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México :: 30/04/2006

La disidencia sexogenérica en la Otra Campaña

Okupazión Auditorio Che Guevara

A la Comandancia del Ejército Zapatista de Liberación Nacional:
A los y las adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona:
A la Población en General:

Este es un saludo respetuoso, lleno de amor y fraternidad hacia
todos y todas les participantes en la Otra Campaña; alegrándonos del éxito histórico que tenemos en las manos. Lo cierto es que ya
tiemblan los poderosos, y el silencio de los medios es una constante de su miedo: La Otra Campaña ¡va!

Pues bien, hoy corresponde a nosotres pronunciarnos: somos diversas organizaciones de la disidencia sexual y genérica adheridas a la 6DSL. Estamos aquí para decir con nuestra voz quiénes somos, cuál es nuestra realidad, cómo concebimos el hermanarnos, de cómo estamos con las luchas del resto de los sectores y cómo proponemos hacia el Programa Nacional de Lucha.

Somos personas que nacieron con genitales masculinos o femeninos,
como el resto del mundo; que fuimos educades bajo el sistema
patriarcal dominante, en donde a unas se les obliga a ser mujeres -y todo lo que ello implica: desde el sometimiento, el barrer, el
planchar y el no levantar nunca la voz. Y a otros se les obliga a
construirse en eso que llaman hombres y se les confiere el papel del violento, proveedor, el macho.

Es en esta lógica patriarcal en donde la sexualidad es un asunto de reproducción, y el amor es un mito que sirve para atarnos a nuestros papeles de género. Pues bien, en algún momento de nuestras vidas nosotros y nosotras decidimos que la sexualidad no tenía por qué ser un asunto meramente de apareo entre un macho y una hembra; que también podía ser un asunto lúdico, de placer e incluso de incidencia política, y que además podíamos elegir con quién compartir ese ejercicio sexual politizado. Así que disentimos de la heterosexualidad obligatoria; es decir, decidimos que nuestra sexualidad podíamos ejercerla con la persona del sexo a nuestra elección. Así, algunas somos lesbianas, otros homosexuales y algunes más, bisexuales.

Hubo algunas otros y otras que decidieron, que la construcción de
hombre o mujer que les había sido impuesta tampoco les satisfacía;
se rebelaron contra la biología como destino y de esta manera
comenzaron a trastocar los papeles, a experimentar, a construirse de otra forma y aquél que -según la norma patriarcal-debía usar
pantalones, comenzó a pintar sus labios y utilizar medias; y
aquélla que debía portar faldas y elegir trabajos de servicio,
endureció sus músculos y comenzó a portar pantalones. Construcciones distintas en constante transformación: transexuales, travestis, transgénero.

También ocurrió que algunos y algunas decidieron que la monogamia no era obligatoria, que podían hacer acuerdos erótico-afectivos con quienes y en la cantidad que eligieran: poliamorosos.
Así, lesbianas, homosexuales, bisexuales, trans, poliamorosos y
heterosexuales que se plantean dentro de la disidencia
sexogenérica, se proponen cuestionar la heterosexualidad obligatoria y del género irremediablemente atado al destino biológico y, a un mismo tiempo, conjuntar la reivindicación gozosa de lo sexoafectivo con la oposición firme al uso-abuso patriarcal del otro o de la otra, y la lucha abierta contra las formas de sometimiento en lo sexual y de género y contra cualquier otra forma de dominación.

Ni héroes ni demonios: humanes que viven opciones distintas y nada
más. Sin embargo, se nos persigue sin clemencia. Vivir y hacer a
nuestro modo implica padecer la persecución desde las estructuras
que hoy sirven para perpetuar el poder:

- Familias que rechazan y violentan
- Despidos y acosos en los centros de trabajo.
- Las instituciones educativas ciegas o mal capacitadas para hablar de sexualidad; menos todavía para hablar de diversidad
sexual.
- Instituciones de salud prejuiciosas y negligentes respecto a nuestras necesidades específicas
- Instituciones federales que se niegan a nombrarnos: ni
justicia ni reconocimiento legal para nosotres.

Pautas culturales negativas y de persecución: el estigma, la sanción social. En lo cotidiano viene el insulto o la agresión si nos atrevemos -cuando menos- a tomar de la mano de quien nos acompaña

O, igualmente brutal: tener que vivir en la ignominia a escondidas, en el silencio, en la invisibilidad.

En lo religioso: iglesias que lanzan pronunciamientos de odio y la
persecución de grupos conservadores.

En los medios de comunicación: el tratamiento desinformado, de
estereotipos, de linchamiento, indigno.

En los casos más graves pero -por desgracia- muy comunes: la
violencia desde estas estructuras del poder se potencializa y se
convierte en violencia física, violaciones y asesinatos por
homofobia y/o lesbofobia.

En los casos de estas agresiones y asesinatos, vienen segundos y
terceros niveles de violencia con las instituciones incompetentes y tendenciosas; que convierten a las víctimas en responsables y
encubren delincuentes, y con las familias que se niegan a denunciar y esconden e impiden la documentación de los casos y que prefieren el olvido a la búsqueda de justicia para un o una disidente sexual.

