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México :: 16/02/2006

No se puede engañar siempre al pueblo. Sobre la necesidad de la lucha armada revolucionaria

Okupazión Auditorio Che Guevara
"Lo peor del discurso de la izquierda "antisistémica" es asumir como propios los argumentos tramposos de la pequeña-burguesía y de la burguesía. Y de todo ese discurso las FARP sólo podemos decir que es una lástima que estemos tan atrasados todavía. ¡Qué ignorantes somos de nuestra propia historia! ¡Qué lástima que aún no seamos lo suficientemente críticos con nosotros mismos! Qué lástima que acudamos al discurso fácil. Qué vergüenza que algunos pretendan sobresalir "literariamente" con paquetes y paquetes de comunicados escritos con sangre de luchadores sociales y calumniosos, aburridos e intrascendentes, cuando aún muchos compañeros nuestros no aprenden a leer ni escribir bien. Es una pena que la izquierda critique a la derecha sin mirar bien que padece también de algunas enfermedades propias de la derecha. Las FARP le decimos a la izquierda, sobre todo a la izquierda revolucionaria: ya basta. Basta de demagogia. Seamos más serios. Realicemos más trabajo serio y callado y digamos menos absurdos. Hagamos la revolución como se debe: con seriedad."

Editorial de Verde Olivo N0. 4

«[]Desde un punto de vista científico sería completamente erróneo y antirrevolucionario pasar por alto o disimular lo que tiene precisamente más importancia: el aplastamiento de la resistencia de la burguesía, que es lo más difícil, lo que más lucha exige durante el paso al socialismo. Los popes "sociales" y los oportunistas están siempre dispuestos a soñar con un futuro socialismo pacífico, pero se distinguen de los socialdemócratas revolucionarios precisamente en que no quieren pensar siquiera en la encarnizada lucha de clases y en las guerras de clases para alcanzar ese bello futuro. No debemos consentir que se nos engañe con palabras.» Vladimir Ilich Ulianov (Lenin), El Programa Militar de la Revolución Proletaria.

Nadie tiene duda hoy de que la política que ejerce la derecha se encuentra en un grave momento de degradación. Son incontables los ejemplos de estupidez y mentira que se pueden encontrar en la práctica discursiva de la derecha. Jamás ha sido tan abismal la diferencia entre lo que dice y hace la derecha, o sea quien mantiene el poder político y económico de México en sus manos. Pero nadie de la llamada izquierda, revolucionaria o no revolucionaria, se atreve a reconocer que en ésta empieza a aparecer ese mismo fenómeno del que se acusa a la derecha, a saber: del uso demagógico de la política. Tanto en su práctica discursiva, como en su actuación concreta empiezan a aparecer rasgos preocupantes de franca demagogia.

Para las FARP el discurso de la izquierda revolucionaria debe ser verídico, cierto, aunque no sea cómodo ni fácil decirlo. Es inaudito que se hable de "horizontalidad’ como algo presente y logrado, cuando esa "realidad’ no es capaz de soportar ningún estudio crítico serio. La horizontalidad es imposible, o por lo menos su existencia es muy relativa en una sociedad con clases sociales. De suyo se comprende que es absurdo teorizar acerca de abstracciones como el "poder obediencial".

No se puede defender el reformismo definiéndolo como opuesto a un "reformismo sin reformas". El reformismo es el reformismo. No se puede defender a ultranza, dogmáticamente, el pacifismo burgués con argumentos pueriles como el de que "la radicalidad de una lucha no tiene que ver con su ilegalidad’. Eso es absurdo. El acontecer está lleno de contradicciones y es mejor ser honesto y decir claramente que aún no se está preparado para librar una lucha de liberación nacional plena, que incluya, si es terriblemente necesaria, la encarnizada guerra civil.

Es mejor ser honesto y definir con claridad si se piensa que la lucha político-militar sigue siendo válida y viable, o únicamente se trata ya de emprender la lucha política, pacífica y legal, o sea dentro de los "los canales de la política institucional". Para qué autodenominarse "antisistémico", si quien así se autodenomina hace hasta lo indecible para que no se le acuse, con justa razón, de estar fuera de "los canales de la política institucional". Para qué presumir pureza moral si día a día salen datos verídicos sobre la participación de los "antisistémicos" en "los canales de la política institucional". No se puede escamotear al pueblo la necesidad de lucha armada revolucionaria diciendo que hay "algo más grande", porque, de todas maneras, ese "algo más grande" incluye la lucha armada, por eso es "más grande".

