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Argentina :: 08/04/2009

Esbozo de la coyuntura

Reconstruccion Guevarista

LECTURA DE LA CRISIS

No es ninguna revelación que nos encontramos frente una crisis capitalista mundial, que se desplegó a partir de los países centrales. Como punto de inflexión en la coyuntura estadounidense podemos señalar el estallido de la burbuja inmobiliaria en agosto de 2007 y que a fin del 2008 se expresó en el estallido financiero de los préstamos hipotecarios; y se propagó por todo el mundo mediante los mecanismos propios del sistema financiero capitalista mundializado. Frente a esto se presentaron grandes operaciones de “salvataje”, consistentes en la inyección de dinero (por ejemplo, en Estados Unidos se llevan inyectados 790.000.000.000 de dólares) por parte de los bancos centrales de los países ricos, en un intento por evitar el colapso de sus más grandes bancos y empresas, principales responsables de la crisis, sin éxito estructural garantizado.

Las clases dominantes utilizan principalmente dos mecanismos económicos anti-crisis: procesos de concentración de capital, como por ejemplo cuando el Bank of America compra Merrill Lynch, y procesos de estatización de las deudas, “salvatajes”, que más que remediar la crisis, continuan creando capital ficticio, pero esta vez sacando dinero directamente de los fondos públicos.

Esto es lo que viene haciendo la burguesía imperialista norteamericana. El Estado, mediante la Reserva Federal, mantiene con la inyección de dinero la ilusión de un valor del capital que está a punto de derrumbarse o mejor dicho que ya se ha derrumbado. Lo mismo para Japón y los países europeos, como Alemania, Gran Bretaña y Francia, donde el Estado interviene con planes multimillonarios para incentivar el consumo y reactivar sus economías, a pesar de lo cual no pueden evitar entrar en recesión.Estamos, entonces, frente a una situación en la que los economistas burgueses aplican diversas recetas, que no hacen más que patear la crisis un poco para adelante. El propio titular del FMI asegura que la “grave recesión” que afecta a las economías avanzadas y la “rápida desaceleración” de las emergentes se produce a pesar de “las medidas de amplio alcance” tomadas por los gobiernos de todo el mundo en los últimos meses.

En los mercados financieros se viene produciendo desde hace tiempo una acumulación del “capital ficticio”. Es por este motivo que la crisis se manifiesta desde ahí.

“Para Marx, el capital ficticio es la acumulación de títulos que son “sombra de inversiones” ya hechas pero que, como títulos de bonos y de acciones aparecen con el aspecto de capital a sus poseedores. No lo son para el sistema como un todo, para el proceso de acumulación, pero sí lo son para sus poseedores y, en condiciones normales de cierre de los procesos de valorización del capital, rinden a sus poseedores dividendos e intereses. Pero su carácter ficticio se revela en situaciones de crisis. Cuando sobrevienen crisis de sobreproducción, quiebra de empresas, etcétera, se advierte que ese capital no existía... por eso también puede leerse a veces en los periódicos que tal o cual cantidad de capital “desapareció” en algún sacudón bursátil: esas sumas nunca habían existido como capital propiamente dicho, a pesar de que, para los poseedores de esas acciones, representaban títulos que daban derecho a dividendos e intereses, a percibir ganancias…” (Francois Chesnais, “Como la crisis del 29, o más… Un nuevo contexto mundial”)

Todo esto hace que en los últimos tiempos la crisis se exprese en la volatilidad del dólar, la insolvencia de los bancos, el aumento de las deudas, etc.

Está en marcha una recesión mundial, tanto en los países centrales como en la periferia subdesarrollada y dependiente. Y la recesión desembocará agudamente en una crisis de superproducción. De ahí que la crisis sea esencialmente una crisis de producción de valor y plusvalor, lo que implica un estancamiento en las fuerzas productivas.

Gran Bretaña, Alemania, España, Francia e Italia están en recesión. El FMI anunció un “desplome” de la economía mundial para el 2009, con un crecimiento global de apenas el 0,5 por ciento, la peor tasa registrada desde la Segunda Guerra Mundial.

China y la India siguen siendo los principales motores del crecimiento mundial, pero en mucha menor medida de lo que venían siendo.

La crisis capitalista mundial que se vislumbra abarca la totalidad del sistema: económica, social, política, militar, ecológica, energética, alimentaria, climática.

La pauperización y marginación social presenta niveles cada vez más preocupantes, como producto de la polarización entre las mayorías explotadas y oprimidas y una minoría rica y explotadora, polarización histórica sobre la que se sostiene la explotación capitalista. Las masas de sectores empobrecidos a nivel mundial van en aumento, al punto que grandes sectores de la población mundial no tienen acceso a las necesidades básicas. Cada vez es más evidente la escasez de los recursos naturales, no porque la naturaleza sea avara; sino debido al saqueo, la destrucción y la super-explotación capitalista, como por ejemplo con la minería a cielo abierto y la especulación del mundo de los agronegocios y agrocombustibles. Actualmente el 20% de la población mundial, concentrada en el Norte, consume el 80% de los recursos naturales mundiales.

