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Anti Patriarcado :: 22/08/2008

Nuevas energías en el XXIII Encuentro Nacional de Mujeres

Pan y Rosas
Ni el gobierno K ni los medios pudieron evitar que casi cinco mil mujeres llegaran a Neuquén y se encontraran para debatir sus ideas sobre la violencia, el derecho al aborto, el feminismo, los derechos de las trabajadoras

Desde todo el país, llegamos el sábado 16 de agosto a la inauguración del XXIIIº Encuentro Nacional de Mujeres con sede en Neuquén. No era uno más: enmarcado en la profunda crisis política en la que está sumido el gobierno como parte del conflicto que mantuvo con los dueños del campo en los últimos meses, este Encuentro no fue indiferente a esa situación.

El gobierno, los sindicatos y los sectores afines al kirchnerismo ya hace tiempo que dejaron de organizar grandes delegaciones de mujeres que participen en los Encuentros. Hasta el diario Página/12 hizo un gran silencio este año... era mejor taparse los ojos y los oídos a un Encuentro que, evidentemente, iba a pronunciarse contra el gobierno de Cristina Fernández, donde los derechos de las mujeres siguen postergados. Por eso, fue un Encuentro más pequeño que otros.

Sin embargo, no pudieron evitar que casi cinco mil mujeres llegaran a Neuquén y se encontraran, una vez más, para debatir sus ideas e intercambiar sus experiencias sobre la violencia, el derecho al aborto, el feminismo, la trata, la adolescencia, la sexualidad, los derechos de las trabajadoras, el lesbianismo, la desocupación, el hambre... con ganas de pisar esta tierra de los piquetes, del Cutralcazo y Teresa Rodríguez, de las enormes luchas docentes y de Carlos Fuentealba, de la fábrica Zanon, recuperada por sus trabajadoras y trabajadores en lucha por la expropiación.

¡Nada con los explotadores de las trabajadoras rurales!

Al día siguiente, el diario La Mañana de Neuquén titulaba “El campo divide a las mujeres” y señalaba que no se había consensuado un documento único para la apertura del Encuentro. Por primera vez en veintitrés años, el PCR – CCC pretendió dividir el Encuentro, pretendiendo imponer un documento de apertura que expresaba exclusivamente su política, transformándose en un saludo al lock out patronal de las entidades del campo que, en los extraños términos del maoísmo criollo, fue una “rebelión agraria”...

¿Rebelión le llaman a los patrones derramando miles de litros de leche en las rutas, cuando nuestros hijos sufren de desnutrición? ¿rebelión le dicen al desabastecimiento encabezado por la golpista y oligarca Sociedad Rural que terminó afectando a nuestras familias y golpeando a nuestros bolsillos?

Así quiso imponerlo, en la Comisión Organizadora, con su método de “consenso” que consiste en que si no se tiene acuerdo con las directivas del PCR, hay que aguantársela. Pero no pudo hacerlo: un bloque de la Comisión Organizadora, integrado por compañeras de distintas corrientes y grupos de mujeres, junto con las trabajadoras de Zanon, planteamos que no íbamos a permitir que se entregaran los Encuentros a la patronal del campo, que explota el trabajo de las mujeres, niñas y niños, bajo la ley videlista del peón rural, una de las más esclavistas leyes laborales que ningún gobierno ha derogado desde la dictadura.

Por eso presentamos nuestro documento [ver más abajo] que, aunque intentaron que no pudiera leerse, empujándonos para que no podamos entrar al estadio donde transcurría el acto, se terminó leyendo ante más de mil compañeras. Sostuvimos que “es necesario levantar una posición independiente tanto del gobierno como de las patronales del campo a favor de las mayorías, la clase trabajadora y el pueblo pobre, entre quienes las mujeres sufrimos la carga más pesada.”

