lahaine.org
México :: 03/10/2008

Sesenta y ocho. La revolución que viene.

Chk García

A mediados de la década de los cuarenta, conforme iba avanzando la segunda guerra mundial, México se vio afectado enormemente en su aparato productivo, subieron los costos de los transportes; además, debido a la reducción o suspensión de ciertas ramas de la industria estadounidense, escasearon refacciones, equipo y herramientas para reparación y modernización de las industrias lo que trajo consigo una reducción de la producción agrícola e industrial y un aumento generalizado de precios. Por otro lado ante el cierre de mercados europeos producto de la inseguridad en los mares y la carencia de una marina mercante, se amplió el mercado negro. Sumado a ello, la situación económica del país se vio empeorada luego de sufrir un grave desequilibrio entre la producción y el consumo nacional, incluso llegó haber carestía de maíz, trigo, azúcar, cereales y otras materias primas, lo que evidenció la dependencia de México para con la economía de los Estados Unidos.

Ante este desolador panorama el presidente Manuel Ávila Camacho puso en marcha un política económica proteccionista, a la vez que incentivó la inversión de capital privado, extranjero y nacional, mismos que ahora huían de la Europa en guerra. Entre las medidas administrativas que se tomaron estuvieron las de otorgar todos los auxilios fiscales que pudieran estimular el desarrollo, crecimiento y expansión de la agricultura y las industrias regionales; organizar la distribución de los mercados locales; reducir a mínimos posibles las tarifas de servicios públicos y privados; dar facilidades de crédito agrícola e industrial, protección, subvenciones y exención de impuestos a las nuevas industrias. Todas estas medidas administrativo-fiscales estaban encaminadas a acelerar el proceso de industrialización del país. Este proceso tenía como objetivo lograr un aumento en el desarrollo agrícola con miras a producir todo lo necesario para la industria y el consumo nacional, aumentando el volumen de materias primas para satisfacer la demanda norteamericana e incrementar todos los cultivos descuidados.

México se vio entonces beneficiado por la guerra, sobre todo en materia económica, sin embargo ello fue producto también de las dependencia que desde entonces se desarrollo entre la economía mexicana para con la economía estadounidense. Estados Unidos “preocupado” por la economía latinoamericana y particularmente por la mexicana que le proporcionaba materias primas para su industria de guerra: minerales pesados, llantas, guayules, algodón, plantas oleaginosas, fibras de rama y manufacturados de ixtle, henequen, además de madera, algunos productos alimenticios, bebidas, tabaco, y productos químicos, firmó varios acuerdos en materia económica y militar. Algunos de los cuales fueron: El uso “recíproco” de aeropuertos y bases militares (pues Cárdenas se nego a que los EU instalaran sus propias bases militares en el país); se renegoció la deuda externa al grado que se redujo la deuda con EU en un 90%, que sin embargo, al mismo tiempo aumento pues EU le concedió un primer préstamo por 30 millones de dolares para la compra de armas y pertrechos para el ejército mexicano, al que se sumo un segundo préstamo por otros treinta millones de pesos para la construcción de infraestructura, principalmente carreteras; así como el pago de la indemnización a compañías petroleras a las cuales Cárdenas había expropiado.

El llamado "milagro mexicano" (un Estado de Bienestar con crecimiento económico anual entre el 6 y el 7.1% anual, nunca después visto) inicio a mediados de la década de los 40's y se reflejo en la apertura de caminos locales, regionales y nacionales, grandes obras de irrigación agrícola, obras de utilidad pública como hospitales y escuelas, electrificación, y en general en lo que se refiere a los servicios públicos. Pero no solamente, pues a la par ciudades como Guadalajara, Monterrey y el Distrito Federal se vieron envueltas en el fenómeno masivo de la migración. Cientos de familias provenientes del interior de la república llegaron a las principales ciudades para buscar aquella nueva y mejor forma de vida prometida por la modernización. Al paso del tiempo la mayoría de esos migrantes harían crecer exponencialmente la población de las ciudades produciendo además la formación de una amplia clase media urbana; de la cual sus elementos más jóvenes protagonizarían durante la segunda mitad de la década de los sesenta una rebelión contra el ostracismo y autoritarismo del Estado y su partido. Esta rebelión (del sesenta y ocho) tuvo varios antecedentes en movimientos de huelga encabezados por médicos, ferrocarrileros, campesinos, obreros y maestros desde la segunda mitad de la década de los cincuenta.