¿Para quién somos tan grande amenaza? ¿por qué tanta saña en nuestra persecución?

¿Somos peligrosos y peligrosas?

Sí, lo somos. Somos corrosivos para quienes pretenden perpetuar la
dominación patriarcal, los pensamientos neoliberales y el sistema
capitalista.

La familia, tal como la concibe el patriarcado, es indispensable
como lugar de reproducción de las formas e ideologías en donde unos imponen sobre otras y éstas sobre los más pequeños; y se nos hace creer a todes que la imposición es la única forma posible de
organización: en lo privado y en lo colectivo.

Así mismo, es el lugar en donde las mujeres con el trabajo doméstico no asalariado y las dobles jornadas, sostienen las economías del capitalismo; donde a los hombres se les ata en la venta de su fuerza de trabajo en el campo o en la ciudad; donde a les niñes se les prepara para ingresar a los mercados laborales. Entonces, cuando ocurre que habemos quienes proponemos familias cuyo objetivo no es la reproducción obligatoriamente y, aún en los casos en que decidamos tener niños o niñas, no crecen siempre bajo los modelos patriarcales.

Cuando no somos, ni vivimos, ni producimos, ni actuamos, ni pensamos bajo los roles de hombres y mujeres al servicio de la forma de vida antisolidaria y neoliberal, amenazamos en los hechos el sistema de producción; además con el peligro secundario de que pudiese cundir el ejemplo y que hombres y mujeres (heterosexuales o no) comiencen a preguntarse sobre estos roles y plantear otras formas de organizar familias, de atención de niños y enfermos; organizaciones comunales, educativas, de producción, de explotación de recursos naturales, incluso otras formas de organización del trabajo. Formas de organizarse colectivas, horizontales no impositivas; ciertamente a los poderosos debe resultarles aterrador.

Hay otras cosas que provocan miedo: la disidencia sexual retoma los planteamientos feministas de la decisión sobre el cuerpo propio, el derecho al placer, el derecho a la libertad sexual -cuando grandes industrias se sustentan en la cosificación y venta de los cuerpos femeninos y masculinos; ya sea en puestos de revistas, medios electrónicos; en el abuso sexual, en el tráfico sexual, en la mercantilización del deseo y la prohibición del mismo a fin de encarecerlo.
¿Qué ocurriría si la población, en lugar de perseguirse y
censurarse, con la moralina impuesta desde los que mandan, por
aquello que ocurre en el placer y en lo afectivo, dejase de lado los prejuicios y comenzara a aliarse en lo político?
¿Qué ocurriría si la población en general retomase sus cuerpos y su derecho al placer, y comenzara a explorar otras formas no
mercantilizadas ni coercitivas de lo sexual? -en los conceptos de lo estético, en las concepciones culturales, de lenguaje, de mirar el mundo y de actuar en su complejidad. Son también ejemplos de los ámbitos de incidencia política desde la disidencia sexogenérica. Es por todo ello que las estructuras del poder nos ataca desde dos frentes: uno, el que busca cercarnos, hacernos objetos de escarnio, de violencia, desaparecernos. Otro, el que pretende la normalización de nuestras luchas a fin de despojarles de su cualidad revolucionaria y transformadora.

Legalizar nuestros matrimonios, permitirnos adquirir propiedades en común o alguna que otra reforma constitucional o en leyes locales - con batallas legales de por medio, para tener nuestras fuerza ocupadas- y hacernos aceptar agradecides tales "generosidades".
Incluso como botín político, los partidos oportunistas (hoy el PRD) toman un par de candidatos autodenominados "de la comunidad’
pretendiendo cooptar el voto rosa para olvidarse después de las
reivindicaciones ofrecidas, como ya ha ocurrido.

Todo ello desde el marco donde el sistema capitalista nos ve como
apetecible espacio de mercantilización: bares, viajes, ropa,
productos en general para lo que llaman el mercado rosa; en donde se venden productos y servicios -pero también personas, en el tráfico sexual. Así, la comunidad LGBTTyT es mercado, producto y consumidor:
negocio redondo, que entre el alcohol, la permisibilidad al uso de
distintas drogas y el consumismo, despolitiza, violenta y aísla;
impidiendo la movilidad; con la ayuda del neoliberalismo rosa, de
esos empresarios y empresarias que viven a expensas de nuestra
necesidad de espacios de socialización y de contactos con otras
personas de la disidencia sexual, sumiéndonos en la invisibilidad
social y despolitizando.

La disidencia sexual mira este panorama y dice: ¡Ya basta!

Soñamos con el mundo posible en donde el patriarcado, el
capitalismo, la heterosexualidad obligatoria y la opresión de género no fuesen la realidad cotidiana. En concreto: soñamos un mundo de justicia social, económica y política, de salud, de equidad, de derecho al placer y de amor.

