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Estado español :: 13/07/2005

LEY DE EDUCACIóN CÁNTABRA YA

Regüelta

LEY DE EDUCACIóN CÁNTABRA YA

Las políticas educativas que se han llevado a cabo en Cantabria siempre han venido impuestas desde Madrid. Aquí, a modo de sucursal política, las leyes han sido acatadas sin rechistar por los responsables en la materia.

Sofía Juarista fue un valor seguro a la hora de poner en marcha las medidas privatizadoras, españolistas y conservadoras que el PP (con su política reaccionaria y de extrema derecha) pedía desde Madrid, y que con mucho gusto se cumplían en Cantabria con la inestimable ayuda de su socio de gobierno, el PRC.

Con el "cambio" de gobierno en Cantabria, Rosa Eva Díaz Tezanos llegó a la presidencia de la Consejería de Educación para darnos más de lo mismo (nuevamente con el apoyo del PRC), sólo que esta vez es Zapatero el que manda y su "nueva" política educativa "socialista" la que había que digerir íntegra en Cantabria.

Con la puesta en marcha del proyecto para la reforma de la Ley de Calidad, gobiernos como el canario, el catalán o el vasco han salido al paso reclamando cambios y pidiendo derechos y competencias para dotarse de medios que hagan adecuar las políticas a sus realidades y problemas educativos. La respuesta de la Consejería de Educación del Gobierno de Cantabria al respecto ha sido nuevamente la sumisión al Estado Español, una respuesta que deja en clara evidencia las facultades del ejecutivo cántabro que nuevamente dan la espalda a la realidad educativa cántabra para ceñirse a las políticas de multinacional que se ejecutan desde Madrid y todo esto con el beneplácito de un partido "de ámbito cántabro" en el gobierno como es el PRC.

Ante estas actitudes por parte de "nuestros" políticos, desde Regüelta seguimos señalando la ausencia de una política educativa decididamente cántabra y social que, desde Cantabria, intente dotar de medios a los responsables de la educación para que se conserve y se difunda nuestra cultura, se alcancen los objetivos educativos básicos para crecer y avanzar como sociedad, se consiga un desarrollo educativo integral y se eliminen los problemas concretos educativos que en la educación cántabra existan.

Con todo esto, desde Regüelta denunciamos la ausencia de nuestra historia -la de Cantabria- en libros de texto y en planes de estudio, la limitación de medidas tanto de infraestructura como de presupuesto para la integración de la preescolar como primer paso a la hora de cursar la enseñanza pública y no como un lujo para familias con alto nivel adquisitivo, la nula existencia de asignaturas con denominación cántabra en los currículos, el continuismo en la enseñanza y evaluación de las asignaturas de religión dentro de la supuesta laicidad del estado, la marginalidad que se le dedica en asignaturas de ámbito general al conocimiento y potenciación de nuestra cultura, la consentida y voluntaria censura a nuestra lengua por parte de las autoridades para una posterior regulación, dignificación y puesta en marcha de un modelo de estudio y aprendizaje de la misma por contra a proyectos "lingüísticos" faraónicos, populistas, españolistas, especulativos y ridículos como es el "Proyecto Comillas", pérdida de representación del alumnado y pérdida de democracia en el funcionamiento interno de instituciones educativas, desventaja de nuestros jóvenes con respecto a jóvenes de otros territorios a la hora de competir en oposiciones, reducción en la concesión de becas y ayudas a familias humildes y numerosas, etc.

También queremos señalar que tras el Proceso Bolonia se intenta "europeizar" la enseñanza a través de procesos de privatización con medidas como la disminución del presupuesto para la escuela pública, un mayor acercamiento y apoyo de las instituciones a centros concertados y directamente firmas de convenios con centros privados, fomento de las políticas de competencia e individualismo que se están introduciendo en la educación como complemento al sistema neoliberal actual, pérdida de democracia real en los espacios educativos... etc.

Estas políticas hacen que estemos asistiendo a la venta de la educación pública en favor de una educación privada y de carácter elitista a lo que Regüelta se opone totalmente pues creemos en una educación totalmente pública y de calidad a la que tod@s l@s cántabr@s tengamos acceso.

A todos estos temas planteados, "nuestra" consejera de educación siempre ha ofrecido la misma respuesta, la del silencio, esperar, encogerse de hombros y negar una verdadera apuesta educativa cántabra teniendo en cuenta todos los problemas antes mencionados.

Desde Regüelta pensamos que la juventud y el Pueblo Trabajador Cántabro en general no podemos simplemente observar con resignación como gobierno tras gobierno perdemos la oportunidad de abrir el debate para la creación y aprobación de una Ley de Educación Cántabra.

Si la consejera y el gobierno apuestan de verdad por esta normativa y se pusieran manos a la obra para su elaboración, podríamos liberar la enseñanza cántabra del secuestro parlamentario en el que se encuentra. Porque como bien saben "nuestros representantes", en más de 20 años de Parlamento no se ha celebrado un solo pleno dedicado a la exposición y debate de las propuestas de los diferentes grupos parlamentarios sobre el sistema educativo cántabro, por no hablar de la marginación al respecto de los agentes sociales, populares, juveniles y estudiantiles del país. Y es que la educación en Cantabria se ha regulado a base de decretazos con excepción de leyes "autonómicas" que no son , o no serían, más que complementos y parte de una verdadera Ley de Educación Cántabra como demuestra la aprobación del insuficiente y ridículo Currículo Cántabro.

Por tanto, en Regüelta creemos que Cantabria debe ejercer su soberanía, entre otras cosas en materia de educación, porque además de que el marco legal vigente así nos ampara, hay que tener en cuenta la importancia de la educación dentro de una sociedad y es que la educación de los jóvenes cántabros es uno de los pilares fundamentales que conformarán la sociedad del País en el futuro.

Si aspiramos a construir una sociedad progresista, solidaria, con sentido crítico, en definitiva, si aspiramos a construir una sociedad verdaderamente libre esto ha de tener necesariamente su reflejo en las políticas de educación, que deberían apostar por un sistema educativo democrático, laico, progresista, público, cántabro, de calidad, solidario y crítico así como por la formación educativa continua de todos los sectores populares del País.

 

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