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Estado español :: 20/05/2008

Reflexiones internacionalistas y solidarias con Euskal Herria

Comité de Solidaridad con los Pueblos (Valladolid

La victoria de los movimientos populares y revolucionarios en la lucha contra el imperialismo en unos países siempre repercute positivamente en el desarrollo de los movimientos revolucionarios en otras partes del mundo. Por esa razón hoy es especialmente importante la solidaridad internacionalista, y por ello, también, hoy es vital que desde los pueblos del Estado español apoyemos la lucha social y nacional vasca.

Cada día nos llegan nuevas noticias sobre el estado de excepción que vive el País Vasco, de la constante represión del Estado español contra la izquierda abertzale, anulando derechos fundamentales como la libertad de expresión, reunión y manifestación; ilegalizando partidos políticos y candidaturas electorales; persiguiendo y encarcelando a sus dirigentes y militantes; cerrando medios de comunicación; llevando a cabo continuas redadas contra jóvenes vascos/as, buscando atemorizar a uno de los colectivos más dinámicos y combativos del MLNV; incomunicando; torturando …

Han pasado sólo cuatro meses desde las “sentencias basura” del 18/98 y ya ha comenzado en la Audiencia Nacional una nueva farsa judicial, esta vez contra 27 militantes vascos miembros del movimiento pro amnistía. La Audiencia Nacional mantiene la suspensión de actividades de ANV y EHAK a la espera de que el Tribunal Supremo decida las nuevas ilegalizaciones. PSOE y PNV se unen para encabezar “golpes de mano” en los ayuntamientos gobernados por la izquierda abertzale. Garzón encarcela a la alcaldesa de Arrasate amenazando con su decisión a cientos de cargos públicos de la izquierda vasca, en una estrategia común entre Audiencia Nacional y gobierno español que, una vez más, deja con el culo al aire la tan cacareada independencia del poder judicial y confirma la esencia fascista de la Audiencia Nacional. Este tribunal de excepción, tan preocupado ahora por retirar de las calles unas pocas placas con nombres de militantes vascos colocadas desde hace años, lleva más de treinta años sin mover ni un solo dedo para retirar las docenas de miles de placas, estatuas y todo tipo de ornamenta colocada por todo el Estado dedicada a Franco y demás militares, curas y políticos fascistas implicados en el golpe de estado de 1936 y la posterior dictadura. Treinta años y aún no ha movido un dedo contra partidos y políticos que siguen sin condenar las masacres del franquismo, mientras acosa sin descanso a las organizaciones populares vascas y a sus militantes.

Hoy, el eslabón más débil de la cadena del imperialismo español, la palanca del cambio, la llave para avanzar acumulando las fuerzas que hagan frente a la oligarquía española, al fascismo, al racismo, al neoliberalismo, al terrorismo ecológico, y a tantos males que vendrán con la actual crisis estructural del neoliberalismo, está en Euskal Herria. Si el Estado español gana la batalla contra las fuerzas no asimiladas por el sistema en Euskadi, es decir, contra la izquierda abetzale, la debilidad política del movimiento popular en los demás pueblos del Estado dejará las manos más libres a los gestores del capitalismo para imponer sus intereses nacionales y de clase. El Estado lo sabe y ha puesto a trabajar su maquinaria represiva con el fin de criminalizar a todo cuanto cuestione la reforma monárquica y su marco constitucional acusándolo de formar parte de ETA y/o su entorno. En este sentido condenamos los intentos del Estado de criminalizar y amenazar a organizaciones, como es el caso de la Coordinadora Anfascista de Madrid o Izquierda Castellana, y a personas de fuera de Euskadi, con la pretensión de atemorizar y evitar nuevas experiencias populares que, unidas a las vascas, amplifiquen las luchas contra el capitalismo neoliberal y su proyecto nacional-españolista.

El Estado español presiona deseando el enfrentamiento entre los movimientos populares y sus organizaciones para que se enfrenten entre sí y condenen a ETA, para así, tener más fácil reprimir a cuantos continúen en la lucha. La condena de la violencia de ETA es una imposición de la oligarquía española a la izquierda abertzale que esta haciéndose extensible al resto del Estado. En EH quienes han caído en la trampa acatando la imposición han terminado siendo asimilados por el sistema, o marginados por el movimiento popular.

Nadie desde la izquierda debería unirse a las voces de los constitucionalistas y neofranquistas en el poder. La izquierda abertzale ha hecho una propuesta absolutamente democrática que pondría fin rápidamente a la cuestión de la violencia. La propuesta está basada en el reconocimiento de Euskal Herria como nación y el derecho del pueblo vasco a decidir democráticamente sobre su futuro. Ahí está la clave para solucionar el conflicto histórico que vive EH. La represión, el estado de excepción, las amenazas militaristas del Estado, etc., son los hilos que nos atan al pasado franquista y que la izquierda revolucionaria y democrática tendrá que cortar. Las voces desde la izquierda deberían unirse y trabajar denunciando la represión y explicando a nuestros pueblos que hay otras soluciones para el fin de la violencia, diferentes a las represivas con las que nos bombardean los políticos del poder y todos los medios de difusión capitalistas.