El presupuesto para una revolución burguesa, digámoslo ahora, aunque suponemos que muchos lo saben, es, que las revoluciones burguesas las "hace" la clase media, es decir, una clase que por sus aspiraciones oportunistas y de poder renueve el pensamiento y acción de la burguesía hacia nuevas formas de opresión y represión. Creemos y lo hemos intentado sustentar en otros ensayos, que la revolución burguesa de la que ahora hablamos (segunda mitad del siglo XX) tuvo un carácter mundial, sin embargo en este ensayo pretendemos enfocarnos en la historia de México. Sobre todo porque además si algo distingue a México de otros países de América Latina es precisamente el periodo de dictaduras militares y guerra sucia que en ellos se impuso; con lo cual tampoco queremos decir que en México no haya habido dictadura -de hecho si la hubo y duro 70 años, y que ho haya habido guerra sucia porque de hecho si la hubo y la sigue habiendo. Pero en México se dieron caracteristicas particulares que todavía hoy marcan el rumbo de la lucha política.

1968 fue un parteaguas dentro de la historia de México, dentro de este proceso de revolución burguesa al que nos referimos y particularmente para la izquierda. Efectivamente, como es posible leer en distintos textos que narran la historia de las guerrillas mexicanas, antes de 1968 ya habían surgido rebeliones armadas -cómo la de Rubén Jaramillo en Morelos, y proyectos de organización de focos guerrilleros -como el de Génaro Vazquez y Lucio Cabañas en el estado de Guerrero. Sin embargo, decimos que es un parteaguas para la izquierda, en cuanto que a partir de ese momento se definieron posiciones que a la fecha se siguen expresando.

De un lado se posicionaron los que sostenían la tesis de que la cuestión más importante para el país era -y según ellos, sigue siendo, la democratización política del régimen. Mientras que de otro lado se posicionaron aquellos quienes consideraron la organización y fortalecimiento de grupos guerrilleros con el fin de tomar el poder e implantar el "socialismo" muy de acuerdo a la experiencia cubana y a las ideas marxistas-leninistas de ese momento, y que hoy, aunque con ideas y prácticas renovadas siguen manteniendo presencia, tal es el caso del EZLN y el EPR (por mencionar algunos).

