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:: 13/02/2007

Uruguay: Bush visita sus dominios

Colectivo Militante
El gobierno del Frente Amplio ha dado un nuevo paso en su política de subordinación al imperialismo norteamericano. Poco importa si la "visita" de Bush se debe a una "actitud de reciprocidad? de Tabaré Vázquez o si responde a la "agenda positiva" de una presidencia republicana agotada políticamente, rechazada por más del 70% de los estadounidenses y hundida en la catástrofe militar de Irak

Declaración Política del Colectivo Militante - Por la Unidad de los Revolucionarios
Montevideo, 11 de febrero 2007

¡!Fuera Bush y el imperialismo!!

¡!Repudio a la provocación del gobierno "progresista"!!

¡!Resistencia activa, militante y unitaria!!

1. El gobierno del Frente Amplio ha dado un nuevo paso en su política de subordinación al imperialismo norteamericano. Poco importa si la "visita" de Bush se debe a una "actitud de reciprocidad’ de Tabaré Vázquez o si responde a la "agenda positiva" de una presidencia republicana agotada políticamente, rechazada por más del 70% de los estadounidenses y hundida en la catástrofe militar de Irak.

Ninguna de las "razones de Estado" esgrimidas por los funcionarios del "progresismo" gubernamental, ninguno de los contorneos políticos para "explicar" la venida del odiado personaje, consigue justificar el recibimiento "honorable y respetuoso" que se le ofrecerá al abanderado de las guerras de conquista, la recolonización económica, la depredación medioambiental, el saqueo imperialista.

Esta decisión del gobierno del Frente Amplio (montada en la trastienda de la diplomacia secreta), es una verdadera provocación política. Contra la historia de lucha de la clase trabajadora y de los movimientos sociales. Contra la convicción de una izquierda que tiene arraigado el antiimperialismo como un componente fundamental de su identidad revolucionaria, anticapitalista y socialista. Contra el compromiso militante de miles de frentistas que, aún hoy, pese a la capitulación de sus dirigentes, mantienen la voluntad de lucha antiimperialista.

Ante esta provocación política, que le hace el juego a la "agenda positiva" de Washington, no cabe la oposición pasiva. Ni el esperar a manifestar un contundente rechazo, recién el día que Bush y su numerosa comitiva de matones se bajen del avión. La "visita" del terrorista número uno del mundo, no puede aceptarse como irreversible, ni como un hecho consumado. La protesta, la movilización, la campaña de denuncia y concientización, deben ser tareas de todos los días. En las fábricas y oficinas, en los sindicatos y organizaciones populares, en los barrios, plazas y paredes, en los medios alternativos.

En todo caso, el solo anuncio de la llegada de Bush, deber hacer que esa resistencia sea más organizada y visible, más amplia, unitaria y combativa. Desde ya. Porque no aceptamos la afrenta que Bush pise tierra uruguaya.

Porque repudiamos lo que Bush representa, promueve, apoya y financia. Porque Bush, su gobierno y sus aliados, son sinónimo de crímenes contra la humanidad; de destrucción y masacres en Irak, Afganistán, Líbano y Somalia; de guerra de exterminio contra el pueblo palestino; de torturas y asesinatos en Guantánamo; de criminal bloqueo contra Cuba y de golpismo contra Venezuela; de bases militares y contrainsurgencia en América Latina y el Caribe, de Plan Colombia, de Plan Puebla-Panamá y de mega-proyecto IIRSA; de infame ocupación militar y matanzas de pobres en Haití.

2. Los voceros del "progresismo", los dirigentes blancos y colorados, los poderes mediáticos y las corporaciones patronales, presentan la "visita" de Bush como una magnífica oportunidad para avanzar en el "buen clima de negocios"; piensan en un aluvión de "inversores privados" y en la posibilidad de "joint ventures" entre empresas uruguayas y norteamericanas. Intoxican y des-informan, difundiendo la imagen de un Bush "amigo del Uruguay", viniendo "con el portafolio abultado de propuestas comerciales".