Si para la estrategia “antiterrorista” yanki toda resistencia a su proyecto imperialista es terrorismo internacional, para el Estado español toda resistencia a la reforma y constitución monárquicas, toda alternativa rupturista, anticapitalista, independentista, o autodeterminista que pueda suponer un peligro real para el proyecto de la oligarquía española, es terrorismo vasco en sus distintas variantes. El gobierno de Aznar, en el colmo de la mentira y la desfachatez, llegó a responsabilizar a ETA de los atentados del 11 de marzo en Madrid y vincular a ésta con Al Qaeda. De este modo habría conseguido cerrar el círculo, criminalizando a todo lo que lucha al margen del marco constitucional español como parte del terrorismo vasco e internacional, y, además, habría mantenido su gobierno tras los atentados del 11 de marzo.

Las guerras imperialistas no son guerras contra el terrorismo internacional, son guerras de las oligarquias imperiales por el control económico, político, etc. del mundo, guerras para imponer el proyecto del imperialismo. Lo que el Estado USA llama terrorismo son organizaciones de resistencia a ese proyecto terrorista de dominación en Afganistán, en Iraq, en Palestina, en Colombia y por todo el mundo que nada tienen que ver con el terrorismo, ni con Bin Laden y la sospechosa Al Qaeda. Lo mismo ocurre con la represión que el Estado monárquico español ejerce contra la izquierda abertzale, ésta no es debida a las expresiones de violencia en EH, sino la respuesta del Estado a que sectores cada vez más importantes del pueblo vasco cuestionan el proyecto español de dominación imperialista. El Estado español, al igual que el estadounidense, el sionista, el colombiano, etc., utiliza la violencia como pretexto para generalizar la represión, en este caso, contra todos los sectores vascos que ponen en peligro el proyecto político y económico de la oligarquía española pactado durante la reforma franquista y para evitar que el peligro se extienda por otros pueblos del Estado.

La monarquía borbónica, impuesta durante la reforma franquista, es una vergüenza a la memoria de todos aquellos que murieron luchando por la república y contra el fascismo. Los fascismos no pueden ser reformados, lo único democrático con esa ideología es romper y acabar con ella. En este sentido, uno de los ejes principales de la lucha revolucionaria y democrática de los pueblos en el Estado español, es la lucha por la ruptura con el franquismo. Hoy esta lucha la encabeza la izquierda abertzale al haber conseguido unir a sectores importantes del pueblo vasco contra el marco político español parido durante la transición monárquica. El Movimiento de Liberación Nacional Vasco debe ser referente (nunca copia) para los movimientos populares, democráticos y revolucionarios en todos los pueblos del Estado.

Hay que animar a todos los sectores, frentes, etc., a empujar en esa dirección que señala hacia la ruptura con todo lo que representa el pasado fascista, como puente que cruzar para conseguir objetivos estratégicos mayores. No es de recibo que aparezcan ante la opinión pública como héroes de la democracia aquellos que nos imponen un modelo político basado en una reforma del franquismo. Uno de los objetivos políticos principales del movimiento obrero y popular durante la dictadura franquista, era acabar con la misma. Tras treinta y dos años de la muerte de Franco seguimos sin terminar de conseguir este objetivo, sin embargo, la oligarquía española ha sabido controlar y fortalecerse durante todo el proceso.

El trabajo internacionalista debe apoyar a los movimientos revolucionarios y antiimperialistas en el mundo y al mismo tiempo apoyar y participar en la construcción del movimiento popular propio. Esto es particularmente importante en la actual coyuntura internacional atravesada por una crisis estructural del capitalismo neoliberal que presagia tiempos de mayores enfrentamientos por buena parte del mundo de cuyo resultado dependerá el futuro del planeta y de la humanidad.

La victoria de los movimientos populares y revolucionarios en la lucha contra el imperialismo en unos países siempre repercute positivamente en el desarrollo de los movimientos revolucionarios en otras partes del mundo. Por esa razón hoy es especialmente importante la solidaridad internacionalista, y por ello, también, hoy es vital que desde los pueblos del Estado español apoyemos la lucha social y nacional vasca, denunciemos la represión del Estado contra la izquierda abertzale, el Estado de excepción, la Ley de Partidos, el aislamiento, la Audiencia Nacional y todos los instrumentos represivos puestos en marcha para acabar con el eslabón más débil de la cadena imperialista española que se llama Euskal Herria.

Soluciones democraticas y nunca represivas .
Viva la lucha del pueblo vasco.
Viva la solidaridad internacionalista.

COMITÉ DE SOLIDARIDAD CON LOS PUEBLOS. VALLADOLID (CSP).

 

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