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Estado español :: 15/11/2005

Como sobreponerse al silencio cómplice de las burocracias sindicales

CAES
En este texto, las limpiadoras del Hospital Ramón y Cajal, reflexionan sobre la estrategia sindical que les permita sobrevivir al despido del comité de empresa en 2002 a los ataques del PP, las contratas privadas en la Sanidad Pública, CCOO y UGT. No fue una tarea fácil.

Ferrovial Eurolimp nos despide por dinero. Somos un obstáculo para abaratar costes y aumentar los beneficios. El Gerente nos despide por política. Somos un testigo incómodo de los abusos de las contratas privadas. Arruinamos la propaganda del PP acerca de lo bien que lo hacen las contratas y lo baratas que son frente al empleo público. Empresarios privados y políticos del PP coinciden en subordinar el derecho a la salud, los derechos sociales y las libertades a la eficiencia económica.

Pero lo más doloroso es la actitud de CCOO y UGT. La junta de personal del Ramón y Cajal se negó a aceptar la propuesta de inclusión en el orden del día por parte de CGT del despido del comité de empresa de limpiezas. ¿Qué clase de sindicalismo de clase es el que actúa tan ciegamente, más allá de las diferencias sindicales, como para permanecer pasivo ante semejante atropello contra la libertad sindical por parte del PP y una multinacional española que se está posicionando ante el despedazamiento de la Sanidad Pública?

Al desconocer nuestros derechos laborales, FE nos despojó de la libertad de negociación colectiva. Despidiendo a nuestro comité de empresa, nos privó de libertad sindical. Cuando consiguió que la Comunidad Autónoma de Madrid nos pusiera unos servicios mínimos cercanos al 100 % liquidó nuestro derecho de huelga.

No hubo nadie que impidiera que un piquete de abogados y ejecutivos de FE, ayudados por l@s encargad@s y custodiados por vigilantes de seguridad del Hospital, provocara y avasallara a muchas compañeras que estaban de servicios mínimos por las plantas.

Sólo nos quedaron dos opciones. La primera: Huelga total sin servicios mínimos, ajustando las cuentas a los piquetes patronales. Esta era la opción programada por FE y por el Gerente del Hospital Julián Pérez Gil. El guión estaba escrito de antemano. Si nosotr@s dábamos la respuesta proporcionada a la provocación, (saben que podemos y sabemos hacerlo), eso hubiera supuesto cien despidos más. Después vendría la readmisión de quienes, urgidos por la necesidad o por el miedo, estuvieran dispuest@s a entrar de rodillas y con el carnet en la boca. El resultado de esta cura de caballo sería "La Paz Neoliberal Perpetua" en una sanidad privatizada. Todo dentro de la democracia y la libertad (de empresa).

Optamos por la segunda posibilidad: ante la privación de libertad y la vulneración impune del estado de derecho y ante nuestra decisión de no dañar a los enfermos y familiares, decidimos protestar agrediéndonos a nosotras mismas mediante una huelga de hambre que duró siete días y en la que participaron 19 personas.

A lo largo de agosto de 2002, nuestras sucesivas peticiones de diálogo a la Consejería de Sanidad, la dirección del IMSALUD, el Gerente del Hospital y la dirección de FE, no tuvieron respuesta. Por eso reanudamos nuestra lucha el 16 de Septiembre. Otra vez, mínimos de más del 100% en algunos servicios del hospital, intentos de desalojarnos del hall y de eliminar las pancartas y carteles, único medio de denuncia y comunicación social del que disponemos.

Nuestro planteamiento es aún más firme que en Julio: Más allá de la valoración acerca del comportamiento antisocial, antidemocrático y fuera de la ley de FE, con la complicidad necesaria de la Consejería de Sanidad del PP, más allá de considerar personas non gratas al Gerente, a la Subdirectora de Gestión y a los ejecutivos de FE, nuestro compromiso como ciudadan@s con los derechos de enfermos y familiares y con el orden y el buen funcionamiento de la institución sanitaria, nos lleva a insistir en una salida negociada del conflicto.
Las calumnias sobre las que se legitima toda la violencia que se ha ejercido y se ejerce sobre nosotras, serán desmontadas en el juicio. Pero la magnitud de los atentados perpetrados por la ALIANZA POR LA PRIVATIZACIóN debe tener una respuesta social, no sólo judicial. En nosotras se está haciendo violencia sobre el sindicalismo asambleario y participativo. La violencia que se abate sobre nosotras, debe volverse contra sus ejecutores PP - FE (PP es Partido Popular y FE no es Falange Española, sino Ferrovial-Eurolimp)

Sólo hay una salida rápida al conflicto, la más razonable para tod@s: resolver los problemas de forma negociada, en base al acuerdo tripartito de 21 de abril de 2002. Restablecer el respeto a los derechos y libertades vulneradas. Eso implica la previa readmisión, sin condiciones, del comité de empresa despedido. NADIE VA A TORCER LA VOLUNTAD DE LA ASAMBLEA, DISPUESTA A ORGANIZARSE PARA UN CONFLICTO DE LARGA DURACIóN.

Nuestro primer horizonte es el juicio por los despidos el 11 de octubre. Mientras tanto, cientos de miles de ciudadan@s , van a conocer como las gastan los paladines de la privatización. Organizaciones y redes pertenecientes al movimiento antiglobalización, llenan de caluroso apoyo el frío silencio cómplice de las grandes burocracias sindicales.

Este texto forma parte del libro "La batalla del Ramón y Cajal y otras batallas en defensa de la Sanidad Pública. Una mirada autocrítica desde el sindicalismo" publicado por la editorial Kehaceres en 2005.

 

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