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Mundo :: 17/04/2008

De People?s March: Dandkaranya, dos caminos de desarrollo

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Lo siguiente es un artículo firmado por Tugge de diciembre de 2007 tomado de la publicación mensual india People?s March (www.peoplesmarch.googleepages.com).

Lo que los maoístas llaman la zona especial de Dandakaranya s la vasta zona boscosa situada entre las fronteras de cuatro estados: Andhra Pradesh, Chhattisgarh, Maharastra y Orissa. Los maoístas tienen cinco divisiones organizacionales que cubren la zona entera: aquellas del sur, del oeste y del norte de Bastar, la de Maad y la de Gadchiroli.

Economía extremadamente primitiva

La economía de los adivasi (gente tribal) aquí consistía esencialmente de dos partes, agricultura y recolección de productos forestales menores. El modo de la agricultura adivasi en todas estas divisiones era primitivo, con muy unas pocas variaciones aquí y allá. Uno no necesita decir que era enteramente dependiente del monzón (hasta ahora no hay proyectos de irrigación, excepto aquellos pequeños proyectos construidos por los maoístas). Dandakaranya es una vasta zona con una amplia capa de bosques salpicada de colinas escarpadas. Aunque las lluvias anuales no son uniformes en todas las partes, normalmente están arriba del promedio. Esta zona tiene abundantes fuentes de agua como ríos y arroyos, en que fluye el agua casi todo el año. Como ningún gobierno, ni el británico colonial ni sus sucesores compradores, construyó nunca ningún proyecto de conservación de agua ni grande ni pequeño, la mayor parte de la agua de las lluvias se desperdicia. Hasta la irrigación de los campos a través de pozos y pequeñas presas por los campesinos ricos es una rareza. De hecho la abrumadora mayoría de los campesinos no conocen nada sobre pozos de riego. Aún están a siglos de distancia de los pueblos quienes aprendieron a obtener agua de los pozos a través de la rueda hidráulica y aquellos que construían presas y canales para irrigar los campos hace miles de años. En una palabra, a los campesinos adivasi les falta la experiencia de aquellos que lucharon contra todo obstáculo para lograr un ingreso estable y para un cambio fundamental en su vida, pasando de la etapa de recolección de alimentos a la de productor de alimentos, introduciendo muchos cambios innovadores en los métodos agrícolas.
Sin embargo, la construcción de pequeños estanques o tanques en esta región parecer ser una práctica antigua. Pero la forma en que los campesinos usan el agua en estos tanques o estanques es completamente diferente de sus contrapartes en otros lugares. Los campesinos seleccionan tierras bajas a las cuales el agua escurre naturalmente durante el monzón y construyen bermas alrededor de ellas. Después siembran en los márgenes del agua almacenada y manualmente riegan el terreno. No saben que el agua almacenada puede irrigar más campos si se construyen esclusas y ase canaliza el agua cavando canales. Esta agua almacenada alcanza hasta enero en algunos lugares y más tiempo en otros y así se garantiza al menos una cosecha. Así, pues, éste sigue siendo su método más confiable de irrigación y son renuentes a construir canales para extender el área de cultivo ya que sienten que si se toma el agua para irrigar más campos, puede que no alcance y que no obtengan la cosecha que han tenido hasta ahora. Esta creencia supersticiosa, de que si se levanta una segunda cosecha los dioses se enojarán y los castigarán, complica la situación. Sin embargo, han ocurrido cambios graduales en su actitud debido al impacto de los programas de desarrollo iniciados bajo la dirección maoísta durante las últimas dos décadas. Se han construido tanques con sistemas de canales y cavado pozos de riego, aunque en pequeña escala.
Si bien ésta es la situación en otras zonas diferentes a las colinas Maad, en buena medida la gente adivasi que vive aquí nos recuerda los tiempos de seres mucho más primitivos. Casi todos ellos aún dependen del viejo método del cultivo de tumba-y-quema y principalmente siembran una variedad pobre de grano para alimento, kola. Aunque siembran cultivos como arroz, mostaza, maíz, etc., en pequeñas parcelas de tierra, ya sea a un lado de sus aldeas o en las áreas planas entre las colinas, no saben cómo usar un arado. Sólo cavan en la tierra con una varilla de hierro filosa y siembran las semillas. Aunque tienen ganado, no saben cómo emplear los animales en el trabajo de campo. Aunque ya empezaron a usar el arado en algunos pocos lugares, donde aprendieron a usarlo a través de la interacción con migrantes más avanzados de las planicies, sigue siendo solamente un comienzo limitado a unos pocos lugares de excepción.
El sentido común dicta que cualquier esfuerzo que apunta al desarrollo de la economía adivasi y a través de ella, sus tradiciones y su vida, debe estar basado en su economía como un punto de partida. En otras palabras, impartir conocimientos sobre los modernos métodos de agricultura entre las masas de campesinos adivasi y emprender proyectos de infraestructura que ayuden directamente a la modernización de la agricultura. Por esto, el inicio de una reforma agraria debe ser el primer paso básico. En segundo lugar, tomar medidas para asegurar que las masas adivasi obtengan buenos precios para sus productos agrícolas y forestales.

