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Chile :: 28/11/2005

Fujimori y el blanqueo de la democracia. O la trilogía humanidad-democracia -capital

Colaboradores Anónimos Hommodolars
El día 6 de Noviembre del 2005 llega inesperadamente a Chile el ex-dictador peruano Alberto Fujimori. Acogido involuntariamente bajo supuestos errores de inteligencia, el requerido personaje permanece detenido a la espera de las acciones legales necesarias para que las democracias dicten sentencia y sacrifiquen a este icono en pos de la comunidad. Como era de suponer, un sin fin de organizaciones manifestaron su rechazo a la tenencia del dictador. El repudio a la violación sistemática de los derechos humanos ha sido el estandarte que ha dado sentido a todo el descontento democratico-liberal. Pero, ¿Qué es lo que se juega en este tipo de conflictos?, ¿Cuál es la importancia de Fujimori, más allá de la violación de los derechos humanos y de ser, supuestamente, una amenaza para la democracia?

I

El día 6 de Noviembre del 2005 llega inesperadamente a Chile el ex-dictador peruano Alberto Fujimori. Acogido involuntariamente bajo supuestos errores de inteligencia, el requerido personaje permanece detenido a la espera de las acciones legales necesarias para que las democracias dicten sentencia y sacrifiquen a este icono en pos de la comunidad.

Como era de suponer, un sin fin de organizaciones manifestaron su rechazo a la tenencia del dictador. El repudio a la violación sistemática de los derechos humanos ha sido el estandarte que ha dado sentido a todo el descontento democratico-liberal. Pero, ¿Qué es lo que se juega en este tipo de conflictos?, ¿Cuál es la importancia de Fujimori, más allá de la violación de los derechos humanos y de ser, supuestamente, una amenaza para la democracia? Paradójico suena todo esto cuando han sido personajes como él los que han fundado las democracias, los que han barrido los movimientos subversivos y revolucionarios en nombre del orden democrático, la paz socia, y el reino tecnócrata neoliberal perdonen la redundancia todos estos enunciados son sinónimos, son parte de un mismo proceso ideológico-político. Entonces, si Fujimori, así como Pinochet, son los padres de las democracias libre-consumistas o neoliberales, ¿Por qué tanto alboroto?, ¿por qué no mejor levantar un monumento en su honor?, ¿por que nuestros políticos muerden la mano que hoy les da de comer? En lo único que podemos pensar es en la idea de sacrificio a través de la cual se reafirma/blanquea la democracia. Pero detengámonos aquí.

En palabras de Zizek, este "roxstar" posmoderno, la dinámica del sacrifico podría resumirse de esta forma:

"La culpa se proyecta en el chivo expiatorio cuyo sacrificio nos permite establecer la paz social mediante la localización de la violencia; como si se tratara de un reconocimiento por el papel benéfico que desempeña, la víctima obtiene de este modo el aura de la santidad’ (1).

En otras palabras, la comunidad, en este caso hablamos de la comunidad democrático neoliberal, deja caer sus energías en este objeto extraño que, supuestamente, es una amenaza o una mancha en el cuadro de su proyecto político hoy reinante. Objetualiza, crea un icono, sacraliza un Nombre, en donde le es posible proyectar todos los errores y desajustes de su propio proyecto. En pos de la sobrevivencia democrática, del éxito democrático, este indeseable debe ser ejecutado, y al mismo tiempo, reafirma la eficacia de la democracia y restituye el orden de la circulación mercantil. A demás, el sacrificio cuenta con una especie de cláusula que es constitutiva de la relación: a medida que la victima más clama por su inocencia más culpable es al no querer asumir el sacrificio que salvaguardará a la comunidad. La sacralizad del objeto se da a partir de la carencia de voz legitima, no habría forma de salir de sacrificio a menos que se rompa con toda la comunidad (siempre simbólica) (2).
Eso si, la eficacia de un sacrificio "sólo puede desempeñar esta función [restitutiva] en la medida en que no se la postula directamente como su objetivo" (3). Recuerdo que un día, haciendo "zaping" en la televisión, me encontré con la entrevista a un senador peruano. Este, muy enérgicamente, daba las razones de porque Fujimori era un criminal y debía ser entregado a la justicia peruana. De esta forma, el aparato político dibujaba discursivamente a la victima sagrada del sacrificio, lo hacia ver como un ser diabólico que, salido de la nada, interrumpía el ciclo democrático, nunca dijo que era para apaciguar las profundizaciones del modelo en la región, ni para desviar las energías que desencadena el capitalismo, el quería verdad y justicia. Similar es la figura de Pinochet que la concertación se encargo de dibujar a mediados de los 80' y durante su gobierno. Trabajo que finalizo con el descubrimiento de las cuentas del "Tata". De esta forma, tanto a Chile como a Perú le es posible alinearse en la agenda política del neoliberalismo, donde los derechos humanos han sido el pilar, el alimento inagotable que abre puertas y permite la final democratización del mundo. Volveremos a eso luego.

