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Estado español :: 29/06/2005

La conducta desordenada de la Santa Madre Iglesia

Insurgente.org
Conducta desordenada. Así define el portavoz de la Conferencia Episcopal Española a toda opción sexual diferente a la que la Santa Madre Iglesia entiende como "normal".

J. M. Álvarez

La manifestación de rechazo al matrimonio entre homosexuales, concentró en Madrid a curas, meapilas, dirigentes de la extrema derecha y ciudadanos de convicciones decimonónicas, que consideran el matrimonio entre personas del mismo sexo un peligro para la familia.

Por lo que a mí respecta, creo que el peligro para las familias humildes está en el precio de la vivienda, el desempleo y los contratos basura que no ayudan a llegar a fin de mes. Las familias de clase "alta", y futuro asegurado, decidieron pasar ese día haciendo gala de una "tolerancia" similar a la que nos tiene acostumbrados la Asociación Víctimas del Terrorismo. Allí acudió -impasible el ademán- Ana Botella, la monja alférez. Y con ella, su tesis sobre las manzanas y las peras, que "demuestra" cómo la homosexualidad es antinatural. Hay que aclarar que Ana Botella, esposa del fhürercillo Aznar, no tiene lazos familiares con el desaparecido doctor Mengele, cuyos similares criterios sobre la misma cuestión, provocaron la eliminación de decenas de miles de homosexuales en los campos nazis de exterminio.

Jesucristo, figura emblemática de la secta católica, no fue, como dicen por ahí, un revolucionario, porque jamás cuestionó el poder del César. Pero tuvo la decencia, de la que carecen sus sucesores, de llamar "sepulcros blanqueados" a los fariseos, un grupo religioso que proclamaba la práctica de unas ideas que luego no llevaban a cabo debido a sus contradicciones, hipocresía y doble moral; "valores" con los que, seguramente, se sentirán identificados la mayoría de los que estuvieron presentes. Esa gente no cambiará nunca. Antaño decían que los negros no tenían alma y ahora que los homosexuales son unos enfermos mentales.

También acudieron diecinueve, o veinte, obispos. Contrasta el clamoreo de estos prelados contra el derecho de las personas a organizar libremente su vida, en razón de una inclinación sexual concreta, con el silencio, que siempre han observado, sobre los abusos sexuales padecidos por niños a manos de obispos y sacerdotes pederastas. En todo momento, esos pederastas han sido protegidos e, incluso, se han pagado indemnizaciones para evitar juicios. La pederastia, puede surgir en cualquier contexto y lugar, pero, en muchas ocasiones, los dirigentes católicos han sido cómplices, silenciando el delito. Esa es la moral de su religión.

La religión católica es tenebrosa y deprimente. Fue la promotora de la Inquisición que tantos crímenes cometió en nombre de la fe, sus sacerdotes van siempre de luto riguroso, y su dios está representado por un personaje triste, torturado y ensangrentado. Con semejante panorama, si alguien buscara consuelo divino, a consecuencia de una crisis de meditación trascendental, yo le aconsejaría que eligiera al Sol como dios( igual que los antiguos egipcios), porque, por lo menos, el astro rey, además de amaneceres luminosos, nos proporciona la vida.

Cuando le preguntaron al arzobispo Antonio Cañizares si la Conferencia Episcopal Española -de la que es vicepresidente- apoyaría también la manifestación contra la pobreza(celebrada recientemente), respondió que la Iglesia se solidariza con los pobres efectuando "ayunos voluntarios". Precisamente esa "preocupación" por los pobres, permitió a la Iglesia compartir el poder con los ricos, pues éstos se dieron cuenta de las ventajas que suponía para la sociedad declarar religión oficial a aquella que animaba a los pobres a no abandonar su condición porque así alcanzarían la felicidad... en el otro mundo. Curiosamente, el Papa, máximo representante de la Iglesia de los pobres, habita en un palacio que tiene los techos de oro.
Su Santidad no necesita subir al cielo para lograr la felicidad.

No creo que a la Iglesia Católica le importe excesivamente que se modifique en algo su añeja concepción sobre familia y matrimonio. El problema es que, desde hace dos mil años, y en torno a esa concepción, se fraguó un enorme negocio que no ha cesado de crecer. El precepto "crecer y multiplicaos", implica la prohibición del uso de métodos anticonceptivos, lo que asegura una clientela inagotable que, luego, es utilizada en sus estadísticas para obtener más dinero, privilegios sociales y políticos. La Iglesia incrementa su cuenta corriente por distintas vías: donativos, colectas, bautizos, comuniones, confirmaciones, matrimonios, funerales, declaración de la renta y subvenciones públicas. Aunque no lo reconozca, recibe dinero del Estado en función del número de bautizos y fieles censados. Todo eso, unido al valor incalculable de un patrimonio, atesorado durante siglos gracias a una posición privilegiada, ha determinado que sus simpatizantes estén presentes en los Consejos de Administración de los bancos más importantes. Además, la Iglesia ha creado sus propias entidades financieras, que canalizan y multiplican el capital, invirtiendo en negocios oscuros y blanqueando dinero negro según denuncian fuentes internacionales. Evidentemente, el temor a la merma de beneficios, siempre ha sido un factor decisivo en la alianza entre Iglesia y oligarquía.

Conducta desordenada. Así define el portavoz de la Conferencia Episcopal Española a toda opción sexual diferente a la que la Santa Madre Iglesia entiende como "normal". Sin embargo, es la Iglesia Católica la que no duda en utilizar conductas poco apropiadas para mantener un negocio, que genera lujos, derroches y grandes dosis de cinismo

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