El consentimiento en el centro, la victoria a un lado

El pasado 25 de Agosto se concentraron en Santander un nutrido grupo de personas de distintos sectores de la sociedad (movimiento feminista, aficionadxs de fútbol…) para exigir la dimisión de Luis Rubiales tras los actos machistas acontecidos a raíz de la victoria de la selección española femenina de fútbol.

A la concentración se sumaban otros hechos como el comunicado emitido por la Federación Cántabra de Fútbol, cuyo presidente anuncia la dimisión como directivo de la Real Federación Española de Fútbol. Una actitud similar a la que han tenido otros presidentes en otros puntos del estado. También el Racing de Santander, que en un comunicado se desmarca de Rubiales y se posiciona con Jennifer Hermoso y el resto de sus compañeras, así como la Asociación de Peñas Racinguistas, que se alegra de la postura de la dirección de su equipo. Además, La futbolista cántabra Athenea del Castillo ha apoyado publicamente a su compañera.

Mismamente, Jennifer Hermoso también se manifestó publicamente. En efecto, el beso no fue consentido y desmiente las palabras de Rubiales en su arrogante discurso en el que se niega a la disculpa, así como reafirmaba la permanencia en el puesto frente a una “cacería” de un supuesto “falso feminismo”. Este importante coctel de orgullo masculino, aplaudido por youtubers e influencers misóginos, está siendo contrarrestado por una importante ola mediática que pone la dignidad de las jugadoras y su consentimiento en el centro.

Más allá de los discursos pueriles, victimistas, protoincels y patriarcales que circulan en redes, diversos análisis críticos apuntan a lo que se trata de un secreto contado a voces, que la actitud de Rubiales es la punta del Iceberg de un mundo corporativista, mafioso y patriarcal como lo es el negocio del fútbol español y el empresariado que está detrás del mismo. Sin embargo, es dificil encontrar una crítica al fútbol moderno, su carácter competitivo y su chovinismo nacionalista intrínseco que engrasa la maquinaria social existente.

Por ello, y aunque desde este medio no se puede entender la lucha contra el patriarcado sin el cuestionamiento de estos pilares, lo cierto es que es importante observar y alegrarse de cómo la cultura del consentimiento y la conciencia feminista y de clase está logrando primar sobre lo que todo el mundo esperaría de una victoria deportiva de “España”. Lo que para algunos sectores de la sociedad es un drama, no es sino la muestra de que el movimiento feminista sigue manteniendo el pulso y estando en la calle en debates que involucran a una amplia mayoría de la población, como es, en este caso, el fútbol negocio, nos pese a quien nos pese.

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