II

Continuando con la idea del sacrificio, en de suma importancia remarcar que, "en su dimensión más fundamental, [] es un "don de reconciliación" al Otro, destinado a apaciguar su deseo. El sacrificio oculta el abismo del deseo del Otro, más precisamente: oculta la falta, la inconsistencia, la "inaxistencia" del Otro que se trasluce en este deseo. El sacrificio es una garantía de que "el Otro existe": que hay Otro que puede ser apaciguado por medio del sacrificio" (4). Es decir, la idea de que Fujimori o Pinochet "paguen" por el daño cometido, no es algo que solamente se haga en nombre de las victimas de las atrocidades humanitarias, sino que hay una idea de "un Otro" que debe ser reparado y reconstruido, en este caso: La Democracia. El sacrificio supone siempre la existencia de este Otro que se levanta sobre las cabezas de los propios ejecutores del sacrificio; y esto trabaja en sus dos acepciones: si "funciona" uno dice: "viste que restituimos la democracia, viste que el Dios volcán quedo satisfecho?" o si no, si es que falla, decimos: "el Dios volcán no a quedado feliz, hemos sido muy malos, un sacrificio no es suficiente para la democracia, la democracia es compleja, es un trabajo de nunca acabar, nos falta madurar para ser realmente democráticos". En ese sentido lo que el sacrificio oculta (y deja ver al mismo tiempo) es que simplemente no hay "un Otro" que se levante sobre nuestras cabezas, oculta "la ilusión suprema [que] consiste, precisamente, en esta dependencia de la consistencia del "gran Otro". El "gran Otro no existe", como expresa Lacan: es sólo una presuposición del sujeto- la (presu)posición de un orden inmaterial e ideal, esto es, de Otro lugar que garantice el sentido y la consistencia últimos de la experiencia del sujeto" (5). Es decir, este "gran Otro" es la existencia de algo así como "la Democracia", apartada de los propios sujetos que la ejecutan, separada de la burocracia, las guerras y la hambruna que, en la medida de este gran Otro, son solo mera contingencia superable y administrable, pero que tienen ese lugar ya gracias a este gran Otro, obtienen su sentido gracias a él. En al ideología de la democracia no hay soportes reales, todo se piensa desde la distancia cínica que constituye el avance democrático: "Todo se arreglara, todo pasará, cuando seamos democráticos y humanitarios así que por mientras democraticemos Irak y a nuestros padres fundadores". En otras palabras, el trabajo ideológico-político de cualquier régimen consiste en elaborar meta-figuras, es decir, enunciados que sean capaces de acoger y dar sentido a todos esos gestos y decisiones que hacen en términos concretos un estado de cosas. Eso si, esta construcción meta-física no es algo "meramente meta-físico", sino un relato que se muestra efectivamente, ¿a través de que?: a través del sacrificio, por ejemplo, o en cada decisión, que es decisión por y para la democracia. Vale la pena agregar que esta dinámica no es exclusiva de lo que suele llamar "ideología burguesa", sino que es un fenómeno bastante compartido. Hay varios ejemplos que nos tocan directamente: La Historia, El Partido y hasta La Revolución muchas veces trabajan como este mete-lenguaje, como este "gran Otro". Pero no nos quedemos estancados aquí, creo que quedo lo suficientemente claro esto del "gran Otro", eso sí: es un tema pendiente.

III

A nuestro parecer, la idea fundamental guardada en estos procesos es la del blanqueo democrático. De la misma forma en que el mercado, a cada segundo, introduce dinero obtenido de forma irregular (por lo menos desde un ámbito formal jurídico-burgués), ya sea ganado en el trafico de armas, o en grandes robos, estafas y demás formas, las Democracias, después de haber asumido el legado de las dictaduras latinoamericanas, pretenden sacarse el pasado de encima, ¿y como?, sacrificando a sus fundadores. En este sentido, vale la pena re-pensar este axioma tan recurrido en la izquierda que hoy trabaja como enunciado que cubre el sacrificio tanto de Fujimori como el de Pinochet: estamos hablando de los derechos humanos, la nueva apuesta de los enemigos de clase (6).