El actual camino de desarrollo de las clases dominantes

Mientras lo anterior sigue siendo el único camino a través del cual será posible improvisar la economía adivasi, las clases dominantes compradoras quienes se pusieron los zapatos de sus amos ingleses coloniales nunca mostraron ningún interés concreto en la modernización de la agricultura adivasi a pesar de sus repetidos clamores jactanciosos sobre el éxito de sus programas de bienestar para el mejoramiento de los adivasi. Los ancestrales métodos de la agricultura adivasi continúan igual sin cambios fundamentales. Como dijimos arriba, Dandakaranya tiene muchos ríos perennes. Hay otras fuentes de agua con agua en todo el año. No obstante, ningún gobierno jamás ha llevado a cabo ningún proyecto de riego mayor o menor. Los gobernantes, quienes nunca emprendieron ningún programa que garantizara el futuro de la vida para los adivasi ni trajera un cambio básico en su vida y que contribuyera al desarrollo de las fuerzas de producción, se han embarcado en un programa que destruiría completamente la economía adivasi. Para colmo, ejecutan este programa de devastación en aras del “desarrollo”. Esto está dando origen a una economía distorsionada. La clase de proyectos de infraestructura que los gobernantes han emprendido como parte de sus políticas de globalización está arrasando con el ya bajo nivel de subsistencia de la agricultura adivasi.
Los gobiernos de los estados de Chhattisgarh y Maharastra han venido diciendo que llevarán a cabo obras de desarrollo en los cinco distritos de Bastar y en el distrito de Gadchiroli, y afirman que la industrialización es la mejor forma de desarrollo para la gente del lugar. Veamos qué son exactamente los esquemas de desarrollo y quiénes son las “gentes” que serán beneficiadas.
Casi todas las zonas habitadas por los adivasi en el país tienen vastos recursos naturales. Si bien son obvios los grandes beneficios de los ríos (y otros recursos acuíferos), bosques y tierras, también hay muchos minerales. La zona de Bastar en particular tiene abundantes depósitos de minerales. Hay 610 millones de toneladas de dolomita, 2340 millones de toneladas de mineral de hierro en esta zona. Se estima que hay 3580 millones de toneladas de piedra caliza en Devarapol, Larogi, Raikot y Mangi Dogri. En Keskal, hay 100 millones de toneladas de bauxita. La Corporación Minera del Estado de Madhya Pradesh ha venido extrayendo estaño y corindón en Bastar. El mineral de hierro de las minas de Bailadilla es de la más alta calidad.
Aparte de esto, el bosque está lleno de teca de calidad muy fina, maddi y otros árboles que dan madera fina de alto precio. El área entera de Dandakaranya tiene amplias extensiones de bambú. Los imperialistas y sus lacayos indios, las grandes empresas compradoras, unieron fuerzas para saquear estos vastos recursos naturales.