En otro ensayo sosteníamos que la izquierda radical había sido derrotada -militarmente y que debido a ello la izquierda institucional -democrática había podido llevar adelante reformas que se concretaron en una efectiva democratización del régimen. La Democracia es producto del Estado Liberal y si bien en distintas y múltiples ocasiones ha hecho uso de la Dictadura como forma de gobierno, es la Democracia su mejor postulado pues plantea la defensa, promoción y respeto de TODAS las “Libertades” consignadas en la constitución (derechos humanos, derechos civiles, etc.), es decir, el Estado de Derecho, como ejercicio pleno de la libertad. La izquierda democrática surgida en los años sesenta en México ha tenido el gran logro -y no queremos negarlo, de haber podido ampliar el marco de "libertades" establecidas por el Estado. Sin embargo, lo que no ha podido y no ha querido -nunca, es precisamente transformar al estado capitalista. Es decir, básicamente acabar con la explotación de millones de gentes en el país. Por otra parte, en los últimos años ha sido posible apreciar que esa democracia no era precisamente ficticia sino totalmente superficial y limitada de ahí que hayan vuelto con renovados aires el autoritarismo, la guerra sucia, la militarización del campo y la ciudad, el despojo, la represión, etc., incluso ejecutada y ordenada por los gobiernos de izquierda democrática etc. Al respecto queremos hacer notar que desde nuestro punto de vista ese proceso de revolución burguesa ha terminado, es decir, que ya dió lo que tenía que dar -las reformas electorales, gobiernos de izquierda democrática, etc. y no parece que otro de las mismas características se esté desarrollando o esté por desarrollarse, incluso podríamos intuir que su climax se dio al momento de las elecciones del año 2000 en las que se dio fin a 70 años de PRI-gobierno ("sin fraude electoral"). Después de lo cual se viene un proceso de declinación de esa ola revolucionaria que se evidencia en un aumento en la tendencia conservadora del régimen, PAN-gobierno, hasta llegar al 2006 año en que sube a la presidencia el ultraconservador neoliberal Felipe Calderón con fraude electoral de por medio. Nosotros pensamos que esta tendencia conservadora no es más que un síntoma de lo que se avecina, es decir, una verdadera revolución social libertaria, que inicio como ola con el alzamiento zapatista de 1994 y que tiene como actores fundamentales a los indígenas, campesinos, obreros y en general a todos los de abajo y a la izquierda.

En lo que se refiere a la posición radical de la izquierda proveniente del parteaguas sesenta y ochero, hay que decir, por un lado, que efectivamente la mayoría de los grupos guerrilleros padecieron una importante derrota militar (grupos entre los cuales podemos contar a la Liga 23 de septiembre, al MAR, al Partido de los Pobres de Lucio Cabañas y la ACNR de Génaro Vazquez y muchos más) ante el operativo contrainsurgente implementado en colaboración y coordinación con fuerzas castrenses y de inteligencia de imperio yanqui. Sin embargo, habría que aclarar y reconocer que esa derrota militar no fue completa, es decir, que gracias a un lento y constante trabajo clandestino pudieron mantenerse y reorganizarse para formar grupos que hoy tienen una fuerte presencia en algunas regiones del país y que son herederos de aquellos primeros combatientes guerrilleros, tal es el caso de Fernando Yañez otrora Comandante de las Fuerzas Armadas de Liberación y del Ejército zapatista de Liberación Nacional. Por otro lado, no obstante, también hay que hacer notar, que cuarenta años despúes, algunos de esos grupos herederos siguen teniendo una postura expectante o hasta esperanzadora para con los procesos de supuesta democratización del país, e incluso exigen democracia, lo cual a nosotros, sin ser "demasiado radicales" nos parece una aberración teórica e histórica, por las razones que venimos explicando y en el supuesto de que aunque efectivamente surgieron en un proceso de revolución burguesa marcaron un distanciamiento (ruptura) teórico práctico con respecto a la izquierda que se insertó completamente en ese proceso. Creemos que la izquierda radical ha contribuido de manera importante a las luchas de clases que se han desarrollado en estos últimos cincuenta años, sin embargo, también creemos que su contribución más reelevante está todavía por concretarse. La cuestión es que estos grupos deben actuar como verdaderos Ejércitos del Pueblo, es decir, que no habría razón valida para usar sus armas contra posiciones revolucionarias discordantes de la suya propia, en el entendido de que se estaría actuando bajo un Programa Nacional de Lucha.

En este sentido y retomando el tema de nuestro ensayo, la Sexta Declaración de la Selva Lacandona del EZLN es un análisis importante que reconoce la posición oportunista y traidora que ha mantenido -desde los sesentas, la izquierda democrática en México, no obstante lo cual en estos momentos es hasta cierto punto insufienciente para continuar la lucha, es decir, es momento de buscar los mecanismos adecuados para consensar un Programa Nacional de Lucha tan amplio como para unificar a distintos sectores del abajo y a la izquierda -armados y civiles, como para poder llevarlo adelante; tan riguroso y preciso como para poder llevarlo a cabo a corto o a mediano plazo, dependiendo de cómo la situación nacional y mundial se vaya desarrollando.

