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Anti Patriarcado :: 15/09/2005

¿Igualdad?

Belén Martínez
Lo ocurrido en el alarde de Hondarribia no me deja indiferente. Aunque no soy aficionada a ese tipo de celebraciones, no puedo dejar de preguntarme sobre la naturaleza de eso que denominamos «vínculo social» y «tradición»

Menandro, autor teatral de la época helenística, decía que «una mujer libre ha de verse encerrada por las puertas de la calle». Además, defendía que la guerra y la política eran propias de los hombres y que correspondía a las mujeres «cuidar el hogar». No sé si Glycera, la hetaira con la que Menandro se entretenía, estaba en desacuerdo. Parece que en algún rincón del planeta siguen en la misma onda de pensamiento (con algún que otro matiz).

Lo ocurrido en el alarde de Hondarribia no me deja indiferente. Aunque no soy aficionada a ese tipo de celebraciones, no puedo dejar de preguntarme sobre la naturaleza de eso que denominamos «vínculo social» y «tradición». Han pasado varios días y sigo intentando descifrar el fenómeno de la fuerza de las masas y el derecho al autoaislamiento como la mejor defensa de la tradición. Desde el 8 de septiembre, el plástico negro se ha convertido en el símbolo obscurantista del «no derecho». Y el desplazamiento y movilidad alternativos (distinto recorrido o distintos horarios para la compañía Jaizkibel) reflejan la lógica de una segregación espacial que asigna a hombres y mujeres, según su concepción del alarde, un lugar en el orden social y, en él, unas identidades contrapuestas y extrañas («tradicionalistas» frente a individuos descastados de sus tradiciones).

Lo que yo he visto es un fenómeno comunitarista alimentado por Borja Jauregui, alcalde de Hondarribia, quien, con su peculiar enfoque del problema, parece apostar por una solución desactualizada de confrontación (los lazos familiares y las amistades se han visto afectados, al igual que las conexiones sociales), en lugar de una respuesta dialogada y pacífica a un asunto que afecta al ejercicio efectivo de la igualdad de derechos entre mujeres y hombres a la hora de participar en los eventos festivos. ¿Qué particularidad sustantiva y «antiuniversalista» es esa que permite justificar la exclusión y/o la segregación de una compañía mixta? ¿Por qué se ha hecho del alarde tradicional un bien común e incuestionable?

Dada la magnitud del problema, el lehendakari debería desautorizar a Jauregui y promover iniciativas que no fracturen más la sociedad. La igualdad de derechos íy la credibilidad de una Ley- no debería estar secuestrada por un puñado de votos. Es tiempo de defender valores socialmente compartidos. Igualdad de derechos sin la lógica binaria de la exclusión.

* Investigadora de Género e Igualdad
Fuente: Gara

 

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