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:: 17/04/2010

"La guerra de todo el pueblo" del "progresista" Bayardi

Andrés Olivetti, Fernando Moyano
El Frente Amplio quiere "resolver... la distancia entre FFAA y la mayoría de la población" apelando a un fantasioso ejército guerrillero de defensa nacional

Brecha, 09/04/10, publica una entrevista a José Bayardi, ex ministro de "defensa":

"La guerra de todo el pueblo". "... está planteada como estrategia la... organización de la resistencia nacional, la guerra de todo el pueblo"

- Esto supone armar a los civiles- dice el periodista.

- Está bien -dice Bayardi- ...un ejército regular, que es pequeño, que puede resistir poco (unas 24 o 48 horas), en un momento se desdobla y pasa a ser una fuerza irregular y lleva adelante una... guerra de guerrillas contra el ocupante... los cuadros militares son los que tienen la capacidad de conducir la resistencia organizada de todo el pueblo...".

El resto de la entrevista gira en torno a "resolver el hiato entre la sociedad civil y las Fuerzas Armadas... la distancia entre FFAA y la mayoría de la población [dada la] actuación de aquellas en la pasada dictadura".

La realidad más allá de teorías

Recordemos que quien dice esto fue MINISTRO DE DEFENSA en casi todo el período de Tabaré porque también lo fue en la realidad en tiempos de Azucena. En nota de Mariana Contreras en la misma Brecha se menciona que...

"... en un encuentro entre militares y autoridades durante la pasada administración, el entonces subsecretario de Defensa, José Bayardi, se sorprendió al enterarse de que el Ejército tenía su estrategia antiterrorista, con sus propias hipótesis de conflicto y formas de resolución que el ministerio desconocía, y que canceló apenas conocer. En esa forma casi autónoma de analizar y definir estrategias -propia de las burocracias..."

No había mucho de que sorprenderse pues es bien sabido que los planes estratégicos de "nuestras" FFAA no dependen del despacho ministerial sino de su dependencia del aparato militar imperial, la "Escuela de las Américas" y sucesores, el Comando Sur, la operación UNITAS, los ejercicios antisubversivos con asesores yanquis, y ahora las "misiones de paz" que pagan cerca de un tercio de su presupuesto. La otra fuente extra-presupuestal son los recursos de los servicios civiles apropiados en forma ilegal, Aviación Civil Meteorología, etc. De esa forma el presupuesto de "defensa" real es mucho mayor al formal, y Uruguay es uno de los países más militarizados del mundo en proporción de gastos militares sobre el PBI.

Es "autonomía" respecto del gobierno civil, pero la idea de que el gobierno comanda la totalidad del estado es una ilusión y lo mismo la idea de los "estados nacionales", que en realidad son PIEZAS de un SISTEMA INTERESTATAL que tiene sus propias líneas de fuerza. (Concepto desarrollado en profundidad por Immanuel Wallerstein). Conocemos el ejemplo de los Bancos Centrales que forman una estructura internacional autónoma de los gobiernos. Las Fuerzas Armadas son un punto de esa estructura en que la EXTERNALIDAD de los gobiernos políticos nacionales es más clara, en estos países del patio trasero yanqui.

La inercia burocrática a la que se refiere el artículo de Mariana Contreras, existe, claro que sí, y dicta la política real de "defensa" que se IMPONE sobre el gobierno civil, como fue evidente cuando el Frente Amplio se dio vuelta como una media en su actitud ante la ocupación militar de Haití ni bien empezó a ser gobierno. No se animó a cancelar esa fuente de recursos, entrenamiento, canalización de carreras militares, horas de vuelo necesarias para los pilotos, etc. cuya continuidad ya tenían decidido los militares. No existen aquí unas fuerzas armadas SUBORDINADAS al poder civil.

Pero ese pesado aparato permanece porque es funcional a la dependencia REAL de estas fuerzas armadas respecto del aparato militar imperial y dicta su doctrina de "guerra antisubversiva" que sigue vigente.

El proyecto fantasioso de un ejército guerrillero de defensa nacional

La idea de que la ÚNICA posibilidad de resistir una invasión extranjera sería por medio de una guerra de guerrillas es tan vieja como Artigas. La invasión portuguesa ha sido siempre la referencia histórica en este tema, se encontró con tres años de resistencia montonera.

La incapacidad de resistencia un ejército convencional pequeño, mal armado, mal entrenado y además aislado de la población es bien evidente. Cuando en 1971 la dictadura miliar brasileña se sintió amenazada por un posible triunfo electoral del Frente Amplio, hicieron un plan de invasión de contingencia. El marxista brasileño Paulo Schilling desarrolló entonces la idea de que de emprender esa aventura bélica, Brasil encontraría una resistencia popular que a largo plazo le rebotaría internamente en desgaste político, social y económico que precipitaría la derrota de los invasores.