MULTIPOLARIDAD Y REPARTO DE LOS COSTOS DE LA CRISIS

Este marco de crisis, con su consecuente disputa por los recursos y los intentos imperialistas para evitar pagar los costos de la crisis, hace mas visible la necesidad de las potencias de reparto del mundo. Esta nueva distribución del mundo se dará en un escenario en el que la hegemonía indiscutida de los Estados Unidos a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial (1945), como único gendarme del mundo, está cuestionada y parece abrir paso a disputas inter-imperialistas. Decimos esto porque aunque es indiscutible aún el poderío militar de Estados Unidos a nivel mundial, se configura un escenario en el que se abren fisuras y nuevas configuraciones geoeconómicas de acumulación de capital que ponen en cuestión la hasta ahora sólida hegemonía del gendarme del mundo a nivel mundial que nos encaminan a un escenario de multipolaridad imperialista.

Debemos dejar abierta la posibilidad, justamente debido al quiebre de la hegemonía yanqui y a su fracaso en encontrar una salida rápida a la caída en la tasa de ganancia, de que este reparto se de a través del recurso que permite a su vez la destrucción de las fuerzas productivas para frenar la sobreproducción: una guerra mundial inter-imperialista. No es posible afirmar, debido al avance tecnológico que se ha volcado al desarrollo militar, las consecuencias de semejante confrontación. Quizás casi no queden recursos naturales en pie que repartirse.

Y si bien no se ha desarrollado aún una confrontación militar mundial interimperalista, las disputas por el reparto de los recursos y la hegemonía se expresan a través de los conflictos de baja y mediana intensidad que ya se vienen produciendo. Como ejemplo, la guerra de Afganistán e Irak, las permanentes agresiones hacia Irán, el enorme aparato militar desplegado en Colombia contra las guerrillas insurgentes, la guerra y masacre en Gaza por el Estado de Israel, la invasión de Georgia por parte de Rusia, las bases militares desplegadas por los EEUU en todo el mundo en lugares estratégicos, o las distintas demostraciones de fuerzas como el arribo de la IV Flota a las costas de América Latina, o la visita de los barcos de guerra rusos a Venezuela y Cuba como demostración de los acuerdos militares e intereses estratégicos.

La última cumbre del G-20 (una ampliación del G-8 para afrontar las dificultades que la crisis sacó a la luz) no produjo ninguna medida de conjunto. Esto indica las divergencias reales entre los Estados capitalistas, que pueden transformarse en enfrentamientos de distintas dimensiones e intensidades. No hay que desconocer el papel central que cumplirá China y Asia en general en el desarrollo de la crisis, entre otras cosas como probables acreedores de los países llamados “emergentes” frente a organismos financieros con baja capacidad de brindar apoyo económico, lo que deja terreno libre para posicionarse a las nuevas potencias del este y agudiza el conflicto de intereses inter-imperialistas en las regiones emergentes. China tiene reservas de divisas por 8 veces más que las que cuenta el FMI, pero a pesar de algunas presiones de parte de EEUU, no parece dispuesto a convertirse en el acreedor del mundo a través del FMI.

Mas allá de la insolvencia de crédito internacional, que por supuesto también afectará a las potencias emergentes de Asia, es posible que en la próxima reunión en Londres tampoco logren acordarse medidas de conjunto y que el quiebre en la hegemonía norteamericana implique una reforma en el FMI que refleje el nuevo escenario multipolar mundial con presión de los países emergentes para tener mayor capacidad de incidencia y representación en los organismos financieros. Quizás la multipolaridad alcance a posicionar a Brasil, en bloque con Rusia y China, al interior de la cumbre pero mas allá de eso, esta reunión hace mas claro la inexistencia de medidas de conjunto y el reacomodamiento de los bloques de poder mundial frente a la crisis en curso. Es en este marco que el Gobierno argentino ira a la cumbre del G20 a realizarse en Londres el 2 de abril, apuntando a profundizar sus compromisos financieros y políticos con las potencias imperialistas solicitando la aplicación de recetas de dependencia ya desgastadas: la flexibilización de los condiciones de préstamo para… seguir endeudando al pueblo pobre y trabajador, pidiendo medidas contra el proteccionismo y a favor del comercio internacional para recuperar el nivel de reservas y “sobrevivir”, o al menos llegar, a las adelantadas elecciones de Junio.

A su vez, por más que la prensa mundial quiera presentarnos al nuevo presidente “negro” de Estados Unidos, Barak Obama, como aquel que viene a traer paz y a solucionar la crisis, no presenta ninguna diferencia sustancial respecto del demonio de Bush, más allá de trivialidades simbólicas. Ambos representan los mismos intereses de clase. El cierre de Guantánamo y el retiro paulatino de las tropas yanquis de Irak, tiene por detrás la garantía de cierta estabilidad que les permite la participación en el manejo de los recursos y el fortalecimiento de las tropas en Afganistán (4000 soldados serán enviados próximamente). El secretario de Defensa de EE.UU., el mismo que el de Bush, Robert Gates, aseguró durante estos días ante el Senado estadounidense que la guerra en Afganistán es el mayor reto militar para su país. Así como también fueron nombrados muchos sionistas en los puestos importantes para Medio Oriente, continuando el apoyo de la masacre al pueblo palestino por el Estado de Israel.

