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Mundo, Mundo, Anticarcelaria :: 13/03/2016

Berta Cáceres, semilla de libertad feminista y nuestroamericana

Camila Parodi y Laura Salomé Canteros

La estamos llorando en tarea de multiplicar sus denuncias, compromiso y ejemplo de lucha. “En Honduras vivimos una carnicería humana y eso no es aislado, eso es planificado, y es producto de la enorme injusticia social, política, económica”, nos decía Berta Cáceres Flores en noviembre de 2014 en una entrevista que le realizamos en su última visita a nuestro país, donde percibimos de alguna manera una leve actitud de despedida de nuestra compañera hondureña

En horas de la madrugada la lideresa e integrante de la comunidad lenca, la feminista nuestroamericana y defensora de los Derechos Humanos reconocida mundialmente, la mujer poderosa que sostenía que el pueblo hondureño se debe enfrentar con dignidad al poder -capitalista, racista y patriarcal- de las trasnacionales que amenaza desde hace décadas los recursos naturales del país, fue asesinada en su casa de La Esperanza, en Intibucá.

En el ataque fue herido además Gustavo Castro Soto, integrante de la Organización Otros Mundos Chiapas, de la Red Mexicana de Afectados por la Minería (REMA) y del Movimiento Mesoamericano contra el Modelo Extractivo Minero (M4), testigo fundamental para el esclarecimiento del asesinato de Berta Cáceres y por quien se reclama la protección adecuada, además de para todas y todos los integrantes del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas.

El gobierno de Honduras, responsable

De voz potente, mirada tierna y negros rizos, Berta fue lideresa de la comunidad lenca, la identidad indígena mayoritaria en Honduras. Fundó en 2003 el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas (COPHIN) y fue reconocida como luchadora al impedir que la mayor constructora a escala mundial, Sinohydro, realizara la represa en el río Gualcarque a pesar de que esta contaba con el apoyo financiero de una institución del Banco Mundial.

De enorme rebeldía, recibió amenazas hasta su asesinato. Se opuso a la instalación de bases militares estadounidenses en territorio hondureño y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) había establecido medidas cautelares para su protección. Al comienzo de la semana había denunciado que cuatro de sus compañeros habían sido asesinados y otros más recibieron amenazas en un contexto que denominaba es “el proyecto de terror, el camino del imperialismo” y “de dominación de este continente”.

Por todo esto, la movilización popular que no tardó en salir a las calles de Tegucigalpa al recibir la atroz noticia, habla de que en Honduras no se respeta la vida y que el gobierno del presidente Juan Orlando Hernández, por acción –a partir de la militarización del territorio y el aval para la existencia de escuadrones de la muerte- u omisión –en la falta de medidas de protección ante las amenazas hacia Berta-, es responsable del asesinato político de Cáceres.

De las solidaridades y la resistencia

“El narcotráfico se mezcla con los poderes económicos y políticos y ahí la impunidad es absoluta”, solía decir Berta Cáceres Flores. En Honduras una mujer es asesinada cada 13 horas y 200 activistas lgtbiq fueron asesinados en los últimos 10 años. Honduras registra el mayor número de asesinatos de ambientalistas por habitante y el cuarto puesto a nivel mundial (Brasil es el primero), con 12 asesinados en 2014. Este contexto “afecta muchísimo a las mujeres, porque al reforzarse toda la militarización significa mayor agresión para las mujeres en todos los niveles”, decía.

El partido Libertad y Refundación en Tegucigalpa fue la sede de su velatorio. Mientras, en diferentes ciudades de Nuestra América el ejemplo de Berta ya empieza a ser multiplicado. En estos días integrantes de movimientos sociales de Argentina se encontraron en la Plaza de Mayo y junto a las Madres en su histórica ronda de los jueves se solidarizaron con la referente hondureña.

Allí Daniela Galindo, activista independiente hondureña radicada en Argentina, se acercó al micrófono abierto y expresó que, “más allá de lo que digan los medios de comunicación en Honduras y su presidente en las últimas horas, sabemos que el responsable es él, sabemos que está matando a Berta Cáceres. Eso demuestra, que no les importa lo que nosotras hagamos, no le importó que ganara el premio Goldman, su lucha y reconocimiento”.

Por eso, intentando dejar pasar la voz entre el llanto y la bronca la activista reforzó, “están matando a Berta Cáceres, su cuerpo en realidad, porque su espíritu, lo que ella siempre nos dijo ´vamos a ponerle el cuerpo compañera porque aquí vamos a hacer bronca y le vamos a dar con fuerza´ porque nosotras no nos vamos a callar ni hoy ni nunca, y el presidente se va a joder”. Y recordando intercambios con sus compañeras que se encuentran en Honduras finalizó, “hoy decimos que aquí nacieron muchas ´bertitas´ y nos duele un montón porque Berta fue quien nos animó, vamos a seguir adelante y vamos a demostrarle a ese que se hace llamar presidente -cuando seguimos en dictadura- que no nos va a detener, vamos a defender nuestros ríos y territorios aunque ellos nos quieran hacer creer que con esto nos van a detener, nosotras nos vamos a levantar y vamos a demostrar que el territorio lo defendemos con el cuerpo sin miedo”.

A su vez, movimientos y organizaciones sociales de Argentina se solidarizaron realizando una colecta para cubrir el costo del pasaje de la hija y el hijo de Berta que, desde hace unos años se encuentran viviendo en Argentina. Antes de partir, Laura Zúniga, hija de Berta e integrante del Frente Juvenil Hagamos Lo Imposible (HLI), convocó junto a sus compañeros y compañeras de organización, como así también de organizaciones amigas, a un encuentro para recordar a su madre como a ella le hubiera gustado, “desde el encuentro y la organización”, reafirmó la joven militante en un intercambio íntimo y fraterno.

Allí, contando anécdotas y gestos de la lideresa, Laura transmitió para las y los presentes, que “una tiene que ser rebelde siempre me dijo mi mamá, por eso hoy nos rebelamos contra el gobierno y las empresas extractivitas que la mataron”. “Nos enfrentamos” reforzó “y si bien es un dolor y un sufrimiento muy grande, nos levantamos y damos la lucha” y en ese marco recordó a las y los jóvenes allí presentes “que esto sea un compromiso, pase lo que pase, esa represa no se va a permitir, porque esa fue su lucha por el territorio y no se las vamos a dejar”.

Berta Cáceres no dejará de decirnos que “desde el encuentro y el intercambio vamos avanzando, generando algo que quizás en otro contexto de otros países no sea necesario pero en el nuestro sí, que es alimentarnos de esperanza (…), tratar de refrescar nuestra lucha y la convicción de lo que hacemos para tratar de re impulsar otra vez una mirada retomando el proyecto de vida”.

Marcha. Extractado por La Haine

 

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