Todo el llamado trabajo de desarrollo que fue emprendido aquí y que ahora se lleva a cabo a todo vapor es construir super-carreteras, vías de ferrocarril y los proyectos de infraestructura que facilitaran el saqueo de esta inmensa riqueza. Las escarpadas colinas de las minas de hierro de Bailadilla, que en los últimos 30 años se han ido agotando día a día, están dejando enormes ganancias a los imperialistas japoneses, ya que todo el mineral es vendido a los japoneses a muy bajo precio. Aunado a eso, los trabajos de construcción de la planta de acero de Nagarnar avanzan viento en popa, a todo vapor. Los gobiernos central y estatales han estado solicitando inversiones directas extranjeras (IDE) para una planta hidroeléctrica en Bodhgat sobre el río Indravathi. Este proyecto destruirá más de 13.750 hectáreas de bosque y más de 4.000 hectáreas de las tierras agrícolas adivasi. Alrededor de 60 aldeas de los adivasi se verán desplazadas. Mientras las minas Dalli que abastecían de hierro a la planta de acero de Bhilai están en vías de extinción, la corporación minera Bharath ha puesto sus ojos sobre las minas de Roaghat al norte de Bastar. Están en marcha planes para abrir minas de hierro en Charhaon y Baoghat en el distrito de Kanker. Cuando las minas empiecen a trabajar en las colinas de Chargaon, el arroyo que nace en esas colinas se contaminará. Este arroyo baja la colina y se une a los ríos Paralkot y Mendkhi, los cuales también se contaminarán, lo que afectará a miles de adivasi que viven en las riberas de estos ríos privándoles de agua potable. La gente afectada ha formado una organización llamada “Chargaon Khadan Virodhi Jana Sanghansh Manch” para luchar contra este proyecto. Los trabajos de construcción de la línea del ferrocarril “Dalli-Jagadalpur-Raoghat” que estuvieron parados por mucho tiempo debido a la oposición de la gente, están en vías de comenzar de nuevo en cualquier momento. La gran empresa industrial Nicco inició y continúa operaciones de minado en Lohar y Chahar cerca de Kaoghat bajo protección policíaca. Las grandes empresas Godavari Isphat y Raipur Allied están realizando operaciones mineras en Pallemadi cerca de Manpur. Una delegación del Banco de Desarrollo de Asia visitó el área de Pakhanjur en 2004 y el director de la delegación anunció que el banco está listo para invertir millones de rupias para la utilización de los vastos recursos minerales de esa área. Asimismo, trabajos para la extracción de millones de toneladas de varios minerales continúan a marchas forzadas en Chamurshi, Ahiri y Soorhagarh del distrito de Gadchiroli. También los trabajos para la construcción de infraestructura para la operación de minas de extracción de valiosos minerales avanzan en el área de Dandakaranya. El ritmo de estos trabajos se incrementó en la última década en el marco de las políticas de globalización.
Éstos son algunos de los llamados “proyectos de desarrollo”, que los gobernantes dicen que beneficiarán a la población adivasi. No obstante, la verdad es diametralmente opuesta. Como todos estos trabajos son intensivos en capital con tecnología moderna, no traerán no podrá generar ningún empleo para el pueblo adivasi, que no sabe ni el uso de un arado. Un organismo de la ONU informó sobre el proyecto de desarrollo y tuvo que admitir que éstos no van a beneficiar en absoluto a los adivasi. Cabe señalar que este informe exhortó al gobierno a tomar medidas para desarrollar la agricultura adivasi llevando a cabo la construcción de proyectos de riego. El “desarrollo” que las clases dominantes llevaron adelante causó una devastación general para los adivasi, por medio del forzoso destierro de miles de ellos a fin de dejar el camino libre para estos trabajos. Daremos más detalles de esta devastación en adelante.
