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México :: 23/02/2006

Ahora con la Otra Campaña, sigamos construyendo la Otra Universidad

CGH-Ho Chi Minh
A seis años de la toma militar de la UNAM ¡los estudiantes seguimos luchando!

El 6 de febrero del año 2000 la policía militar conocida como PFP ingresó a Ciudad Universitaria, rompiendo la huelga en defensa de la educación pública y gratuita que llevaba más de nueve meses. El 6 de febrero no es solamente una fecha para lamentar la represión de que fue objeto el movimiento estudiantil. Sino para reivindicar, ante todo, la lucha del pueblo de México y sus estudiantes por defender el derecho a la educación para todos. Buscando que esa experiencia sea arropada por el pueblo y sus organizaciones. Para nosotros, el 6 de febrero es una fecha para reafirmar que seguimos de pie, que nos mantenemos en la lucha contra todos los embates del capitalismo, que estaremos junto a los trabajadores en la lucha por defender los derechos laborales de todos (en particular las pensiones que nos quieren quitar), y que dentro de la UNAM no daremos paso atrás en defensa de la educación pública.

La huelga de 1999-2000, una victoria en la lucha por la educación pública
El neoliberalismo ha sido devastador en muchos aspectos. Sus políticas, implementadas desde los grandes centros de poder económico, han hundido a los pueblos en la miseria y el abandono, pero también en la ignorancia. Los dueños del dinero han arrasado en el mundo con uno de los elementos más importantes para cualquier sociedad: la educación.

Principalmente en el terreno de la educación media y superior, el sistema que padecemos ha generado trágicos resultados. Es cierto que la educación en la era neoliberal ha sufrido distintas mutaciones (modernizaciones les dicen ellos), pero todas las reformas han mantenido un denominador común: la educación se encuentra al servicio de la ganancia, al servicio del capital. De este modo la educación vista como un bien para la sociedad no existe en el capitalismo.

Según el Banco Mundial en su documento: "Aprendizaje permanente en la economía global del conocimiento": En Estados Unidos el número de instituciones lucrativas que otorgan títulos de estudios superiores en cuatro años crecieron entre 1990 y 2001 un 266%. En Costa de Marfil el número de estudiantes de educación superior matriculados en instituciones privadas creció, entre 1991 y 1995, 670%. En Brasil las instituciones privadas de educación crecieron más de 70% de 1995 al 2002, y de cada 10 estudiantes brasileños de educación superior, 7 están inscritos en instituciones privadas. Que la iniciativa privada tenga tanto control sobre la educación demuestra que para el capital la educación es un buen negocio, no un bien social. Según Adriana Puiggrós, los réditos del mercado mundial de la educación representan más de 600 mil millones de dólares al año.

Ante este panorama de la educación superior en el mundo, se puede valuar mejor la trascendencia de la lucha por defender a la UNAM como institución pública. La educación superior en el mundo va quedando cada vez más en manos de la iniciativa privada, pero a nuestra Universidad no se la pudieron llevar. El carácter público permite que se desarrollen iniciativas que buscan beneficiar a la sociedad y no al capital. El carácter gratuito mantiene las puertas de la Universidad abiertas a sectores de la población que de otro modo no podrían acceder a la educación superior.

Para defender esa gratuidad y ese carácter público ha sido necesario mantener de forma constante una pelea que detenga los intentos de adecuar a la UNAM a los estándares neoliberales. La lucha en contra de la privatización representa en el fondo la lucha entre dos proyectos de Universidad. De un lado, desde el gobierno y el aparato institucional universitario, se busca implementar el modelo de Universidad como mercancía, elitista, al servicio de los dueños del dinero. De otro lado, se defiende una Universidad pública, al servicio del pueblo que la mantiene.

Esa pelea entre la Universidad para el capital y la Universidad para los de abajo, tuvo uno de sus puntos más importantes en la Huelga de 1999-2000. Con esa huelga se decretó una ley. Con la lucha de los estudiantes y todo el pueblo que los apoyó, quedó establecida en este país una ley no escrita: La UNAM es pública y gratuita. Para que lo siga siendo hay que mantener la pelea. Los neoliberales venían avanzando en todo el mundo de modo rapaz, y aquí se toparon con la resistencia de los estudiantes. El intento más cruel de privatizar la UNAM fue detenido por la firme y decidida lucha y organización estudiantil en su órgano el Consejo General de Huelga.

