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Mundo, Mundo :: 18/08/2023

Uruguay: Raúl Sendic se fue al interior

Colectivo Histórico “Las Chirusas”
Sobre los comienzos del histórico líder revolucionario, fundador del MLN Tupamaros

En un Uruguay que hacia la década del 1960 tenía poco más de 2,5 millones de habitantes, con la mitad de esa población concentrada en Montevideo, una ciudad que comenzaba a mostrar las principales consecuencias de una crisis económica y social (luego del fin del modelo neobatllista) -sobre todo el desempleo-, pero que a su vez concentraba a las principales organizaciones políticas y sindicales, concentrando a la vez la toma de decisiones de las mismas…es extraño entender porque un estudiante de abogacía, apenas pasando los 30 años de edad y a 2 materias de obtener el título, se fuera hacia el norte del país, específicamente al ámbito rural, a desarrollar su militancia contra las injusticias sociales.

Más extraño resulta a los ojos de un uruguayo del presente, acostumbrado a ver a un militante social -o a la persona más individualista del planeta- realizar el camino inverso, emigrando del interior en busca de ciertas oportunidades que Montevideo concentra por ser capital. Emigrantes que difícilmente retornan a residir en sus pueblos natales.

¿Por qué si lo hizo Raúl Sendic? Él era parte de esos jóvenes que tuvieron que recurrir a la capital uruguaya para estudiar, en la Facultad de Derecho, habiendo nacido en el departamento de Flores.

Comenzando la vuelta

Conocedor del interior, integrante del Partido Socialista, se le encomendó la tarea de apoyar a trabajadores de otros departamentos, que no tenían la experiencia de la herramienta sindical para defenderse de sus patronales.

Es así que en 1957 colaborará, bien al norte del país, con la creación de sindicatos: trabajadores remolacheros en Paysandú, trabajadores de la empresa “El Espinillar” en Villa Constitución-Salto, trabajadores de la caña de azúcar en Artigas. Por luchas tan simples, pero a la vez tan difíciles, como jornadas laborales de 8 horas, el pago en moneda nacional y no en “vales” para gastar en comercios de las propias empresas, o la solución al problema naturalizado del desempleo luego de cada zafra.

Cada vez se iba más al norte, formando su identidad pero también enmarcando sus objetivos políticos. Era socialista sí, pero no de Partido, diferencia que se materializaba conforme crecía la distancia en kilómetros que lo separaba de su dirigencia, pero sobre todo del método, del lugar desde donde plantear la lucha: “el abajo del norte”. Un lugar difícil de imaginar y -por ende- más difícil de trabajar para la institucionalidad sureña de izquierda, se llamaran Partido Socialista o Partido Comunista, con una importante base social de aspiraciones revolucionarias pero compuesta mayoritariamente por una clase trabajadora urbana.

“Una gota con ser poco, con otra se hace aguacero”

El camino que abre Sendic lo irán siguiendo otros jóvenes, desentendidos con las formas políticas de izquierda montevideana. Socialistas, comunistas, cristianos, incluso blancos, por fuera de la izquierda tradicional.

De esos caminos de 1960, se retomarán viejas luchas americanas por tierra para quien la trabaja, se armarán trabajadores cañeros contra el fascismo, vendrá la década de 1970 con la Dictadura. Pero ni la Dictadura pudo cortar el proceso de acumulación, que se retomará con la lucha por la vuelta de la democracia en las calles de nuestro país, se conformarán alianzas en el pueblo contra las crisis de los 1990 y principios de los 2000, y se logrará un triunfo popular en 2005 con tres períodos consecutivos de gobiernos frenteamplistas.

Cometimos y cometemos, como izquierda uruguaya, el error de seguir estrategias netamente electorales en nuestra búsqueda de ir hacia un país más justo. Pero allí está el pasado, más vivo que nunca, recordando cómo y en dónde nació el proceso de acumulación que nos llevó a uno de los mejores 15 años (sino el mejor) de nuestra nación desde su independencia.

Y allí está Raúl “Bebe” Sendic, ni caudillo, ni partidario de la democracia representativa, ni senador, ni intendente. Tan solo uno más de su pueblo, lejos de cualquier poder institucional, moviendo gente desde los rincones más olvidados de nuestra geografía y ausente en todas las agendas del poder político. Luchando contra penosas realidades en rutas poco transitadas, acumulando fuerzas de a montoncitos, uniendo compatriotas explotados en el interior del país, con la mira puesta en una justicia social que jamás llegaría a ver pero que seguro no se reducía a ningún calendario electoral.

Vuelven los empresarios y los dueños de las tierras al poder, vuelven las facilidades para los capitales internacionales y la dependencia de la estrategia continental norteamericana, vuelve la miseria y -como siempre- empieza pegando fuerte en el norte. Vuelve también Sendic, vive y vuelve, sin sermones, sin verdades importadas. Vuelve a escuchar primero, a compartir primero, a acompañar primero, como nuestro conductor conducido Artigas, como debería estar planteada cualquier estrategia nacional, como el pueblo organizado demuestra, como la historia manda.

 

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