Frente a la quiebra económica, Obama ha declarado que va a seguir con las compras de aviones de guerra, aumentando los gastos militares durante su régimen. Respecto a América Latina, Obama ha declarado que está en contra del gobierno de Cuba y a favor de seguir el Plan Colombia, buscando fortalecer los lazos militares con sus socios de América Latina y continuando la política de opresión y saqueo. Las cifras son contundentes. En Estados Unidos en pocos meses se destruyeron 4,4 millones de puestos de trabajo. Las grandes multinacionales, como Microsoft, Boeing, Caterpilar, Kodak, Pfizer, Nextel, Ford, etc., anunciaron un plan que consiste en el despido de más de 250.000 asalariados para este 2009. En países como España el total de desocupados sobrepasa ya los 3.500.000. En Brasil, la burguesía sub-imperialista, durante estos meses, acaba de despedir a más de 100 mil trabajadores en el Estado de Sao Paulo. Este incremento del paro en el mundo dejaría el número total de desempleados entre 198 y 230 millones de personas, en el peor de los casos, según datos de la OIT.

Panorama Latinoamericano

La crisis mundial se despliega en los países capitalistas centrales y se profundiza en los países periféricos dependientes. Los países imperialistas van a utilizar, como siempre lo han hecho, todo su poderío para trasladar las consecuencias más nefastas de la crisis a los pueblos explotados, haciendo grandes transferencias de riquezas a costa de aumentar la super-explotación de los trabajadores. Particularmente importante para pensar el escenario político latinoamericano es ubicar al territorio colombiano como base militar contra-insurgente del imperialismo.

Así como será fundamental el papel de la burguesía brasilera como aliada del imperialismo y potencia sub-imperialista de la región, en tanto integrante del desarrollo multipolar de la nueva configuración imperialista.

Esto se ve expresado en datos contundentes respecto del avance de sus empresas transnacionales: se apoderaron del 50% de la principal actividad económica uruguaya (industria de la carne); capturaron varias firmas estratégicas de Argentina (especialmente Pecom y Loma Negra); ya manejan el 95% de la soja exportada desde Paraguay; a principios de la década, Petrobrás se apropió del 45% del gas, el 39% del petroleo y de toda refinación de Bolivia; en Perú dos conglomerados brasileños controlan el grueso de las minas de zinc y fosfato; en Ecuador gestionan varios yacimientos estratégicos y administran los principales proyectos de obra pública.

Este panorama nos muestra la necesidad de la tarea pendiente de estudiar los caminos que puede tomar la coyuntura latinoamericana, clarificando el papel de la región para la estrategia imperialista, el ritmo de las relaciones de producción y el papel de las burguesías nativas, así como el desarrollo que pueden impulsar las luchas populares. Nos proponemos como desafío, para más adelante, clarificar la dinámica de la lucha de clases en América Latina.

ARGENTINA: LOS METODOS DE LA CLASE OBRERA PARA ENFRENTAR LAS TÁCTICAS DE LA BURGUESÍA FRENTE A LA CRISIS

De tal palo tal astilla

Argentina no es ajena a la situación mundial: quiebra de fábricas, lock-out patronal, concentración del capital, polarización de los sectores sociales, etc. En la vida de todos los días se pueden palpar directamente las consecuencias: despidos, estancamiento y retracción encubierta de los salarios, aumento de los impuestos, del transporte público, de los alimentos, crisis habitacional, educativa y de salud, etc.

La apariencia de recuperación económica, producto de la inyección de capitales a través de las mejoras en los sueldos de los jubilados y en algunos planes sociales, no pasó de las fiestas. La realidad entró intempestiva por la ventana. En los barrios huelen que esta crisis producirá, cada vez más, el abandono del Estado de sus obligaciones más elementales: unidades sanitarias en decadencia, la educación en ruinas, falta de agua, luz, etc. En este verano caluroso las ventas cayeron estrepitosamente y hay varias tomas de fábrica por el abandono del barco de los empresarios acostumbrados a amasar sus fortunas, no sólo con la extracción directa de plusvalor de los trabajadores, sino además con los subsidios y créditos que reciben por tener contactos con el poder. Vivimos una situación de crisis del capitalismo mundial, en la cual, como en toda crisis, se observa una gran expansión de desempleo, tanto en los países capitalistas más avanzados como en los países dependientes. Hay que tener en cuenta que el problema de la desocupación no es solamente un problema coyuntural debido a la caída de la tasa de acumulación, sino que estamos ya hace bastante tiempo en una situación donde la desocupación de grandes masas de trabajadores se ha vuelto una cuestión estructural del sistema capitalista a nivel mundial. La enorme masa de desocupados no para de aumentar. La Organización Internacional del Trabajo reconoció que la crisis económica mundial podría dejar sin empleo a fines de 2009 a más de 50 millones de personas en el mundo. El número de trabajadores pobres, que tienen un ingreso de 2 euros por día, es de 1.400 millones, o sea el 45%! de la población activa mundial.