A pesar de todos lo problemas por los que atravesó esa lucha, los dueños del dinero no lograron arrebatarnos a la UNAM, las cuotas y las reformas excluyentes fueron detenidas. La huelga triunfó, aún a pesar de que el Estado utilizó todos sus mecanismos para derrotarla: empresarios, el alto clero, todos los partidos políticos, la prensa con una campaña de difamación no vista desde 68, y la Policía Federal Preventiva.
El hipócrita De la Fuente

Con la presión de la huelga, fue derrocado el torpe y reaccionario rector Barnés. Para sucederlo llegó a la rectoría, tras una larga trayectoria priísta en la tuvo vínculos y negocios, entre otros, con el grupo Atlacomulco de Montiel y Chuayffet, directamente del gabinete y del dedo de Zedillo, el carcelero Juan Ramón de la Fuente. Venía con la misión explícita de acabar con la resistencia de los estudiantes por la vía de la violencia.

Después de abandonar la mesa de diálogo, instrumentó una campaña mediática para justificar lo injustificable: la toma militar de la UNAM. El 6 de febrero del año 2000, obedeciendo el mandato de la presidencia, Juan Ramón de la Fuente ordenó la entrada del ejército vestido de gris (PFP) a las instalaciones universitarias, apresando a más de mil estudiantes, para romper la huelga. Nadie puede olvidar el origen del carcelero.
Desde el principio de su rectorado, De la Fuente ha mantenido un hipócrita discurso crítico a la expresión más burda del neoliberalismo (que es el gobierno foxista), tratando de generar una base social para mantener la rectoría como su espacio de poder. Pero en los hechos ha mantenido el avance de la privatización disfrazada. Si bien sabe que le costaría la cabeza intentar imponer cuotas, límites de permanencia o eliminar el pase automático, sí avanza por otras vías.

Para ejemplo, están las reformas a los planes de estudio de todas las carreras para adecuarlos a las necesidades del capital. En la Facultad de Ingeniería, las autoridades fundamentaron la reforma para poner el plan de estudios de acuerdo al TLC, quitando el estudio de las ciencias, aumentando la parte técnica y generando un caos académico; en Veterinaria la reforma pretende eliminar el estudio de ganado agrícola y poner el acento en mascotas; en Economía, donde la organización de los estudiantes ha impedido que se imponga la reforma, el plan contempla terminar con el sentido social de la carrera y tecnifícarla para que los economistas se dediquen a incrementar ganancias de las empresas.

De la Fuente también va regalando espacios de la UNAM a empresas privadas (con el pretexto de buscar financiamiento). Los ejemplos más representativos son el hospital para mascotas de Banfield instalado a un costado del Metro Universidad, donde los alumnos de la facultad de Veterinaria harán su servicio social, de modo que la empresa pueda lucrar con las instalaciones y el conocimiento generado en la UNAM; el proyecto de construcción de un complejo deportivo de béisbol que será la nueva casa de los Diablos Rojos de México, destruyendo casi 12 hectáreas de reserva ecológica de la UNAM y cuyo financiamiento y total control correrá a cargo de la Fundación Alfredo Harp Helú AC; la renta por catálogo de espacios históricos propiedad de la Universidad para eventos particulares, como el Palacio de Minería; por citar algunos ejemplos.

La vigencia, en el rectorado del carcelero, de ilegales cobros dentro de la UNAM por servicios, seminarios, diplomados, talleres, cursos, exámenes extraordinarios, etc., es también parte del avance de la privatización disfrazada de la UNAM. La disparidad en la asignación de recursos entre investigación y docencia permite que un pequeño núcleo de privilegiados maneje una gran cantidad de dinero y tenga posibilidades de engancharse en proyectos con la iniciativa privada. Las autoridades no ofrecen a las empresas que fomenten la investigación, sino que aumenten su ganancia.
De la Fuente, al frente de la rectoría, siempre ha buscado atender las necesidades de los de arriba. No sólo no ha implementado ninguna medida tendiente a aumentar la matrícula de la UNAM, sino que se empeña en cerrarla año con año y advierte que a la UNAM ya nadie más puede entrar, sin importarle la tan sensible demanda del pueblo de México por acceder a la educación media superior y superior. No se preocupa por atender las demandas de los de abajo.

