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Cuba, Cuba :: 16/02/2019

'La Tizza': navegando con brújula

Luis Emilio Aybar
Palabras en el panel “Las ciencias sociales en el espacio digital. La experiencia de La Tizza”

Feria Internacional del Libro de La Habana, 13 de febrero de 2019.

Son dos las principales noticias del mundo: el capitalismo y el imperialismo. Alegra que existan medios en Cuba que, como La Tizza, asuman una visión problematizadora de la realidad nacional sin abandonar esas dos noticias. Incluso más: que aborden el capitalismo y el imperialismo como fenómenos internos, procesos vivos y activos al interior del país.

Me gustaría detenerme en otra virtud de este joven sitio digital, que tiene que ver con su posicionamiento hacia la política gubernamental cubana.

Criticar al Estado es el deporte nacional hoy en día. Es la única actividad donde siempre parecemos estar de acuerdo y, sin embargo, las críticas se hacen desde diversas posiciones ideológicas. Sorprende encontrar visiones de izquierda que cuestionan la política gubernamental en algunos medios de la llamada oposición al “régimen castrista”, o en medios no tan opositores pero tampoco socialistas. En la medida que sus agendas apuntan a legitimar soluciones capitalistas para Cuba, resulta útil cualquier argumento que ayude a deslegitimar la institucionalidad vigente, que constituye su principal obstáculo.

Un resultado de esa naturaleza sería nefasto por dos razones:

1- En el imaginario popular la deslegitimación del Estado se convierte con mucha facilidad en una deslegitimación del socialismo, puesto que la cultura política nacional ha operado con una identidad entre este último y el régimen institucional adoptado.
2- Existen acumulados y potencialidades en el sistema social cubano, así como en sus prácticas concretas, que pueden servir de base a un socialismo renovado. Negarlos de cuajo no es más radical, sino bastante contraproducente.

El desafío de medios como La Tizza es incorporar visiones críticas de la realidad nacional de forma que sirvan para armar un camino socialista. En ello resulta fundamental:

1- Insertar dichas visiones en una agenda editorial compatible con tal propósito, o sea, no se puede aportar a un camino socialista para Cuba sin cuestionar el capitalismo y el imperialismo en todas sus formas, y sin tomar como punto de partida los acumulados del sistema institucional vigente.
2- Privilegiar visiones que expliciten desde qué apuestas ideológicas se hace la crítica, a qué dirección apunta. Esto ayuda (así como el punto siguiente) a que el proyecto socialista sea re-legitimado, re-creado, visibilizado, y no debilitado.
3- Potenciar el carácter propositivo de los análisis sobre la realidad cubana.
4- Contextualizar el balance de aciertos y desaciertos del gobierno cubano en la coyuntura política y geopolítica internacional.

Lo dicho implica evitar la “catarsis”, expresión referida a una secuencia emotiva de lamentos y cuestionamientos sobre la realidad nacional. Se trata de una práctica bastante habitual en Cuba, inevitable y legítima, pero desmovilizadora.

El “nada sirve”, “todo ha perdido sentido”, “vivimos una realidad que nos aplasta”, etc., juegan un papel regresivo por ser funcionales a que todo siga igual (o a que se vuelva peor).

El ejercicio de la crítica en clave socialista debe identificar las capacidades existentes para retomar y profundizar el camino iniciado en 1959, y armar palabras e imágenes que recuperen la mística y renueven la esperanza.

La agenda editorial anticapitalista y antiimperialista cuestiona las falsas soluciones que hacen “ganancia de pescadores” en esta catarsis colectiva. Pone de relieve el carácter internacionalista de nuestra lucha, y cumple funciones internas. Contribuye a suplir las carencias de los medios oficiales en este campo, donde hoy resulta que Trump es “el malo” por ser proteccionista, y Xi Xinping “el bueno” por ser librecambista, en un país que se ha destacado por demostrar los efectos nocivos de los Tratados de Libre Comercio en el marco del capitalismo.

Alegra ver a La Tizza andar todos estos caminos. He tenido la posibilidad de escribir en otros medios que tienen, por ahora, más lectores, pero no hay nada como sembrar en el propio campo y disparar desde la misma trinchera de tus compañeros.

Falta mucho, somos pocos, y con el único recurso de nuestra voluntad: parece la hora de echar un yate al mar.

 

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