En el caso particular de América Latina se hablan de al menos 2 millones más de desocupados, lo que da un total de más de 17 millones de personas en toda la región. Frente a esta serie de cifras, la Argentina no se queda atrás y se empieza a vislumbrar la oleada que se avecina, al punto de que el Ministerio de Trabajo admite por lo menos 8.000 despidos sólo en Enero, un aumento del 34,6% sobre Diciembre. A su vez el Ministro de Trabajo, Carlos Tomada, dijo que en noviembre y diciembre, al menos 14.000 personas fueron suspendidas o despedidas.

Frente a esta coyuntura de crisis octubre parecía un futuro incierto y ciertamente lo era. El Gobierno Nacional decidió no jugar en un terreno en el que seguramente saldría perdedor por lo que decidió adelantar las elecciones para no recibir ya muy debilitado el impacto mas agudo de la crisis que se proyecta para después de mediados de año. En el marco del anuncio de adelantamiento de las elecciones Cristina Kirchner sale a ofrecer a las provincias un porcentaje de la coparticipación por las retenciones a la soja, logrando acercar a diputados provinciales inclinando la balanza política a favor del kirchnerismo que salió airoso de la votación en diputados.

Este adelantamiento electoral obligó a la dispersa oposición a acelerar el armado de los bloques de alianzas, aglutinando de un lado y otro a sectores que fueron delimitándose a medida que avanzaba el llamado “conflicto con el campo”. La patria sojera terrateniente y más logró el armado De Narváez, Sola y Reuteman, con fuertes proyecciones nacionales, el Gobierno, raquítico, y con el peso del que pagará los costos, apuesta todo al sector K del PJ que para sortear la disidencia no llamará a internas en la provincia para presentar candidatos. Por otro lado la resucitada UCR mezclados con la Coalición Civica y el cobismo, todos los cavernicolas “republicanos” de siempre.

La burguesía no ha logrado consolidar un proyecto único para afrontar la actual crisis económico social. Ninguno de estos agrupamientos tiene clara hegemonía lo que preanuncia un certero riesgo para la continuidad del proyecto kirchnerista.

Conflictos obreros

Una rápida mirada a los distintos conflictos que se están desatando en este último tiempo nos permite aclarar tanto las distintas tácticas de la burguesía, como la capacidad y los métodos de lucha con los que cuenta la clase trabajadora en este contexto histórico determinado. Ante la crisis, la raquítica burguesía industrial lleva adelante distintas tácticas que se corresponden con el papel productivo que ocupan sus distintos sectores. En el caso de las unidades productivas pequeñas lo que se produce es la quiebra de fábrica y el abandono patronal; en el caso de los grupos económicos grandes la patronal utiliza suspensiones y despidos.

Frente al lock-out patronal que se viene dando en forma sistemática en distintas fábricas, los trabajadores han decidido resistir de distintas formas. Podemos ver algunos ejemplos:

En la Gráfica Talleres Unión, los trabajadores se sentaron en la puerta desde marzo 2008, hace un mes consiguieron que el juzgado les de las llave y se pusieron a producir. El Frigorífico Torgelón, el 21 de abril de 2008, cerró y los trabajadores tomaron la planta y reabrieron al mes siguiente, poniéndose a producir y subsistiendo de la venta a los vecinos y a almacenes. En la gráfica Indugraf organizados en asamblea tomaron la fábrica y se plantearon resistir desde adentro, intentan formar una cooperativa, retomando la producción de manera incipiente. En Envases del Plata, los trabajadores armaron la Cooperativa de Trabajo Esperanza del Plata y pidieron una audiencia en la Municipal para obtener un subsidio que les permita utilizar parte de la materia prima.

En la textil Filobel-Febatex, luego de los despidos de más de la mitad de la planta, mientras una minoría continuaba produciendo para la empresa, los trabajadores, que ocupaban las instalaciones y denunciaban el vaciamiento, realizan la toma total de la planta, poniéndose a producir en forma de cooperativa.

Se agregan a estos ejemplos, casos similares como las recientes ocupaciones de Disco de Oro (tapas de empanadas), Arrufat , etc.

Frente a este tipo de conflictos, el Estado se mantiene sin posicionarse en términos generales, y sin poder negarse a aceptar la inscripción de las cooperativas deriva la responsabilidad política a nivel de los municipios y por supuesto niega la efectiva expropiación de las unidades a favor de los trabajadores; en todo caso han aparecido en muy pocas cooperativas algunos representantes del Gobierno Nacional, como el subsecretario de Comercialización de Economía Social, ofreciendo ayuda económica a los trabajadores en conflicto dándose una política de cooptación estatal a través de subsidios.

En el caso de los despidos y suspensiones, estos tampoco pasan desapercibidos.

Quizás el conflicto fabril más agudo, como antecedente histórico de esta coyuntura, es la lucha de los trabajadores del neumático contra las grandes fábricas (FATE, Pirelli y Firestone). La lucha en el Gran Buenos Aires se extendió por varios meses y contó con gran cantidad de despedidos y represión policial, militarizando las fábricas. A pesar del paro y la movilización y la disposición a la lucha, en todo el gremio del neumático hubo 200 despedidos y se logró la reincorporación de una pequeña minoría.