Es por ello que la disidencia sexual adherida a la Sexta, responde
al llamado del EZ y se declara contra todas las formas de opresión; ofreciendo nuestra solidaridad y hermandad con todas las otras formas y razones de luchas. Recordándoles que hemos estado y estamos dentro de ellas, participando con trabajo y entusiasmo en cada uno de los sectores adheridos a la sexta y en la historia de cada uno de los movimientos. Que (por poner algunos ejemplos) hay aquí obreros e indígenas homosexuales, lesbianas estudiantas y campesinas, maestros y maestras transexuales, mujeres poliamorosas; en fin, les disidentes sexuales estamos en todas partes.

No somos los otros, no somos diferentes.

Si alguien en su preferencia sexual, alguien en su condición de
género, en su color de piel; alguien en su lengua, en sus
capacidades; alguien en su salud, alguien en su estatura -incluso
alguien en su edad, entonces no hay un sector que sea de "los
otros", ni hay un sector que sea diferente. ¿Diferente a qué? ¿cuál es la norma invulnerable? En cualquier caso, resulta que cada uno de les seres humanes -independientemente de su orientación o preferencia sexual- somos diferentes y el aislarnos unes de otres, el dividirnos, es una estrategia de los poderosos para atomizarnos, para impedir nuestra unidad en lo político y en la acción. Todos somos diferentes. Así, venimos a invitar a la construcción de una izquierda también diferente. Que esta otra campaña combata también hacia dentro el machismo, la misoginia, el patriarcado, los prejuicios, la ignorancia, las bromas y las actitudes que discriminan; con políticas de inclusión y actividades de reflexión hacía adentro y hacia fuera, de transformación. En pocas palabras: Necesitamos de ustedes.

Si el sector de estudiantes retoma políticas de denuncia y lucha
contra maestros, administraciones de escuelas y grupos homofóbicos, neonazis, chantajistas y hostigadores; si los sindicatos protegen y luchan por espacios en los trabajos para las compañeras trans (quienes tienen serias dificultades para ser empleadas por la no legalización del cambio de sexo); si el sector campesino reflexiona sobre el papel de la mujer y la heterosexualidad obligatoria; si el sector mujeres le entra a combatir la lesbofobia o la homofobia; si les creadores y artistas se invitan a no estereotipar, a denunciar y crear nuevos paradigmas de representación social. Si todos y todas,
independientemente de nuestras preferencia y de nuestra condición de género comenzamos a disentir, a cuestionar la sexualidad impuesta desde el patriarcado y mercantilizada desde el capitalismo; a preguntarnos sobre la forma de hombres y mujeres que queremos construir, entonces hacemos posible esta Otra Izquierda, incluyente. Esa Campaña Muy Otra.

Por ello proponemos adjunto a este texto, un Programa Mínimo de
necesidades específicas del sector Disidencia Sexual; a fin de ser
retomado en el Plan Nacional de Lucha, y convocamos al Foro de la
Disidencia y la Diversidad Sexual de abajo y de la izquierda, a
realizarse en junio próximo, con el fin de crear un Plan de Acción y trabajar sobre ejes básicos para nuestra comunidad y en beneficio de todas y todos.

Antes de concluir quisiéramos recordar que también nos unen a otras luchas, estos tantos y tantas que no están.

El capitalismo, el patriarcado, los odios y los miedos de los
poderosos nos atacan en la dimensión de lo político y de lo
cotidiano. Hay muchas y muchos escondidos detrás de sus puertas por miedo a la sanción social, a perder a sus hijos, a perder su fuente de sustento. Hay muchas lesbianas casadas desde muy jóvenes -a la fuerza- por miedo al "que dirán". Es incontable decir quiénes han sido golpeades y quiénes violados y violadas, y aún no se recuperan de sus heridas físicas y emocionales. Hay quienes han padecido en los separos y prisiones por vestir trasgrediendo su género; hay quienes han sido obligades a practicarse exámenes de salud contra su voluntad, por mero prejuicio de las autoridades; hay quienes han padecido el encierro o el chantaje por expresarse muestras de afecto. No son solamente hechos discriminatorios, son hechos de persecución política contra quienes disentimos. Más grave aún: hay quienes han sido asesinados en manos del la homofobia, lesbofobia, y el heterosexismo. Odio y persecución -muches de elles, activistas. Y pasan los años y sus expedientes ya están enterrados, olvidados;pocos siguen esperando justicia.

No, no estamos todes. Faltan nuestros muertos. Faltan nuestras
muertas. Por ello, llamamos a hacer un minuto de silencio por
ellos, por ellas -que son nuestra herida aquí presente. NO HAY
LIBERTAD POLÍTICA, SI NO HAY LIBERTAD SEXUAL

Finalmente, agradecemos la escucha, el respeto y la fraternidad
desde todos los sectores de la Otra campaña, para con la disidencia sexual.

Abajo, a la izquierda y con todas las formas posibles del placer y
el amor: La otra campaña :Va!

Travestis zapatistas, Lunas de Cibeles, Movimiento al Socialismo-
Partido Obrero Socialista, Lesbianas Zapatistas, Lesbianas
Reevolucionarias, Bisexuales Zapatistas, Colectivo Michael Focault, Foro de Hombres Gay, Poliamoros zapatistas, Jicote Aguamielero, Brigada Estudiantil Zapatista de la UACM, e independientes

 

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