Bayardi no hace más que reconocer este hecho, y además reconoce también el total divorcio -que en la entrevista llaman "hiato"- entre la NECESIDAD y la REALIDAD de lo que existe. No es original en eso, sí lo es en la forma en que propone resolver el problema.

Un ejército regular totalmente incapaz de contener al enemigo presenta combate durante un día o dos, y es derrotado.

Luego, los oficiales del ejército derrotado se ponen a armar un ejército guerrillero, y se presentan ante el pueblo que quiere resistir al invasor -que los odia desde siempre- y pretenden dar órdenes basados en su condición de militares de carrera, pero pasando por alto el hecho de que acaban de ser derrotados.

Si acaso alguien los aceptase, lo que no es probable, su concepto de la guerra propio de militares de carrera sería totalmente contrario a lo que se debería poner en juego. Para empezar, ya su concepto de disciplina se daría de patadas con la nueva realidad.

Es mucho más probable - y el ejemplo de los tiempos de Artigas ya lo mostró - que esos oficiales se pongan a favor del ejército invasor, si no lo estuvieron desde antes y como cuerpo colaborando el Ejército mismo con la invasión.

También nos dice ese ejemplo de la Historia que la derrota efectiva de los invasores partió de una fuerza militar desde un plano regional no limitado al concepto estrecho de la Banda Oriental por separado. Y no puede ser de otra manera, mucho menos en el presente, porque el SISTEMA DE RESISTENCIA y contraofensiva popular es TAMBIÉN internacional, como lo es el sistema imperialista.

De la región tomamos el ejemplo de un ejército regular derrotado por el enemigo y la conducta de los oficiales, la guerra de las Malvinas.

La dictadura militar argentina que ya había entrado en declive, utilizó los sentimientos nacionalistas del pueblo, incluso posiciones anti-imperialistas de buena fe, para desviar la rebelión popular que surgía. Y se lanzó a una aventura bélica criminal. ¿Qué vimos allí?

No solo el Uruguay tiene fuerzas armadas inútiles para la defensa territorial frente a una potencia militar moderna. Argentina, con una fuerza militar mucho mayor, no pudo hacer gran cosa.

Se demostró que la dependencia en tecnología militar de los mismos centros imperialistas conduce a pelear "en la cancha del enemigo" en el aspecto tecnológico, y a consecuencia también en lo táctico.

El ejército de conscriptos -la solución que algunos proponen de servicio militar obligatorio- demostró ser inadecuado.

La oficialidad "patriótica" no peleó. Pero lo peor fue la combinación de esa cobardía con la actitud de despotismo criminal hacia la tropa tratando de salvarse ellos sacrificando a sus hombres. Esto es consecuencia de la formación militar fascista que reciben, tanto allá como acá.

En Irak que tenía el 4º ejército del mundo vimos lo mismo que en Argentina, la inevitable derrota de un ejército convencional en un enfrenamiento con la fuerza militar imperialista. Y como también lo vemos allí, los yanquis encontraron ese mismo problema que Schilling preveía para Brasil.

Luego de la derrota de Argentina se podría haber planteado el desmantelamiento de las Fuerzas Armadas que cargaban con el oprobio del terrorismo de estado, y ahora además demostraban que ni para la guerra sirven. Hoy mismo el problema está planteado, porque el gobierno argentino acaba de admitir que la fuerza armada no es el camino que plantea para recuperar las Malvinas, y entonces ¿para qué las fuerzas armadas?

Esto abre incluso la posibilidad de plantear un desmantelamiento SIMULTÁNEO en uno y otro país, lo que da mayor fuerza racional a la idea. Pero hubiese sido y sería necesario que la izquierda argentina hubiese rechazado la aventura bélica, Y TODO EL TRASFONDO DE LA IDEOLOGIA NACIONALISTA. No se puede construir una política de un día para el otro. Y como ya lo han dicho antes que nosotros y nos limitamos a recordarlo, la guerra es la continuación de la política por otros medios, no se puede sacar una guerra revolucionaria de una política contrarrevolucionaria que es lo que viene a pretender Bayardi.

Podemos llamar lumpen-política a esta forma de pensar superestructual y burocrática de una política que se supone vacía de contenido de clase, como cuestión instrumental. El caso de Bayardi es uno más, al ver el problema MILITAR como algo estrictamente técnico en que las clases sociales no participan. Y así surge esa idea de sacar una guerrilla popular anti-imperialista de un ejército pretoriano anti-popular, represivo y parasitario, brazo armado del imperialismo. Una guerra de pueblo conducida por sus enemigos.