En las últimas semanas, a diferencia de los casos de lock-out patronal, el Estado nacional sí se mostró activo e interesado en resolver los despidos y las suspensiones de empresas donde están en juego intereses de grandes grupos económicos y donde la masividad de los despidos puede agudizar el conflicto social. El gobierno intenta con ciertas limitaciones debido al debilitamiento progresivo de su marco de alianzas, junto a la burocracia sindical, hacer de dique de contención de la lucha de clases, poniéndose como “árbitro”, a través de los recursos preventivos de crisis, entre la empresa y los trabajadores, dificultando la organización desde abajo y la radicalización de los conflictos.

Esto es así al punto que el Estado ya desembolsó 28 millones de pesos para rescatar compañías, ya se hizo “socio” de 242 empresas, que necesitan recortar salarios para no despedir personal, y llega a pagar 600 pesos por empleado. Particularmente el Ministerio de Trabajo se interesó por las empresas General Motors, Paraná Metal y Siderar, logrando, por ahora, mantener la “paz social” y evitando los despidos de esas empresas.

En el caso de Siderar, siderurgia del grupo Techint,la UOM y UOCRA aceptaron la aplicación de un cronograma rotativo de suspensiones, “en virtud del cual el personal prestará servicios durante dos semanas y será suspendido en las siguientes dos semanas, y así sucesivamente”. Los trabajadores que sean suspendidos por ese mecanismo recibirán “una prestación económica no remunerativa” equivalente a una suma fija por categoría. En la más baja, ayudante, por cada dos semanas de suspensión cobrarán 430 pesos.

En la metalúrgica Paraná Metal de Villa Constitución peligra la fuente de trabajo de 1200 trabajadores. Con idas y vueltas, luego de numerosas asambleas, piquetes y movilizaciones se logró un convenio auspiciado por el gobierno entre la empresa y los trabajadores. Allí se contempla el compromiso de no efectuar ningún despido, el mantenimiento de los sueldos hasta el 2010 y un esquema de suspensiones rotativas. El caso de Renault Argentina, en acuerdo con el Smata Córdoba, “se está elaborando un plan de suspensiones” que regiría desde marzo. En octubre del año pasado, la empresa despidió alrededor de 400 empleados. En el Smata aspiran a replicar el acuerdo de no despidos por “paz social” a las otras terminales radicadas en Córdoba, pero reconocen que esa alternativa está condicionada por el panorama de baja producción de automóviles. Tengamos en cuenta que la automotriz Volkswagen firmó la prórroga de la suspensión que afecta a 1.500 obreros.

En la papelera Massuh, desde hace dos años los trabajadores comenzaron a sufrir fraccionamiento en el pago de sus salarios, afectando a unas 400 familias y la producción se frenó hace mas de tres meses; los trabajadores bloquearon la puerta de la fábrica y cortaron la calle con piquete.

La lucha de los petroleros frente a los despidos, más de 1000, realizados por las empresas petroleras en el norte y el sur del país, tiene una dinámica interesante. Los trabajadores del gas y el petróleo de la provincia de Salta comenzaron un paro por tiempo indeterminado luego de que la petrolera Panamerican despidió a 139 trabajadores y Tecpetrol otros 117. A raíz de la protesta, cuatro obras fueron paralizadas, mientras que otra ha sido tomada, luego de que lo decidieran en una asamblea los trabajadores de perforación, yacimiento y servicios especiales, con el apoyo del Sindicato del Petróleo y Gas Privado de Salta y Jujuy.

Sobre el conflicto de los estatales

Los docentes, ante las declaraciones del gobierno nacional (entre ellas las del ministro Tedesco que sostuvo que no existían razones para otorgar un aumento salarial) que en función del mantenimiento de la gobernabilidad y de una supuesta racionalidad económica, plantea un techo para las futuras paritarias nacionales, le han respondido al gobierno con un plan de lucha que tiene como actor principal a los docentes de Río Negro quienes hace un mes que están de paro con corte de rutas por tiempo indeterminado.

Los docentes de Río negro tienen el salario básico mas bajo del país, $440. En casi todo el país los maestros están en conflicto. Salvo Mendoza, Misiones y Santa Fe, no hay acuerdos en ninguna provincia. Los trabajadores de la salud luego de medidas de diversa repercusión durante el 2008, teniendo como sector mas activo a los trabajadores residentes y concurrentes, comienzan a denunciar el estado total de abandono y vaciamiento de los distintos efectores de salud; así varios gremios están convocando a un paro nacional con movilización al Ministerio de Salud para el 7 de Abril como medida de lucha para conmemorar el Día mundial de la salud.

Los enemigos de los trabajadores

El gobierno nacional, ejercido por el PJK, tiene una proyección privilegiada en las estructuras de la clásica burocracia peronista con los intendentes del conurbano y, hasta ahora, la conducción de la CGT. El marco de alianzas táctico que posibilitó la sólida hegemonía kirchnerista ya fue deshechado, lo que nos permite entender el viraje dado desde el frente transversal de la patria nacional y popular a la derechización del PJ. En este sentido son clave para entender este viraje el acercamiento público a Aldo Rico y el desencantamiento de sectores progresistas populistas como Libres del Sur. A pesar de este aparente viraje político vale aclarar que estos fenómenos son intrínsecos a proyectos que tienen como horizonte la conciliación de clases; así en el proyecto peronista se sucedieron un presidente como Cámpora “pro montonero” y un Ministro de trabajo como Carlos Ruckauf quien firmó un decreto de aniquilamiento de la subversión.

