel, Bin Talal y Bin Salman son una pareja perfecta: ambos quieren transformar Arabia Saudí en una sociedad "secular", ambos detestan la democracia y el liberalismo, y ambos están igualmente dispuesto a entregar la riqueza y la soberanía del reino a los EEUU.

He hablado hace poco con un contacto que trabajaba para el multimillonario príncipe. Me dijo que una posible razón de su detención fue la negativa de Alwaleed de poner dinero para ayudar a apuntalar la debilitada economía saudí. El mensaje de Bin Salman a la riquísima élite del país es: pagad o sereis detenidos.

En la versión saudí de "Juego de Tronos", el príncipe Bin Salman, de 32 años de edad, esta demostrando que está dispuesto a provocar el caos en toda la región si lo exige su ascenso a la corona saudí. Sus acciones ya han destruido el Consejo de Cooperación del Golfo [con el bloqueo a Qatar]; Yemen ya no es un estado que funcione; Egipto es una bomba de tiempo; y ahora el Líbano puede entrar en erupción. Hay mucho de lo qué preocuparse.

Mientras tanto, Trump ha enviado el siguiente twit: "Tengo gran confianza en el rey Salman y en el Principe heredero de Arabia Saudí: saben perfectamente lo que están haciendo".

Al jazeera. Traducción: Enrique García para Sinpermiso. Revisada por La Haine

 

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