Si bien, este enunciado definía y definen ideológicamente a una gran masa de propuestas que diferían (o pretenden hacerlo) del capitalismo hoy reinante, fue, al mismo tiempo, caldo de cultivo para el cinismo-técnico-burocrático de los actuales regímenes democráticos. Al pensar algo así como la Humanidad, se piensa en una figura libre de accidentes y escisiones, y, si es que las tiene, es las que todos, como personas, compartimos. Es decir, la humanidad, como patrón objetivo imparcial, como reducto último donde todos podemos coincidir y amarnos, niega el accidente constitutivo de las sociedades donde reinan las formar de producción y reproducción capitalista. Esto que se supone a la base de toda conducta es hoy la clausura ideológica del capitalismo, es la bandera de las transnacionales y la guerra de Irak, es un lugar ganado por el enemigo, es su desarrollo ideológico más pleno. El gesto ideológico en este caso es hacer de una construcción política algo completamente naturalizado, hacer de la Humanidad algo que ya-siempre estuvo ahí. Para los amantes de la Humanidad, el hombre no es una construcción liberal relacionada con las relaciones capitalistas de producción y reproducción, sino un ser con más de unos cuantos millones de años. ¿Y acaso la antropología no cumple este mismo rol, el de justificar y "linealizar" en las dos direcciones a la Humanidad?
Seria caer en la misma trampa ideológica el decir que las políticas de intervención del capital han tergiversado "la humanidad’ en pos de sus intereses, ya que se estaría suponiendo lo mismo: algo así como un punto cero en donde los conflictos se reducirían totalmente y así se desplazaría (desde la izquierda) la lucha de clases (nuevamente) y de seguro se le nominaría (y así se hace) como "mera ideología". ¿Pero acaso no es eso el mayor triunfo ideológico?, ¿acaso el sustento de toda ideología no es aquello "meramente ideológico", como algo distinto a ella que es, "obviamente", no ideológica? Si bien este no es el tópico que constituye este pequeño ensayo, no nos parece un tema menor. Quizás, tratando de pensar más a fondo esta incesante oleada de ataques a los proletarios del mundo, nos encontremos que, para que el proletariado triunfe haciendo explotar las actuales formas de dominación y, como es obvio, a sí mismo, nos demos cuenta de que el mito de la humanidad debe ser desplazado o re-significado. Es una tarea difícil, ya que hemos acostumbrado a guiar nuestras criticas ideológicas desde la constitución dogmática de "las formas de producción", sin ser capaces de ver lo dinámico de las tramas ideológicas que, al colarse entre los espacios de la producción, no nos permite generar separaciones radicales, haciendo de cualquier intento de subordinación y/o separación tajante, una empresa poco fructífera y digna del dogmatismo de la Segunda Internacional.
¿Pero cual sería esa escena dramática en la que nos coloca la fuerza del capitalismo?, ¿qué hay de horroroso en todo esto? Al elaborar la triada humanidad-democracia-capital, lo que tratamos de decir es que el capitalismo es capas de sobrevivir sin una burguesía en especifico que lo alimente, es una dinámica tan flexible que, dependiendo de su necesidad, adoptará un contenido u otro. Es un puro sistema desarraigado, una maquina vacía a la cual le da lo mismo que contenido adoptar. De ahí que se le agradezca a Debord su observación crítica a las burocracias soviéticas que, antes de que cayera el muro (snif), eran capaces de dar vida al capital, desplazando sin problema el mito de que el capital es intrínsicamente burgués. Eso es algo así como lo que Marx llamo expropiación de la burguesía por ella misma, pero podemos decir que se trata de expropiación del capital por parte de él mismo. Lo horroroso del capitalismo "no está en el contenido particular que se esconde tras la universalidad del capital global, sino en el hecho de que el capital efectivamente es una máquina anónima que sigue su curso ciegamente, sin ningún agente secreto que lo anime" (7), y es sobre esto que la apropiación de los derechos humanos no introduzca ninguna novedad en las contradicciones ya pertinentes del capitalismo. El capitalismo se humaniza, claro que sí, pero sigue siendo capitalismo. Su trabajo ideológico exitoso es hacer delegar nuestras fuerzas antagónicas a un mero elemento particular y no dar cuenta del sistema de relaciones. En otras palabras, es hacernos creer que el mundo anda como anda por culpa de Bush, Pinochet y/o Fujimori.

Notas:

1- S. Zizek, "Goza tu síntoma, Jacques Lacan dentro y fuera e Hollywood’, Argentina, Nueva Visión, pág 95

2- Ver: Ibíd., pág 96

3- Ibidem.

4- Zizek, Op. Cit pág 75.

5- Op. Cit. pág 79.

6- Si bien Democracia y Humanidad pueden ser sinónimos al ser parte de un mismo proceso ideológico, no creemos que sean metáforas exactas el uno del otro ya que podemos identificar diferencias de grado o diferencias en su aplicación. Podríamos hacer la diferencia tajante de que se usa la Democracia en lugares de regimenes no democráticos y a la Humanidad en los estados ya democratizados como control, como enunciado policial y justificador de las políticas internas. Obviamente esta caricatura tiene sus distancias con los procesos reales, es solo una propuesta para no caer en el facilismo de identificar democracia y humanidad como palabras de igual función.

7- Slavoj Zizek & Fredic Jameson, "Estudios Culturales. Reflexiones sobre multiculturalismo" pág 175.

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