Ahora bien, debemos prestar toda la atención al papel de la burocracia sindical como dirigente en los conflictos de mayor envergadura. No podemos desconocer que se vislumbran ciertos roces entre el gobierno y la burocracia sindical, en tanto quién va a pagar los platos rotos de esta crisis. La CGT le exigió al gobierno el aumento de salarios, frente a lo cual la respuesta del gobierno fue determinante, en el sentido de que los sindicatos se preocupen por mantener los puestos de trabajo y Moyano redobló la apuesta armando un acto de 150.000 personas para fines de Abril para demostrar fuerzas y entrar tranquilo en el armado de las listas del PJ para las próximas elecciones. Esto no calmó, sin embargo, la disputa entre la burocracia sindical y los empresarios por el reclamo del aumento salarial para las paritarias del 2009. Obviamente detrás de esta disputa no está la defensa de los intereses de los trabajadores, sino que son parte del complicado entramado entre el gobierno, la burocracia y la patronal para contener la lucha de clases e impedir que los trabajadores se organicen para defender sus verdaderos intereses de clase. En este sentido, son disputas propias de una coyuntura de crisis.

En este panorama la tibieza y moderación del aparato de la CTA no tiene capacidad ni voluntad de disputarle poder a la CGT. Seguramente en un intento por posicionarse a la izquierda del peronismo del que hasta hace poco fue parte, intentará a través de los conflictos estatales, disparar algún llamado a paro o a movilización nacional apostando a poner en la calle la apuesta de la Constituyente Social y colarse en el escenario de crisis como la opción progresista de salvación nacional. Nada más y nada menos que un refrito de recetas ya probadas.

Sin embargo, por fuera de los armados populistas que históricamente han traicionado a los trabajadores cuando se trataba de salvarle las papas a los intereses de los capitalistas y lejos también de toda opción progresista, que no hace mas que negar la existencia de la lucha de clases, siempre defendiendo la institucionalidad y mostrando sus limitaciones cuando de desarrollar la independencia de clase de los trabajadores y generalizar las luchas se trata; la posibilidad de posicionarse desde una perspectiva clasista es para nosotros factible.

Así lo demuestran por ejemplo los compañeros del subte en su lucha por un sindicato independiente de UTA, donde la construcción y organización de base pudo enfrentar y sobreponerse tanto a la flexibilización laboral de Metrovías como al hostigamiento permanente de la burocracia sindical. También valen como ejemplos todas las luchas llevadas adelante por los trabajadores que se organizan, construyen asambleas de base, cortan rutas y caminos, toman fábricas y ocupan ministerios, siempre mas allá de los limites que impone la burocracia sindical.

La lucha por la tierra

En los territorios la gente tampoco se queda quieta. Se vienen dando toma de tierras a lo largo y a lo ancho de todo país.

En Lomas de Zamora miles de familias cortan la ruta por la salita de salud y mayor infraestuctura. Vecinos de Longchamp, del partido de Almirante Brown, empezaron un proceso de toma de tierras para construir viviendas dignas para más de 300 familias en un predio de 14 hectáreas ubicado al fin del barrio “Los Pinos” entre las calles Espora y Ezeiza.

La Multisectorial de la ciudad jujeña de la Quiaca ocupó terrenos del predio del ferrocarril Belgrano luego de que las autoridades municipales incumplieron la promesa de entregar un predio para la construcción de viviendas

En Neuquén y Rio Negro, las tomas son protagonizadas por el pueblo mapuche. Como ejemplo cincuenta y tres estancias o campos privados se encuentran tomados, ocupados o usurpados en el territorio provincial de Neuquén. Un caso emblemático ocurre en Aluminé, en donde se afirma que la comunidad mapuche Poi Pucón ocupa desde hace cinco años un campo de 5.400 hectáreas, frente a lo cual la Sociedad Rural de Neuquén creó una Comisión de Derecho a la Propiedad Privada.

También se acentúan cada vez más las resistencias a los desalojos en los distintos asentamientos urbanos, como en la Villa 31. Estos casos muestran que la ocupación se generaliza como método de lucha a lo largo del país. Ocupación que se mantiene en el tiempo mediante la resistencia organizada en el territorio.

Golpes a la conciencia de clase y resistencia popular

Hay que tener en cuenta que la crisis capitalista mundial se da en un contexto histórico definido. Entre otros puntos, la política neoliberal hace más de dos décadas que viene desatando una ofensiva generalizada del capital contra el trabajo, lo que implicó de la mano de la ultima ofensiva contra revolucionaria un retroceso político e ideológico de los trabajadores, representando pérdidas significativas desde el punto de vista económico, en términos de salarios, empleo, trabajo estable y conquistas sociales. A su vez, también, se profundizó la expansión geográfica capitalista a nivel mundial y avanzó en profundidad con las privatizaciones de empresas públicas y la mercantilización de la salud y educación.