El gobierno del Frente Amplio tiene para presentarle a Bush, pruebas irrefutables de su conversión a los "valores universales" de la "democracia de mercado": el mantenimiento de los equilibrios fiscales, incluido el superávit primario que ordenaba la Carta de Intención; la "austeridad’ en materia de inversión social, salarios y jubilaciones; el "cancelamiento" por anticipado de la deuda con el FMI; la adopción de los programas del Banco Mundial y el BID para "combatir la pobreza; la "seguridad jurídica" de la propiedad privada y las exoneraciones tributarias, para que multinacionales como Botnia y Ence puedan instalar sus pasteras contaminantes; la firma con Estados Unidos del Tratado de Protección e Inversiones (TPI) y el Acuerdo Marco sobre Comercio e Inversiones (TIFA), como muestra de aceptación, definitiva al credo del "libre-comercio". Por si acaso faltaba algo, la venta de Pluna a un consorcio internacional, como anticipo de la anunciada ley de "asociación público-privada" que terminará entregando las empresas y servicios públicos.

La buena nota con las instituciones financieras internacionales y la caída del "riesgo país", son los otros factores que influyen para que Uruguay integre la lista de "gobiernos responsables" que se alejan de cualquier tentación "populista-radical". El embajador norteamericano, Frank Baxter, no tiene dudas al respecto: "el Frente Amplio dirige un gobierno con una tendencia de izquierda pero con el cual se puede trabajar, establecer acuerdos comerciales y tener una relación de respeto". (Búsqueda, Montevideo, 1-2-07). Condoleezza Rice tampoco lo duda: en su comparecencia ante la Cámara de Representantes, cuando la discusión sobre el presupuesto del Departamento de Estado para el 2008, aseguró que Uruguay recibirá más dinero "proveniente del fondo de ayuda que destina EEUU a los países latinoamericanos". (Búsqueda, Montevideo, 8-2-07, citando a la Agencia Reuters).

3. Bush no sale de gira por casualidad. Su pasaje por Brasil, Uruguay, Colombia, Guatemala y México, pretende ser un gesto hacia aquellos gobiernos "menos rupturistas". Según Nicholas Burns, subsecretario de Asuntos Políticos y uno de los propagandistas de la "agenda positiva", Brasil, Argentina, Colombia, Chile, Uruguay y Perú, son el "núcleo de amigos" de Estados Unidos en América del Sur. A vez, espera los buenos oficios de Kirchner, para hacer "de puente con los gobiernos de Bolivia y Ecuador". (Clarín, Buenos Aires, 10-2-07).

El interés prioritario de Bush es Brasil. No solo por el volumen de intercambio comercial y la importancia de las inversiones norteamericanas en la economía brasilera. Aunque el motivo oficial del viaje sea discutir la "asociaciones" en el uso de etanol y de biocombustibles para reducir los cambios climáticos, la dimensión "geopolítica" es la que realmente asume relevancia. El imperialismo sabe que Lula sigue siendo una gran referencia en el continente y que puede ser un "punto de equilibrio" para impedir un deslizamiento aún más a la izquierda. Bush espera todavía más: que Lula sea un neutralizador efectivo de la influencia que tienen la "revolución bolivariana" y los discursos radicales de Chávez.

Lula, "amigo personal" de Bush, no lo decepciona. Cumple perfectamente el papel de "procurador" de Estados Unidos en la región y hace las veces de bombero cuando la caldera está por estallar. El ejemplo más categórico es la permanencia del ejército brasilero en Haití, comandando una "misión de paz" a nombre de la ONU y la OEA. Acoplándose, por otra parte, a la campaña "contra el terrorismo" en la Triple Frontera con Argentina y Paraguay y destinando recursos suplementarios para crear un moderno Centro de Inteligencia para "combatir al crimen" en Foz Iguazú.

Esta operación contrarrevolucionaria de la Casa Blanca, vestida de "ofensiva diplomática", cuenta con el apoyo de la mayoría demócrata del Congreso. La diputada Hilda Solís lo expresa con absoluta claridad: "finalmente (Bush) presta atención al patio trasero () no es un secreto para nadie que ha ignorado a la región, nosotros estamos dispuestos a dar el apoyo legislativo que se necesite para afirmar las relaciones". (El País, Montevideo, 11-2-07) Y la "disposición" empieza a tener efecto: la mayoría demócrata del Congreso extendió, por tiempo indefinido, "las condiciones favorables" para que Ecuador y Bolivia puedan exportar ciertos productos a EEUU con arancel aduanero cero. A cambio, claro, que ambos países continúen cumpliendo, rigurosamente, con la erradicación de las plantaciones de coca, tal cual se establece en la Ley de promoción comercial andina y erradicación de la droga (ATPDEA). Toda concesión exige de una contrapartida.

