lahaine.org
Mundo :: 08/05/2008

Nuevo comunicado de Jeffrey Luers: Eco-activista preso en USA

La Cizalla Acrata
Jefrrey nos habla de lo complicado de adaptarse a la nueva cárcel a la que ha sido trasladado, por mucho esta sea una "cárcel de mínima seguridad"

15 de Abril del 2008, enviado desde prisión por Jeffrey Luers

El viernes pasado fui oficialmente devuelto a la cárcel. Así que supongo que este es el principio del fin. Y menudo principio. Así es como empezó.

Me reuní con mi consejero interino el pasado Lunes. Es la persona que decide cuál es mi nivel de custodia, y qué tipo de programas debo seguir (es decir, “manejo de la ira”) . En pocas palabras, el consejero es el que marca el camino.

Esta reunión fue única por que en ella tuve que ver mi historial. Ese que me ha causado tantos problemas. Ese que hizo que un capitán viniese a sacarme del autobús cuando llegué a prisión. Es un historial denso, con una pegatina roja brillante en la primera tapa de la carpeta que lo contiene en la que pone: “Peligro, riesgo de fuga”.

Así es como empezó. Mi consejero me preguntó por qué estaba ahí puesta esa pegatina. Supuse que era una pregunta retórica. Quiero decir, él tenía todo el archivo y yo no tenía ni idea. Pero realmente era así. Él tampoco tenía ni idea. No pudo encontrar nada al respecto.

Me preguntó sobre mi lista de “reclusos sensibles”, que es como llaman a aquellos reclusos que se supone que son peligrosos. Le respondí que quizá tenía algo que ver con mi nivel de apoyo. Recibí una contestación un tanto enigmática. No la llegué a comprender. Para mi sorpresa, mi consejero dijo, “Bueno, no entiendo por qué tienen todas estas restricciones sobre ti. No hay nada que las justifique”. Así que me las quitaron todas, poniéndome en la lista de presxs con la custodia mas baja posible, y así fue.

Como era de esperar, al día siguiente volvió. La conversación empezó de esta manera: “Señor Luers, hasta el día de ayer no sabía quien era usted. Pero le he buscado en Google. ¿Sabe usted la cantidad de gente apoyándole que tiene ahí fuera?” . Y de nuevo empezaron los encuentros con capitanes y con tenientes de seguridad. Me dijeron que conservaría mi status de mínima custodia, pero que tendría que volver a la cárcel del Estado de Oregón, la única cárcel de máxima seguridad de Oregón...

Así , me llevé una gran sorpresa cuando me llevaron a una cárcel de mínima seguridad en Pórtland. Fue la misma clase de shock que tuve cuando fui arrestado. Había sido separado de mi familia de nuevo. Puede sonar un poco extraño, pero he pasado los últimos siete años en la Prisión del Estado de Oregón. Los amigos y hermanos que he ido dejando atrás eran una familia para mí. De hecho, he pasado mas tiempo con ellos que con alguna gente de mi familia real. Muchos de ellos estarán allí de por vida, a muchos no les veré nunca mas.

Así que me hago a la idea de la separación de mis amigos mientras trato de ajustarme a un lugar donde la gente no va vestida con monos y no se matan entre ellos. Cosas que, sin duda, son una mejora con respecto a la cárcel de Oregón, hacen que la actitud de los reclusos aquí sea mucho mas irrespetuosa. El miedo que da pasarte de la raya en la cárcel de Oregón, hace a todo el mundo muy atento y cauteloso. Un montón de “por favor”,”gracias” y “perdón” se oían a diario entre nosotros. Aquí no hay el mismo nivel de educación, y hace que me cueste ajustarme a esto. De algún modo echo de menos la cárcel de Oregón. Aquí uno además puede poseer menos cosas que allí. Lo que significa que cuando lleguen mis pertenencias desde Oregón, me tendré que deshacer de unas cuantas.

Aquí hay dormitorios, no celdas. El patio es muy pequeño, aunque puedo salir mas a menudo. Algo sorprendente, o al menos nuevo, es la presencia de árboles alrededor del patio. Cedros y pinos, fragancias que no había olido en años. Y ranas, las oí la otra noche. Incluso pude hacer mi primera colada en ocho años. Me tomó un tiempo recordar cómo se planchaba. Y me trajo recuerdos de todas esas comedias que he visto en las que un tipo acababa con toda la plancha marcada en la camisa por despistarse y hacerlo mal.

Aún no estoy feliz ni conteto aquí. Ni creo que lo esté. Acepté la cárcel de Oregón como una casa, y este lugar no es mi hogar. Me siento en una especie de transición, pero una transición que yo no controlo. Ahora mismo tengo unos 20 meses aquí si todo va bien. Pero quizá pueda tener acceso a un ingreso en un “boot camp” (reformatorio para jóvenes, algo así como una “cárcel light”). Aunque, nunca se sabe, hay 7.000 personas elegibles, y yo no tengo por qué ser uno de ellos. Realmente quiero empezar algunos cursos por correspondencia. Pero me preocupa que firme y gaste un montón de dinero para al final terminar en un “boot camp” donde no los podré hacer. O no firmar y esperar al “boot camp” para que al final no me cojan.

No tengo ni idea de qué hacer. Y no es una posición que me guste. Mi futuro está en el aire y no tengo, para nada, una sensación de control sobre él. Pero hay algo que es verdad: tengo un futuro por delante a solo 20 meses de distancia, o incluso antes si ingreso en el “boot camp”.

Así que, como cualquiera, esperaré a ver qué pasa. A estas alturas ya debería estar acostumbrado a ello, pero no, no lo estoy.

Jeff “free” Luers

http://www.lacizallaacrata.nuevaradio.org/

 

Este sitio web utiliza 'cookies'. Si continúas navegando estás dando tu consentimiento para la aceptación de las mencionadas 'cookies' y la aceptación de nuestra política de 'cookies'.
o

La Haine - Proyecto de desobediencia informativa, acción directa y revolución social

::  [ Acerca de La Haine ]    [ Nota legal ]    Creative Commons License ::

Principal