La derrota de las décadas del 60 y 70 sufrida por las organizaciones clasistas de los trabajadores, garantizó que se llevara adelante el objetivo de incrementar la tasa de explotación y recuperar la tasa de ganancia, y tuvo como consecuencia la desvalorización de la fuerza de trabajo y la flexibilidad laboral: reduciendo los salarios, desmantelando contratos colectivos, reprimiendo la organización sindical antiburocrática, prolongando la jornada laboral y aplastando los derechos laborales universales. Estas cuestiones, planteadas a grandes rasgos, dejan en claro las razones históricas para que la conciencia de la clase trabajadora se encuentre actualmente aplastada.

La enorme masa de desocupados, organizando los territorios y presionando sobre las instituciones estatales locales y nacionales, fue el sujeto que salió a pelear a favor de los intereses de la clase trabajadora y llevo a su punto más alto el nivel de confrontación de fuerza con el enemigo de clase. El método piquetero (entendido como un conjunto de prácticas tendientes a generar espacios democráticos de participación y decisión popular, delimitación del enemigo y acción directa) fue la expresión más radical de la clase trabajadora en los últimos 15 años.

Tampoco debemos olvidar la cantidad de fábricas recuperadas a lo largo del territorio nacional, como ejemplo de que se puede trabajar sin patrón. Aunque nos debemos una evaluación histórica sobre la cooptación de las cooperativas y el muy mal rendimiento debido a la competencia rigurosa del mercado capitalista, a la que no se puede escapar mientras exista este sistema. Ni que hablar de los proyectos de autogestión autonomistas que sólo terminaron en fragmentación y confusión ideológica.

La cuestión es que en estos últimos años son incipientes los ejemplos de las luchas políticas llevadas adelante por los trabajadores ocupados. La conciencia de los trabajadores y el pueblo pobre puede empezar a avanzar y dinamizar la lucha de clases. El gran desafío es impulsar los conflictos más allá de la toma de fábricas, piquetes o huelgas, que son un paso histórico importante, pero que aún no permite a la clase desarrollar una conciencia política que supere los intereses individuales. Sistematizar y generalizar los métodos actuales de la clase trabajadora es una tarea central de las organizaciones revolucionarias, y tarea más grande aún es promover el salto político para que los trabajadores desarrollen organizaciones clasistas que confronten al enemigo de clase y sus instituciones.

Para esto, poner sobre la mesa el problema de la dirección revolucionaria es fundamental. Si bien la burocracia sindical esta bastante deslegitimada entre los trabajadores; al mismo tiempo no se ha conformado una corriente sindical clasista que dirija ese descontento, que goce de simpatía e incida en los trabajadores. Es clave el hecho histórico de que la subjetividad viene siendo sistemáticamente atacada por el poder, con el fin de romper una cultura de solidaridad entre los trabajadores. En este sentido, en los últimos días vimos ejemplos de los esfuerzos de la clase obrera para reconstruir lazos de solidaridad concretos hacia otros conflictos, como Massuh, Febatex, Subte. De la chispa nacerá la llama. Pero también cumplen un papel en la legitimación de ese atraso, las corrientes actuales del campo popular que intervienen en los conflictos. Es por esto que la delimitación del populismo y del reformismo resulta una tarea urgente.

El papel de los sectores populistas aliados al gobierno y que coquetean sistemáticamente con la conciliación de clases es bastante claro, al punto que tienen funcionarios en el gobierno actual, o los tuvieron hasta hace muy poco. El reformismo, encarnado en partidos como el Partido Obrero y el PTS, representa un freno muy grande para la organización propia de los trabajadores y la elevación de su conciencia de clase, en tanto que, priorizan la captación molecular de trabajadores bajo un programa electoral antes que el triunfo del conflicto como un avance y ejemplo para toda la clase, además de negar la historia de lucha y confrontación de la clase trabajadora. No olvidemos que estas corrientes reformistas llevan varias décadas de existencia, vegetando y disertando dentro del movimiento obrero, permaneciendo con sus estructuras intactas frente a las distintas represiones y desapariciones impulsadas por el Estado.

La subestimación del enemigo por parte del reformismo representa una gran traba. La confianza en las negociaciones y en la legalidad burguesa hace que los trabajadores no sean concientes de que el Estado es una herramienta de dominación que defiende los intereses de clase de la burguesía. Esto hace, por ejemplo, que se niegue la organización de la autodefensa para resistir a los desalojos y a la represión.

Querer desviar las discusiones con términos como “militarismo” o “foquismo” no hace más que legitimar el orden burgués y el accionar de su aparato represivo. Es necesario comprender que la autodefensa es una continuación de la política y no verla sólo en sus aspectos técnicos, como algo separado de la lucha histórica de los trabajadores.

Perspectivas para enfrentar al enemigo

Este pantallazo superficial nos sirve para ver que el movimiento obrero está en movimiento. Que falta mucho camino que recorrer frente al panorama que se avecina.

Hoy en día, se percibe un clima social de descontento e incertidumbre. Hay un murmullo creciente de que esto no pasa Marzo. ¿Qué significa eso? ¿Qué se viene la revolución? No. Que habrá reclamos atomizados, hasta individuales, y con una burguesía que no se va a quedar quieta y que pergeniará alguna táctica definida, en sintonía con una táctica mucho más internacional de recomposición hegemónica imperialista.