No se puede decir que la guerra es la cosa más fea del mundo, porque entonces no tiene sentido estético autodenominarse ejército, ni tampoco es bonito presumirse muy bien preparado "militarmente" y pedirle a la "sociedad civil" que "pare la guerra". No tiene sentido decir que la guerra es fea y que la lucha política legal y pacífica es bonita, y luego decir que es ingenuo creer que los capitalistas van a cambiar, porque entonces no queda otra conclusión sino que es ingenuo pensar que la lucha política legal y pacífica lo es todo. No se puede engañar siempre al pueblo. Ayer, los hoy "antisistémicos", no querían usar los conceptos "revolución", "izquierda dura", "socialismo", "pueblo", etcétera. Pero con su oportunismo posmoderno abusaban del concepto ambiguo "sociedad civil". Hoy concluyen que la "sociedad civil" fue un invento de la intelectualidad orgánica. Para qué decir con aire sabihondo que "el tiempo del estatismo toca a su fin" si lo único que ese tipo de planteamientos idealistas está generando en el pueblo son falsas expectativas.

Ya veremos si lo que se dice se cumple en diez, veinte o treinta años. Entonces el pueblo estará o más desilusionado que nunca y no querrá luchar para nada o estará tan claro que ya no creerá en "horizontalidades" y "redes nacionales de solidaridades" absurdas, sino en la necesidad de desarrollar la lucha de clases para lograr un Estado proletario victorioso. El pueblo siempre ha luchado y quien nunca lo ha o había visto es su culpa, por estar desarraigado del pueblo. El pueblo siempre ha sido culto, es decir, siempre ha tenido su cultura. La cultura es pueblo. Es absurdo hablar del "regreso a la cultura de los pueblos originarios" porque quien así piensa no es más que un desarraigado cultural inveterado y vergonzante.

No se puede criticar a Marx, Engels, Lenin, Mao, etcétera, sin siquiera haberlos estudiado bien y sin conocer con objetividad todo su trabajo revolucionario. Nosotros conocemos a cientos de "zapatistas" que jamás han leído ni siquiera el Plan de Ayala y a muchos "villistas" que no conocen ni la Ley Agraria Villista. Conocemos a muchos "magonistas" que no conocen el Programa del Partido Liberal Mexicano. Conocemos a miles de "anticapitalistas" que no conocen el insuperable Manifiesto del Partido Comunista.

Y la prueba de lo anterior es que en el discurso de la izquierda "anticapitalista" se hable de "mercado economicista", de "socialismo como sinónimo de electrificación", de "emulaciones morales", de leer más "los manuscritos económicos-filosóficos de Marx y menos El Capital (sic)", de que Lenin y los bolcheviques pretendían "instaurar el socialismo desde arriba", etcétera. Lo peor en el discurso de la izquierda "antineoliberal" es decir "que la izquierda latinoamericana se ve desafiada ahora a volverse menos leninista y más guevarista". Lo peor del discurso de la izquierda "antisistémica" es asumir como propios los argumentos tramposos de la pequeña-burguesía y de la burguesía.

Y de todo ese discurso las FARP sólo podemos decir que es una lástima que estemos tan atrasados todavía. ¡Qué ignorantes somos de nuestra propia historia! ¡Qué lástima que aún no seamos lo suficientemente críticos con nosotros mismos! Qué lástima que acudamos al discurso fácil. Qué vergüenza que algunos pretendan sobresalir "literariamente" con paquetes y paquetes de comunicados escritos con sangre de luchadores sociales y calumniosos, aburridos e intrascendentes, cuando aún muchos compañeros nuestros no aprenden a leer ni escribir bien. Es una pena que la izquierda critique a la derecha sin mirar bien que padece también de algunas enfermedades propias de la derecha. Las FARP le decimos a la izquierda, sobre todo a la izquierda revolucionaria: ya basta. Basta de demagogia. Seamos más serios. Realicemos más trabajo serio y callado y digamos menos absurdos. Hagamos la revolución como se debe: con seriedad.

¡Por la Revolución Socialista y la Liberación Nacional!
¡La Lucha Popular Revolucionaria!
¡Patria Libre!
¡Y Socialista!

Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo 1 de febrero de 2006.
Lee aquí un comunicado dirigido al movimiento estudiantil a 6 años de la entrada de la PFP a la UNAM

 

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