Las clases dominantes explotadoras han venido desarrollando planes turísticos de la mano con esta clase de industrialización, como parte del proceso continuo de globalización. Como una vasta área de Dandakaranya tiene una gruesa cubierta de bosque, una gran variedad de pájaros y otros animales aún habitan ahí. Un proyecto de caza comercial se está llevando a cabo con la enérgica complicidad de las autoridades. Por lo tanto muchas especies de pájaros y otros animales estarán en peligro de desaparecer. No obstante, muchos lugares aún continúan como populares centros turísticos. Muchas áreas densamente pobladas han sido declaradas “parques nacionales”, “áreas del proyecto de protección a los tigres”, “Parques de bisontes”, etc., y miles de campesinos adivasi han sido expulsados de estas áreas.
La industrialización y el turismo han sido promovidos conjuntamente bajo la actual globalización imperialista, exigiendo buenas carreteras y líneas de ferrocarril que son su “salvavidas”. Las grandes empresas compradoras del país y las corporaciones multinacionales requieren buenos caminos y líneas de ferrocarril para transportar materias primas de los boques y para abastecer de bienes manufacturados a los habitantes de los bosques. El sector turismo es también importante para ellos a fin de gozar de una vida llena de lujos a partir de las jugosas ganancias que extraen. Así, se construirá un buen camino para que estos traficantes de ganancias puedan visitar fácilmente los centros turísticos en los bosques. La Carretera Nacional #16 que pasa a través de Dandakaranya y lo divide en dos se construye bajo la protección de las fuerzas de seguridad a un costo de decenas de millones de rupias y se construyen caminos anillo por todas partes del interior del área para servir única y exclusivamente a los sectores sociales antes mencionados. Los caminos son también necesarios para el rápido despliegue de la policía y las fuerzas paramilitares contra los revolucionarios.
Bien, volviendo a las líneas del ferrocarril, la línea Kirundul-Kothavalasa fue construida sólo para transportar el mineral de hierro de Bailadilla al puerto de Visakhapatnam, para su exportación al Japón. El ferrocarril opera con 32 trenes de carga al día en esta ruta, mientras que sólo hay un tren de pasajeros, aunque la vía tiene varias décadas de existir. Se gastaron cientos de millones de rupias de los impuestos de la población y se adquirieron a la fuerza y sin compensación las tierras de miles de los campesinos adivasi pobres, para la construcción de esta línea. Éste es el “desarrollo” según las clases dominantes. Para colmo, la gran empresa compradora ESSAR ha completado la construcción de un ducto subterráneo que conecta Bailadilla con el puerto de Visakhapatnam para el transporte del mineral de hierro. Aunque hubo fuerte oposición de las masas adivasi, pues este ducto no sólo afectaría miles de hectáreas de sus tierras, sino también destruiría una buena parte de sus bosques, las clases dominantes completaron esta obra bajo la protección de las fuerzas de seguridad, de tal manera que sus amos imperialistas japoneses puedan adquirir el mineral de hierro a un costo de transporte aún más barato.