En el terreno militar ese pensamiento desclasado es el PUTCHISMO, el aventurerismo armado. En un momento algunos sectores de la izquierda supusieron que podía saltearse la construcción clasista política y orgánica de una guerra popular, y lanzarla como un operativo básicamente militar. Hoy esta idea de Bayardi es algo similar. Se ha llegando al gobierno por asimilación a la política burguesa, no solo no construyendo sino además desarmando la política clasista. Y ahora, desde arriba -un arriba meramente formal y no real en caso de las fuerzas armadas- y por un golpe de timón, se piensa que se puede copar la estructura militar existente y cambiarle el contenido.

Estas fuerzas armadas son estructuralmente y doctrinariamente CONTRAINSURGENTES y seguirán siéndolo. Ese "hiato" es el abismo de la lucha de clases.

Nacionalismo y clasismo vistos en la concepción de la guerra

La intervención circunstancial de Óscar Arias (motivada por un afán carrerista y queriendo ganar puntos como "pacifista") puso de relieve algunas cosas.

Aunque Arias habla de "la abolición del ejército uruguayo", si tenemos en cuenta que pone el ejemplo de Costa Rica vemos que en realidad propone una reducción o reformulación y cambio de nombre de los cuerpos represivos subordinados a la estrategia yanqui, y no una abolición real.

A su vez los que saltaron a responderle desde la izquierda o la derecha lo hacen desde el punto de vista del nacionalismo burgués y hablan de "injerencia". Al mismo tiempo apoyan la intervención militar en Haití (lo mismo que Arias). Son partidarios de mantener estas fuerzas armadas hipertrofiadas TAMBIÉN subordinadas a la estrategia yanqui que tiene un eje en esas "misiones de paz" que son en realidad una POLICÍA PLANETARIA al servicio del mantenimiento del sistema capitalista (la "reconstrucción" de los países devastados en las que intervienen esas misiones es siempre sobre la base del negocio capitalista y las transnacionales, y el "mantenimiento del orden").

Si tanto el "redimensionamiento" como el sobredimensionamiento militar son opciones de una misma estrategia imperial, es absurdo plantear que es "más anti-imperialista" una de ellas porque haya otro pro-imperialista que proponga la otra opción. En tanto la política militar uruguaya se mantenga en ese marco estratégico, la forma concreta en que eso se haga no hará perder el sueño a los imperialistas porque en realidad no es algo demasiado relevante. Para decirlo en términos más llanos: Uruguay no jode a nadie, no importa el tamaño de sus fuerzas armadas.

En cambio desde una política clasista este tema es muy relevante. No es lo mismo seguir cargando sobre las espaldas de este pueblo esa hipertrofia militar absurda y agobiante, que plantear su desmantelamiento real y completo. No es lo mismo caer en la trampa del nacionalismo y la justificación del militarismo que defender una idea verdaderamente popular e internacionalista.

La táctica incluye diferentes propuestas políticas y reivindicativas, pero debe tener siempre el apoyo estratégico firme de los conceptos programáticos generales. El desmantelamiento de las fuerzas armadas es un eje programático, como los otros de nuestro programa histórico.

Vamos a poner un ejemplo. Este es un año de discusión presupuestal y lucha previsible de los trabajadores. ¿Se destinarán los recursos necesarios a salud, educación, previsión social, recuperación del salario real, inversiones generadoras de empleo? Nuestras propuestas pueden ser muy correctas, pero ¿en que principios estratégicos estarán apoyadas? Nuestra lucha por recursos presupuestales, mientras no cuestionemos por ejemplo la ilegitimidad de la deuda externa, estará apoyada en una baldosa floja. Lo mismo pasa con el tema del presupuesto de "defensa". Mientras aceptemos la doctrina nacionalista de la "defensa nacional" según la cual las fuerzas armadas son necesarias, socavaremos nuestras propias reivindicaciones de destinar recursos a las áreas de la necesidad popular.

La pretensión de utilizar las FFAA para fines que no les corresponden, como imponer el servicio militar obligatorio a los drogadictos, o cuidar los materiales para construir casas (en que la vigilancia resulta más cara que los materiales mismos) nos lleva al mismo punto. Para un rechazo sistemático de todas estas ideas retrógradas, es necesario contar con la base de un principio programático sólido.

La confusión ideológica nacionalista de la vieja izquierda es un obstáculo para plantear una lucha clasista en profundidad, de la misma forma en que también ha quedado demostrado que lo es para la lucha democrática contra la permanencia de la Doctrina de la Seguridad Nacional y la continuidad del terrorismo de estado.


PD: Este texto fue redactado ANTES de conocerse las inconcebibles declaraciones de Mujica en defensa de "los cuerpos armados como garantía de las instituciones" (Ver: http://www.larepublica.com.uy/politica/406565-actitud-torpe-al-no-permitir-completa-integracion-de-ffaa). Esta reedición de viejas ideas reaccionarias debe mover al repudio de quienes sustenten un verdadero pensamiento democrático. Pero al mismo tiempo muestra el peligro de mantener un SILENCIO COMPLACIENTE con estas aberraciones ideológicas que vienen en crescendo.

postaporteñ@

 

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