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Mundo :: 21/02/2019

Uruguay: Las cínicas mentiras de Tabaré Vázquez en Pueblo Centenario

Marcelo Marchese
Tanto Vázquez como su predecesor, el "revolucionario" Pepe Mujica, defendieron a las antiecológicas multinacionales de pasta de papel

El carnaval más grande del mundo desembarcó en Pueblo Centenario con sus murgas y humoristas, sus negros y lubolos, sus bombos y platillos y sobre todo, con sus máscaras y caretas de plástico.

Todo fue un montaje grotesco, empezando por la apariencia de diálogo que tuvo el esperpento, y terminando con las mentiras descaradas que, sin el menor atisbo de pudor, se lanzaron, desde el prestigio y poder que tiene una institución de nuestra República, a toda la población. El Presidente mintió y sabe que mintió y cualquier ciudadano puede, con sólo leer el Contrato ROU UPM, apreciar estas mentiras desesperadas.

Veamos algunas de las aberraciones que se dijeron ayer en Pueblo Centenario por parte de la murga que con todo derecho, podría aspirar al premio del carnaval del engaño y de la estafa.

1- El tren no tiene nada que ver con UPM y se hará con o sin UPM.

Esta mentira repite algunas mentiras anteriores como “la regasificadora se hará con o sin Aratirí” o “el puerto de aguas profundas se hará con o sin Aratirí”. El asunto es muy sencillo. Nadie habló de hacer este tren hasta que UPM exigió, y está en el Contrato, que nosotros lo hagamos. Como es un escándalo que el pueblo uruguayo pague de su bolsillo 2400 millones de dólares en un tren para una trasnacional, el gobierno inventa que el tren no tiene nada que ver con la trasnacional. Según el Contrato, UPM tendrá las vías a su servicio las 24 horas del día los 365 días del año, y UPM designará al operador ferroviario y serán los técnicos de UPM quienes fiscalicen la construcción de las vías. El tren que supuestamente no será de UPM, saldrá desde la puerta de la planta de UPM, y llegará a la terminal portuaria de UPM.

2- Los beneficios que tiene UPM son los mismos beneficios de las empresas uruguayas.

Si las empresas uruguayas tuvieran los mismos beneficios que UPM, el Estado se derrumbaría, pues un Estado necesita del pago de impuestos para funcionar. UPM paga impuestos, pero no los paga acá. Por acuerdo de nuestro gobierno con el gobierno de Finlandia, los impuestos los paga allá. A ninguna empresa uruguaya se le asegura que se le comprará toda la energía eléctrica que produzca, a un precio fijo y por veinte años, aunque no la precisemos. A ninguna se le brinda un ferrocarril para uso exclusivo, ni se le da preferencia en el uso del agua de un río, ni se le da esa inmensa cantidad de agua gratuitamente, ni se le da una terminal portuaria, ni un viaducto, ni se le refuerzan los puentes, ni se le asegura celeridad en los trámites ambientales, ni se le da estabilidad jurídica, es decir, a ninguna se le asegura que de acá al infinito nadie podrá legislar nada que la afecte, ni se le permite zafar de los tribunales de la República y acudir a los tribunales que ella gobierne en EEUU, ni se le permite escribir nuestros planes de estudio ni nuestras leyes laborales.

3- Se ha dado plazo a UPM hasta febrero de 2020 para una definición sobre el tema, pero se espera una respuesta antes para empezar a concretar todas las obras.

El Contrato dice precisamente lo contrario. Tenemos que hacer las obras, las vías del ferrocarril, el viaducto, la terminal portuaria y reforzar los puentes, y luego de terminado todo esto, sólo ahí, UPM decidirá si se instala o no se instala.

4- La inversión de UPM será de 4000 millones de dólares. Esta mentira circuló por varios años, hasta que en el Contrato UPM declaró que la inversión será de 2400 millones de dólares. No sabemos si llegará a invertir esa cifra, pero de seguro, más que eso no invertirá. No tiene objeto mentirle a la población cuando cualquiera puede acceder al Contrato, pero al parecer, no importa, pues el Presidente cree que la gente es tonta. O cree que la gente es tonta o ni siquiera leyó el Contrato que firmó o las dos cosas. El 80% de esos 2400 millones será maquinaria que venga de afuera. Seguramente, cuando mencionó los 4000 millones que significarán la inversión, el Presidente tuvo un lapsus, estaba pensando que a nosotros, los uruguayos, UPM nos costará 4000 millones de dólares, sin obtener siquiera un 1% de las acciones. Se quedó corto. Nos costará muchísimo más que 4000 millones de dólares.