Más de 600 compañeras de todo el país viajaron con Pan y Rosas

Las más de seiscientas compañeras de Pan y Rosas de todo el país que fuimos a Neuquén –trabajadoras de la alimentación, del INDEC, de la salud y la educación, obreras textiles, telefónicas, metalúrgicas, de laboratorios, empleadas domésticas, jubiladas, desocupadas, amas de casa, estudiantes secundarias y universitarias-, además de participar en decenas de talleres sobre las más diversas temáticas, acercamos al Encuentro tres propuestas para impulsarlas junto con miles de otras mujeres.

En primer lugar, impulsar una amplia y activa campaña unitaria por el derecho al aborto con pintadas, actividades callejeras y artísticas, que se exprese el próximo 28 de setiembre en las calles de todas las ciudades; movilizarnos el próximo 25 de noviembre, Día de Lucha Contra la Violencia hacia las Mujeres, contra las redes de trata de mujeres, niñas y niños, que cuentan con la complicidad y participación de funcionarios del poder político, la justicia y las fuerzas represivas y contra todo tipo de violencia contra las mujeres. Y, además, apoyar la campaña de las trabajadoras y trabajadores de Zanon por la expropiación definitiva de la fábrica, junto con la lucha por los derechos de las mujeres trabajadoras.

La experiencia de este XXIIIº Encuentro Nacional de Mujeres renueva nuestras energías para volver a nuestras ciudades con la firme convicción de sumar a otras compañeras, las que comparten nuestro trabajo o nuestro lugar de estudio, nuestras vecinas y amigas, para redoblar la lucha por nuestros derechos y hacer que Pan y Rosas esté presente en cada facultad, en cada escuela, en cada barrio y en cada lugar de trabajo. Porque no pedimos ¡exigimos! nuestro derecho al pan, pero también a las rosas.


La crisis nacional entre el gobierno y el campo también cruzó este Encuentro Nacional de Mujeres

El PCR dividió al Encuentro imponiendo como documento de apertura su exclusiva posición que no fue consensuada con toda la Comisión Organizadora. Las compañeras de Pan y Rosas, PTS, PO, Las Rojas y otros grupos propusimos un documento alternativo que fue leído ante mil compañeras, en las puertas del estadio, donde no nos dejaron entrar para plantear nuestra posición.

Las mujeres de Neuquén les damos la bienvenida a las luchadoras de todo el país que llegan al XXIII Encuentro Nacional. Desde la tierra de los piquetes, el Cutralcazo y Teresa Rodríguez; desde la tierra de la lucha docente y de Carlos Fuentealba, desde la tierra de la fábrica Zanon, recuperada por sus trabajadoras y trabajadores en lucha por la expropiación, las rodeamos en un enorme abrazo. Llegamos de todas partes, trabajadoras y estudiantes, jóvenes y viejas, urbanas y rurales. Nos une la experiencia de infinidad de luchas que nos han tenido como protagonistas a lo largo y lo ancho del país.

Saludamos en cada una de ustedes a tantas mujeres ausentes. Son tantas que se nos vuelve imposible nombrarlas a todas. Decimos Romina, y en Romina nombramos a todas las Rominas, presas de una Justicia cómplice de violadores y golpeadores. Decimos Johanna, Marita, Florencia y en ellas nombramos a cientos, a miles de mujeres esclavizadas por las redes de explotación sexual. Decimos Noelia Herrera, Andrea Viera y con ellas traemos a las mujeres asesinadas por la policía. Decimos Otoño, Carolina, Roxana, y en ellas nombramos a las mujeres asesinadas por la violencia de género, no menos de 50 en lo que va del año. Decimos Ana María Acevedo, y en ellas nombramos a los cientos de mujeres que mueren cada año en los abortos clandestinos. Y en todos esos nombres caben los nombres de miles de mujeres que cada día sufren las consecuencias de un sistema social que nos condena a ser las más pobres entre los más pobres, a no elegir si queremos o no ser madres, a ser las más oprimidas entre los oprimidos.

