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Mundo, Europa, Mundo :: 07/05/2018

Francia tiene una gran parte de culpa en la no descolonización del Sáhara Occidental

Varias firmas
Carta abierta a Emmanuel Macron, presidente del régimen francés

Señor Presidente:

El 27 de febrero de 2018, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, en su sentencia sobre los acuerdos de pesca entre la UE y Marruecos, recordó muy claramente que el Estado marroquí carece de soberanía sobre el territorio del Sáhara Occidental y sus aguas adyacentes, invitando implícitamente a respetar la soberanía permanente del pueblo saharaui, representado por el Frente Polisario, sobre sus recursos naturales. Esta decisión, que impedirá en lo sucesivo que los Estados miembros de la UE importen productos (agrícolas, pesqueros, mineros, etcétera) de este territorio no autónomo reconocido por Naciones Unidas, no hace sino subrayar la urgencia de una descolonización pacífica de ese territorio, conforme a la Resolución 1514 (XV) de la Asamblea General de la ONU, y esperada desde la salida de España en febrero de 1976.

Sin embargo, en este proceso, Francia apoya cada año, en el mes de abril, en el Consejo de Seguridad, la posición marroquí de negarse a ampliar el mandato de la misión de mantenimiento de la paz de Naciones Unidas (MINURSO) a la supervisión de los derechos humanos, y también a la realización de un referéndum de autodeterminación, primer objetivo del alto el fuego de 1991 y, no lo olvidemos, exigencia de Naciones Unidas desde 1966. Esta posición francesa permite al Estado marroquí -al que la ONU, la OUA-UA y la UE siguen considerando ocupante de este territorio- continuar su política de colonización, principalmente promoviendo el desplazamiento de población desde Marruecos, encarcelando y ‘juzgando’ a presos políticos saharauis en suelo marroquí, dos casos flagrantes (entre otros) de violación del derecho internacional y el derecho humanitario internacional.

Esta posición inaceptable del Estado francés quedó patente una vez más el 12 de febrero, cuando dos abogados franceses de diecinueve presos saharauis, condenados en 2017, en un juicio-farsa, a penas muy duras, hasta de cadena perpetua (Grupo llamado de ‘Gdeim Izik’), que acudieron en el ejercicio normal de sus funciones para informarse sobre el estado de salud de sus clientes, fueron arrestados a su llegada a Marruecos y expulsados, sin que la Embajada de Francia en Rabat considerara oportuno intervenir. Uno de los presos, Naama Asfari -cuya esposa es francesa y a quien las autoridades marroquíes le tienen prohibido visitar a su marido desde hace dieciocho meses- fue confinado inmediatamente en una diminuta celda aislada, lo que desencadenó una huelga de hambre de varios presos de dicho Grupo, huelga que hoy suscita la máxima preocupación de los defensores de derechos humanos, quienes, por fortuna, siguen vigilando su situación.

Esta enésima tragedia, avalada por el Estado Francés, no puede sino abogar, una vez más, por la extensión del mandato de la MINURSO a la supervisión de los derechos humanos en el Sáhara Occidental, solicitada por las autoridades saharauis y las organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos desde hace muchos años. Esta escalada represiva de las autoridades marroquíes se ve acrecentada, además, con el bloqueo sistemático del territorio en los últimos años: misiones de observadores internacionales, abogados, representantes públicos, periodistas, activistas de derechos humanos, investigadores, de nacionalidades muy diversas, son regularmente intimidados o incluso expulsados por las fuerzas de seguridad marroquíes.

Sólo la organización de un referéndum de autodeterminación pondrá fin a la colonización de este territorio, por parte de España (todavía considerada por la ONU como ‘potencia administradora’ de jure) ayer y por Marruecos hoy. Esa colonización se manifiesta actualmente por la presencia masiva de la policía y las fuerzas militares marroquíes en las principales ciudades del territorio, y cuya principal misión es sofocar cualquier movimiento saharaui de protesta pacífica. Se manifiesta también en la explotación descarada de los recursos naturales de este territorio, y en particular las reservas de fosfatos y de pesca, principales riquezas codiciadas del Sáhara Occidental. Y se plasma, asimismo, en una política intencionada de transferencia de población, que desequilibra rápidamente la sociedad del territorio. Se trata, finalmente, de una aculturación planificada de la sociedad saharaui, basada en una ostensible política de convertir en folklore la cultura local que esconde un objetivo aún más profundo, especialmente en la escuela, de marginación de la propia cultura.

