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Chile :: 06/02/2014

La izquierda libertaria y el nuevo ciclo político

Izquierda Libertaria

Nacimos para vencer y no para ser vencidas/os

Si bien es frecuente que nuestras banderas rojinegras acompañen y se hagan parte activa de los procesos de organización y movilización social popular, para muchos aún resulta sorprendente que la Izquierda Libertaria se haya convertido en un actor relevante en el escenario nacional. De ello dan cuenta las decenas de columnas, comentarios y editoriales que se han escrito tratando de descifrar las causas que hicieron posible que una identidad política, labrada en silencio y al calor de las más importantes experiencias de lucha social en los últimos 20 años, sea hoy foco de atención de intelectuales, académicos, medios de comunicación y el conjunto de la clase política.

Las causas resultan evidentes para quienes hace varios lustros venimos resistiendo la profundización del modelo neoliberal: exclusión de las grandes mayorías nacionales y sus intereses de los espacios de deliberación y decisión política; un sistema de partidos y de representación espurio y carente de legitimidad para millones de compatriotas; un modelo neoliberal que transformó y cosificó las relaciones sociales y convirtió al país en una “gran salitrera” en que nuestros recursos naturales y vitales son expoliados por capitales nacionales y extranjeros; un sistema laboral, en el que la paga del trabajo se realiza mediante tarjeta para adquirir los productos en un mercado altamente concentrado, cuan fastuosa pulpería del dinero plástico. Sobran razones para denunciar la construcción de una sociedad del lucro, de un nicho de negocios, en que el “mercado” impone sus reglas en la salud, educación, sistema de pensiones, vivienda y empleo. Es esta sociedad de la desigualdad, del desempleo estructural, de la discriminación de los más pobres, de los niños, de las mujeres, de los homosexuales, de los pueblos originarios, contra la cual nacimos para rebelarnos. Nos indigna la sociedad de la sobreexplotación de los trabajadores, de los sueldos exiguos, donde la dignidad y nuestros sueños tienen techo.

Nuestra aparición en la escena política nacional era por lo tanto absolutamente predecible, porque si bien las condiciones materiales han cambiado para parte importante de los chilenos y chilenas, el escenario no dista mucho de las condiciones que hicieron posible que nuestras ideas surgieran hace más de 100 años, arraigadas en el seno del campo popular y al alero de quienes con rebeldía construían una/otra utopía. Hoy como Izquierda Libertaria, asumimos, junto a otros y otras, la tarea de romper el techo de lo posible y construir un país distinto.

Llegamos para quedarnos, para avanzar junto a la sociedad chilena en la tarea de recuperar nuestra dignidad, libertad y soberanía plena.

El camino es largo. Sin embargo, creemos que hoy es posible avanzar con más fuerza y encono en esta larga marcha por la definitiva independencia. La sociedad chilena ha perdido el miedo a las balas y a los consensos y hoy reclama la necesidad de recuperar lo perdido. Estamos construyendo una sociedad en movimiento que ha sido capaz de instalar demandas y luchar por hacerlas posibles, y en ese tránsito abrir un nuevo ciclo político. Este empoderamiento ha instalado nuevos sentidos comunes en el debate público, ha arrinconado a la derecha política, arrastrándola a su peor crisis en décadas, y obligado el recauchaje de la Concertación en la Nueva Mayoría. Cierto sector del empresariado, atrincherado tras la UDI, se prepara a resistir la ola de transformaciones que amenazan el modelo; otros, en el mismo bloque dominante, muestran un grado de apertura para reformas redistributivas mínimas, a objeto de evitar un escenario de mayor inestabilidad social y mantener blindados los pilares de acumulación de riqueza en que éste descansa, entre ellos las AFP’s y el cobre.

La Nueva Mayoría, expresa esta tensión entre un sector mayoritario que es representativo de esta última lectura y que conduce la agenda política, y otro que instala temas y jalonea profundizaciones programáticas en la medida que el consenso interno lo permite. De esta forma se conjugó en el programa de gobierno la sensibilidad política de cambios con el marco impuesto de antemano por el poder económico, lo que amparado por la figura de Bachelet y las mayorías parlamentarias, dotan de aparente viabilidad a dichas propuestas. Como hemos señalado, el nuevo ciclo político abierto por los movimientos sociales, ha generado condiciones en el sistema político que inducen a pensar que hoy no hay excusas que impidan avanzar en reformas en materia tributaria, trabajo y educación. Sin embargo, advertimos que la arquitectura político-institucional de la Constitución de 1980 mantiene vivo el poder de veto de la derecha, por otra parte existen importantes sectores de la Nueva Mayoría compenetrados con el poder económico y por tanto dispuestos a sostener el consenso neoliberal a través de reformas enmarcadas en esta lógica.

Nuestra disposición es avanzar en reformas tanto políticas como redistributivas, pero somos claros en señalar que estas deben apuntar a una ruptura con el paradigma neoliberal y con la política de los consensos. En este marco estamos disponibles para avanzar en la defensa irrestricta de las libertades públicas, en el libre ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos, en particular el aborto; la validación de la identidad de género en todos los ámbito de la vida social y privada, como asimismo en las medidas de afirmación positiva como paso a la plena paridad de participación política y social de hombres y mujeres hacia una sociedad feminista. Estamos dispuestos a avanzar en aquellas reformas redistributivas orientadas al fortalecimiento y garantía de los derechos individuales y colectivos de las y los trabajadores a través de la dictación de un nuevo Código del Trabajo que cuente con la más amplia participación de las organizaciones sindicales del país; y asimismo, en las reformas que impliquen la garantía irrestricta al derecho a educación pública, gratuita, participativa, de calidad y con acceso igualitario en todos sus niveles (incluidas las Fuerzas Armadas), cuyos detalles y progresión deben ser plenamente consensuados con el movimiento estudiantil, organizaciones de profesores y comunidades educativas. Lo anterior, porque consideramos que la única garantía de que las reformas redistributivas impliquen terminar con las políticas neoliberales, radican en el protagonismo de las organizaciones sociales en su elaboración y asimismo en un estado general de movilización ante posibles bloqueos, faltas de quórum o cambios en aspectos medulares en la tramitación parlamentaria.

La movilización decidida de la sociedad chilena, evidencia la necesidad de romper con el modelo neoliberal y tensar la necesaria apertura democrática en el plano institucional. Es por ello que debemos mantener en el alto las banderas por el fin a las AFP’s y la renacionalización de nuestros recursos naturales; y asimismo estar atentos a la posibilidad que el bloque neoliberal escamotee institucionalmente el proceso de refundación democrática que construye la sociedad chilena. Estas tareas nos plantean mantener la iniciativa política, la presión en las calles y convocarnos a un proceso de diálogo político de los movimientos sociales y la izquierda, que nos permita junto a la nación mapuche estar a la altura de los grandes anhelos de justicia, soberanía e igualdad de nuestros pueblos.

Izquierda Libertaria

ción Comunista Libertaria de Chile – OCL
Frente de Estudiantes Libertarios – FEL
Red Libertaria – RL
Unidades Muralistas Luchador Ernesto Miranda -UMLEM
Organización Feminista Libertaria – OFL

 

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