Cómo impacta este camino de “desarrollo”

Bien, veamos qué “beneficios” trae esta clase de industrialización y proyectos turísticos a las masas adivasi. La industrialización destruyó sus campos y hogares, afectando así duramente su vida y poniendo en peligro su propia existencia. Su cultura y tradiciones fueron pisoteadas. Por primera vez en la historia de las masas adivasi, la prostitución se ha vuelto un gran negocio, donde jóvenas inocentes son empujadas al negocio carnal por engaños o por la fuerza. Los adivasi quienes nunca habían oído sobre decesos por enfermedades de transmisión sexual ahora son víctimas de ellas. Ya se debutó la mortífera enfermedad, el SIDA. Y como corolario natural, la lumpenización de la juventud va en aumento. Bailadilla es un testimonio de todos los males que la industrialización trajo a la vida de las masas adivasi. Un recaudador del distrito de Bastar y bienqueriente de las masas adivasi, el Señor Brahmadev Sharma, estaba tan conmovido de ver las consecuencias de tanto mal, que dio salida a la pena que sentía, por las “pequeñas hermanas embaucadas de Bastar”, haciendo poesía. Los desechos de la mina de Bailadilla han contaminado tanto los ríos Shankini y Dhakini, que el agua se tornó roja. Cientos de cabras y ganado criados por los adivasi que vivían a lo largo de la ribera de los ríos se enfermaron y murieron después de beber esta agua. Los peces casi han desaparecido de los ríos.
Además, las medidas gubernamentales “de desarrollo” han asestado duros golpes a la agricultura adivasi. Las regiones de Kakonar y de Kadime del norte de Bastar son ejemplos claros de esto. El lamentable estado de los campesinos de más de cien aldeas en estas áreas es un reflejo de lo dicho antes. Un estudio socioeconómico hecho en 2004 por el autor de este artículo confirma lo dicho. Hicimos un destallado estudio de 300 familias en diez aldeas. Todas estas gentes cultivan sus tierras y también recolectan productos en el bosque. Pero el estudio reveló que la gente se aparta cada vez más de estas actividades. A medida que avanzaba la comercialización e industrialización del gobierno en los bosques, quedaba devastado en igual medida el modo de vida de la gente. Hasta ahora la agricultura y la recolección de productos forestales garantizaban la vida de la gente.
Algunos hechos sorprendentes salieron a la luz cuando investigamos a fondo las condiciones de las familias mencionadas antes. En los últimos años su vida ha estado a merced de las políticas de los capitalistas y el gobierno. Los ingresos de la agricultura y la recolección de productos forestales se han vuelto mínimos, mientras que la labor física se ha incrementado. Es verdad que por eso hay más efectivo en manos de la gente, pero es un hecho que los campesinos ahora se han vuelto jornaleros. Esto puede ser comparado con las distorsiones que hay en otras partes de la economía del país. El porcentaje de la agricultura en la PIB del país declina año con año, y en 2005-2006 el porcentaje de este sector del cual 60% de la población depende ha bajado a 22%.
Para la mayoría de las familias, de las 300 estudiadas, sus ingresos tradicionales de la agricultura y de la venta de productos del bosque no son suficientes para adquirir alimentos para más de dos meses. Para precisar, veamos el ejemplo de Rampur y Warkad. Ninguna familia de las 40 familias de estas dos aldeas pudo conseguir más de 15 kandíes [un kandí = 15 kilos] de grano por medio de su agricultura. También observamos un cambio básico con respecto a la recolección en el bosque. En el pasado, los campesinos solían recolectar productos del bosque que podían ser comidos por la familia entera incluidos los niños. No obstante, ahora la recolección da prioridad a los productos que se puedan vender. Pero como los comerciantes han venido comprándolos a precios bajísimos, ni una sola familia pudo reunir más de 300 rupias [un dólar = 40 rupias]. Aquí no hay oportunidades de empleo salvo el trabajo que se da a través del gobierno según el “esquema de reformas”. La información que nos dan los campesinos revela que su principal ingreso viene de la labor en las cooperativas del bosque. Mientras el ingreso de una familia, que percibió la mayor cantidad a través de la recolección de hojas de tendu fue de 1500 rupias, ganaron 3000 rupias más mediante el trabajo en las cooperativas de bambú. En general estos dos trabajos promedian de 15 a 35 ó 40 días al año. La construcción de caminos y trabajos similares tienen una importancia secundaria.