El reacomodo

El derrocamiento de Barnés significó la derrota del sector más retrógrada y prepotente de la UNAM, para el cual De la Fuente representa una intromisión en sus dominios. Esa enemistad del rector con los grupos de poder más tradicionales sumada a la situación de que el nuevo equipo de rectoría se quedó sin padrino al perder el PRI la presidencia y a la férrea resistencia de los estudiantes, obligó al rector carcelero a tejer nuevas alianzas para mantenerse como el grupo de poder hegemónico en la UNAM. De la Fuente dio acceso a la estructura de poder de la UNAM a un sector tradicionalmente excluido de éste, pero convertido ya en una mafia más: el PRD Universidad.

El rector se dedicó a repartirle puestos de control a miembros distinguidos del PRD: Rosaura Ruiz a la Dirección General de Desarrollo Institucional, Salvador Martínez della Roca "el Pino" como asesor de Narro en la organización del Congreso Universitario, René Drucker a la Coordinación de Investigación Científica, Daniel Cazés ocupa la dirección del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (cargo al que renunció Pablo González Casanova en protesta por la toma militar de la UNAM), etc. Además de arropar a ese grupo como lo nuevos aliados, el rector carcelero los premió por su actuación en contra de la huelga.

Este maridaje entre el ex priísta De la Fuente y la nueva mafia universitaria amarilla ha cristalizado hoy en el ofrecimiento de López Obrador para que el rector carcelero ocupe la Secretaría de Gobernación en caso de ganar las elecciones. ¿Cómo ganó ese mérito De la Fuente?
López Obrador dice que quiere un secretario de Gobernación que pueda poner de acuerdo a todas las fuerzas políticas para impulsar su proyecto de nación. En realidad busca reclutar a un secretario de Gobernación que sea capaz de enfrentar a los movimientos sociales que escapen de su control con todas las formas posibles y que además mantenga una imagen de conciliador. Con su actuación en el trabajo de romper la huelga, De la Fuente se ganó el privilegio de ser considerado por López Obrador.

¿Qué se puede esperar del carcelero al frente de la Secretaría de Gobernación? Si él mismo ordenó la detención de mil estudiantes para romper la huelga, ¿cómo actuará ante los presos políticos del país? Si mantiene grupos de porros en la Universidad ¿qué se espera que haga con los grupos paramilitares? Si es capaz de utilizar al ejército vestido de gris contra los estudiantes que defienden la educación ¿cómo atenderá las demandas de toda la población? Si al interior en la UNAM enfrenta a la oposición con la expulsión a cualquier voz discrepante ¿cómo "negociará" desde gobernación con los movimientos sociales? Si en la UNAM cumplió con la misión de utilizar la política para allanar el camino a la represión ¿cómo afrontará la política nacional? Si le regala la Universidad a las empresas privadas ¿Qué no hará con las riquezas naturales, el patrimonio nacional y los servicios públicos?

El rector al frente de la Secretaría de Gobernación significaría la constante persecución y represión contra los movimientos sociales para imponer las medidas que generan movilización. De la Fuente ha demostrado que sabe utilizar la represión cuando se le ordena y que lo hace con los peores métodos.

El reacomodo de los grupos de poder dentro y fuera de la UNAM, cada vez más se convierte en un cambio de piel. Con la inclusión del rector carcelero al equipo de López Obrador, las distancias entre los distintos candidatos se acortan. El cambio es sólo de personajes y de discurso, porque el proyecto que defendería De la Fuente en el gobierno lopezobradorista, sería el que ha impulsado toda su vida: el proyecto neoliberal.