5- Tenemos estudios independientes para evaluar los impactos de las pasteras.

Si tenemos esos estudios independientes ¿dónde están? ¿Con qué pruebas el Presidente afirma lo que afirma y destrata a un ciudadano indignado, que lo acusa de repetir como un loro los informes de las consultorías a sueldo de UPM? ¿El gobierno olvida su Decreto Mordaza, que impide que los investigadores de la Universidad revelen el estado de nuestras aguas, sin la aprobación previa del Gobierno? El ciudadano indignado tiene razón. El gobierno no ha realizado estudios independientes para evaluar los efectos económicos, sociales y ambientales de las plantas de celulosa. No puede afirmar sin mentir, que las plantas de celulosa han levantado zonas deprimidas. Río Negro es uno de los departamentos con mayor desocupación en el país. El gobierno se ha dedicado a repetir la propaganda de UPM, pues el gobierno se ha puesto la camiseta de UPM, el gobierno, a decir verdad, es el capataz de UPM en Uruguay.

6- Si UPM contamina, la cerramos.

Si este delirio fuera cierto, no se le estaría asegurando a UPM celeridad en los trámites ambientales. Desde el momento en que el gobierno se convierte en capataz de UPM, no es creíble su función de contralor en ningún aspecto. Según el capataz, la planta se instalará pese a quien pese, viole las normas ambientales que viole, arrase las leyes nacionales que arrase. Además, y esto es clave, si el gobierno pretendiera cerrar la planta, expondría al país a juicios multimillonarios, pues como el Contrato establece, UPM apelará ante un tribunal del Banco Mundial, el mismo Banco Mundial que concederá los préstamos para que UPM instale su segunda planta.

7- Todo se ha hecho a la luz pública.

El Contrato fue negociado en secreto, sin generar el debate público necesario ante una inversión inédita por parte del Estado, y ante los cambios que generará en nuestro orden institucional. El gobierno se cuidó de no pasar por el Parlamento la aprobación de este Contrato, pues ello hubiera permitido, entre otras instancias, la posibilidad de un referéndum.

8- No han nacido niños con dos cabezas.

Aquí nuestro Presidente ha dicho una verdad, o en rigor, una media verdad, lo que lo transforma en una terrible mentira. Si el Presidente quiere hacernos creer que 106 millones de litros de efluentes diarios, arrojados al río, no le harán daño a ese río y a la salud de la gente, allá él. Pero la media verdad es la siguiente: con estas pasteras y estos contratos de inversión, no han nacido niños de dos cabezas, pero sí han aparecido monstruos de dos cabezas, gobernantes que con un rostro contestan con soberbia al pueblo que le paga el sueldo, pero con el otro rostro adoptan el gesto del siervo obsequioso. Gobernantes que a un digno ciudadano que enfrentó a la dictadura le contestan con desprecio, cuando ellos mismos en tiempos de la dictadura ni siquiera sabemos qué estaban haciendo, pero con certeza, no estaban enfrentando a la dictadura. Gobernantes que frente a toda la población montan un tablado para mentir de forma alevosa, haciéndose los defensores del diálogo y la tolerancia, para apenas salir del foco del tinglado, frotarse las manos y congratularse de los dudosos negocios que están llevando a cabo, a costa del sacrificio de todo el País.

Para un gobierno, para este tipo de gobierno, es necesario mentir, pero no se puede mentir de forma tan estruendosa, de forma tan exagerada, de forma tan insultante. La escandalosa mentira ha demostrado que el Gobierno siente temor. Hemos sido nosotros, todos los que enfrentamos este Contrato despreciable, los que hemos logrado, con nuestro paciente trabajo, que el Gobierno se expusiera de esta manera lamentable. Seguiremos informando a nuestro pueblo, seguiremos con nuestra noble tarea, la tarea de hablar con nuestro hermanos para defender nuestra tierra, nuestra gente y nuestra cultura. No necesitamos mentir, no necesitamos armar un circo, no necesitamos usar máscaras. Nos costará, pero derribaremos este Contrato repugnante. Nos hemos demostrado a nosotros mismos, el gobierno nos lo acaba de demostrar, que el trabajo y la verdad rinden sus frutos.

Que muera la cultura de la desesperanza y que viva y cumpla su destino, el movimiento ciudadano nacido para derribar este contrato monstruoso y despreciable.

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