Esto significa que la gente percibe un ingreso de 4500 rupias (las familias de más altos ingresos) al año. Significa que tendrán que vivir un año entero con el ingreso de dos meses de trabajo. Pero cada día las jornadas de trabajo son menos pues cada vez aumentan los desempleados debido a la mayor cantidad de campesinos expulsados de sus tierras como resultado de los “proyectos de desarrollo”.
Como se dijo arriba, el área entera de Dandakaranya abunda en depósitos de mineral. Una gran competencia se lleva a cabo en el mercado entre varias empresas multinacionales gigantescas y sus agentes compradores indios para apropiarse de esta vasta riqueza. Los gobiernos serviles central y estatales han decidido subastar estos recursos. Éstos hacen lo imposible por complacer a sus amos imperialistas embaucando a la población con falsas promesas y usando la fuerza bruta para adquirir las tierras de los campesinos. Por ejemplo, para burlar la 73ª enmienda de la constitución, condujeron falsas asambleas de aldea en que la policía, funcionarios del gobierno y esbirros de las clases dominantes eran los únicos participantes en la asamblea donde anunciaron que habían obtenido la aprobación de la gente para adquirir sus tierras. En los lugares en que la gente se resistió con osadía, el gobierno usó la fuerza brutade la policía, golpeando y arrestando a una gran cantidad de personas, entre ellas mujeres como pasó en la aldea de Nagarnar. Dondequiera que las minas empezaron a operar, la gente perdió sus tierras, que por generaciones habían cultivado, y sus hogares. El gobierno se lavó las manos pagando compensaciones simbólicas, una gran parte de las cuales se engulleron los funcionarios corruptos y secuaces de los partidos oficialistas. Muchos campesinos ni siquiera consiguieron ese magro dinero porque no tenían tierras escrituradas a su nombre, aunque hayan vivido en ellas por generaciones.
Mientras que eso suele pasar en las tierras con valiosos recursos minerales, el mismo problema se sucedía en otras formas en las áreas con extensas plantaciones de bambú. Allá la gente debía ir a trabajar a las cooperativas de bambú, dejando su agricultura. Sin ninguna garantía de tener cosecha debido a los caprichos del monzón, nunca ningún gobierno les mostró las bondades de la agricultura con arado, opuesta a sus antiguos métodos tradicionales de cultivo de tumba y quema, por lo cual los campesinos adivasi de las aldeas de Beenagonda, Kuvvakodi, Godepari, Podevada y Permilibatti de las colinas Maad tuvieron que disminuir gradualmente su dependencia de la agricultura y buscar otros trabajos vendiendo su propia fuerza de trabajo. Si los campesinos hubieran tenido la posibilidad de adoptar mejores métodos de cultivo y trabajar en otras actividades con salario fuera de la temporada de cultivo, utilizando esos ingresos para mejorar su agricultura, eso hubiera contribuido en alguna medida al mejoramiento de su nivel de vida. Pero en estos lugares donde no hay desarrollo en agricultura, los salarios percebidos no son suficientes para llenar sus estómagos. ¿Y qué pasa si los trabajos paran por alguna razón en tales lugares? Las plantaciones de bambú en los vastos bosques de Kamalapur, Talvada, Koruparsi, etc., en el distrito de Gadchiroli, que abastecían de materia prima a las fábricas de papel de Ballarsha de la compañía Thapars están ahora en vías de agotamiento, y la gente que solía trabajar ahí padece muchas penurias.
Los bosques se están agotando. Después de abastecer de materia prima a las industrias de la gran burguesía india y a las industrias imperialistas por más de un siglo, han sido devastados debido a la intensificación de las operaciones mineras, la construcción de infraestructura, las presas gigantescas, etc., como parte de la aplicación de las políticas de globalización imperialista. Debido a esto, se está dando el destierro de millones de personas y la devastación de su vida. Aparte de los seres humanos, muchas variedades de pájaros están en vías de extinción por la destrucción desbocada del bosque bajo el pretexto del desarrollo. Se está perjudicando el medio ambiente.