Este XXIIIº Encuentro Nacional de Mujeres no es uno más: está enmarcado en la profunda crisis política en la que está sumido el gobierno como parte del conflicto que mantuvo con los dueños del campo en los últimos meses. Y esto no nos es indiferente. Este Encuentro se da en el marco nacional de una disputa entre dos sectores patronales que se vienen peleando para ver quién se queda con lo que nos roban. De un lado los pooles de siembra, los contratistas y rentistas del negocio agropecuario que quieren seguir enriqueciéndose con las exportaciones de soja a 600 dólares la tonelada sin importarles que aumenten los precios de los alimentos y el costo de la vida para las trabajadoras y amas de casa. Del otro el gobierno que quiere parte de la renta agropecuaria para continuar subsidiando a los dueños de las fábricas y las industrias en las que nos explotan, para pagar la deuda externa y para tener “caja” a favor de los gobernadores e intendentes amigos. Sostenemos que es necesario levantar una posición independiente tanto del gobierno como de las patronales del campo a favor de las mayorías, la clase trabajadora y el pueblo pobre, entre quienes las mujeres sufrimos la carga más pesada.

En pocos meses, la inflación, la carestía, el aumento de la luz y del transporte, de los alquileres, hundió a otro millón de personas bajo la línea de la pobreza. Las cifras mentirosas del Indec no pueden ocultar que el salario no cubre media canasta familiar y que la mitad de las y los trabajadores, precarizados, ni siquiera araña esa cifra. Las mujeres ya hemos salido a combatir el hambre. Volveremos a hacerlo. Denunciamos que la tan pregonada "redistribución de la riqueza" kirchnerista resultó en tarifazos y escalada de precios. Denunciamos que el gobierno derrotado por la derecha clerical y agrarista se adaptó a sus exigencias. Y que éstos no tienen diferencias con la patronal industrial a la hora de atacar el salario y nuestras condiciones de vida. Denunciamos también que el gobierno y el arco opositor coinciden en responder con represión a las luchas obreras y a la resistencia popular, como sucedió con el acampe piquetero en Buenos Aires y en las provincias de los sojeros Schiaretti y Binner. Denunciamos, finalmente, que los derechos de las mujeres son una prenda fundamental de conciliación entre el gobierno y la oposición derechista, agraria y clerical.

Alertamos al movimiento de mujeres que, con métodos antidemocráticos y censurando a una parte del Encuentro Nacional, un sector intenta embarcar al conjunto detrás de su defensa de las cuatro entidades agrarias o sea detrás de quienes representan al bloque de la patronal del campo, pro-dictatoriales y clericales. La mujer es en todo el país sojuzgada, explotada, perseguida, abusada y hambreada directamente por este sector, nunca podrán ser ellos nuestros aliados.

Las mujeres somos las más pobres y vulnerables: primeras en el trabajo temporario y precarizado, en el empleo doméstico, en las zonas rurales, en la venta ambulante. Esas condiciones laborales posibilitan el abuso sexual infantil, el acoso contra las jóvenes, el derecho feudal de pernada contra las campesinas de chacras y estancias. El gobierno reconoce que creció la mortandad infantil. Esos son los hijos de muchas de nosotras. Niñas y niños hambrientos y trabajadores. Cartoneros. Vendedores ambulantes. Explotadas en los ingenios, en los yerbatales, en las plantaciones sojeras al amparo del estatuto del peón rural de Videla, que ningún gobierno quiso cambiar. El hambre vuelve a los campos y las barriadas de un país que se jacta de producir alimentos para 400 millones de personas. Estamos en el XXIII Encuentro decididas a terminar con tanta barbarie.