La Otra Universidad y la Otra campaña

Pero no basta con mantener la resistencia al avance de los dueños del dinero. Debemos hacer realidad una Universidad al servicio del pueblo. Desde distintos lugares de la UNAM se organizan y ejecutan diversos proyectos que buscan garantizar el ingreso y la permanencia de los estudiantes de bajos recursos a esta Universidad. Ejemplos, el comedor estudiantil y la digitalización de libros costosos que se venden en CD en Ciencias y los cursos gratuitos para presentar el examen de admisión al bachillerato en CCH Oriente. Se intenta también poner al alcance de los estudiantes de la UNAM temas que usualmente los planes de estudio oficiales olvidan u omiten intencionalmente. En este sentido operan los folletos y las conferencias Eduktodos en varias escuelas, y los seminarios independientes sobre América Latina y educación en Filosofía y Políticas.

Se realizan grandes esfuerzos para que el conocimiento que se genera en la UNAM regrese a quien lo hace realidad: el pueblo de México, con los proyectos educativos en Atenco y con las colonias populares del FPFVI, además de la brigada de trabajo voluntario a zonas zapatistas afectadas por el huracán. Mencionamos aquí sólo algunos ejemplos de muchos proyectos que se impulsan de forma independiente por distintos sectores de la comunidad universitaria para hacer realidad esa Universidad para el pueblo.

Para rectoría y todo su aparato de poder, la UNAM es ante todo un trampolín político (como lo demuestra De la Fuente), un botín de recursos públicos, una pasarela de lucimiento o un enclave de empresas privadas que produce conocimiento para que éstas lo usen. La Universidad neoliberal se olvida de que es pública, no voltea a ver las necesidades de la población a la que debería atender, está al pendiente de otros requerimientos.
Debemos construir La Otra Universidad, de abajo, rebelde, pública y gratuita, que responda a las necesidades del pueblo de México, que apuntale proyectos en esa dirección por encima de la ganancia.
La UNAM no puede abstraerse de la situación nacional. Este es un año de lucha electoral, en que los partidos lanzarán sus clásicas campañas llenas de promesas y vacías de contenido. Este año también, ha dado inicio la iniciativa de La Otra Campaña, a la cual podemos vincularnos para hacer realidad el proyecto de Otra Universidad.

Nuestro llamado es a impulsar todas las iniciativas que ayuden a construir esa Otra Universidad. Por ejemplo, organizar y echar a andar en distintas regiones del país, en coordinación con estudiantes de otras universidades y con los maestros democráticos, proyectos colectivos de alfabetización, de divulgación de las ciencias, de asistencia legal, médica, técnica y todo lo que se nos ocurra para vincular la universidad con el pueblo, apoyando sus luchas, y aprendiendo de ellas.

Al interior de la UNAM, por ejemplo, socializar y generalizar los proyectos estudiantiles lanzados desde distintos grupos y escuelas. Coordinarnos para juntos luchar por hacer valer lo que tanto nos costó ganar con la huelga: la gratuidad real de la educación y evitar la expulsión de aquellos a los que más trabajo les cuesta estudiar. Detener las reformas neoliberales a los planes de estudio, que responden a los intereses de los empresarios y no del pueblo.

Debemos luchar por mejores condiciones de estudio para todos y por ampliar la matrícula para favorecer el acceso de los de abajo a esta Universidad. Pero no exigiendo a las autoridades que resuelvan el problema, porque no lo van a hacer. El llamado de La Otra Campaña es también a construir organización y encontrar soluciones por fuera de la vía institucional, sin presupuesto, sin puestos de poder, sin partidos institucionales, sin autoridades. Los estudiantes debemos tomar en nuestras manos estas necesidades y resolverlas con la organización independiente.

La Otra Campaña busca unir las luchas que por todo el país se desarrollan, para que enfrentemos juntos al capitalismo, que es el enemigo común. En la Universidad, como parte de este llamado, debemos hacer lo propio. Ubicar bien como el sistema capitalista pretende arrebatarnos la UNAM para combatirlo de modo conjunto, construyendo entre todos La Otra Universidad.

Febrero de 2006

 

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