Señor Presidente de la República: ¿Cómo puede el Estado Francés empeñarse, en los últimos años, en reivindicar un papel importante en el mantenimiento del orden político regional en el Sáhara-Sahel -en particular mediante su participación en la Operación Barkhane y la constitución del G5 Sahel-, mientras posterga la aplicación del derecho internacional en el Sáhara Occidental? ¿Cómo se puede calificar la colonización de "crimen contra la humanidad" (su propia declaración, como Presidente, en Argel, en febrero de 2017) e impedir al mismo tiempo la descolonización de la última colonia en África, descolonización que las Naciones Unidas vienen demandando desde 1963, como también la OUA-UA y la UE? ¿No es una contradicción hacer posible un referéndum de autodeterminación en Nueva Caledonia el 4 de noviembre de 2018 mientras se rechaza constantemente su realización en otro lugar?

Los firmantes de esta carta consideramosque nada puede justificar hoy día esa posición francesa, salvo unos miopes intereses económicos y geoestratégicos que tienen consecuencias deplorables para la estabilidad del Magreb y la emigración irregular hacia Europa. ¿Cómo puede la patria de los derechos humanos abandonar a un pueblo que ha puesto su futuro en manos de la justicia internacional para expresar libremente su derecho a la autodeterminación? ¿Cómo puede el Estado Francés, utilizando toda su influencia en el Consejo de Seguridad, condenar indirectamente a los refugiados saharauis de Tinduf a una nueva década de miseria, angustia y frustración?

Las autoridades saharauis aceptaron confiar en Naciones Unidas y en una resolución pacífica del conflicto al deponer las armas en 1991, a cambio de la promesa de un referéndum de autodeterminación que aún no ha tenido lugar, lo que está generando un sentimiento cada vez más extendido de que las grandes potencias, y en particular Francia, les han traicionado. Los jóvenes nacidos en los campamentos de Tinduf no tienen ya otro horizonte que el de la emigración -a menudo irregular- a Europa, para tratar, legítimamente, de inventarse un futuro. Entre ellos, más de 400 solicitantes de asilo saharauis llevan viviendo casi cuatro años en campamentos espontáneos en el centro de Burdeos, demandando un derecho de asilo que Francia no puede negarles hoy, por ser uno de los principales Estados responsables de su desgracia.

La juventud saharaui, que no ha conocido otra cosa que el exilio o la ocupación, quiere hoy acceder por fin a la dignidad, que su lucha pacífica desde el cese el fuego de 1991 debe legítimamente otorgarle. En un momento en que, en el área euromediterránea, muchos jóvenes desilusionados se entregan a todo tipo de extremismos, es cuando hay que mostrar coraje político para ofrecer un futuro a esa juventud, que representa la Nación Saharaui del mañana, educada y animada por los valores de libertad, igualdad y fraternidad, que son también los de la Nación francesa.

Señor Presidente de la República: Tal vez el Estado Francés aún esté a tiempo de corregir su posición en favor de la aplicación del derecho en el Sáhara Occidental, desempeñando un papel de liderazgo en la resolución pacífica del conflicto, junto con las instituciones internacionales. El hecho de contar -por primera vez desde el cese al fuego de 1991- con un Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres, y su enviado personal, Horst Köhler, ambos europeos, representa una oportunidad sin precedentes para que Europa, y Francia a la cabeza, desempeñe su papel natural contribuyendo a la culminación del proceso en un área estratégica e históricamente vital para Europa. Por lo tanto, solicitamos al Estado Francés, cuyos destinos Usted preside, que incluya la cuestión del Sáhara Occidental en la agenda de las próximas reuniones del G5 Sahel, exhorte al Estado marroquí a que respete escrupulosamente el derecho internacional y el derecho humanitario internacional, libere a los presos políticos saharauis y respalde una rápida reactivación de los mecanismos para la celebración de un referéndum de autodeterminación. Cualquier solución propuesta debe basarse en el respeto del derecho internacional.

Si, en lugar de ello, el Estado Francés persistiera en su alineamiento incondicional con la posición marroquí, negándose así un papel creíble en el proceso de solución política bajo los auspicios de Naciones Unidas, entonces el liderazgo europeo que Usted, Señor Presidente, desea devolver a Francia correría el riesgo de verse afectado, porque la Unión Europea no solo defiende el respeto de la ley en la política interior, sino que también fundamenta su política exterior en el respeto y la aplicación del derecho internacional.

 Firmantes: http://www.tlaxcala-int.org/upload/telechargements/261.pdf

 

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