En la apertura de este Encuentro cabe preguntarnos qué ha sucedido desde el Encuentro de Córdoba con nuestras reivindicaciones más sentidas, esas que una y otra vez planteamos en los talleres y en las marchas de los encuentros. El gobierno, los sectores oscurantistas, han avanzado en los ataques contra nuestro derecho a la vida y a decidir sobre nuestros cuerpos. El desmantelamiento de la salud pública y el aborto ilegal han hecho crecer un 19% la muerte materna en 5 años. Por primera vez también son niñas, porque el embarazo infantil y adolescente tiene rango de epidemia. Jueces y jefes de servicio clericales obstruyen los abortos no punibles en el hospital público. La ministra de Salud Ocaña dice que el aborto es cuestión de política criminal pero suspendió la entrega de anticonceptivos, el único método para evitarlos. Los contenidos de la ley de educación sexual fueron consensuados con la Iglesia. Romina Tejerina fue condenada por la Corte suprema kirchnerista. En Córdoba, la Justicia acaba de prohibir la distribución de la píldora del día después. Sigue pendiente la obtención de nuestra consigna histórica: "Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal y gratuito para no morir". Estamos en el XXIII Encuentro decididas a terminar con tanta barbarie.

Las violencias contra las mujeres han recrudecido al ritmo de la descomposición social. Más de 50 mujeres fueron muertas este año por su pareja o ex pareja, muchas habían denunciado que eran golpeadas por su pareja o ex pareja, como lo es una de cada 4 mujeres. Cada hora y media se denuncia una violación contra una mujer o una criatura. Mientras tanto, golpeadores y violadores son amparados por la policía y absueltos por la justicia. Presenciamos una explosión de las redes de trata en todo el país, que hacen desaparecer y esclavizan miles de mujeres y criaturas para explotación sexual y trabajo esclavo. Los tratantes y proxenetas no sólo actúan a la vista de todos los poderes del Estado. La publicitada ley kirchnerista contra la trata les garantiza impunidad y deja intactos sus bienes. Durante todo el año se han multiplicado los actos y marchas por cárcel a violadores, golpeadores, proxenetas y tratantes. Por la aparición con vida de las mujeres secuestradas en democracia. Estamos en el XXIII Encuentro decididas a terminar con tanta barbarie.

Pero ni el gobierno, ni los gobernadores, ni la Justicia, ni los curas, han logrando arrinconarnos en el lugar de víctimas: desde Orán a Tierra del Fuego, desde el Litoral a la cordillera. Somos las maestras en lucha por el salario igual a la canasta familiar. Somos las piqueteras que marchan contra el hambre y pelean por el aumento de los planes sociales congelados desde hace años. Somos las trabajadoras de la salud, en defensa de la salud pública. Somos las mujeres de Ecotrans, el neumático y Mafissa, en lucha contra los despidos. Somos las de la lucha contra la trata. Somos las de la lucha por el aborto legal, seguro y gratuito para no morir. Somos las que nos organizamos contra violentos y violadores y denunciamos la complicidad del Estado con ellos. Somos las trabajadoras rurales y las mujeres originarias, que resistimos los intentos de los patrones rurales por robarnos nuestras tierras. Somos las que denunciamos la contaminación y el saqueo ambiental. Somos las jubiladas, a quienes nos acaban de licuar el 40% de nuestras jubilaciones mientras promete un primer aumento de la ’movilidad’ para ¡marzo de 2009! Somos las desalojadas, las sin techo, las mujeres de las tomas y las que luchamos por el derecho a la vivienda.

Hoy volvemos a dar el presente en el Encuentro Nacional de Mujeres. Todas juntas para levantar una posición independiente tanto del gobierno como de las patronales del campo y la industria, en favor de las mayorías, la clase trabajadora y el pueblo pobre, entre quienes las mujeres somos las que sufrimos la carga más pesada.

Estamos orgullosas de haber sabido defender la continuidad y la masividad de la mayor asamblea de mujeres del país. Orgullosas de haber frenado tantos intentos de vaciarlo, de cooptarlo o directamente de destruirlo por parte de los gobiernos de turno y la Iglesia. El Encuentro de Mujeres es una creación colectiva que está viva. Crece, se enriquece y se modifica junto con nosotras. Es y será como nosotras decidamos que sea. Bienvenidas de nuevo, mujeres compañeras. Bienvenidas las llegadas de todos los rincones del país.

Comisión Organizadora del XXIII Encuentro Nacional de Mujeres

 

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