Ser periodista en Méjico: informar o vivir

Con más de 139 periodistas asesinados desde el año 2000, Méjico se convierte en uno de los países donde matan a más profesionales de la información. Decir la verdad en esta nación es considerado una profesión de alto riesgo: 21 periodistas desaparecidos y otros 155 encarcelados. Los intereses del narcotráfico y de las instituciones gubernamentales son las principales causas de estas cifras.

El Estado mejicano es cómplice de esta situación, pero al parecer, a nadie le importa que el gobierno de Enrique Peña Nieto siga matando a profesionales de la información. La justicia hace oídos sordos: el 90% de las denuncias presentadas acaban siendo impunes. Esto es debido al narcotráfico, ya que supone un 10% del PIB de este país. Como se trata de una fuente de ingresos para el Estado, se aprovechan de ello para cubrir sus propios intereses, no quieren que lxs ciudadanxs sean conscientes los trapos sucios que se esconden detrás de este partido político.

Uno de los casos más recientes es el de Carlos Domínguez, que fue asesinado en enero de este mismo año por 20 puñaladas delante de sus nietos, todos menores de edad. También podemos nombrar el caso de Leslie Ann Pamela Montenegro, más conocida como “Nana Peluca”, que fue asesinada por el contenido que subía a sus redes sociales: vídeos en los que ridiculizaba a lxs políticxs y satirizaba casos de corrupción.

Irónicamente, el Estado de Méjico tiene una Red de protección de periodistas, pero solo tiene la función de brindar soporte a aquellxs que se encuentren en marines o en el ejército. Por lo tanto, deja completamente desprotegidxs a lxs otrxs.

Jacobo Morales, periodista de “El Sur”, explica que las instituciones gubernamentales se han ofrecido a proporcionarle seguridad, pero la ha rechazado debido a la desconfianza que le genera el gobierno, ya que este lo ha amenazado de muerte. De hecho, a este periodista le negaron hacer un seguro de vida debido a su profesión.

Debido a la indiferencia de los gobiernos de otros países, algunas instituciones sin ánimo de lucro luchan día a día para dar visibilidad a esta situación y ofrecer ayuda a las víctimas. Por ejemplo “El Susurro del Méjico Olvidado”, que permite que lxs periodistas exiliadxs en Barcelona puedan continuar su labor desde el exilio sin poner en riesgo su vida.