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Cuba, Cuba, AntiMúsica :: 20/03/2019

¿Reggaetón o postmodernismo underground?

María Victoria Oliver
El reggaetón es una manifestación musical contemporánea que se ha manifestado de manera creciente en los últimos años

Emergió como expresión socio-cultural comunitaria urbana entre emigrados jamaiquinos llegados a Panamá, y tiene como antecedente al reggae.

En el Caribe se expresa en los sectores urbanos más desposeídos y marginados de las grandes ciudades, fundamentalmente los pobres, negros y latinos, residentes en esos espacios producto de procesos migratorios. Surge como un alegato contracultural que, sin romper u oponerse al sistema social y a la cultura oficial, se esfuerza por hallar un espacio que le permita a esos grupos sociales satisfacer la necesidad de reflejar su inconformidad con lo establecido.

Una vez identificado por la cultura hegemónica como manifestación socio-cultural ineludible, sobrevino el proceso de apropiación e inversión del significado del símbolo contracultural, anulando todo el poder de insubordinación que dio origen al reggaetón. Ello posibilitó además ponerlo en función de la maquinaria de la industria de producción y difusión, diseñada no solo para la elaboración de un hecho musical rentable sino como arma cultural para la dominación globalizadora.

Invertir el significado de manifestaciones contraculturales es algo que ha sucedido en la historia de la música popular desde que el arte se convirtió en mercancía, y ha quedado demostrado por ejemplo, desde su origen en el rock; evidenciado más recientemente en el hip hop y su variante el rap, y en otros tantos géneros nacidos en iguales circunstancias.

Cuba, como parte del mundo globalizado, debe asumir la responsabilidad, desde su contexto, de saber dar tratamiento adecuado a estos fenómenos culturales propios de la globalización postmoderna.

Divan, una nueva estrella de reggaetón, peinándose con spray mientras filma el video de "Por tu Amor” en la Habana Vieja.

Un análisis justo para la evaluación de la apropiación del hecho musical reggaetón en la Isla y la propagación de su variante más obscena, el trap, debe partir del proceso social que devino tras el período especial, vivido desde la década de los noventa del pasado siglo y que trajo como consecuencia una crisis social en la cual, nos guste o no, se degradaron valores que otrora fueran representativos de la sociedad cubana. Dicha situación, amén de los esfuerzos realizados, no ha podido ser solventada y constituye coyuntura propicia para el desarrollo del género y su variante.

El reggaetón halló en Cuba su autorreconocimiento en los estratos más bajos de las urbes capitalinas, como expresión de una postmodernidad underground que identifica la forma de hacer y decir la música de estos sectores.

Se caracteriza, salvo honrosas excepciones, por la sublimación de la marginalidad en sus textos, la desideologización, y la discriminación, esencialmente del sexo femenino; aspectos que se evidencian en las reuniones espontáneas de las personas que lo consumen y disfrutan, en la letra de los números y en la cultura general de quienes lo cultivan y difunden.

Un enfoque desde lo musical, que pocas veces se realiza, permite identificar características que reconocen a esta manifestación como un epígono popular del minimalismo, tendencia propia del postmodernismo. En tal sentido debe atenderse a la simplicidad en la explotación de los recursos y medios expresivos musicales que privilegia los motivos rítmicos; no obstante de precaria factura.

Por otra parte, la reiteración de patrones rítmicos que manifiesta no es ajena al acervo de la cultura cubana y caribeña, está presente en los parches agudos de la música de origen afro de nuestras raíces; utilizada en los rituales como medio para conducir a un estado de hipnosis. En su reconstrucción postmoderna comercial, esta particularidad se aplica como un procedimiento para lograr el estado de enajenación socialmente deseado.

De tal forma, se puede afirmar que hoy se consume un producto musical re- elaborado, cuyos orígenes han sido tergiversados. El problema no está en criticarlo, negarlo o prohibirlo, la cuestión está en analizarlo, buscar sus causales, asimilarlo y, desde lo nacional, insisto, tratar de trascenderlo como han hecho honrosas excepciones.

[Doctora en Ciencias Pedagógicas, musicóloga. Escuela de Música de Matanzas]
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