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Medio Oriente :: 31/01/2006

Terrorismo ¿qué terrorismo?

María de Prado
Artículo publicado en Glayiu.org

Es sorprendente la ambivalencia que cierta clase política otorga al lenguaje, parecen haber puesto la semántica a su servicio. Ante el arrollador triunfo de Hamás en las elecciones palestinas la perplejidad de esa clase política da lugar a un espectáculo hilarante si no fuera por lo que de trágico tiene la situación para el pueblo palestino.

En un primer momento sin salir de su asombro, sin dar crédito a sus oídos, los grandes demócratas de la comunidad internacional afirmaron con gesto preocupado: "hay que respetar los resultados de las urnas" ¿pero todavía tienen dudas sobre ello? ¿es necesaria esa tautología a estas alturas? Ahí se ve -les traiciona el subconsciente- que esa tentación les pasó en algún momento por la cabeza visto que el resultado de las elecciones no era el deseado.

Pocos días antes de las elecciones en un alarde de cinismo sin precedentes, la UE advertía al pueblo palestino que "las ayudas financieras a la ANP podrían ser revisadas" si Hamás llegara a formar parte del gobierno: así mismo, señores, en el más noble ejercicio del chantaje ¿democrático? Corren malos tiempos para el pueblo soberano si este es el nuevo modelo de democracia controlada que se pretende imponer y exportar al resto del mundo: este partido si, este no, a este se le puede votar, a este no, este puede hacer campaña, este no... A este respecto es clarificante ver cómo Israel, la única democracia de Oriente Medio como gusta proclamarse, prohibió a Hamás hacer campaña electoral en Jerusalén Este e impidió hacerla al resto de los grupos procediendo a la detención sistemática de los candidatos que allí hacían campaña, excepción hecha de Al Fatah.

Esas ayudas que ahora se enarbolan como estandartes de democracia salvadora han servido en gran medida para enriquecer hasta proporciones insospechadas a una camarilla próxima al poder, como denunció cuando dimitió de su cargo el ex ministro de finanzas palestino, Salam Fayad, quien acusó a dirigentes de la ANP de desviar el 40% del presupuesto a sus bolsillos. Mientras eso ocurría el pueblo llano debía recurrir a la red de asistencia social que grupos progresistas como el Frente Popular para la Liberación de Palestina y la económicamente más poderosa Hamás han establecido entre la población. Sin duda ese desgobierno e inoperancia a nivel social han contribuido en buena parte al descalabro electoral de Al Fatah.

Siguiendo con las ayudas es ilustrativo que las organizaciones de cooperación solidaria que trabajan con Palestina lo hacen directamente a través de organizaciones sociales integradas en el tejido ciudadano, desconfiando de la vía institucional. Habrá que preguntarse por qué la UE ha permitido que tales ayudas sirvieran para que Al Fatah siguiera engrosando sus fortunas personales y se mantuviera al frente de un gobierno títere que ha permitido a Israel mantener la ocupación e incumplir todos los dictámenes de cuantas instituciones internacionales han condenado sus actuaciones ilegales.

A día de hoy tanto EEUU como la UE exigen al nuevo gobierno palestino el abandono de la lucha armada. Cómo no estar de acuerdo la vía de la negociación debe imponerse a la armada: dejemos las armas, dejemos la violencia y sentémonos a la mesa de negociación. Pero las reglas del juego han de ser las mismas para todos y ese todos implica a dos partes: Palestina e Israel. A Palestina ya se la ha pedido, exigido más bien, so pena de perder las ayudas internacionales ¿por qué no se le exige lo mismo a Israel? Y digo exigir, no pedir, pues las miles de peticiones para que cumpla la legislación internacional no han tenido ningún resultado. ¿Por qué EEUU no amenaza a Israel con suprimir los 3.000 millones de dólares que en concepto de ayudas de tipo económico y militar le aporta cada año? ¿Por qué la UE no amenaza con suprimir el tratado preferencial de comercio que mantiene con Israel que privilegia fuertemente las importaciones de productos israelíes?

A la UE dicen, se le plantea un gran dilema ya que Hamás figura en su lista de organizaciones terroristas; inevitablemente hay que preguntarse ¿para cuando una lista de estados terroristas? Y es que el lenguaje ha de ser terco y objetivo: terrorismo según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, es la "dominación por el terror" y en una segunda acepción lo define como la "sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror". Cierto que Hamás ha practicado actos de terrorismo, pero no es menos cierto que Israel practica a diario actos de terrorismo ante los ojos ciegos de los observadores internacionales allí desplazados. Y mientras no se invente otra palabra tenemos que hablar de terrorismo de estado ya que el sujeto agente es un estado, el estado de Israel.

¿Cómo podemos llamar si no a los asesinatos selectivos practicados por el ejército israelí? ¿Qué es si no la destrucción sistemática de casas y hasta de pueblos enteros palestinos? ¿Qué son si no los asentamientos de colonos sobre tierras robadas a los palestinos condenados unánimemente, salvo EEUU e Israel, por la Asamblea General de NNUU en octubre de 2003? ¿Cómo llamaríamos a los cientos de check points que cierran cada pueblo y ciudad palestinos y jalonan cada carretera palestina? ¿Qué nombre damos a la ilegal "detención administrativa" inventada por Israel que permite mantener en la cárcel a cualquier palestino hasta un año sin que ningún juez intervenga? ¿Qué palabras inventamos para hablar de los cortes de carreteras y la destrucción sistemática de olivos y otras tierras de cultivo? ¿Qué término nos sugieren los disparos de misiles desde helicópteros Apache contra poblaciones civiles indefensas? ¿Cómo llamamos a los ataques contra escuelas y hospitales, al uso de munición de guerra contra civiles desarmados, incluyendo mujeres y niños? ¿Cómo nombramos al muro del apartheid que sigue levantando Israel en Palestina cuya construcción ordenó detener y derribar la Corte Internacional de Justicia de La Haya en Julio de 2004?

En este contexto es comprensible el hartazgo del pueblo palestino cansado ya de que el ejercito israelí les asfixie en sus cada vez más limitados territorios, pequeñas reservas aisladas entre asentamientos y check points, mientras la ANP realiza continuas concesiones a cambio de ayudas económicas que sólo a élites corruptas benefician.

Valentía y dignidad ha demostrado el pueblo palestino al votar a Hamás desoyendo las recomendaciones de esa comunidad internacional que mira hacia otro lado y permite que Israel siga contraviniendo todas las resoluciones de cuantas instituciones internacionales vigilan el cumplimiento de los derechos humanos.

En su miseria los palestinos han preferido morir de pie a vivir de rodillas en la gran cárcel en que Israel, con el silencio cómplice del resto del mundo, ha convertido Gaza y Cisjordania.

 

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