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Amman 23 de Julio. Carta desde la frontera con los territorios ocupados
Escribo estancado desde Amman tras mi fugaz visita al puesto fronterizo del Puente Allenby. Las autoridades israelíes me han impedido una vez más la entrada en los territorios palestinos ocupados. No quieren testigos incómodos de su política de ocupación militar de Palestina. Una vez más repito que es irrelevante que me denieguen la entrada ya que otros muchos informadores y activistas le contaran al mundo lo que yo no puedo ver con mis propios ojos. La impotencia por saber lo que allí sucede desde hace décadas y que no hace mas que radicalizarse a lo largo de las ultimas semanas de ataque contra la Franja de Gaza, se complementa con la tensión que genera ser consciente de que estamos al borde de que las agresiones unilaterales contra Palestina y Líbano se conviertan en una guerra regional en la que Siria parece cada vez mas cercana a implicarse y la posición de Irán continua siendo una incógnita.
En lo que se refiere a Líbano, Llevamos más de 400 muertos a nuestras espaldas en menos de dos semanas, y con ellos, miles de heridos, pueblos enteros devastados, barrios de Beirut reducidos a cenizas y casi 600.000 personas desplazadas en 12 días de ofensiva unilateral israelí. Los parques de la capital se encuentran ocupados por miles de personas que duermen en los parques y los centros de acogida que se abren cada día. Los responsables del Centro de Ayuda de Sanariyeh y el colectivo Beirut DC a quienes conocí hace ahora un ano y con quienes tantas cervezas me tome en los bares mas acogedores de Al Hamra cuando no paraba de repetirles que Beirut era una ciudad maravillosa para pasar el verano, reenvían correos electrónicos pidiendo ayuda y contándonos a todos los que les leemos que en estos momentos acogen a mas de 6000 personas en 32 escuelas del centro de la ciudad.
El aeropuerto internacional de Beirut se encuentra impracticable, las carreteras hacia Siria destruidas, los repetidores de televisión y telefonía móvil, destruidos, comienzan a escasear el agua, la electricidad y los suministros de alimentos y medicinas mas básicos. En la frontera siria aguarda un convoy de la Cruz Roja Internacional con ayuda humanitaria de emergencia que no puede entrar en el país. En la ciudad de Tyro, debido a la imposibilidad de conservar los cadáveres en las condiciones de salubridad mínimas, se cavan fosas comunes para evitar infecciones y contagios. Se trata de una guerra en toda regla. Una guerra de agresión unilateral contra un país que prácticamente no puede defenderse por más que su Ministro de Defensa y su Presidente aseguren que están preparados para hacerlo. Los gobiernos occidentales evacuan a los extranjeros y, entre los libaneses, quien puede escapa hacia Europa o Siria y quien no dispone de medios, se limita a esperar en su casa que el silbido de la próxima bomba no sea su sentencia de muerte. Hace un par de días, en un hotel de Amman conocí a una familia que acababa de llegar de Tiro, en el sur del país. Dejando atrás familiares, amigos, vecinos, negocios, casa, planes, proyectos, ilusiones. Una maleta por futuro. No puedo describir sus caras, su expresión ausente mientras hablaban continuamente por teléfono y miraban las noticias de Al Jazeera. "No somos chiítas, no estamos con Hizbollah, pero ellos tienen el derecho de defenderse de la agresión israelí, tienen todo nuestro respeto, la culpa de todo esto es de Israel, no pueden tolerar que el país se reconstruya y mire hacia el futuro ni superaran nunca que Hizbollah les obligase a retirarse del sur del Líbano en el ano 2000"
Además de las consecuencias de una guerra convencional en la que se están utilizando desde el bombardeo mas convencional hasta el fósforo blanco, armamento prohibido por todas las convenciones internacionales y que los americanos ya emplearon en la batalla de Fallujah, se suman, debido a la naturaleza colonial del ejercito israelí, todas las características de una guerra de limpieza étnica. A lo largo de los últimos días, los helicópteros israelíes lanzan octavillas sobre las poblaciones del Sur de Líbano advirtiendo a la población de que abandone sus hogares ya que cualquier pueblo del sur del Líbano es considerado por el ejército hebreo una base de Hizbollah. Los israelíes ya conocen esta táctica, primero asustan a la población civil, amenazando, realizan alguna masacre preventiva, consiguen que los pueblos se queden vacíos y los destruyen por completo. En Palestina se llama Nakba, y en pocos meses 700.000 personas se convirtieron en refugiados. Queda por ver si la estrategia israelí para el Líbano pasa por vaciar de población el sur del país para anexionarse el territorio o tan solo para conseguir un poco de profundidad frente a sus fronteras.
Un país que ha retrocedido 20 anos en el reloj de la historia en tan solo 12 días de injustificada agresión hebrea, con una limitada capacidad de resistencia y el convencimiento mayoritario de que solo Hizbollah puede defenderles, no entiende la pasividad de la comunidad internacional, convertida cada vez mas en cómplice de la espiral de violencia y destrucción provocada por Israel. Tanto la inmensa mayoría del pueblo libanés, como los palestinos, sirios e iraníes, los musulmanes en general, piensan que el secuestro de dos soldados israelíes no ha sido más que un acto defensivo y de naturaleza militar. No entienden porque un país entero puede ser impunemente destruido sin que nadie haga nada por evitarlo. La espiral de la violencia que envuelve a la región no esta sirviendo mas que para incrementar los apoyos a Hizbollah en toda la región y para evidenciar una vez mas que, tanto Estados Unidos, con su apoyo incondicional y su mas reciente envío de armamento de alta precisión a Israel como la Unión Europea con su inoperancia y silencio, están al mismo nivel que Israel. Varias personas, nada sospechosas de fundamentalismo islámico, me han indicado que si hace varios meses cuestionar la viabilidad del Estado de Israel era una locura del Presidente iraní, cada día mas y mas millones de jóvenes estarán dispuestos a dejarse convencer de que hay que adoptar comportamientos preactivos en esta dirección.
Las últimas noticias, todo lo vertiginosas que una situación como la actual nos permite imaginarnos, indican que el gobierno israelí es consciente de que esta guerra no puede alargarse demasiado tiempo sino no quiere afrontar consecuencias inasumibles. Siria ha asegurado que si Israel se acerca a Damasco, situado apenas a 20 kilómetros de la frontera libanesa, se vera obligado a intervenir con el escalamiento del conflicto que ello conllevaría. Irán, prudentemente silencioso a lo largo de los últimos días, comienza a opinar en la dirección agresiva que todos conocemos. El Ministro de Defensa Israelí comienza a aceptar la idea de que se despliegue una fuerza internacional de la OTAN a lo largo del sur del Líbano siempre y cuando esta responda a sus objetivos.
Y en el tablero geopolítico mas complicado del planeta, quienes pagan los órdagos de unos y otros líderes, continúan siendo los civiles palestinos y libaneses que mueren a diario.
Amman, 23 de julio de 2006.
Alberto Arce
