Fidalgo:A dos manos

J. M. Álvarez
Insurgente

En su encuentro con Zapatero le hizo saber que "está escorado" hacia las pretensiones de la patronal, en referencia a la regulación que se quiere implantar en las causas de despido así como al "desequilibrio" en las medidas para fomentar la contratación indefinida. ¿Por qué dirá tantas sandeces si al final todos sabemos que, tanto CCOO como UGT, tendrán que tragarse lo que les echen porque están ahí para eso?

Horas más tarde, en la sede del PP, analizó con Rajoy- el monaguillo de Aznar- el proyecto del Estatuto catalán, la reforma del mercado laboral, los Presupuestos Generales del Estado para el próximo año y, ya de paso, incluyó el Sistema Nacional de Salud que, tarde o temprano, privatizarán con su apoyo cómplice. Evidentemente a Fidalgo- por si acaso el día de mañana pintan bastos- no le importa compadrear con todo el mundo.

Que trate sobre los Presupuestos Generales del Estado es hasta cierto punto lógico, porque vive a costa de ellos, pero que se entrometa en el proyecto del Estatuto de Cataluña afirmando que hay algunas cuestiones del mismo que "no gustan" a su sindicato- fundamentalmente el modelo de financiación- porque las consideran inaceptables, levanta sospechas y nos pone en guardia. Quizás sienta el temor de que un posible cambio estatutario traiga consigo una reducción en las cuantías de las subvenciones y prebendas que perciben unos sindicatos mayoritarios, cuya voracidad depredadora es ya legendaria.

¿Pensará Fidalgo que a la clase trabajadora le gustó la posición adoptada en su día por los sindicatos del régimen, CCOO y UGT, que no movieron un solo dedo para impedir que se diera luz verde a los contratos-basura y a la creación de las Empresas de Trabajo Temporal que trajeron estas miserias de hoy?

José María Fidalgo, junto a Cándido Méndez, podrían ser físicamente una copia patética de Don Quijote y Sancho Panza si no fuera porque los personajes de Cervantes siempre andaban empeñados en gestas nobles y altruistas. Por el contrario, los dos dirigentes de los sindicatos mayoritarios siempre estarán metidos allí donde puedan medrar, controlar y engañar a los obreros, o recibir unas migajas, a cambio de su comportamiento servil.