En los comienzos del 2009 se vislumbra una de esas crisis que muestra los límites históricos del capitalismo. Debemos seguir los acontecimientos en el resto del mundo. Más que nunca. Las clases dominantes capitalistas van a utilizar todos los mecanismos de explotación y destrucción para darle una salida capitalista a la crisis.

Pero, a su vez, esta crisis abre la posibilidad de una situación revolucionaria, tal como la definiera Lenin, lo que implica que el desafío para las organizaciones revolucionarias es el de construir herramientas que acumulen estratégicamente para la apertura de una crisis revolucionaria.

El deber de los revolucionarios es estudiar y poner la energía militante en donde van aflorar las contradicciones más claramente. En este clima, los trabajadores de alguna manera reaccionan, impulsados en principio por la lucha económica corporativa de mantener su propia fuente de trabajo y el ingreso salarial. En el caso del abandono patronal, llegan incluso a la toma de fábrica.

Tenemos por delante la ardua y paciente tarea de hacer brotar la conciencia de clase de los trabajadores, que aún en ningún conflicto lograron identificar al enemigo más allá de algún patrón individual. Todavía, a pesar de la toma, el respeto a la legalidad burguesa y el pacifismo son muy grandes; incluso no se han podido tejer verdaderos lazos de solidaridad; pero no sería digno de marxistas resignarse y hacer apología de ese atraso; al contrario, nuestra tarea es dinamizar las luchas, apostar a la coordinación de los conflictos, impulsar la solidaridad y la independencia de clase a partir de una conciencia combativa y desafiante de la institucionalidad burguesa.

Lo mismo en los territorios. El aumento de la masa de desocupados no quiere decir que la lucha política sea más sencilla de impulsar en los barrios. La conciencia atrasada del trabajador ocupado es la misma que lo lleva a ser un desocupado más. Ahí la lucha por las necesidades básicas y la vivienda, contra la pobreza y el hambre, que se profundizan, puede hacer muy difícil lograr movimientos de masas verdaderamente clasistas; sobretodo si tenemos en cuenta la hábil política del gobierno peronista respecto de los planes sociales y el clientelismo generador de base de maniobras, incluso para las mismas organizaciones del campo popular.

Una de las victorias estratégicas de la burguesía ha sido lograr la despolitización del trabajador como sujeto social, abonando al individualismo radical y despojándolo de su propia historia como clase. Por lo cual, la ruptura del corporativismo es fundamental. Esto se logra mediante el ejercicio continuado de la solidaridad, impulsando que los trabajadores se comprometan con otras luchas, más allá de lo gremial; impulsando la formación política en los conflictos; interpretando e incidiendo en la coyuntura. La conciencia política se desarrollará sólo si relacionamos al trabajador con la totalidad de la población y las injusticias que vive.

En este sentido, en las luchas debemos intervenir siempre con el horizonte de la construcción estratégica de doble poder. Esto es que ante la incipiente organización del pueblo frente a sus necesidades, como puede ser en asambleas barriales, en fábricas, escuelas, hospitales, salitas, etc.; todo el esfuerzo debe estar puesto en abrir y conectar los conflictos territorialmente, golpeando localmente al Estado y acumulando para la coordinación a nivel nacional. Debemos intervenir en los conflictos particulares de manera tal de conectarlos territorialmente entre si. Por ejemplo, impulsar desde la toma de una fábrica la apertura hacia el barrio, generando lazos de solidaridad, dando vida y fuerza a los demás conflictos.

Es fundamental potenciar organizaciones clasistas que a través de la democracia popular generen nuevas formas de decisión y participación popular, capaces de presionar y enfrentar al Estado, construyendo conciencia política y abriendo una alternativa de poder popular revolucionaria.

De trabajadores ocupados, desocupados y estudiantes a revolucionarios profesionales

El salto político de las meras luchas reivindicativas no puede ser producto del espontaneismo, o del solo, si bien fundamental movimiento de masas, y las disputas ideológicas en cada conflicto en particular. Si algún aprendizaje nos dejó el estallido del 2001, es la falta de una dirección consciente y de una organización revolucionaria legitimada en la lucha de masas. Salvo que pensemos que los partidos autoproclamados como vanguardia hayan ido más allá del mero oportunismo.

La situación revolucionaria que abre la crisis capitalista nos impone la construcción de una vanguardia revolucionaria, como catalizadora de las masas y ejemplo de todos los procesos de lucha. Esta construcción implica elevar el nivel de conciencia de los trabajadores, ocupados y desocupados, estudiantes y otros sectores, al de revolucionarios profesionales; dando el salto de la lucha económica a la lucha por el poder político. Para lo cual es necesario trabajar pacientemente en la formación de cuadros integrales, capaces de dinamizar los frentes de masas, delimitando al enemigo, y de asumir a su vez tareas y responsabilidades propias de la vanguardia. Los destacamentos tenemos que esforzarnos en confluir y construir una organización revolucionaria de un nivel superior, con una estrategia de poder.

Esta es una tarea que tenemos por delante y en la que seguiremos profundizando.

reconstruccionguevarista.blogspot.com

 

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