En la cuarta guerra que se vive en el mundo estamos presenciando una lucha entre distintos países imperialistas que buscan desbancar de una vez por todas a Estados Unidos como la primera potencia mundial, a la vez, estamos presenciando fuertes confrontaciones de lucha de clases entre los oprimidos y las burguesías nacionales y trasnacionales. Es tal vez imposible que al caer el imperio yanqui caiga también todo el sistema capitalista. Sin embargo, parafraseando a Lenin podríamos decir que esta cuarta guerra mundial es una oportunidad histórica para acabar con el capitalismo. Se equivoca Marcos -en su último comunicado, cuando afirma que "Si la catástrofe que se avecina puede evitarse y la humanidad tiene otra oportunidad, será por es@s otr@s que, abajo y a la izquierda, no sólo resisten, también esbozan ya el perfil de otra cosa." En primer lugar porque esta "catástrofe que se avecina" esta fuera de nuestro rango de decisión, o sea que las patadas de ahogado no las estamos dando nosotros, los de abajo, sino los de arriba y precisamente cuando caigan unos e intenten subir otros es que van a ocasionar la "catástrofe". Es decir, hay que contribuir a que se suceda la catástrofe, no a evitarla, sin que ello signifique tomar partido por alguna otra de las potencias emergentes. En segundo lugar, "el perfil de otra cosa" precisamente lo han esbozado ellos, los mayas zapatistas y muchos otros como ellos, que somos y que luchamos en todo el mundo. La oportunidad que tenemos es pues, paradójicamente, esta cuarta guerra mundial que estamos viviendo ("Sus hombres y mujeres, los más decididos, los más patriotas, los mejores, sabrán darle esa oportunidad a su debido tiempo").

En México, la izquierda democrática -evidentemente capitalista, no va a poder hacerse del control del Estado, como ha sucedido en Bolivia, Ecuador, Venezuela, chile, Argentina, Brasil, etc. La razón principal es que estructural y económicamente dependemos de Estados Unidos (que dicho sea de paso, al agudizarse su crisis arrastrará inevitablemente a la economía mexicana pues la nuestra es una economía que ha estado comprometida desde por lo menos la segunda guerra mundial con la economía gringa). Es decir, que la oligarquía no va a permitir un cambio de régimen, y la prueba esta que no permitió la subida al poder de López Obrador -pese a que el mismo se comprometió a mantenerse en una posición de izquierda moderada y a no tocar sus cotos de poder. Por otro lado, su liderazgo esta en declive y en recientes declaraciones ha dicho que esta dispuesto al dialogo con la oligarquía gobernante -así como Evo en Bolivia; además de reconocer, sin empacho alguno, que debido a su movimiento la estabilidad del país se había mantenido -lo cual tiene que agradecérselo la derecha gobernante. Y luego hay quien acusa que los zapatistas le hacen el juego a la derecha...

Si la herida de la masacre del dos de octubre de 1968 sigue abierta es porque la lucha ha tenido que continuar a sangre y fuego; y porque muchos de los participantes en ese movimiento traicionaron a sus compañeros. Por eso y muchas otras cosas más, es que en la "hora final", para nosotros, que hemos puestos los muertos y la vida, será la victoria.

2 de octubre, no se olvida.

2 de octubre, No se Olvida.

la victoria, siempre!

Gracias.

2 octubre de 2008 a 40 años.

 

Este sitio web utiliza 'cookies'. Si continúas navegando estás dando tu consentimiento para la aceptación de las mencionadas 'cookies' y la aceptación de nuestra política de 'cookies'.
o

La Haine - Proyecto de desobediencia informativa, acción directa y revolución social

::  [ Acerca de La Haine ]    [ Nota legal ]    Creative Commons License ::

Principal