La resistencia del pueblo y el nuevo poder en Dandakaranya

Pero las masas no están soportando todo eso cruzadas de brazos. Han sacado la firme conclusión de que esta sociedad explotadora es la causa fundamental de su economía distorsionada y tienen la determinación de liquidar el pasado e inaugurar un futuro brillante. Han estado luchando en las últimas tres décadas para establecer un sistema alterno que asegure el desarrollo y bienestar para el pueblo. ¿Se trata de llegar a un arreglo con este sistema de explotación y perder todas sus riquezas y derechos a tierras y vivir a merced de los explotadores, o de intensificar y consolidar más el nuevo sistema alterno emergente de poder popular y sus luchas? La gente ha escogido la segunda alternativa y tomó firmemente el camino de la lucha armada. Esto ha asestado un duro golpe al esquema de los explotadores. Así, para eliminar este obstáculo y aplicar su esquema de saqueo, las clases dominantes han declarado la guerra al pueblo de Dandakaranya.
El pueblo, que era incapaz de lograr mejoras considerables en su vida a través de los ancestrales métodos agrícolas, ahora, por medio de su curiosidad revolucionaria, ha llevado a cabo reformas en la agricultura. Este cambio no fue repentino sino gradual, a través de arduos esfuerzos de los maoístas. Éstos entraron a Dandakaranya movilizando a la gente con la consigna “tierra para quienes la trabajan”. La revolución agraria era y es el programa inmediato. Movilizaron y organizaron a las masas en torno a la ocupación de las tierras forestales y las tierras de los terratenientes. Después, con la consolidación de las masas campesinas en las organizaciones de masas, los maoístas alentaron y capacitaron a las masas en los métodos modernos de agricultura. Encomendaron a algunos cuadros conocedores de los métodos modernos de agricultura la capacitación de los campesinos. Recolectaron semillas de entre los campesinos de otras zonas de lucha y las repartieron entre los campesinos de Dandakaranya. Movilizaron a las masas para construir obras de riego, si bien en muy pequeña escala. Para tal fin, destinaron partidas especiales de su reducido presupuesto. Animaron a las masas a formar cooperativas revolucionarias. Han estado capacitando a los campesinos adivasi de las colinas de Maad en particular acerca de los beneficios de la agricultura estable versus el método de tumba-y-quema de cultivo, que destruye grandes extensiones del bosque. Han tomado algunas medidas para solucionar los problemas de salud pública y educación, que han asumido la misma importancia que la agricultura. Asimismo, celebraron charlas con los comerciantes sobre los precios remunerativos para los productos forestales recolectados, pidiéndoles que dejen de explotar tanto. Con éstas y otras medidas semejantes se operaron cambios progresivos sin precedentes en la vida de las masas.
Estos programas de desarrollo revolucionarios han cobrado mucho ímpetu después de que las masas empezaron a establecer sus propios órganos de poder político, los Janatana Sarkars. Pero todo eso no hubiera sido posible sin asestar un duro golpe a la hegemonía del sistema explotador en las aldeas. La guerra desatada por las clases dominantes mediante las Salwa Judum [las pandillas paramilitares contrarrevolucionarias organizadas por los terratenientes y el Estado] está impidiendo el avance de estas cosas. Como resultado, las masas adivasi están participando de lleno en la oposición a esta guerra iniciada por las clases dominantes.
La guerra lanzada por las clases dominantes avanza en todos los frentes. Aunque depende principalmente de la fuerza bruta de miles de elementos de las fuerzas de seguridad, también emprenden programas de reforma a nombre del desarrollo. Pero casi todos estos programas no son sino esquemas para construir infraestructura para contribuir al mayor saqueo de los recursos naturales y el libre desplazamiento de la policía y los paramilitares. Las clases dominantes crearon las Salwa Judum a fin de legitimar estas cosas. Las masas pueden establecer una auténtica economía democrática intensificando su resistencia de múltiples frentes y poniendo coto a las décadas de “desarrollo” distorsionado.
Es importante ver que las tan cacareadas Salwa Judum y la “amenaza naxalita” [los revolucionarios maoístas], etc., en Chhattisgarh no es un problema de “terrorismo”, que se ha señalado, sino que se trata de dos caminos de desarrollo. El primer camino representa las gigantescas minas y otros proyectos de parte de las grandes empresas indias y extranjeras y el generalizado destierro y destrucción de la vida y hábitat de los adivasi. El segundo camino representa el desarrollo científico de la agricultura a partir de recursos autóctonos, la conservación de los bosques y sus ricos recursos naturales y un fin de las diversas formas de saqueo a los adivasi por los avaros políticos, burócratas, comerciantes y élites tribales.
Es obvio que la guerra en marcha en Chhattisgarh se está librando sobre estos dos caminos de desarrollo. Cada quien ha de decidir con qué bando tomar partido. Aparentar una neutralidad, diciendo que los “adivasi inocentes” están atrapados entre la violencia de dos fuerzas del mal (poniendo en pie de igualdad la violencia naxalita y aquella del Estado) es una patente y hipócrita falsedad y en esencia justifica el terrorismo estatal en la región. ¡Ya es hora de que todos los auténticos demócratas definan claramente con qué bando están: los ladrones capitalistas o los adivasi; el saqueo del país o la justicia para el pueblo!

 

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