La estrategia imperialista en curso, que contempla varios frentes simultáneos (político, diplomático, económico, comercial y militar), intenta recuperar la influencia de Estados Unidos en la región. Preocupados por la "izquierdización" política, la "fragilidad democrática" de los Estados y, sobre todo, por la amplitud y radicalidad de la resistencia popular, los ideólogos del Departamento de Estado buscan, negocian e imponen escenarios que les permita, por un lado, asegurar la apropiación de los recursos naturales de la región y la primacía de sus capitales y, por otro lado, recomponer la estabilidad institucional de la dominación burguesa, luego de las situaciones insurrecciónales vividas en Argentina, Ecuador y Bolivia, y de las derrotas electorales de las elites dominantes y su partidos en Brasil y Uruguay.

Es en este contexto, que el "progresismo" gubernamental juega un papel clave en la restauración del orden, la "gobernabilidad democrática" y, sobre todo, en la "estabilidad regional". Juega como "interlocutor" fiable ante el capital imperialista, cuando se re-negocian los términos de la dependencia y la "inserción" en los "mercados globalizados". Actúa como factor de confusión ideológica y barrera de contención de las luchas del campo popular y la izquierda antiimperialista y anticapitalista.

4. La decisión de recibir a Bush, ha provocado reacciones diversas en el propio partido de gobierno. Como en ocasiones anteriores, surgen críticas al interior del Frente Amplio, pataleos en la Mesa Política y "agrupamientos" que intentan bloquear "el giro a la derecha". Aparecen "contradicciones" entre dirigentes, ministros y presidente de la República, aunque en realidad, se traten de "diferencias de negociación y no de diferencias de fondo", como lo ha dicho el diputado socialista Roberto Conde. (En Perspectiva, Radio El Espectador, Montevideo, 9-2-07). Muchos de estos críticos integran el gobierno y avalan tanto las medidas como el programa que el gobierno de Tabaré Vázquez aplica.

Si la tesis de un gobierno en "disputa" y la opción de "cambiar desde adentro" era ya discutible antes, cuando el Frente Amplio estaba en el llano y mantenía un discurso "antineoliberal", el acceso al gobierno y, por lo tanto, a la gestión del aparato del Estado burgués, terminaron por enterrar cualquier ilusión al respecto. No existe "disputa" alguna, ni en el gobierno, ni en el partido que lo sostiene. No hay un choque entre una orientación fiscal y otra social. El programa del "progresismo" a lo largo de estos dos años, no ha hecho más que ajustarse a las exigencias de las instituciones financieras internacionales y a los intereses de acumulación y reproducción capitalista.

Esta realidad política incontestable, impone re-construir una alternativa socio-política, de oposición al Frente Amplio-gobierno. Este desafío constituye una urgencia estratégica y programática. Tan decisiva como mantener una resistencia popular y unitaria, de lucha de clases contra las patronales y las políticas neoliberales del "progresismo. Re-construir esa alternativa socio-política (revolucionaria, anticapitalista, socialista), plantea romper con los obstáculos artificiales que impiden unificar fuerzas políticas y sociales que se ubican en el campo de la izquierda antiimperialista y de "intención revolucionaria". Es decir, una alternativa re-construida "desde abajo". En el calor de las luchas cotidianas. Desarrollando espacios de acción militante clasista en los sindicatos, en el movimiento de desocupados, en los centros estudiantiles, con los sin tierra, con las organizaciones de derechos humanos, con los movimientos barriales.

Las acciones comunes y las coordinaciones puntuales, con toda su importancia, no alcanzan para resolver la cuestión estratégica decisiva. Porque se trata, justamente, de re-construir "otra izquierda". Enfrentada a la politiquería electoralista de la "democracia representativa". Irreconciliable con el "pragmatismo institucional" del "cambio posible", del "pacto productivo", de la "paz social" con las clases propietarias, de los "buenos modales" con Bush y el imperialismo.

Agenda Radical - Boletín informativo - Nº 453- 12-2-07
Agendaradical@egrupos.net

 

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